KUTRONIO
Será en Octubre
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Ferrovial ha tomado la decisión de cambiar fuera de España su sede social. Obviamente nos encontramos ante un terremoto político y empresarial. En términos periodísticos es mucho más sensacional lo del tito Berni, pero en términos reales y objetivos lo de Ferrovial es mucho más trascendente y entraña, desde luego como síntoma, mucha más gravedad.
¿Puede extrañar mucho lo de Ferrovial? Lo raro es que a estas alturas no se hayan ido muchas empresas más. ¿Qué pasaría de hecho si de algún modo tras las próximas elecciones generales la izquierda consiguiera retener otros cuatro años el poder? ¿Cuántas más empresas que no se marchan pensando que este gobierno toca a su fin seguirían el curso de Ferrovial?
Hay otros gobiernos en otros países cuya apuesta es tratar bien a las empresas en vez de tratarlas mal. Lo que no cabe pretender es “armonizar” el socialismo a nivel mundial. Como el socialismo no funciona, para evitar la fuga a países no socialistas hay que convertir a todos los países en socialistas. A que haya democracia, libertad y alternativa al socialismo ahora le llaman dumping. Quien pretende armonizar las políticas socialistas en el fondo es un antidemócrata que no admite otra política. Efectivamente, cualquier idea es buena si no hay alternativa. Si se hubiera armonizado la Alemania Occidental con la Oriental no habría hecho falta un muro. Armonizar es la palabra que ahora usa la izquierda para obligar al otro a adoptar un modelo que no funciona en vez de tener que adoptar la izquierda el modelo que funciona.
Irónicamente, la izquierda que más está insultando a las empresas es la más indignada ahora por la fuga de Ferrovial. Hago todo lo posible para que te vayas y cuando te vas me indigno. Es que además no se puede decir que al que se va lo insultan pero al que se queda lo tratan bien y lo llaman patriota: no, también lo insultan. La empresa, lógicamente, piensa que pues al menos me voy a que me insultes a un lugar donde me traten mejor, donde pueda crecer y donde pague menos. Si tú no quieres ser ese lugar, no me echas la culpa a mi en vez de mirarte el ombligo. No puedes presumir ante tu electorado de lo mal que tratas a las empresas y luego indignarte de que se vayan. ¿Quién pagará el estado del bienestar si se marchan Inditex, Santander, Ferrovial y otras grandes empresas que dejan directa e indirectamente miles de millones en las arcas estatales, Echenique?
Las represalias que están proponiendo las mentes más privilegiadas de la izquierda ante la salida de Ferrovial no hacen sino confirmar la eterna adolescencia en la que vive la izquierda. En vez de dejar de insultarte voy a estudiar si te puedo prohibir salir. La izquierda no entiende que las barreras de salida actúan al mismo tiempo, lógicamente, como barreras de entrada. Hablamos de la salida de Ferrovial, nos alarma que la fuga de Ferrovial sea el primer síntoma grave de un estado profundo de malestar en el tejido empresarial español, tememos que haya más casos como el de Ferrovial si la izquierda persiste en su actitud, pero la fuga de empresas es sólo la punta del iceberg. La fuga de empresas al menos la ves, lo que no ves la cantidad de empresas e inversiones que dejan de venir ante el clima de persecución.
La incomodidad de las empresas españolas y las empresas en España no es ya el nivel de fiscalidad, que por supuesto también, sino la propia inseguridad jurídica. O sea, se puede vivir incluso con una alta fiscalidad y unas normativas y regulaciones antiempresa, siempre que las dejes ya implantadas y no las cambies constantemente. Lo que no se puede vivir es con una fiscalidad que sube cada año y con normas y regulaciones que cambian continuamente en perjuicio de las empresas. Eso añade un clima de incertidumbre incompatible con la previsibilidad y seguridad que demanda una inversión empresarial a largo plazo.
Es absolutamente falso que insultar y perseguir a las empresas sea una buena política para mantener el estado del bienestar. No puedes pretender ordeñar más leche espantando a las vacas. No puedes pretender que las empresas mantengan el estado del bienestar espantando a las empresas. Incluso puedes practicar una política socialista si quieres, pero al menos sin insultar ni descalificar a las empresas y los empresarios. No te puede agradar que vengan aquí empresas en vez de elegir a otro país y disgustarte que se vayan: o aceptas la libre circulación de capitales o no. Si represalias al que se va, otros represaliarán al que intente venir, si es que alguien quisiera venir. Por no mencionar que existe un modelo alternativo para mantener la calidad de vida y la prosperidad. Hace unas décadas Irlanda tenía el mismo PIB per cápita que España. Irlanda apostó por un modelo liberal y España por un modelo socialdemócrata cada vez más intervencionista. El resultado es que Irlanda ha crecido mucho más que España y que con unos impuestos más bajos, como la riqueza es mayor, de hecho puede permitirse un gasto por habitante en Educación y Sanidad superior al de España. No es que nos hagan dumping, es que hemos apostado por un modelo perdedor.
Si patriotismo es pagar impuestos en España, alaba el patriotismo de las empresas españoles y otórgale una medalla a Juan Roig o a Amancio Ortega en vez de insultarles. Especialmente para alguien que cree en el estado del bienestar resulta demencial pasarse el día insultando a sus principales contribuyentes. Intenta que cada vez haya más contribuyentes como Juan Roig o Amancio Ortega. No los insultes, conviértete en business friendly. Hacer avanzar un país es que vengan las empresas en vez de que se vayan. Si es poco patriótico que una empresa se marche de España, entonces también serán poco patrióticas las políticas y los insultos que las expulsen de España.
Que se aclare la izquierda de una vez respecto a si es bueno o malo que haya empresas y que vengan a España a invertir, y si decide que es bueno que empiece a tratarlas bien, y si decide que es malo que celebre que se vayan y que alabe a las que tomen la decisión de marcharse. Pero que se aclare la izquierda de una vez. Y si no se aclara la izquierda que intenten aclararse los electores por ella, o que padezcan luego las consecuencias.