Introducción: Jesús el del tribunal
¿Era Jesús un redentor completamente ajeno al placer? Hay que distinguir diversos grados de placer que van desde el placer de escuchar música hasta el de un orgasmo pasando por comer y beber. El placer más bajo es del sesso por su relación estrecha entre el goce sensual y el concepto de pecado.
La antigua doctrina católica decía que no hay placer sensual sin pecado. Los teólogos celibatarios nos han tras*mitido de Jesús, la imagen de un redentor carente del apetito sensual y enemigo del placer. La aversión de Jesús al placer tuvo repercusiones, antes que nada, en la vida marital de su progenitora: ya desde antes de nacer, le impone ciertas condiciones. Si María hubiera deseado tener más hijos, entonces Jesús no habría tenido deseo alguno de aventurarse en la empresa de la redención y no hubiera tenido reparo alguno en buscarse otra progenitora. De aquí se sigue que tener hijos es una acción imperfecta, una falta de continencia, una caída en el placer y la concepción una impureza. A las madres hay que ponerlas en un plano de inferioridad porque no sirvan más que para traer hijos.
La aversión de Jesús al placer sensual también tuvo repercusiones en la vida de los sacerdotes, Himerio de Tarragona (385 d.C.)[1] calificó de crimen el matrimonio de los sacerdotes. Por el contrario, Joviniano convenció a muchas vírgenes consagradas a Dios y a muchos hombres para que se casasen. Puso fin a la virginidad de María. Algunos se dirigieron al Papa Siricio para que lo condenaran y el éste accedió.
Decir que Jesús desprecia el placer es desfigurar su obra y su persona. Cristo nunca fue asexuado ni hostil al placer. De ser así el hombre no se sentiría amado por Dios, sino considerado como un ser impuro digno de ser condenado.
1.- Las raíces no cristianas del pesimismo cristiano en materia sensual.
La hostilidad y el pesimismo sensual son más bien una herencia recibida de la Antigüedad que el cristianismo ha contribuido a conservar hasta nuestros días.
Galeno, un pagano griego y médico del Emperador Marco Aurelio, encuentra digno de alabanza que los cristianos consigan practicar durante toda la vida virtudes que, como la continencia sensual, tienen para él un alto valor. Son personas que tienen disciplina y autodominio en lo referente a la comida y la bebida como lo hacen los filósofos más genuinos.
El pesimismo sensual dimana de consideraciones eminentemente de orden médico. Pitágoras (VI a.C.) decía que las relaciones sensuales eran nocivas para la salud, los varones pierden energía con la pérdida del leche. Hipócrates (IV a.C.) piensa que la excesiva pérdida de leche conlleva a un peligroso derroche de energía. Sólo la procreación justifica la actividad sensual.
La actividad sensual ha evolucionado hacia una negatividad creciente a los largo de los dos primeros siglos del cristianismo. Las relaciones quedan autorizadas sólo dentro del matrimonio. Sexualidad y matrimonio llegan a ser uno mismo. Esta limitación en la actividad sensual recibe su impulso del estoicismo (escuela de pensamiento que alude a la ausencia de pasiones) que exalta la vida célibe.
Séneca (estoico del 50 d.C.) dice que no hay nada más poco equilibrado que el amar a la propia esposa como si fuera una mujer adúltera. Pide que los maridos se comporten con sus mujeres como maridos y no como amantes. Esto le agradó tanto a Jerónimo, padre de la Iglesia, que lo citó en la obra contra Joviniano. Juan Pablo II habla también del adulterio con la propia mujer. Musonio (estoico del 50 d.C.) declara inmoral la actividad sensual que no estuviera destinada a la procreación y rechaza la contracepción junto con la gaysidad. Afirma que la mujer no es inferior al hombre en virtud, como pensaba Aristóteles, y le concede los mismos derechos.
