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La figura oculta del comunista Luis Montero, alias 'Sabugo'

La figura oculta del comunista Luis Montero, alias 'Sabugo'

La sobrina nieta del comunista asturiano, Silvia Ribelles saca a la luz la vida de Luis Montero alias Sabugo en la clandestinidad, en sus años como deportado en Mauthausen y la vuelta al partido en plena posguerra española.

SEVILLA 04/06/2017 13:46 Actualizado: 04/06/2017 13:46 MARÍA SERRANO

“En la familia se hablaba poco de él. Sabían que había estado en la resistencia, y en el campo de Mauthausen. Y que había entrado en España de clandestino, a las órdenes del Partido Comunista. Luego desapareció”. Silvia Ribelles sabía muy poco, prácticamente nada de la vida de su tío abuelo, un líder comunista asturiano conocido como Luis Montero Álvarez, alias Sabugo. “Ni la tumba, perdida en alguna fosa de la frontera con Francia ha sido encontrada. Siempre hemos estado en esa incertidumbre de que pasó en sus últimos días. Ni el propio Carrillo quiso contarnos lo que había pasado”, declara Silvia desde California a Público.

El personaje de Montero Sabugo parece más propio de una leyenda que una figura real. Silvia tardó mucho en saber su verdadera historia con investigaciones por archivos que la llevaron hasta Francia, Austria, Alemania, Suiza, Estados Unidos y España. “La investigación la comencé cuando ya había terminado mi doctorado en Historia. Efectivamente visité varios archivos, en persona, incluso en Nueva York, los archivos de ALBA, Abraham Lincoln Brigade Archives o el United States Holocaust Memorial Museum. Internet ha sido una herramienta fundamental pero lo más difícil fue encontrarme con que muchos de los que conocieron a Luis ya habían fallecido, y se habían llevado información muy valiosa a la tumba”.

Ribelles ha escrito ya dos libros. El primero, “Luis Montero Álvarez Sabugo: en Los abismos de la historia y “La vida en un puño”, el más reciente. Esta última obra según la sobrina nieta del protagonista trata de “una versión de la vida de Luis hecha ficción, pero que respeta profundamente su biografía”.

Una vida de leyenda y sufrimiento

La única foto que se conserva de Luis Montero consta de 1947 sobre una fotocopia del último informe generado por parte del Ministerio de Defensa de la República Francesa. No mira de frente a la cámara. Lleva puesto una camisa de rayas con los cuellos sacados sobre la americana tonalidad crema, propia de la época. “En el bolsillo de la chaqueta lleva un pañuelo blanco, y también se adivina el clip de una estilográfica. En la solapa luce un pin que podría ser la condecoración republicana que recibió en 1937 por haber hecho la guerra en España. Los ojos hundidos denotan un hombre de complexión delgada. No sonríe, pero tiene el gesto tranquilo”. Así resume Ribelles la descripción de su tío abuelo comunista al que su propio partido le jugó en su peor momento la peor de las pasadas.

Primero Mathaussen. Luego la clandestinidad

Luis era ya durante la guerra civil española un militante comunista muy comprometido con la lucha republicana en su Asturias natal. La mayor parte de su vida tuvo a sus espaldas una larga lista de acciones que le puso en el punto de mira de la policía. Al acabar la guerra marchó a la frontera francesa en busca de una salida, cuatro meses después de haber terminado la guerra. Fue finalmente detenido en la capital francesa el 30 de noviembre de 1942 y deportado a Mauthausen en marzo de 1943, del que salió con vida dos años después.

Su pista desapareció misteriosamente en 1950. Ribelles señala a Público que “sus familiares siempre creyeron que se había escapado de la policía española en un descuido de estar cerca de la frontera francesa, y nunca más se supo de él. Tras la liberación del campo nancy en Austria, Luis regresó a Francia para seguir en la lucha del partido”.

