Historia de los bancos centrales.

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Madmaxista
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Estaba aburrido leyendo sobre diversas cosas por la red cuando me he topado con este interesante artículo el cual les comparto. Resulta interesante como resumen:

Historia de la banca y de los Bancos Centrales.

Historia de la banca y de los Bancos Centrales


Historia de la banca

Aprovechándose de la creencia de los fieles los Sacerdotes se convirtieron en los primeros banqueros de la historia; recibían ofrendas y dádivas, y custodiaban los depósitos que los fieles les confiaban, realizando prestamos en especie. A su vez, los laicos también comenzaron la actividad bancaria. En el siglo XVII A.C. el Rey Hammurabi de Babilonia reglamento la actividad bancaria, constituyéndose la primera Ley de bancos.

Cuando comenzaron aparecer las monedas de metal noble se instauró la figura del cambista, que intercambiaba monedas de diferentes reinos. Los griegos hacían prestamos con cobro de intereses. En el siglo IX A.C. en Trapeza (Isla de Creta en Grecia), se llevó a cabo un importante desarrollo bancario en el que participaban los Templos y las entidades oficiales y privadas, que aceptaban depósitos y otorgaban prestamos, cambiaban monedas y concertaban prestamos entre las ciudades-estado helénicas, realizaban operaciones de crédito y tras*ferencias de fondos sin dinero físico (con papel equivalente al dinero físico).

Con el imperio romano se expandieron los bancos. Los Argentarii (nombre que se daba a un banquero en la antigua Roma), prestaban su dinero a sus allegados y amigos de confianza, a diferencia de los triunviato mensarii que prestaban el dinero al público. Sus bancos (mensae) estaban en la zona del foro. Crearon un instrumento de crédito denominado «Receptum» que era una promesa de pago.

Con la caída del imperio romano se redujo la actividad económica y la práctica desaparición de los banqueros. Estos fueron suplidos, de alguna forma, por los monjes del campo que efectuaban intercambios con los terratenientes. Los sirios comerciaban y negociaban con Bizancio. Los judíos hacían negocios de cambios y préstamos a altas tasas de interés.

La recuperación comercial y bancaria no se produjo hasta el siglo X, en el que los lombardos del norte de Italia ofrecían sus productos, traídos de oriente por los venecianos, en toda Europa. Estos comerciantes lombardos se fueron asociando y se convirtieron en banqueros.


En el siglo XII, los Templarios formaban parte de las cruzadas teniendo a su cargo la protección de los peregrinos que viajaban a Tierra Santa. Estos peregrinos daban donativos y limosnas con las que financiaban algunas de las cruzadas. Desarrollaron técnicas crediticias: operaciones de cambio, giros, tras*ferencias de fondo.

En Alemania e Italia empezaron a surgir empresas familiares bancarias. Al principio los bancos prestaban sobre la base del propio capital. Pero los banqueros fueron utilizando los depósitos que les confiaban los ciudadanos para dar prestamos sin que se enteraran los ciudadanos depositantes. Estos, enfadados, consiguieron de los banqueros que se les pagasen intereses sobre la cantidad depositada. Después aparecieron otros instrumentos financieros, como la letra de cambio o el cheque bancario.

Durante el siglo XII al XIV, los bancos comenzaron a otorgar recibos por los depósitos. Al principio estos recibos no eran negociables, pero los banqueros no tardaron en darse cuenta de los beneficios de su negociabilidad para evitar el traslado físico de las monedas, por lo que comenzaron a ser negociables estos recibos depositarios. A partir de este hecho, apareció la Banca de Emisión, primero privada y luego publica como prerrogativa de los gobiernos. A la banca privada se les dejo la función de recibir depósitos de los ciudadanos, que prevalece hasta nuestros días. Los problemas de fraudes y falsificaciones de moneda corría a cuenta de los bancos.

La banca, propiamente dicha, se organiza en la Edad Media. El Banco de Venecia, de 1157 ó 1171; laTaula de Canvi, de Barcelona, de 1401; el Oficio de San Jorge, de Génova, de 1407; las instituciones de crédito creadas por varias municipalidades (Frankfort, 1402; Florencia, 1473; Núremberg, 1498) y los establecimientos privados de cambistas y prestamistas israelitas difundidos por toda Europa. Con organización compleja, aparecen, en 1609, el Banco de la ciudad de Barcelona y el de Ámsterdam; el del Giro de Venecia y el Banco de Hamburgo, en 1619; el Banco de Inglaterra, en 1694, y los Bancos de emisión, que surgen en la segunda mitad del siglo XVIII y se generalizan en el XIX: Banca de Francia, en 1803; de Noruega, 1816; de Austria, 1817; de Dinamarca, 1818; de Bélgica, 1850; de España, 1856; de Rusia, 1860.

El Banco de Ámsterdam (1609-1819) compraba monedas extranjeras y emitía dinero respaldados con los depósitos que poseía. Los pagos elevados de dinero debían hacerse con los billetes de dicho banco. Se convirtió en uno de los principales bancos de Europa. Su vinculación con la Compañía Holandesa de las Indias Orientales determino su disolución en 1819.