Los estoicos como los cristianos tienden a descorporeizar el matrimonio, lo separan del campo de lo sensual. Séneca dice que el placer sensual fue dado al hombre para hacer subsistir la propia especie. Plinio en Viejo 70s d.C.) presenta al elefante como modelo de continencia porque sólo se aparea cada dos años. Quince siglos después San Francisco de Sales retomará la figura del elefante pero le agregara un año.
La valoración negativa del placer sensual cobró un nuevo impulso con la irrupción de la "gnosis" que predicaba la abstención del matrimonio, de la carne y del vino. Para ellos el cuerpo es un "cadáver" dotado de sentidos. El mundo no tiene su origen en un Dios bueno, sino en el malo. Sólo el alma del hombre es buena y auténticamente él. Fuerzas demoníacas se apoderan de ella y la condenan a vivir en este mundo de tinieblas. El cuerpo es su guandoca.
Plotino (cristiano del 270 d.C.) quedó preso del pesimismo gnóstico y de su desprecio por el mundo y se avergonzaba de su cuerpo. San Jerónimo (420 d.C.) en la traducción que hizo de la Biblia al latín (Vulgata) alteró el texto en función de su ideal de virginidad. Mientras el texto original de Tobías dice que se acostó con su mujer en la noche de bodas, Jerónimo dijo que Tobías sobrevivió porque esperó tres noches pasadas en oración. Luego, algunos párrocos cobraban una tasa a los jóvenes que no deseaban atenerse tres noches antes de consumar su matrimonio.
La comunidad de Qumrán está fuertemente convencida de que el cuerpo es perecedero y las almas inmortales. Algunos de ellos ponen a prueba a sus mujeres durante tres años y cuando han demostrado su fecundidad, entonces se da por concluido el matrimonio. Durante la gestación no tenían relaciones sensuales para testimoniar que no se han casado por placer sino para engendrar hijos.
Filón de Alejandría (30 d.C.) sintetiza la cultura judía y la griega. Habla de los hombres lujuriosos que mantienen relaciones libidinales con sus esposas. Sólo legitima la relación sensual encaminada a la procreación de los hijos. Un hombre no se puede casar con una mujer estéril. Hasta 1977, el matrimonio sólo fue válido cuando ninguno era estéril. Filón condena la contracepción y a los gayses porque sus actos son estériles. Contra esos hombres "hay que proceder sin piedad, ya que las leyes disponen matarlos sin miramientos, no dejarlos con vida ni un solo día y ni una sola hora ….porque se deshonran a sí mismos, a la familia, al país, y todo el género humano. Buscan el placer contra naturaleza, contribuyen a la desertización y despoblamiento de las ciudades porque tiran su leche.
El antiguo tabú de la sangre femenina y sus repercusiones en el cristianismo
Filón sostenía que la concepción es imposible durante la menstruación. Prohíbe toda relación íntima mientras le dura la regla. La sangre menstrual debilita la fuerza vital del leche y lo destruye completamente. El Levítico 20,18 dice: "Dijo el Señor a Moisés: "si un hombre se acuesta con mujer durante el tiempo de las reglas, ambos serán exterminados de entre su pueblo." Una mujer en menstruación es impura durante siete días, todo el que la toque se vuelve impuro. Plinio (79 d.C.) dice que los niños concebidos en ese tiempo son niños enfermos, tienen la sangre infectada o nacen muertos. Jerónimo dice que nacen leprosos o hidrocéfalos. Cesáreo de Arles (542) reitera a Jerónimo y agrega que están poseídos por el malo. San Isidoro de Sevilla (636), dice que la sangre menstrual una vez tocada, los frutos no germinan, las flores se marchitan, las plantas mueren… el hierro se oxida, el bronce se pone neցro, los perros que la beben cogen la rabia. Bertoldo de Ratisbona (1272) opina que los hijos concebidos en la menstruación no tendrán ninguna alegría porque estarán poseídos o serán leprosos o epilépticos o jorobados o deformes. Afirma: "hasta un maloliente judío pone empeño en evitar ese tiempo." Juan de Hus (1400) piensa que los niños jorobados, bizcos, tuertos, epilépticos, cojos o poseídos son la consecuencia de las relaciones con la mujer menstruante. Tomás Sánchez (1610) no contempla ya como pecado las relaciones durante la menstruación, aunque la mayoría lo sigue viendo como pecado. Él no está de acuerdo con que la malformación de los hijos tenga tal causa.
