david53
Madmaxista
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Son 3 timadores que actúan por las playas de Andalucía, que con más penas que fortuna van sobreviviendo, con un telón de fondo picante y calentón
Los Liantes es una comedia española estrenada en 1981, rodada en Torremolinos, y donde el léxico, el tono y el guión responden a la perfección al estilo que los Ozores imprimieron al cine español de entretenimiento que hacía furor en su época.
El argumento es de una enorme simplicidad.: Amador (Andrés Pajares), Fidel (Fernando Esteso) y Eduardo (Antonio Ozores), son 3 timadores que actúan por las playas de Andalucía, que con más penas que fortuna van sobreviviendo, con un telón de fondo picante y calentón, que a los ojos del analista de hoy aparece como un pecado mortal contra los mandamientos de la corrección política.
La escena que analizamos muestra como el personaje de Andrés Pajares aprovecha la colocación del arnés del parapente sobre una turista para realizar reiterados tocamientos de sus pechos, piernas y genitales, y más adelante cobrar a hombres por mirar las nalgas de la chica a través de unos prismáticos.
El tono jocoso de lo que en su momento fue una aceptada escena cómica que sencillamente considerada como picarona, hoy tendría muy difícil cabida en las pantallas, toda vez que los actos del personaje podrían subsumirse en un delito de abuso sensual.
Este delito, previsto en el artículo 181 del Código Penal, castiga con una pena de hasta 3 años de guandoca a los que realicen actos contra indemnidad sensual de una persona cuando sin su consentimiento, aunque no haya existido violencia o intimidación.
El rechazo público que supondría hoy la trivialización del abuso sensual y su presentación cómica en una película haría difícilmente imaginable su distribución en las salas de cine.
«Los Liantes» no fue una obra aislada. Dirigidos y guionizados por los prolíficos Ozores, ese trío de pícaros salidillos reventó la taquilla con nueve películas en cuatro años, de 1979 a 1983.
Por cada película cobraban como actores 500 pesetas y como productores unas 50.000, lo que traducido en euros luce ridículo.
Tardaban 4 semanas en terminar cada película.
Las nueve ‘obras’ de Pajares, Ozores y Esteso atrajeron a una media de un millón de espectadores a unas 100 pesetas (60 céntimos de euro) la entrada.
Tanto los sueldos como los argumentos reflejan bastante bien el ‘espíritu de la época, de la que no queda la Torre Windsor, en cuya planta más alta se fraguó el fenómeno, y hoy es hoy es un Corte Inglés.
Los Liantes es una comedia española estrenada en 1981, rodada en Torremolinos, y donde el léxico, el tono y el guión responden a la perfección al estilo que los Ozores imprimieron al cine español de entretenimiento que hacía furor en su época.
El argumento es de una enorme simplicidad.: Amador (Andrés Pajares), Fidel (Fernando Esteso) y Eduardo (Antonio Ozores), son 3 timadores que actúan por las playas de Andalucía, que con más penas que fortuna van sobreviviendo, con un telón de fondo picante y calentón, que a los ojos del analista de hoy aparece como un pecado mortal contra los mandamientos de la corrección política.
La escena que analizamos muestra como el personaje de Andrés Pajares aprovecha la colocación del arnés del parapente sobre una turista para realizar reiterados tocamientos de sus pechos, piernas y genitales, y más adelante cobrar a hombres por mirar las nalgas de la chica a través de unos prismáticos.
El tono jocoso de lo que en su momento fue una aceptada escena cómica que sencillamente considerada como picarona, hoy tendría muy difícil cabida en las pantallas, toda vez que los actos del personaje podrían subsumirse en un delito de abuso sensual.
Este delito, previsto en el artículo 181 del Código Penal, castiga con una pena de hasta 3 años de guandoca a los que realicen actos contra indemnidad sensual de una persona cuando sin su consentimiento, aunque no haya existido violencia o intimidación.
El Tribunal Supremo ha venido exigiendo para el encaje de una conducta en el delito de abuso sensual que se den DOS REQUISITOS:Artículo 181
1. El que, sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento, realizare actos que atenten contra la libertad o indemnidad sensual de otra persona, será castigado, como responsable de abuso sensual, con la pena de prisión de uno a tres años o multa de dieciocho a veinticuatro meses. (…)
- Elemento Objetivo: un contacto corporal, que podría perfectamente consistir en un tocamiento como en el presente caso, que al realizarse sobre pechos y genitales pudiera tener un cierto contenido sensual.
- Elemento Subjetivo: una finalidad sensual, que ese contacto responda al deseo de satisfacer una cierta pulsión sensual o lo que se denomina en derecho “ánimo lúbrico”. El personaje de Andrés Pajares en esta escena no solo lo manifiesta con sus actos, sino que lo exterioriza verbalmente con la expresión “oh, qué muslos”, y lo confirma después cobrando a terceros para que satisfagan a su modo sus propios deseos sensuales.
De conformidad con la Jurisprudencia de esta Sala -STS 345/2018, de 11 de julio, con cita de otras- el tipo penal del abuso sensual se configura en nuestro ordenamiento enmarcado en los siguientes requisitos: de una parte, un elemento objetivo de contacto corporal, tocamiento impúdico, o cualquier otra exteriorización o materialización con significación sensual. Este elemento objetivo, de contacto corporal, puede ser ejecutado directamente por el sujeto activo sobre el cuerpo del sujeto pasivo o puede ser ordenado por el primero para que el sujeto pasivo lo realice sobre su propio cuerpo siempre que el mismo sea impuesto. De otra parte, el subjetivo o tendencial que se incorpora a la sentencia con la expresión del ánimo, o propósito de obtener una satisfacción sensual a costa de otro.
El rechazo público que supondría hoy la trivialización del abuso sensual y su presentación cómica en una película haría difícilmente imaginable su distribución en las salas de cine.
«Los Liantes» no fue una obra aislada. Dirigidos y guionizados por los prolíficos Ozores, ese trío de pícaros salidillos reventó la taquilla con nueve películas en cuatro años, de 1979 a 1983.
Por cada película cobraban como actores 500 pesetas y como productores unas 50.000, lo que traducido en euros luce ridículo.
Tardaban 4 semanas en terminar cada película.
Las nueve ‘obras’ de Pajares, Ozores y Esteso atrajeron a una media de un millón de espectadores a unas 100 pesetas (60 céntimos de euro) la entrada.
Tanto los sueldos como los argumentos reflejan bastante bien el ‘espíritu de la época, de la que no queda la Torre Windsor, en cuya planta más alta se fraguó el fenómeno, y hoy es hoy es un Corte Inglés.