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La Real Academia de la Historia no ha dejado lugar a dudas sobre la «plena y exclusiva españolidad» de la primera vuelta al mundo a través de un dictamen emitido a petición del director de ABC, Bieito Rubido. Pero en Portugal, mientras tanto, el programa de conmemoraciones del 500 aniversario del acontecimiento sigue adelante con sello únicamente luso. Mucho más cuando los ecos de «la polémica que llega desde España» han llevado a cuatro historiadores del país vecino a alzar su voz para reivindicar el papel hegemónico de Fernando de Magallanes, obviando de nuevo el crucial protagonismo de Juan Sebastián Elcano.
La batería de argumentaciones defendida por Joao Paulo Oliveira e Costa (Universidad Nova de Lisboa), Francisco Contente Domingues (Universidad de Lisboa), José Damiao Rodrigues (Universidad de Lisboa) y Alexandra Pelúcia (Universidad Nova de Lisboa) puntualiza que «toda esta discusión es esencialmente negativa, llena de resabios de un nacionalismo básico» y advierte de forma categórica: «Es preciso que se abandone esta posición tacaña de reclamar hechos históricos del pasado, muchas veces imaginarios».
Un viaje «circunstancial»
Así lo han recogido varios medios de comunicación portugueses, después de que la República lusitana presentara una propuesta a las instancias internacionales con el fin de dar brillo a las celebraciones y en ningún momento se planteara una posición conjunta con España. Los citados historiadores van aún más allá en su diatriba cuando afirman: «Magallanes y Elcano dieron la vuelta al mundo forzados por las circunstancias. Ninguno de los dos tenía intención de ser el autor de la hazaña porque ninguno de los dos tenía intención de dar la vuelta al mundo cuando salieron de España».
La travesía resultó accidentada y el navegante portugués, que había sido ignorado por el rey D. Manuel y se acogió al buen recibimiento que tuvo a este lado de la frontera, perdió la vida antes de zarpar en el viaje de vuelta. De modo que Elcano le tomó el relevo al mando para realizar el camino de regreso. Los catedráticos portugueses, no obstante, se permiten lanzar afirmaciones del tipo: «Se subraya en España el papel fundamental del vasco Elcano, pero esa importancia solo es valorada allí. Elcano completó el viaje porque Magallanes murió y no quedaban disponibles otros capitanes o pilotos». Una aseveración que les da pie a reiterar: «Por tanto, el primer viaje alrededor del mundo fue circunstancial. El proceso de valoración es muy posterior». Unas palabras que no tienen en cuenta que la Corona española financió la expedición en su totalidad.
En este contexto, no resulta extraño que osen especificar: «La polémica a la que ahora asistimos desde España es artificial y solo afecta a quien no tiene capacidad para ver las cosas fríamente, con el necesario distanciamiento de patriotismos primarios». De modo que extraen como conclusión: «No hay dos historias, hay una. No tenemos que escoger entre dos versiones: una portuguesa y otra española. Simplemente, no tenemos».
«Proceso expansionista»
¿Cómo es posible que, si Magallanes decidió incluso «españolizar» su apellido Magalhaes, las reivindicaciones actuales desde Portugal minusvaloren y hasta ignoren la auténtica idiosincrasia de la circunnavegación? ¿Por qué el Gobierno español no ha puesto el grito en el cielo tratándose de una conmemoración con tanto simbolismo cultural? Las incógnitas no dejan de sucederse y, para más inri, dicen que otra de las principales «pruebas» de la «portugalidad» del itinerario trazado es que este obedecía al «proceso expansionista» de nuestros vecinos.
Semanas atrás, fue otro historiador luso, José Manuel Garcia (Universidad Nova de Lisboa) quien abanderó una postura similar cuando declaró: «Juan Sebastián Elcano completó la vuelta al mundo ilegalmente». Según él, los españoles se «desesperaron» cuando Fernando de Magallanes murió antes de emprender el camino de vuelta y tuvieron que recurrir a la solución de retornar por el Cabo de Buena Esperanza. «Fue una cosa de circunstancias», concluyó el polémico intelectual.
Con estas arengas etnocentristas sobre la mesa, el caso es que el país vecino continúa arrogándose el derecho de monopolizar la efeméride, tal vez impulsado por el hecho de que, por ahora, España no ha reaccionado ni protestado de manera oficial, a pesar de que numerosos historiadores y expertos no dejan de manifestar su descontento por la falta de acción diplomática en este sentido. El Gobierno de Pedro Sánchez debería tomar cartas en el asunto… o, mejor dicho, el Ejecutivo resultante de las inminentes elecciones legislativas del 28 de abril.
Por su parte, el primer ministro portugués, el socialista António Costa, no contribuyó precisamente a apaciguar los ánimos con un reciente artículo en «Le Monde Diplomatique»: «El año 2019 nos dará una oportunidad única para celebrar dichos vínculos [los de los países iberoamericanos], en el marco del Programa de Conmemoraciones del V Centenario de la Circunnavegación al mando del portugués Fernando de Magallanes (2019-2022), navegante que enlazó nuestros dos continentes y sus dos océanos, dejando su nombre en la geografía de los lugares y el legado de la apertura del mundo al conocimiento mutuo». Una vez más, brilla por su ausencia cualquier mención a Elcano.
