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Dos lucenses se marchan a Polonia en coche para traer refugiados de guerra
SABELA CORBELLE
01 MARZO 2022 10:47 H.
Héctor Pérez y Paulo Ribeiro, con sus dos coches, justo antes de salir rumbo a Polonia al rescate de refugiados ucranianos. EP
. Héctor Pérez y Paulo Ribeiro tomaron esta decisión tras ver en la tele cómo se moría una niña.
El lunes por la mañana, cuando se levantó de la cama, Héctor Pérez, un empresario de Castroverde, no se imaginaba que acabaría el día cogiendo el coche rumbo a la frontera de Polonia con Ucrania. Pero así fue.
A la hora de comer, cuando veía las noticias del Telediario de La Primera, se quedó impactado con unas imágenes que la cadena ya advertía que podrían "herir la sensibilidad". Se trataba de una niña de 6 años que se moría en un quirófano de un hospital de Mariupol, víctima de las heridas causada por uno de los ataques del Ejército ruso.
Héctor no pudo con esas imágenes. Durante toda la tarde le estuvo pensando qué podía hacer él, desde Castroverde, para ayudar a esta gente. Gente que sufre los ataques y gente que huye, casi sin rumbo, de las bombas. A los primeros les sería totalmente imposible ayudarlos. A los segundos, quizás. Y con ese quizás se pasó la tarde, dándole vueltas a la cabeza sobre cómo poder echar una mano con sus propios medios -su coche- y su incombustible fuerza de voluntad.
La idea sería coger el coche cuanto antes y dirigirse a la frontera de Polonia con Ucrania. ¿Para qué? Para traer a dos de las miles de familias ucranianas que, desesperadas, huyen de la guerra desatada en su país y buscan refugio en otros lugares del continente europeo.
"Son moi sensible a esas cousas e quedeime coa imaxe da pequena que morreu no quirófano. Tívena toda a tarde na miña cabeza, matábame a conciencia: pensar en que hai que facer algo e non facelo. Así foi como o decidín", cuenta el empresario.
Dicho y hecho. Cogió el teléfono y se puso a hacer llamadas. Solo necesitaba, por lo menos, a otra persona en otro coche que lo acompañase en esta misión. Hizo una, hizo dos, hizo tres... y nada. Nadie se animaba. "Dicíanme que estaba tolo", comenta. A la cuarta fue la vencida. Encontró en Paulo Ribeiro el compañero que se animó a compartir con él esta aventura
En cuestión de horas, a las nueve y media de la noche, cada uno de ellos cogía su coche rumbo a Polonia. "A nosa idea é traer a oito persoas. Catro en cada coche, a poder ser da mesma familia. O ideal sería ir máis coches desde Lugo para poder traer máis xente pero lancei unha mensaxe en Facebook, na páxina Eres de Lugo si... e ninguén se animou a vir connosco. Así que decidimos ir nós sós", relata Héctor justo antes de emprender la marcha.
Tan pronto como encontró acompañante se puso a calcular el tiempo del viaje y la ruta por internet. Habló el GPS: les llevaría un día y seis horas circulando sin parar. Dos días, para redondear -pensó Héctor- calculando dos noches de estancia en ruta. La primera noche, la de este lunes, contaban con hacerla ya de madrugada en Irún, en la frontera con Francia. Todavía quedarán horas de viaje hasta el puesto fronterizo más al sur. Medyka será el destino.
"Chegaremos alí e estamos dispostos a traer a quen queira virse connosco, pais e pequenos. Non creo que teñamos problemas porque eles, en canto pasan a fronteira, están en solo europeo e o tránsito é libre", dice.
Las guerras enseñan siempre lo peor del ser humano, pero en ocasiones brotan ejemplos de solidaridad. Uno de ellos partió este lunes desde Lugo.
"Na miña casa collen catro"
Héctor Pérez no solo piensa traer a cuatro refugiados ucranianos, huidos de la guerra en su coche. También tiene intención de darles acogimiento en su propia casa, en Castroverde.
"Na miña casa collen catro persoas. Teño dous cuartos libres e sen problema se poden quedar alí durante un tempo", razona el empresario.
Más ejemplos de hospitalidad lucense
No es él el único lucense que ofrece su casa para acoger a refugiados de esta guerra en Ucrania. A raíz del mensaje que Héctor publicó en Facebook, hubo más ofrecimientos de gente de Lugo para dar cobijo en sus viviendas a estas personas o, incluso, colaborar aportando dinero u otro tipo de ayuda.