El Banco de Hamburgo (1619) se convirtió en el Bancomark. Aceptaba depósitos, pero no emitía banknotes.

El Banco de Estocolmo (1656) era un banco privado fundado por Johan Palmstruch. Tenía autorización para emitir billetes, pero quebró por emitir billetes en exceso sin el respaldo necesario.


El Banque Royale de Paris (1716) fundado por el escocés John Law. Emitía dinero de curso legal respaldado con sus inversiones en la Compañía del Mississippi que buscaba oro el Luisiana (EE.UU). El público no tardó en darse cuenta que los billetes de este banco no estaban debidamente respaldados, dejando a muchos parisinos quebrados.

El Banco Nacional de Suecia (1668) fundado con el nombre inicial de Bank of the Estates of the Realm (Banco de los Estados del Reino), cambió su nombre en 1866 por el de Sveriges Riksbank. Inicialmente, debido a la mala experiencia del Banco de Estocolmo, no emitía billetes. En 1701 se le autorizó para emitir notas de crédito y posteriormente se le autorizó a emitir sus propios billetes junto a otros bancos. En 1897 asumió la posición de banco central al reservársele la exclusividad de la emisión de billetes. Está considerado como el más antiguo de los Bancos Centrales.

El Banco de Inglaterra (1694) fundado por el escocés William Paterson en convenio con Guillermo de Orange emitía dinero de curso legal a cambio del préstamo que concedió a Guillermo de Orange quien estaba en guerra con Luis XVI. Hacia 1770 se convirtió en el único banco emisor de billetes de Londres. La guerra con las colonias norteamericanas y después con Napoleón provocó presiones de la Corona Británica hacia el banco para que le imprimiera billetes. Ello provocó inflación y se suspendió la redención de los billetes y depósitos en oro y plata. En el segundo decenio del siglo XIX entró en crisis y fue salvado por un grupo de banqueros franceses mediante préstamos en oro de la Banque de France. En 1825 aceptó ser prestamista de último recurso para los bancos comerciales a raíz de conatos de pánico bancario. En 1844 Sir Robert Peel emitió la famosa «Bank Chárter Act» mediante el cual el banco solo podía emitir mas billetes si estos estaban respaldados por oro y plata (en no más de la cuarta parte del oro) en su caja fuerte. Por aquellos años el banco comenzó a controlar las operaciones de los bancos comerciales convirtiéndose, para otros, en el primer Banco Central del mundo (1850).


Historia de los Bancos Centrales

La primera función de un banco central era financiar las guerras, su segunda, promover el desarrollo económico de un país. Posteriormente, el resultado adverso de estas funciones llevaron a los gobiernos a limitarlos a la función fundamental, la de controlar la inflación, que es la que provoca la inestabilidad de múltiples variables macroeconómicas.

La financiación de las guerras se observa en los países europeos desde el siglo XVII hasta el siglo XX. El primer banco central fue creado por el Parlamento Sueco en 1668, siendo su principal acreedor la Corona Sueca. Esto generó inflación y crisis financieras. Después de un siglo, en 1779, la ley fue modificada, obligando al Banco a que la masa monetaria fuese respaldada por oro en una proporción fija. Sin embargo, comenzó la guerra con Rusia y se regresó a su origen violando el precepto de estabilidad que confería ese patrón oro. Igualmente, el Banco de Inglaterra fue creado en 1694 para financiar la guerra entre Inglaterra y Francia, pero además, se le asignaron innumerables funciones: guardián de las reservas internacionales y de la estabilidad de la moneda, el monopolio de la emisión monetaria, agente financiero del gobierno en cuanto al mantenimiento de sus cuentas y el manejo de su deuda. En 1720, a fin de prevenir la quiebra de la compañía South Sea, se le asigna la función de prestamista de última instancia. El abuso de emisiones inorgánicas condujo a más de 300 crisis financieras.

Ciento veinticuatro años después, en la era Victoriana (1844), el Parlamento Inglés, entendió que el crecimiento excesivo de la oferta monetaria generaba inflación. Esto llevó a la modificación de la Ley del Banco de Inglaterra, señalando expresamente que el incremento en la oferta monetaria debía ser respaldada por oro a fin de garantizar la estabilidad de precios.

Otros bancos centrales de Europa fueron creados con el mismo fin. España (1782) para financiar la Guerra de la Independencia Americana, Francia (1800) para financiar la Guerra Napoleónica. El banco Alemán fue una de las pocas excepciones. En 1875 uno de los bancos comerciales más grandes, el Prusia de Berlín, fue tras*formado en el Reich. Aun cuando subordinado al gobierno, la legislación prohibía el financiamiento de las necesidades del gobierno en el siglo XIX. La experiencia del Banco Reich le sirvió para llegar a ser la columna del Sistema Monetario Internacional porque quedó demostrado que el banco no debía financiar al gobierno para poder controlar la inflación y preservar la estabilidad monetaria. Sin embargo, en 1914, cuando estalló la primera Guerra Mundial, dicho principio fue forzado. Todos saben que la Alemania de este período ha sido el país que ha experimentado la hiperinflación más elevada de toda la historia.

