Inmortalidad Biologica, quieres ser inmortal?

¡No te pierdas el corte para la inmortalidad! Existe la posibilidad de que vivas para siempre como un ser divino inmortal, y puedes aumentar tus probabilidades convenciendo a la humanidad para que su objetivo/proyecto colectivo alcance la singularidad tecnológica y la IA superinteligente. Como en la "Fábula del Dragón Tirano".



¡No pierdas el límite de la inmortalidad! Existe la posibilidad de que vivas para siempre como un ser divino inmortal, y puedes aumentar tus probabilidades convenciendo a la humanidad para que su objetivo/proyecto colectivo alcance la singularidad tecnológica y la IA superinteligente.
Nota: Daré por sentado que el lector ya cree que la singularidad tecnológica podría producirse razonablemente en el tras*curso de nuestras vidas. Si el lector no comparte esta opinión, tenga en cuenta que esta es la versión abreviada de este post; también he escrito un post más largo sobre este tema que entra en más detalles y está dirigido a un público más general, donde presento más pruebas de las afirmaciones que sostengo.

Si estás a punto de comentar que mis ideas son especulaciones sin fundamento, o que no he aportado pruebas de la singularidad o de la IA superinteligente, o que mi argumento general es una religión basada en la fe, ¡entonces la versión completa del post es para ti!

Declaración de Tesis:
Existe una probabilidad significativa de que vivas para siempre como un ser superinteligente inmortal y puedes aumentar tus probabilidades de que esto ocurra convenciendo a otros para que hagan de la consecución de la singularidad tecnológica de la forma más rápida y segura posible el objetivo/proyecto colectivo de toda la humanidad.
Yo sostengo que podemos convertirnos en seres divinos inmortales creando una IA superinteligente y pidiéndole que nos haga inmortales, y luego pidiéndole que nos haga superinteligentes a nosotros mismos. Esta debería ser la prioridad y preocupación número uno en la mente de todos.
Todo esto parece descabellado, pero recuerden: todo lo que necesitamos como humanos es crear una IA que pueda crear una IA más inteligente que ella misma y se producirá una explosión de inteligencia. No necesitamos inventar una IA superinteligente, sino una IA que sea tan inteligente como nosotros, y no en todos los ámbitos, sino sólo en el ámbito del avance de la IA. Un agente inteligente mejorable acabará entrando en una "reacción desbocada" de ciclos de autosuperación, en la que cada generación nueva y más inteligente aparecerá cada vez más rápidamente, provocando una "explosión" de inteligencia y dando lugar a una poderosa superinteligencia que cualitativamente supere con creces toda la inteligencia humana. Este acontecimiento se denomina la singularidad tecnológica

Hay que tener en cuenta que todos los humanos que mueran antes de este acontecimiento no alcanzarán el umbral de la inmortalidad. Podemos limitar el número de muertes innecesarias antes del corte para la inmortalidad convenciendo a la corriente dominante de este proyecto/objetivo. Antes de ser informático, estudié biología molecular y, en mi opinión, las complejas interacciones entre todas las diminutas moléculas que componen la máquina molecular que es nuestro cuerpo son demasiado complicadas para que los seres humanos por sí solos puedan comprenderlas en el grado necesario para prolongar la vida humana en un futuro próximo. La evolución es aleatoria, nada está organizado, es la máquina más compleja y terriblemente organizada que se pueda imaginar (mecanismos extremadamente enrevesados de micro-ARN de partes aparentemente no relacionadas del genoma, por ejemplo). La única manera de alcanzar potencialmente la inmortalidad en nuestras vidas es a través de una explosión de inteligencia artificial (singularidad tecnológica) que cree un ser superinteligente al que podamos pedir que por favor nos haga inmortales. Todos los humanos que estén vivos en el momento de la explosión de inteligencia podrían, básicamente rogándole a este ser divino que nos ayude, alcanzar la inmortalidad a través del puro poder de resolución de problemas de un ser inconcebiblemente más avanzado en el espectro de la inteligencia que nosotros. Un problema casi indefiniblemente difícil como la inmortalidad humana podría ser trivial para un ser así. Seríamos tan proporcionalmente orates como lo son las hormigas en comparación con los humanos, como lo serían los humanos en comparación con un ser así. Los problemas a los que se enfrenta una hormiga son triviales para nosotros, mover hojas, luchar contra las termitas. Imagínate intentar siquiera explicar nuestros problemas a una hormiga. Imagina intentar enseñarle cálculo a una hormiga. Somos seres divinos comparados con las hormigas y podemos resolver problemas que ellas ni siquiera pueden comprender. De forma análoga, una IA superinteligente será capaz de resolver rápidamente problemas (como la inmortalidad y la carga mental de supervivencia) que la raza humana podría tardar miles de años en resolver por sí misma.
En el momento en que admitimos que el procesamiento de la información es la fuente de la inteligencia, que algún sistema computacional apropiado es lo que constituye la base de la inteligencia, y admitimos que mejoraremos estos sistemas continuamente, y admitimos que el horizonte de la cognición muy probablemente excede con mucho lo que conocemos actualmente, entonces tenemos que admitir que estamos en proceso de construir una especie de dios.