La Iglesia Oriental (en el 264) desaprobó que la mujer menstruante se acercara a comulgar. En Occidente no se le prohibió y ni mucho menos entrar al templo. Pero alababa a las que no se acercaban. Mathias Janow (1394) encara a los sacerdotes que no permiten comulgar a las mujeres que están en período. Pero hasta 1684 las mujeres con la regla se tenían que quedar fuera del templo y si entraban se les hacía pasar vergüenza.
Más nefasta que la sangre de la menstruación es la sangre de la puérpera o recién parida. Hasta María pudo entrar en el templo sólo después de tras*curridos los cuarenta días y una vez hecha la ofrenda de la purificación. A las puérperas que morían durante la purificación se les negaba la sepultura en un cementerio cristiano. El féretro no se colocaba en el centro de la iglesia, sino que de dejaba en la puerta. Hasta 1632, se enterraba en secreto a las puérperas que morían sin haber recibido la bendición por su purificación. En 1200, Inocencio III determinó que todas las iglesias de Francia permanecieran cerradas y que se las abriese sólo para bautizar y las puérperas no podían ni purificarse, ni participar en el bautismo de sus hijos.
El Nuevo Testamento y sus erróneas interpretaciones: la concepción virginal, el celibato y el nuevo matrimonio para los divorciados
En el desarrollo de la jovenlandesal sensual cristiana jugaron un papel muy importante el judaísmo y la gnosis. Los cristianos salieron al paso del avance del pesimismo de la gnosis pero asumieron de ella la exaltación de la virginidad y del celibato, concebidos como modos de estar más próximos a Dios. En el Apocalipsis de San Juan se habla de los 144, 000 que no se han manchado con mujeres. Aquí se cita el Antiguo Testamento (Isaías 53,9) que dice: "en su boca no se encontró mentira: son irreprochables". No habla de vírgenes.
En 1520, Lutero dice que la cátedra de Roma ha llegado a prohibir el matrimonio a los sacerdotes por orden del diablo pues San Pablo (en Timoteo 4,3) dice que: "vendrán maestros que traerán doctrinas del diablo que prohibirán casarse". Demandaba que el celibato fuera voluntario (como lo es hoy en día en la Iglesia Ortodoxa).
El Nuevo Testamento no presenta la virginidad como opuesta hostilmente a la sexualidad y al matrimonio. Pero se ha malinterpretado. Isaías (VIII a.C.) nunca habló de concepción virginal. Su texto decía: "He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz". La palabra doncella no significa necesariamente virgen. Además en el supuesto de que Isaías hablara de una doncella virgen, no significa que hablara de la concepción virginal. De esto se deduce que el Antiguo Testamento no habla nunca de la concepción virginal de María. Tampoco aparece en la mayoría del Nuevo Testamento, sólo en Mateo y Lucas y tampoco en ellos se tiene la idea de la concepción virginal y afirman ambos que José es el padre de Jesús y por eso es descendiente del Rey David.
El Nuevo Testamento no atribuye a la idea de concepción virginal el valor de un relato histórico. Es sólo una imagen que comunica que tanto la creación de Adán (primer hombre) como la de Jesús (el hombre nuevo) es obra de Dios. Sólo en la antigüedad se toma la concepción virginal (partenogénesis) para expresar la descendencia divina de personajes con cualidades extraordinarias con las que ornaban a dichas personas. Las personas ilustradas nunca admitían dichas imágenes magnificadoras como reales. El Nuevo testamento nunca relaciona la virginidad con una aversión a la sexualidad. Los evangelios canónicos mencionan a los hermanos de Jesús que después del siglo II pasarán a ser hermanastros de Jesús en los evangelio apócrifos y que Jerónimo convertirá en primos de Jesús. A María se la convertirá en virgen antes y después del parto alegando que su himen quedó intacto incluso después de nacer Jesús.