Historiadores portugueses arremeten contra la «españolidad» de la primera vuelta al mundo por su «patriotismo primario»
Tremenda caradura la de los portugueses.
La batería de argumentaciones defendida por Joao Paulo Oliveira e Costa (Universidad Nova de Lisboa), Francisco Contente Domingues (Universidad de Lisboa), José Damiao Rodrigues (Universidad de Lisboa) y Alexandra Pelúcia (Universidad Nova de Lisboa) puntualiza que «toda esta discusión es esencialmente negativa, llena de resabios de un nacionalismo básico» y advierte de forma categórica: «Es preciso que se abandone esta posición tacaña de reclamar hechos históricos del pasado, muchas veces imaginarios».
Un viaje «circunstancial»
Así lo han recogido varios medios de comunicación portugueses, después de que la República lusitana presentara una propuesta a las instancias internacionales con el fin de dar brillo a las celebraciones y en ningún momento se planteara una posición conjunta con España. Los citados historiadores van aún más allá en su diatriba cuando afirman: «Magallanes y Elcano dieron la vuelta al mundo forzados por las circunstancias. Ninguno de los dos tenía intención de ser el autor de la hazaña porque ninguno de los dos tenía intención de dar la vuelta al mundo cuando salieron de España».
La travesía resultó accidentada y el navegante portugués, que había sido ignorado por el rey D. Manuel y se acogió al buen recibimiento que tuvo a este lado de la frontera, perdió la vida antes de zarpar en el viaje de vuelta. De modo que Elcano le tomó el relevo al mando para realizar el camino de regreso. Los catedráticos portugueses, no obstante, se permiten lanzar afirmaciones del tipo: «Se subraya en España el papel fundamental del vasco Elcano, pero esa importancia solo es valorada allí. Elcano completó el viaje porque Magallanes murió y no quedaban disponibles otros capitanes o pilotos». Una aseveración que les da pie a reiterar: «Por tanto, el primer viaje alrededor del mundo fue circunstancial. El proceso de valoración es muy posterior». Unas palabras que no tienen en cuenta que la Corona española financió la expedición en su totalidad.
En este contexto, no resulta extraño que osen especificar: «La polémica a la que ahora asistimos desde España es artificial y solo afecta a quien no tiene capacidad para ver las cosas fríamente, con el necesario distanciamiento de patriotismos primarios». De modo que extraen como conclusión: «No hay dos historias, hay una. No tenemos que escoger entre dos versiones: una portuguesa y otra española. Simplemente, no tenemos».
«Proceso expansionista»
¿Cómo es posible que, si Magallanes decidió incluso «españolizar» su apellido Magalhaes, las reivindicaciones actuales desde Portugal minusvaloren y hasta ignoren la auténtica idiosincrasia de la circunnavegación? ¿Por qué el Gobierno español no ha puesto el grito en el cielo tratándose de una conmemoración con tanto simbolismo cultural? Las incógnitas no dejan de sucederse y, para más inri, dicen que otra de las principales «pruebas» de la «portugalidad» del itinerario trazado es que este obedecía al «proceso expansionista» de nuestros vecinos.
Semanas atrás, fue otro historiador luso, José Manuel Garcia (Universidad Nova de Lisboa) quien abanderó una postura similar cuando declaró: «Juan Sebastián Elcano completó la vuelta al mundo ilegalmente». Según él, los españoles se «desesperaron» cuando Fernando de Magallanes murió antes de emprender el camino de vuelta y tuvieron que recurrir a la solución de retornar por el Cabo de Buena Esperanza. «Fue una cosa de circunstancias», concluyó el polémico intelectual.
Con estas arengas etnocentristas sobre la mesa, el caso es que el país vecino continúa arrogándose el derecho de monopolizar la efeméride, tal vez impulsado por el hecho de que, por ahora, España no ha reaccionado ni protestado de manera oficial, a pesar de que numerosos historiadores y expertos no dejan de manifestar su descontento por la falta de acción diplomática en este sentido. El Gobierno de Pedro Sánchez debería tomar cartas en el asunto… o, mejor dicho, el Ejecutivo resultante de las inminentes elecciones legislativas del 28 de abril.
Por su parte, el primer ministro portugués, el socialista António Costa, no contribuyó precisamente a apaciguar los ánimos con un reciente artículo en «Le Monde Diplomatique»: «El año 2019 nos dará una oportunidad única para celebrar dichos vínculos [los de los países iberoamericanos], en el marco del Programa de Conmemoraciones del V Centenario de la Circunnavegación al mando del portugués Fernando de Magallanes (2019-2022), navegante que enlazó nuestros dos continentes y sus dos océanos, dejando su nombre en la geografía de los lugares y el legado de la apertura del mundo al conocimiento mutuo». Una vez más, brilla por su ausencia cualquier mención a Elcano.
Historiadores portugueses arremeten contra la «españolidad» de la primera vuelta al mundo por su «patriotismo primario»
Tremenda caradura la de los portugueses.