En el pasado, los seres humanos no tenían ninguna posibilidad de vencer a la fin, nacieron demasiado pronto en la historia para tener una oportunidad. Sin embargo, se aferraban a la esperanza. Hubo búsquedas del santo grial, (una copa con poderes que proporciona juventud eterna o sustento en abundancia infinita). Se descubrió la pólvora en busca de la piedra filosofal, también llamada el elixir de la vida. Durante muchos siglos, la inmortalidad fue el objetivo más buscado en la alquimia. Isaac Newton murió bebiendo mercurio creyendo que era la piedra filosofal. Imagínese lo que darían la mayoría de los seres humanos que han existido por cambiar de lugar con alguien hoy en día y tener esta oportunidad de llegar a la meta de la inmortalidad. Uno debería hacer todo lo posible para no perderse el corte de la inmortalidad. La raza humana tiene 200.000 años. La mayoría de los humanos del pasado no tuvieron ninguna oportunidad. Un ser humano nacido hace 60.000 años no tenía ninguna posibilidad. Mi abuelo nació en 1918, no tuvo ninguna oportunidad. Mi padre es lo suficientemente mayor como para no lograrlo. Pero tú tienes una oportunidad. Tus seres queridos también tienen una oportunidad. En el gran esquema de las cosas, el universo es todavía muy joven. Se especula que la fin por calor entrópico del universo ocurrirá cientos de billones de años en el futuro. Aunque no encontremos la forma de escapar a la entropía, cientos de billones de años es mucho tiempo que perder. Como se reflexionaba al principio de esta entrada, ¿cuán trágico sería que el universo nos condujera a la singularidad en el tras*curso de 14.000 millones de años para que luego nos perdiéramos la inmortalidad sólo por 200 años, o 20 años, o incluso 1 día, y por tanto nos perdiéramos una aventura que posiblemente podría tener lugar trillones de años en el futuro? Un ser hiperinteligente que dispusiera de cientos de billones de años podría incluso escapar de la fin por calor entrópico del universo perforando otras dimensiones (o a través de otros medios de ciencia ficción); así que uno podría incluso estar perdiéndose la verdadera inmortalidad por saltarse el límite. Imaginemos un mundo en el que ocho mil millones de personas se despiertan y se dan cuenta de que ellos o sus seres queridos podrían morir antes de que la fin sea derrotada, y ocho mil millones de personas deciden hacer algo al respecto. Nuestro objetivo debería ser limitar el número de personas que mueren innecesariamente antes de la fecha límite. Tal objetivo parece una causa digna de unir a toda la humanidad. Esta es una de las ideas que creo que necesitamos incorporar a la corriente principal.