En Mt 19, Jesús nunca habla del celibato. Es un texto mal interpretado y usado incluso por Juan Pablo II para fundamental la castidad sacerdotal. En la cita, a Jesús no le preguntan por el celibato, sino por el asunto del divorcio. (en ese tiempo un hombre podía divorciarse de su mujer si no le gustaba la comida por su mujer). Jesús dice: "el que se divorcia de su mujer y se casa con otra es un adúltero." Eso no les convenció ni siquiera a los mismos discípulos y Jesús añade: "No todos comprenden esta palabra." Y prosigue: "hay una auto castración por amor al reino de los cielos. Lo que en realidad significa es que hay que renunciar a unas segundas nupcias (que son un adulterio) porque quien se divorcia de su mujer por esos motivos, claro está que no sirve para el matrimonio. Celibato se refiere pues a la "inaptitud para el matrimonio". Por eso los discípulos agregan que: "sería mejor no casarse" ya que haciéndolo van a perder la libertad sensual y la posibilidad de desembarazarse de nuevo de la propia mujer (lo cual manifiesta que están de lado de los que no entienden). Los discípulos objetan por su punto de vista machista. La doctrina de Jesús es inaudita y no tiene nada que ver con el celibato obligatorio. Los discípulos le mencionan a Moisés y el les reprocha la dureza de corazón que ya no debe haber entre los casados. La palabra de Jesús desbarató la idea de matrimonio que los discípulos tenían.
Cuando en el decálogo se mencionaba: "no cometerás adulterio" se entendía que el hombre podía cometer tener relaciones con otras mujeres sin cometer adulterio. El adulterio es una variante del delito contra la propiedad y por ello para el varón, la relación sensual con una mujer no casada no constituye un delito. La mujer incurre en adulterio sólo en caso de que sea casada. Jesús acaba con la idea que sólo privilegia a los varones. Los judíos aceptaban la poligamia alegando que la mujer pertenece al marido y no viceversa.
¿Era Jesús un redentor completamente ajeno al placer? Hay que distinguir diversos grados de placer que van desde el placer de escuchar música hasta el de un orgasmo pasando por comer y beber. El placer más bajo es del sesso por su relación estrecha entre el goce sensual y el concepto de pecado.
La antigua doctrina católica decía que no hay placer sensual sin pecado. Los teólogos celibatarios nos han tras*mitido de Jesús, la imagen de un redentor carente del apetito sensual y enemigo del placer. La aversión de Jesús al placer tuvo repercusiones, antes que nada, en la vida marital de su progenitora: ya desde antes de nacer, le impone ciertas condiciones. Si María hubiera deseado tener más hijos, entonces Jesús no habría tenido deseo alguno de aventurarse en la empresa de la redención y no hubiera tenido reparo alguno en buscarse otra progenitora. De aquí se sigue que tener hijos es una acción imperfecta, una falta de continencia, una caída en el placer y la concepción una impureza. A las madres hay que ponerlas en un plano de inferioridad porque no sirvan más que para traer hijos.
La aversión de Jesús al placer sensual también tuvo repercusiones en la vida de los sacerdotes, Himerio de Tarragona (385 d.C.)[1] calificó de crimen el matrimonio de los sacerdotes. Por el contrario, Joviniano convenció a muchas vírgenes consagradas a Dios y a muchos hombres para que se casasen. Puso fin a la virginidad de María. Algunos se dirigieron al Papa Siricio para que lo condenaran y el éste accedió.
Decir que Jesús desprecia el placer es desfigurar su obra y su persona. Cristo nunca fue asexuado ni hostil al placer. De ser así el hombre no se sentiría amado por Dios, sino considerado como un ser impuro digno de ser condenado.
1.- Las raíces no cristianas del pesimismo cristiano en materia sensual.
La hostilidad y el pesimismo sensual son más bien una herencia recibida de la Antigüedad que el cristianismo ha contribuido a conservar hasta nuestros días.