“Al igual que muchos ex deportados, traía la esperanza de continuar luchando para acabar con Franco”

Al regresar, Ribelles destaca que “estaba muy mermado de salud” Bajo tortura, desveló dónde se encontraba el refugio de Manolo Caxigal y sus hombres, importante foco resistencia del Partido Comunista en la clandestinidad. Sus declaraciones precipitaron la caída del grupo más importante de guerrilleros de Asturias de aquel momento. “Al igual que muchos ex deportados, Luis traía la esperanza de continuar luchando para acabar con Franco”. Montero no lo dudó ni un segundo, se puso de nuevo a las órdenes del partido al regresar de aquel calvario. “Entre mayo de 1945 y marzo de 1948 recibió sendas condecoraciones del gobierno francés y en marzo de 1948 el Partido le pediría el sacrificio de entrar en España clandestinamente. A lo cual accede”, comenta Silvia. Sabugo regresa a Francia unos meses más tarde, y en noviembre de ese mismo año el partido le pide que entre de nuevo, durante cinco meses. “Esta segunda estancia se dilata por un año y medio. Le ruega al partido que lo saque, que está cansado. El partido no le hace caso y lo castiga manteniéndolo en el país. A finales de enero de 1950 es detenido en Gijón”.

En abril de ese mismo año, Luis es puesto en libertad tras el chivatazo de la partida del Caxigal. Ribelles desataca a partir de aquella fecha la documentación es cada vez más escasa. “Cruza los Pirineos para reunirse con el partido al sur de Francia. Pero unos pistoleros del PCE acaban con su vida”. Ribelles recuerda que “su cuerpo yace en alguna fosa no marcada. Santiago Carrillo era el único que sabía dónde podía estar. Nunca nos lo quiso decir”.

La búsqueda incesante de su familia durante décadas

Luis desapareció de la vida para los suyos en plena posguerra española. “En los años setenta en Francia, y en los ochenta en España empezaron a salir libros que relataban los hechos de los comunistas españoles en los campos de concentración, y el triste destino que muchos de ellos habían sufrido con las purgas del propio partido”, aclara Ribelles.

En los años ochenta, los hermanos de Luis llegaron incluso a entrevistarse con Enrique Líster, antiguo dirigente del PCE en 1983. “Líster en su libro Así destruyó Carrillo el PCE explica cómo fue Luis enviado a España en 1948 por Santiago Carrillo para asegurarse de que era detenido y eliminado, prodigándose en su valentía y en lo injusto de su fin”, apunta Ribelles.

Silvia continúo en su adolescencia la búsqueda de su tío para acercar algo de realidad a la vida del personaje más mítico de su familia. “He mantenido hasta correspondencia virtual con un soldado americano que estuvo en Mauthausen poco después de ser liberado; con varios descendientes de personas que conocieron a Luis en la guerra de España, en la Resistencia y he llegado a acercarme al propio Carrillo”. Silvia le cuesta mucho hablar de este último episodio aunque lo ha interrogado en dos ocasiones. “Le pregunté a Carrillo en persona, en los noventa, en una feria del libro, a bocajarro. Yo no sabía casi nada del tema entonces. Me apartó de en medio”. La segunda vez lo hizo por carta. En ella, Carrillo le comunica textualmente. “Nunca supe quién ejecutó a Luis Montero; esa ley no escrita de la clandestinidad la aplicaban en el interior. Ignoro donde puede estar enterrado”.

Con rabia pero orgullosa de todo lo conseguido, Ribelles apunta la dificultad que fue para su tío separarse del partido, hasta en los peores momentos. “Montero que había vivido y apiolado por el Partido, soportó aquel calvario, hasta que no pudo más. Era un hombre muy probado, pero cuando fue detenido en Gijón por la Guardia Civil, se quebró. Y nunca se lo perdonaron”. Sobre la autoría de los pistoleros, nada se conoce. Tampoco quién asestó el tiro a Luis que probablemente y según lo que pudo saber Silvia, fue en la nuca, lo que provocó en pocos segundos su fin.

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