Taipánidas de Mileto
La mujer es el culpable
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Ex amiga derroida, en el tiempo fértil de descuento, con nuevo novio vasectomizado y buscando lechetal. Me escribe wasap para comunicarme algo que prefiere hacer por teléfono. Me temo lo peor, conociendo a la susodicha. La llamo y me espeta que necesita mi leche para concebir, que las clínicas son caras y que no quiere leche de vacuñado. Esto último es lo único que me parece razonable. Le digo que no. Me asegura que sería una forma de dejar mi legado y que no tendría necesidad ni de conocerlo, viviendo en la misma ciudad. Me exime asimismo de toda responsabilidad. Me ofrece dos maneras de hacerlo, una es amar repetida y furiosamente a pelo durante días. Ella asegura que esto no lo considera ponerle los cuernos a su novio porque tiene la única función de concebir una larva 
La otra forma es que le inyecte mis lechezos con una cánula directamente en el chirri Como lo oyes. Aunque nunca diré que no tenga razón al demandar mis privilegiados genes, no he podido dar crédito a las palabras que estaba escuchando. Me parece tan asombroso como pintoresco el mundo en el que viven estas chifladas. La jovenlandesaleja para todos los carapadres y que evidentemente ignorais, es que para ellas no somos nada a nivel humano, solo proveedores: cajeros automáticos, protectores físicos y dispensadores de leche. No hay nada más en ellas, fuera de la maternidad, todo es un mero proceso que conduce inexorablemente a ese único fin. Y el hombre su instrumento, nada más.
La otra forma es que le inyecte mis lechezos con una cánula directamente en el chirri Como lo oyes. Aunque nunca diré que no tenga razón al demandar mis privilegiados genes, no he podido dar crédito a las palabras que estaba escuchando. Me parece tan asombroso como pintoresco el mundo en el que viven estas chifladas. La jovenlandesaleja para todos los carapadres y que evidentemente ignorais, es que para ellas no somos nada a nivel humano, solo proveedores: cajeros automáticos, protectores físicos y dispensadores de leche. No hay nada más en ellas, fuera de la maternidad, todo es un mero proceso que conduce inexorablemente a ese único fin. Y el hombre su instrumento, nada más.