Galeno, un pagano griego y médico del Emperador Marco Aurelio, encuentra digno de alabanza que los cristianos consigan practicar durante toda la vida virtudes que, como la continencia sensual, tienen para él un alto valor. Son personas que tienen disciplina y autodominio en lo referente a la comida y la bebida como lo hacen los filósofos más genuinos.
El pesimismo sensual dimana de consideraciones eminentemente de orden médico. Pitágoras (VI a.C.) decía que las relaciones sensuales eran nocivas para la salud, los varones pierden energía con la pérdida del leche. Hipócrates (IV a.C.) piensa que la excesiva pérdida de leche conlleva a un peligroso derroche de energía. Sólo la procreación justifica la actividad sensual.
La actividad sensual ha evolucionado hacia una negatividad creciente a los largo de los dos primeros siglos del cristianismo. Las relaciones quedan autorizadas sólo dentro del matrimonio. Sexualidad y matrimonio llegan a ser uno mismo. Esta limitación en la actividad sensual recibe su impulso del estoicismo (escuela de pensamiento que alude a la ausencia de pasiones) que exalta la vida célibe.
Séneca (estoico del 50 d.C.) dice que no hay nada más poco equilibrado que el amar a la propia esposa como si fuera una mujer adúltera. Pide que los maridos se comporten con sus mujeres como maridos y no como amantes. Esto le agradó tanto a Jerónimo, padre de la Iglesia, que lo citó en la obra contra Joviniano. Juan Pablo II habla también del adulterio con la propia mujer. Musonio (estoico del 50 d.C.) declara inmoral la actividad sensual que no estuviera destinada a la procreación y rechaza la contracepción junto con la gaysidad. Afirma que la mujer no es inferior al hombre en virtud, como pensaba Aristóteles, y le concede los mismos derechos.
Los estoicos como los cristianos tienden a descorporeizar el matrimonio, lo separan del campo de lo sensual. Séneca dice que el placer sensual fue dado al hombre para hacer subsistir la propia especie. Plinio en Viejo 70s d.C.) presenta al elefante como modelo de continencia porque sólo se aparea cada dos años. Quince siglos después San Francisco de Sales retomará la figura del elefante pero le agregara un año.
La valoración negativa del placer sensual cobró un nuevo impulso con la irrupción de la "gnosis" que predicaba la abstención del matrimonio, de la carne y del vino. Para ellos el cuerpo es un "cadáver" dotado de sentidos. El mundo no tiene su origen en un Dios bueno, sino en el malo. Sólo el alma del hombre es buena y auténticamente él. Fuerzas demoníacas se apoderan de ella y la condenan a vivir en este mundo de tinieblas. El cuerpo es su guandoca.
Plotino (cristiano del 270 d.C.) quedó preso del pesimismo gnóstico y de su desprecio por el mundo y se avergonzaba de su cuerpo. San Jerónimo (420 d.C.) en la traducción que hizo de la Biblia al latín (Vulgata) alteró el texto en función de su ideal de virginidad. Mientras el texto original de Tobías dice que se acostó con su mujer en la noche de bodas, Jerónimo dijo que Tobías sobrevivió porque esperó tres noches pasadas en oración. Luego, algunos párrocos cobraban una tasa a los jóvenes que no deseaban atenerse tres noches antes de consumar su matrimonio.
La comunidad de Qumrán está fuertemente convencida de que el cuerpo es perecedero y las almas inmortales. Algunos de ellos ponen a prueba a sus mujeres durante tres años y cuando han demostrado su fecundidad, entonces se da por concluido el matrimonio. Durante la gestación no tenían relaciones sensuales para testimoniar que no se han casado por placer sino para engendrar hijos.