¿Qué porcentaje de la energía, el trabajo intelectual y los recursos de la humanidad se dedican ahora directamente a este objetivo? No se está dedicando casi ningún esfuerzo directo a este proyecto. Avanzamos hacia él de forma natural. ¿Cuántas horas-hombre se están desperdiciando en cosas intrascendentes como TikTok y videojuegos? ¿Cuántos cerebros se malgastan en objetivos que, de todos modos, no importarán en un mundo postsingular? Por ejemplo, el cambio climático es un problema que podrá resolverse casi instantáneamente gracias a la singularidad tecnológica: un ser superinteligente podría simplemente liberar un montón de nanobots autorreplicantes que conviertan el dióxido de carbono en oxígeno. Por supuesto, entiendo que la investigación y el desarrollo de la IA tienen un riesgo significativo de resultados apocalípticos o incluso de extinción humana (ver post más largo). Así que, a la inversa, si la singularidad va mal, entonces o bien la civilización se colapsará y dejará de producir altos niveles de gases de efecto invernadero de todos modos, o peor aún, el planeta se verá tan alterado por acontecimientos cataclísmicos que cualquier cambio climático anterior se vuelve insignificante. Por tanto, en cualquiera de los dos casos, el cambio climático será irrelevante en un futuro próximo. Sin embargo, la mayoría de los seres humanos piensan que el cambio climático es el problema más acuciante al que se enfrenta la humanidad; un problema que afectará a los humanos miles de años en el futuro. En lugar de aumentar el coste de la energía debido a preocupaciones basadas en el cambio climático, deberíamos utilizar toda la energía disponible para conseguir las condiciones iniciales adecuadas para una tras*ición exitosa hacia el futuro posterior a la singularidad. El cambio climático es sólo uno de los muchos ejemplos de que la sociedad se preocupa por las cosas equivocadas. Hay que dejar de malgastar tiempo, energía y esfuerzo en otros afanes intrascendentes.

A medida que nos acercamos a la singularidad tecnológica, no me cabe duda de que en algún momento la mayoría de los seres humanos acabarán convenciéndose de su importancia. Mi argumento será cada vez más válido a medida que pasen los años y sigamos mejorando nuestras máquinas inteligentes. Sin embargo, lo que me preocupa es que cuanto más tarde la humanidad en convencerse, menor será el beneficio de que la humanidad se convenza. Por ejemplo, si la humanidad sólo se convence de alcanzar su pleno potencial colaborativo un año antes de que la singularidad se produzca, entonces no habrá mucho beneficio marginal que cosechar. Puede que lleguemos a lamentar todo el progreso potencial que se ha desperdiciado. Entonces los humanos del futuro mirarán hacia atrás a la sociedad anterior a la singularidad y pensarán lo estúpidos y miopes que fuimos. Lamentarán el tiempo que tardó la humanidad en hacer de este proyecto/objetivo colectivo su máxima prioridad y limitar así el número de muertes innecesarias antes de la fecha límite para la inmortalidad. También se tardó en convencer a la humanidad del cambio climático. Esperemos que el cambio climático sirva de ejemplo de las ventajas de empezar pronto. Si no hacer nada significa que se tardaría 200 años en alcanzar la singularidad en las condiciones sociales actuales de ignorancia casi total de este objetivo, quizá la humanidad podría reducir esa cifra a 50 años si se convence a la sociedad de que corrija el mal uso de sus recursos y alcance su pleno potencial no realizado de progreso en este ámbito. Entonces la singularidad se produciría en nuestro tiempo de vida, cuando de otro modo no ocurriría. Merece la pena considerar que el progreso tecnológico puede acelerarse drásticamente cuando el mundo está debidamente motivado para ello, especialmente durante situaciones de vida o fin en las que las sociedades están intensamente unificadas tras un propósito común. Consideremos el salto tecnológico en armamento y tecnología de 1940 a 1945 durante la Segunda Guerra Mundial: motores a reacción, portaaviones, fusiles de asalto, misiles balísticos, naves espaciales, radares, sonares, hornos microondas, bombas atómicas, energía nuclear, el primer antibiótico (Penicilina), los primeros ordenadores digitales electrónicos. Este ritmo de mejora de la tecnología en tiempos de guerra fue posible porque la sociedad estaba colectivamente motivada para dejar de perder el tiempo en cosas sin importancia y centrarse en el objetivo singular de ganar la guerra.

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