manuelp
Madmaxista
- Desde
- 26 Feb 2014
- Mensajes
- 906
- Reputación
- 1.179
John Keegan, historiador británico que fue profesor de Historia Militar en la Academia de oficiales del ejército británico de Sandhurst propone en su libro "Historia de la Guerra" que esta es ante todo un hecho cultural específico abandonando las veleidades de interpretar la guerra desde el lado "científico" que se ha demostrado tan estéril para estudiar la guerra como para estudiar la sociedad con el marxismo o la economía con la praxeologia del liberalismo austriaco.
La guerra no es la continuación de la política por otros medios. El mundo sería más fácil de entender si fuese cierto este axioma de Clausewitz. Clausewitz, excombatiente prusiano de las guerras napoleónicas, que dedicó sus años de retiro a redactar lo que se convertiría en el libro más famoso sobre la guerra jamás escrito, De la guerra, lo que en realidad dijo fue que la guerra es la continuación «de la relación política» (des politischen Verkehrs) «con la intrusión de otros medios» (mit Einmischung anderer Mittel). En alemán, el original expresa una idea más sutil y compleja que la frase con que suele citarse en español. Sin embargo, en cualquiera de los dos casos, el concepto de Clausewitz es incompleto, pues implica la existencia de estados, de intereses de estado y de cálculos racionales a propósito de cómo se deben lograr. Pero la guerra antecede a los estados, a la diplomacia y a la estrategia en varios milenios; la guerra es casi tan antigua como el hombre mismo y está arraigada en lo más profundo del corazón humano, un reducto en el que se diluyen los propósitos racionales del yo, reina el orgullo, predomina lo emocional e impera el instinto. «El hombre es un animal político», dijo Aristóteles. Y Clausewitz, hijo de Aristóteles, se contentó con decir que un animal político es un animal guerrero, sin atreverse a cuestionar la concepción del hombre como un animal pensante cuyo intelecto gobierna sobre el imperativo de cazar y la capacidad para apiolar.
Obra citada
La guerra no es la continuación de la política por otros medios. El mundo sería más fácil de entender si fuese cierto este axioma de Clausewitz. Clausewitz, excombatiente prusiano de las guerras napoleónicas, que dedicó sus años de retiro a redactar lo que se convertiría en el libro más famoso sobre la guerra jamás escrito, De la guerra, lo que en realidad dijo fue que la guerra es la continuación «de la relación política» (des politischen Verkehrs) «con la intrusión de otros medios» (mit Einmischung anderer Mittel). En alemán, el original expresa una idea más sutil y compleja que la frase con que suele citarse en español. Sin embargo, en cualquiera de los dos casos, el concepto de Clausewitz es incompleto, pues implica la existencia de estados, de intereses de estado y de cálculos racionales a propósito de cómo se deben lograr. Pero la guerra antecede a los estados, a la diplomacia y a la estrategia en varios milenios; la guerra es casi tan antigua como el hombre mismo y está arraigada en lo más profundo del corazón humano, un reducto en el que se diluyen los propósitos racionales del yo, reina el orgullo, predomina lo emocional e impera el instinto. «El hombre es un animal político», dijo Aristóteles. Y Clausewitz, hijo de Aristóteles, se contentó con decir que un animal político es un animal guerrero, sin atreverse a cuestionar la concepción del hombre como un animal pensante cuyo intelecto gobierna sobre el imperativo de cazar y la capacidad para apiolar.
Obra citada