Filón de Alejandría (30 d.C.) sintetiza la cultura judía y la griega. Habla de los hombres lujuriosos que mantienen relaciones libidinales con sus esposas. Sólo legitima la relación sensual encaminada a la procreación de los hijos. Un hombre no se puede casar con una mujer estéril. Hasta 1977, el matrimonio sólo fue válido cuando ninguno era estéril. Filón condena la contracepción y a los gayses porque sus actos son estériles. Contra esos hombres "hay que proceder sin piedad, ya que las leyes disponen matarlos sin miramientos, no dejarlos con vida ni un solo día y ni una sola hora ….porque se deshonran a sí mismos, a la familia, al país, y todo el género humano. Buscan el placer contra naturaleza, contribuyen a la desertización y despoblamiento de las ciudades porque tiran su leche.
El antiguo tabú de la sangre femenina y sus repercusiones en el cristianismo
Filón sostenía que la concepción es imposible durante la menstruación. Prohíbe toda relación íntima mientras le dura la regla. La sangre menstrual debilita la fuerza vital del leche y lo destruye completamente. El Levítico 20,18 dice: "Dijo el Señor a Moisés: "si un hombre se acuesta con mujer durante el tiempo de las reglas, ambos serán exterminados de entre su pueblo." Una mujer en menstruación es impura durante siete días, todo el que la toque se vuelve impuro. Plinio (79 d.C.) dice que los niños concebidos en ese tiempo son niños enfermos, tienen la sangre infectada o nacen muertos. Jerónimo dice que nacen leprosos o hidrocéfalos. Cesáreo de Arles (542) reitera a Jerónimo y agrega que están poseídos por el malo. San Isidoro de Sevilla (636), dice que la sangre menstrual una vez tocada, los frutos no germinan, las flores se marchitan, las plantas mueren… el hierro se oxida, el bronce se pone neցro, los perros que la beben cogen la rabia. Bertoldo de Ratisbona (1272) opina que los hijos concebidos en la menstruación no tendrán ninguna alegría porque estarán poseídos o serán leprosos o epilépticos o jorobados o deformes. Afirma: "hasta un maloliente judío pone empeño en evitar ese tiempo." Juan de Hus (1400) piensa que los niños jorobados, bizcos, tuertos, epilépticos, cojos o poseídos son la consecuencia de las relaciones con la mujer menstruante. Tomás Sánchez (1610) no contempla ya como pecado las relaciones durante la menstruación, aunque la mayoría lo sigue viendo como pecado. Él no está de acuerdo con que la malformación de los hijos tenga tal causa.
La Iglesia Oriental (en el 264) desaprobó que la mujer menstruante se acercara a comulgar. En Occidente no se le prohibió y ni mucho menos entrar al templo. Pero alababa a las que no se acercaban. Mathias Janow (1394) encara a los sacerdotes que no permiten comulgar a las mujeres que están en período. Pero hasta 1684 las mujeres con la regla se tenían que quedar fuera del templo y si entraban se les hacía pasar vergüenza.
Más nefasta que la sangre de la menstruación es la sangre de la puérpera o recién parida. Hasta María pudo entrar en el templo sólo después de tras*curridos los cuarenta días y una vez hecha la ofrenda de la purificación. A las puérperas que morían durante la purificación se les negaba la sepultura en un cementerio cristiano. El féretro no se colocaba en el centro de la iglesia, sino que de dejaba en la puerta. Hasta 1632, se enterraba en secreto a las puérperas que morían sin haber recibido la bendición por su purificación. En 1200, Inocencio III determinó que todas las iglesias de Francia permanecieran cerradas y que se las abriese sólo para bautizar y las puérperas no podían ni purificarse, ni participar en el bautismo de sus hijos.
El Nuevo Testamento y sus erróneas interpretaciones: la concepción virginal, el celibato y el nuevo matrimonio para los divorciados
En el desarrollo de la jovenlandesal sensual cristiana jugaron un papel muy importante el judaísmo y la gnosis. Los cristianos salieron al paso del avance del pesimismo de la gnosis pero asumieron de ella la exaltación de la virginidad y del celibato, concebidos como modos de estar más próximos a Dios. En el Apocalipsis de San Juan se habla de los 144, 000 que no se han manchado con mujeres. Aquí se cita el Antiguo Testamento (Isaías 53,9) que dice: "en su boca no se encontró mentira: son irreprochables". No habla de vírgenes.
