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Madmaxista
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41) Gramática castellana por Antonio de Nebrija
Elio Antonio Martínez de Cala y Xarava (Lebrija, Sevilla, 1441 - Alcalá de Henares, 5 de julio de 1522), más conocido como Elio Antonio de Nebrija, de Nebrixa o de Lebrija, fue un humanista español que gozó de fama como colegial en el Real Colegio de España de Bolonia. Ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por ser el autor de la primera gramática castellana (la Gramática castellana), en 1492, de un diccionario latín-español ese mismo año y de otro español-latín hacia 1494, con relativa anticipación dentro del ámbito de las llamadas lenguas vulgares. De esta forma convirtió al castellano en la primera lengua culta de Europa tras el griego y el latín, sentando precedente a las demás. Fue, además, historiador, pedagogo, gramático y poeta.
Antonio Martínez Calá y Xarava había nacido en Lebrija, Sevilla, en 1441. Fue más conocido como Elio Antonio de Nebrixa, llegó a ser un gran referente en el Renacimiento español: humanista, gramático, filósofo, historiador poeta, pedagogo y astrónomo. Había estudiado humanidades en la Universidad de Salamanca, así como filología en latín, en griego y en hebreo. Sus conocimientos abarcaron también teología, medicina, derecho, cosmografía, matemáticas, geografía, historia y, por supuesto, gramática, materia en la que tuvo como maestro a Martino Galeotto, en el Real Colegio San Clemente de España en Bolonia.
Más tarde, en 1473, impartió clases de gramática y retórica en la Universidad de Salamanca. Fue protegido primero por el cardenal Juna de Zúñiga y después por el cardenal Cisneros.
Nebrija escribió obras sobre varias materias: cosmografía, botánica, teología, pedagogía, numeración, pesas y medidas. Intentó reformar la enseñanza del latín en España y, en 1481, publicó una gramática latina, Introductiones latinae, que sirvió como texto de enseñanza para estudiantes hasta el siglo XIX. Esta gramática latina se dividía en dos partes: la analogía, que trataba sobre morfología, y otra parte que versaba sobre problemas de sintaxis, ortografía, prosodia, figuras de dicción y un léxico que no era muy extenso.
Durante el Renacimiento, empezaron a editarse en Europa numerosas gramáticas latinas debido al entusiasmo por la literatura grecorromana. Es destacable, por ejemplo, la gramática latina publicada en 1471 por el italiano Valla, y que fue reeditada varias veces durante medio siglo. Para los hombres de la Edad Media, sólo el latín y el griego eran consideradas como lenguas cultas, porque estaban dotadas de una grandeza que hacía esas lenguas merecedoras de estudio y análisis, mientras que las lenguas vulgares se regían apenas por el gusto de los hablantes, sin necesidad de que estas fueran estudiadas ni de que se establecieran reglas.
En ese ambiente, el docto latinista Nebrija, tuvo la idea de aplicar el modelo de estudio de una lengua culta a una lengua romance y, en 1492, escribió la primera Gramática de la Lengua castellana. El mismo año del descubrimiento de América y del final de la Reconquista, Isabel I de Castilla visitaba Salamanca, y allí Nebrija dedicó su obra a su reina.
Fue un acontecimiento cultural de primer orden, pues nunca antes en Europa se había publicado una gramática de una lengua vulgar. El italiano tuvo su primera gramática en 1529; el portugués en 1536; el francés en 1550. España fue la pionera en fijar un conjunto de reglas y normas lingüísticas a una lengua vulgar, como era el castellano, para dar una homogeneidad y convertirla en una lengua culta.
Lo que el gramático sevillano estaba ofreciendo era una revolución cultural: por primera vez, un lengua vulgar, el romance castellano, se convertía en lengua culta al disponer de una gramática propia, la primera vez en su género, que esa lengua romance, así ennoblecida, se convertía en el factor de cohesión y expansión de un imperio que comenzaba a nacer sobre las carabelas que cruzaban el Atlántico. Nebrija le dio una dimensión política a su obra, en adelante, el castellano "siempre fue la lengua compañera del imperio".
Nebrija consideraba que la gramática era la base de toda ciencia y dividió la misma en: ortografía, prosodia, etimología y sintaxis. Esta división ha perdurado hasta la Edad Moderna. E igualmente otra distinción nebrijana perdura hasta recientemente: aquella que considera que las partes de la oración son ocho: nombre, pronombre, artículo, verbo, participio, preposición, adverbio y conjunción, y en sus notas añade gerundio y nombre participial infinito.
También consideraba al latín como lengua superior a las otras y, por ello, cuanto más se acerca una lengua al latín, más perfecta es. Esto hace que su gramática castellana sea una gramática a la manera latina. Sin embargo, la originalidad de Nebrija es patente, trayendo auténticas innovaciones en su género, mucho antes que el resto de lenguas vulgares. Intuyó además el origen de la lengua castellana a partir de un latín corrompido, traído por los godos e influido por otras lenguas.
La Gramática de Nebrija inspiró el surgimiento de una serie de obras similares que fue surgiendo en toda Europa, a medida que los idiomas de Europa cobraban conciencia de que eran tan nobles como el viejo latín. Su obra tuvo gran influencia en el mundo universitario español y europeo, siendo una de las cumbres del Humanismo en España. Recogía el legado clásico para revitalizar el estudio de las lenguas vivas.