En Noviembre de 1923, Alemania tuvo que ejecutar un plan de estabilización económica en el cual se redefinió la unidad monetaria, se le prohibió prestarle al gobierno, se le otorgó un préstamo sindicado, se modificó la ley declarando la independencia del banco y la formalización del patrón oro, y se nombró un nuevo presidente, Schacht, asesorado por Montagu Norman, presidente del Banco de Inglaterra y predicador de la independencia de un banco central. A pesar de esta amarga experiencia, Alemania cometió los mismos errores en la época de Hitler. En 1957 el Bundesbank sustituyó al viejo banco central. Desde entonces el Bundesbank ha sido uno de los bancos centrales más poderosos, cuya experiencia sirvió de base para crear y poner a funcionar la Unión Monetaria de Europa.


En su evolución histórica, el segundo propósito de un Banco Central fue financiar el desarrollo económico. Consecuencia del legado de la teoría macroeconómica, a raíz de la gran depresión de los años 30 en los Estados Unidos, Keynes le otorga al gobierno la gran responsabilidad de ejecutar políticas fiscales y monetarias para hacer crecer la economía y alcanzar el pleno empleo. Posteriormente Phillips establece un trade-off entre las tasas de inflación y de desempleo, así como la ocurrencia de choques internos o externos no esperados, todos ellos se convierten en argumentos técnicos para el intervencionismo estatal del siglo XX. Con ello, nace la función de un banco central como financista del desarrollo y la tentación de los gobiernos a abusar de dicha función.

Su aplicación se observa en Estados Unidos, Europa continental, América Latina, Asia y África, durante largos períodos, después de la gran depresión económica de los Estados Unidos en los años 30. En esta época, una ley de banco central de cualquier país típicamente incluía múltiples objetivos: crecimiento económico, pleno empleo, estabilidad de precios y del tipo de cambio, viabilidad de la balanza de pagos, para lo cual, un banco central tenía las funciones de regular la emisión y oferta monetaria, las tasas de interés, la política cambiaria, manejar las reservas internacionales, ser agente financiero del gobierno y prestamista de última instancia. Este propósito de promover el desarrollo y pleno empleo, trajo como consecuencia la dependencia del manejo de la política monetaria y de la política fiscal, para lo cual un gobierno puede gozar de una fuente alternativa de ingresos como es el señoreaje derivado de las utilidades que genera un banco central por el monopolio de la emisión monetaria (u otras fuentes que considere le generan utilidades).

¿Independencia de un Banco Central?

Aun cuando el origen de la independencia de un banco central data de hace mucho tiempo, cuando la presidencia de Montagu Norman en el Banco de Inglaterra, fue a partir de la década de los 80 y 90 que se difundió el concepto como tal, y ha sido objeto de diseño de varios modelos por parte de Rogoff’s (1985), Alesina y Summers (1993), Carl E. Walsh, (1994) y Stanley Fisher (1995), entre otros.

¿Qué significa un banco central independiente? Existen varias definiciones, pero la generalmente aceptada es aquella mediante la cual un banco central tiene como objetivo fundamental controlar la inflación, en cuyo caso, le está terminantemente prohibido financiar el déficit fiscal del gobierno, pero visto que los modelos macroeconómicos constituyen una integración de sectores donde el gobierno juega un papel fundamental en el manejo de su política fiscal, el banco está obligado a coordinarse con él para el manejo de su política monetaria. Esta coordinación le permitirá contar con un marco de referencia macroeconómico común. En este sentido, la Ley de Nueva Zelandia de 1989 fue la pionera y el ejemplo seguido por países desarrollados y países en desarrollo, donde se establece que para lograr una verdadera estabilidad de precios se requieren objetivos claros y coordinación entre el gobierno y el banco y su autonomía está basada en la prohibición expresa de no financiar déficit fiscales. Y en esa estamos, mientras las economías de los países del sur de Europa se hunden en beneficio del sector financiero y de las grandes multinacionales.
 
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El sistema a día de hoy es una enorme bola de nieve que se retroalimenta, y de la cual ya no hay vuelta atrás. Ya nadie puede detener la emisión y financiación de la deuda en occidente. Con que simplemente la deuda no se financiara durante un trimestre por el motivo que fuera, el sistema colapsaría y regresaríamos a la edad media.

Ojalá.

Ojo con este detalle:

Quizá en los orígenes la idea fuera plausible. A día de hoy, cualquiera que sepa un mínimo de economía, sabe que los bancos centrales y sus secuaces, van de la mano con el gobierno de turno.

Precisamente como van de la mano, en caso de colapso el estado tomaría control de la banca central y privada lo cual nos conduciría a un comunismo en su aspecto práctico.

Por tanto el retorno a la edad media no parece viable muy a mi pesar, el retorno es al comunismo.

Estamos dolidos.
 
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