En 1520, Lutero dice que la cátedra de Roma ha llegado a prohibir el matrimonio a los sacerdotes por orden del diablo pues San Pablo (en Timoteo 4,3) dice que: "vendrán maestros que traerán doctrinas del diablo que prohibirán casarse". Demandaba que el celibato fuera voluntario (como lo es hoy en día en la Iglesia Ortodoxa).
El Nuevo Testamento no presenta la virginidad como opuesta hostilmente a la sexualidad y al matrimonio. Pero se ha malinterpretado. Isaías (VIII a.C.) nunca habló de concepción virginal. Su texto decía: "He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz". La palabra doncella no significa necesariamente virgen. Además en el supuesto de que Isaías hablara de una doncella virgen, no significa que hablara de la concepción virginal. De esto se deduce que el Antiguo Testamento no habla nunca de la concepción virginal de María. Tampoco aparece en la mayoría del Nuevo Testamento, sólo en Mateo y Lucas y tampoco en ellos se tiene la idea de la concepción virginal y afirman ambos que José es el padre de Jesús y por eso es descendiente del Rey David.
El Nuevo Testamento no atribuye a la idea de concepción virginal el valor de un relato histórico. Es sólo una imagen que comunica que tanto la creación de Adán (primer hombre) como la de Jesús (el hombre nuevo) es obra de Dios. Sólo en la antigüedad se toma la concepción virginal (partenogénesis) para expresar la descendencia divina de personajes con cualidades extraordinarias con las que ornaban a dichas personas. Las personas ilustradas nunca admitían dichas imágenes magnificadoras como reales. El Nuevo testamento nunca relaciona la virginidad con una aversión a la sexualidad. Los evangelios canónicos mencionan a los hermanos de Jesús que después del siglo II pasarán a ser hermanastros de Jesús en los evangelio apócrifos y que Jerónimo convertirá en primos de Jesús. A María se la convertirá en virgen antes y después del parto alegando que su himen quedó intacto incluso después de nacer Jesús.
En Mt 19, Jesús nunca habla del celibato. Es un texto mal interpretado y usado incluso por Juan Pablo II para fundamental la castidad sacerdotal. En la cita, a Jesús no le preguntan por el celibato, sino por el asunto del divorcio. (en ese tiempo un hombre podía divorciarse de su mujer si no le gustaba la comida por su mujer). Jesús dice: "el que se divorcia de su mujer y se casa con otra es un adúltero." Eso no les convenció ni siquiera a los mismos discípulos y Jesús añade: "No todos comprenden esta palabra." Y prosigue: "hay una auto castración por amor al reino de los cielos. Lo que en realidad significa es que hay que renunciar a unas segundas nupcias (que son un adulterio) porque quien se divorcia de su mujer por esos motivos, claro está que no sirve para el matrimonio. Celibato se refiere pues a la "inaptitud para el matrimonio". Por eso los discípulos agregan que: "sería mejor no casarse" ya que haciéndolo van a perder la libertad sensual y la posibilidad de desembarazarse de nuevo de la propia mujer (lo cual manifiesta que están de lado de los que no entienden). Los discípulos objetan por su punto de vista machista. La doctrina de Jesús es inaudita y no tiene nada que ver con el celibato obligatorio. Los discípulos le mencionan a Moisés y el les reprocha la dureza de corazón que ya no debe haber entre los casados. La palabra de Jesús desbarató la idea de matrimonio que los discípulos tenían.
Cuando en el decálogo se mencionaba: "no cometerás adulterio" se entendía que el hombre podía cometer tener relaciones con otras mujeres sin cometer adulterio. El adulterio es una variante del delito contra la propiedad y por ello para el varón, la relación sensual con una mujer no casada no constituye un delito. La mujer incurre en adulterio sólo en caso de que sea casada. Jesús acaba con la idea que sólo privilegia a los varones. Los judíos aceptaban la poligamia alegando que la mujer pertenece al marido y no viceversa.