ESPAÑA ILUSTRADA: GRAMÁTICA CASTELLANA POR ANTONIO DE NEBRIJA
Elio Antonio Martínez de Cala y Xarava (Lebrija, Sevilla, 1441 - Alcalá de Henares, 5 de julio de 1522), más conocido como Elio Antonio de Nebrija, de Nebrixa o de Lebrija, fue un humanista español que gozó de fama como colegial en el Real Colegio de España de Bolonia. Ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por ser el autor de la primera gramática castellana (la Gramática castellana), en 1492, de un diccionario latín-español ese mismo año y de otro español-latín hacia 1494, con relativa anticipación dentro del ámbito de las llamadas lenguas vulgares. De esta forma convirtió al castellano en la primera lengua culta de Europa tras el griego y el latín, sentando precedente a las demás. Fue, además, historiador, pedagogo, gramático y poeta.
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Antonio Martínez Calá y Xarava había nacido en Lebrija, Sevilla, en 1441. Fue más conocido como Elio Antonio de Nebrixa, llegó a ser un gran referente en el Renacimiento español: humanista, gramático, filósofo, historiador poeta, pedagogo y astrónomo. Había estudiado humanidades en la Universidad de Salamanca, así como filología en latín, en griego y en hebreo. Sus conocimientos abarcaron también teología, medicina, derecho, cosmografía, matemáticas, geografía, historia y, por supuesto, gramática, materia en la que tuvo como maestro a Martino Galeotto, en el Real Colegio San Clemente de España en Bolonia.
Más tarde, en 1473, impartió clases de gramática y retórica en la Universidad de Salamanca. Fue protegido primero por el cardenal Juna de Zúñiga y después por el cardenal Cisneros.
Nebrija escribió obras sobre varias materias: cosmografía, botánica, teología, pedagogía, numeración, pesas y medidas. Intentó reformar la enseñanza del latín en España y, en 1481, publicó una gramática latina, Introductiones latinae, que sirvió como texto de enseñanza para estudiantes hasta el siglo XIX. Esta gramática latina se dividía en dos partes: la analogía, que trataba sobre morfología, y otra parte que versaba sobre problemas de sintaxis, ortografía, prosodia, figuras de dicción y un léxico que no era muy extenso.
Durante el Renacimiento, empezaron a editarse en Europa numerosas gramáticas latinas debido al entusiasmo por la literatura grecorromana. Es destacable, por ejemplo, la gramática latina publicada en 1471 por el italiano Valla, y que fue reeditada varias veces durante medio siglo. Para los hombres de la Edad Media, sólo el latín y el griego eran consideradas como lenguas cultas, porque estaban dotadas de una grandeza que hacía esas lenguas merecedoras de estudio y análisis, mientras que las lenguas vulgares se regían apenas por el gusto de los hablantes, sin necesidad de que estas fueran estudiadas ni de que se establecieran reglas.
En ese ambiente, el docto latinista Nebrija, tuvo la idea de aplicar el modelo de estudio de una lengua culta a una lengua romance y, en 1492, escribió la primera Gramática de la Lengua castellana. El mismo año del descubrimiento de América y del final de la Reconquista, Isabel I de Castilla visitaba Salamanca, y allí Nebrija dedicó su obra a su reina.
Fue un acontecimiento cultural de primer orden, pues nunca antes en Europa se había publicado una gramática de una lengua vulgar. El italiano tuvo su primera gramática en 1529; el portugués en 1536; el francés en 1550. España fue la pionera en fijar un conjunto de reglas y normas lingüísticas a una lengua vulgar, como era el castellano, para dar una homogeneidad y convertirla en una lengua culta.
Lo que el gramático sevillano estaba ofreciendo era una revolución cultural: por primera vez, un lengua vulgar, el romance castellano, se convertía en lengua culta al disponer de una gramática propia, la primera vez en su género, que esa lengua romance, así ennoblecida, se convertía en el factor de cohesión y expansión de un imperio que comenzaba a nacer sobre las carabelas que cruzaban el Atlántico. Nebrija le dio una dimensión política a su obra, en adelante, el castellano "siempre fue la lengua compañera del imperio".
Nebrija consideraba que la gramática era la base de toda ciencia y dividió la misma en: ortografía, prosodia, etimología y sintaxis. Esta división ha perdurado hasta la Edad Moderna. E igualmente otra distinción nebrijana perdura hasta recientemente: aquella que considera que las partes de la oración son ocho: nombre, pronombre, artículo, verbo, participio, preposición, adverbio y conjunción, y en sus notas añade gerundio y nombre participial infinito.
También consideraba al latín como lengua superior a las otras y, por ello, cuanto más se acerca una lengua al latín, más perfecta es. Esto hace que su gramática castellana sea una gramática a la manera latina. Sin embargo, la originalidad de Nebrija es patente, trayendo auténticas innovaciones en su género, mucho antes que el resto de lenguas vulgares. Intuyó además el origen de la lengua castellana a partir de un latín corrompido, traído por los godos e influido por otras lenguas.
La Gramática de Nebrija inspiró el surgimiento de una serie de obras similares que fue surgiendo en toda Europa, a medida que los idiomas de Europa cobraban conciencia de que eran tan nobles como el viejo latín. Su obra tuvo gran influencia en el mundo universitario español y europeo, siendo una de las cumbres del Humanismo en España. Recogía el legado clásico para revitalizar el estudio de las lenguas vivas.
ESPAÑA ILUSTRADA: GRAMÁTICA CASTELLANA POR ANTONIO DE NEBRIJA
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