SABELA CORBELLE
01 MARZO 2022 10:47 H.
Héctor Pérez y Paulo Ribeiro, con sus dos coches, justo antes de salir rumbo a Polonia al rescate de refugiados ucranianos. EP
. Héctor Pérez y Paulo Ribeiro tomaron esta decisión tras ver en la tele cómo se moría una niña.
El lunes por la mañana, cuando se levantó de la cama, Héctor Pérez, un empresario de Castroverde, no se imaginaba que acabaría el día cogiendo el coche rumbo a la frontera de Polonia con Ucrania. Pero así fue.
A la hora de comer, cuando veía las noticias del Telediario de La Primera, se quedó impactado con unas imágenes que la cadena ya advertía que podrían "herir la sensibilidad". Se trataba de una niña de 6 años que se moría en un quirófano de un hospital de Mariupol, víctima de las heridas causada por uno de los ataques del Ejército ruso.
Héctor no pudo con esas imágenes. Durante toda la tarde le estuvo pensando qué podía hacer él, desde Castroverde, para ayudar a esta gente. Gente que sufre los ataques y gente que huye, casi sin rumbo, de las bombas. A los primeros les sería totalmente imposible ayudarlos. A los segundos, quizás. Y con ese quizás se pasó la tarde, dándole vueltas a la cabeza sobre cómo poder echar una mano con sus propios medios -su coche- y su incombustible fuerza de voluntad.
La idea sería coger el coche cuanto antes y dirigirse a la frontera de Polonia con Ucrania. ¿Para qué? Para traer a dos de las miles de familias ucranianas que, desesperadas, huyen de la guerra desatada en su país y buscan refugio en otros lugares del continente europeo.
"Son moi sensible a esas cousas e quedeime coa imaxe da pequena que morreu no quirófano. Tívena toda a tarde na miña cabeza, matábame a conciencia: pensar en que hai que facer algo e non facelo. Así foi como o decidín", cuenta el empresario.
Dicho y hecho. Cogió el teléfono y se puso a hacer llamadas. Solo necesitaba, por lo menos, a otra persona en otro coche que lo acompañase en esta misión. Hizo una, hizo dos, hizo tres... y nada. Nadie se animaba. "Dicíanme que estaba tolo", comenta. A la cuarta fue la vencida. Encontró en Paulo Ribeiro el compañero que se animó a compartir con él esta aventura
En cuestión de horas, a las nueve y media de la noche, cada uno de ellos cogía su coche rumbo a Polonia. "A nosa idea é traer a oito persoas. Catro en cada coche, a poder ser da mesma familia. O ideal sería ir máis coches desde Lugo para poder traer máis xente pero lancei unha mensaxe en Facebook, na páxina Eres de Lugo si... e ninguén se animou a vir connosco. Así que decidimos ir nós sós", relata Héctor justo antes de emprender la marcha.
Tan pronto como encontró acompañante se puso a calcular el tiempo del viaje y la ruta por internet. Habló el GPS: les llevaría un día y seis horas circulando sin parar. Dos días, para redondear -pensó Héctor- calculando dos noches de estancia en ruta. La primera noche, la de este lunes, contaban con hacerla ya de madrugada en Irún, en la frontera con Francia. Todavía quedarán horas de viaje hasta el puesto fronterizo más al sur. Medyka será el destino.
"Chegaremos alí e estamos dispostos a traer a quen queira virse connosco, pais e pequenos. Non creo que teñamos problemas porque eles, en canto pasan a fronteira, están en solo europeo e o tránsito é libre", dice.
Las guerras enseñan siempre lo peor del ser humano, pero en ocasiones brotan ejemplos de solidaridad. Uno de ellos partió este lunes desde Lugo.
"Na miña casa collen catro"
Héctor Pérez no solo piensa traer a cuatro refugiados ucranianos, huidos de la guerra en su coche. También tiene intención de darles acogimiento en su propia casa, en Castroverde.
"Na miña casa collen catro persoas. Teño dous cuartos libres e sen problema se poden quedar alí durante un tempo", razona el empresario.
Más ejemplos de hospitalidad lucense
No es él el único lucense que ofrece su casa para acoger a refugiados de esta guerra en Ucrania. A raíz del mensaje que Héctor publicó en Facebook, hubo más ofrecimientos de gente de Lugo para dar cobijo en sus viviendas a estas personas o, incluso, colaborar aportando dinero u otro tipo de ayuda.