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Madmaxista
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En el más absoluto silencio de la prensa y las redes sociales, el proceso judicial para un posible encausamiento a Hillary Clinton continúa su curso
La investigación criminal contra la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, que ha sido reabierta y sigue su curso, ha permanecido casi en absoluto silencio tanto en la prensa nacional como en las redes sociales.
Las protestas por la fin de George Floyd comenzaron el 26 mayo y se extendieron rápidamente por todo el país, mediante una innegable campaña, estimulada por organizaciones y grupos afiliados a la izquierda como “Black Lives Matter” y de extrema izquierda, como “Antifa” y “Esclavos del Sur”, entre otras.
Mucho antes a la connotación nacional tras un video difundido por el fallecimiento de Floyd, Hillary Clinton había sido citada a declarar el 2 de junio ante la Corte de Apelaciones para el Circuito de Washington.
De antemano se sabía que en esa audiencia virtual, debido a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, se expondrían testimonios vinculados a presuntos actos de abuso de poder y corrupción ocurridos durante la administración del expresidente Obama. Sin embargo, el foco noticioso se centró en el caso Floyd, con razones suficientes para convertirse en un escándalo nacional.
¿Coincidencias o estrategia para desvirtuar la atención?
Días previos a la fecha en la que fue citada a declarar Hillary Clinton, cientos de cuentas en la red social Twitter fueron suspendidas. La mayoría de los titulares de esas cuentas se identifican por sus posturas conservadoras.
El 2 de junio en la mañana, mientras se desarrollaba en corte la audiencia sobre la exsecretaria de Estado, las tendencias en Twitter estuvieron deshabilitadas.
Hasta el momento, no hay evidencia alguna que permita afirmar que la fin de Floyd fue un acto preparado, que derivó en tragedia o si el hecho en sí mismo -por su alta sensibilidad- constituyó el mejor pretexto para quienes esperaban un acontecimiento similar, con el propósito de crear el caos nacional y desviar la atención del proceso contra Hillary Clinton.
Llama la atención que las declaraciones del ahora candidato presidencial demócrata Joe Biden y del expresidente Barack Obama -acerca de la fin de Floyd- ocurrieron varios días después de que se iniciaran las revueltas y de forma casi simultánea, y no inmediatamente después del trágico suceso.
El escándalo de las acusaciones presentadas contra Hillary Clinton por el caso de los “emails” estalló en el 2016, semanas antes a las elecciones presidenciales y debido a una pesquisa del Buró Federal de Investigaciones (FBI), que en ese momento no escaló al ámbito judicial. Ahora, la también exsenadora enfrenta el escrutinio de varios grupos anticorrupción, en especial Judicial Watch.
Judicial Watch es una organización no gubernamental y anticorrupción creada en 1994, predominantemente conservadora, que se dedica a denunciar y a investigar a altos funcionarios públicos que incumplen las leyes.
Los trágicos sucesos de Bengasi
El 2 de junio Hillary Clinton fue citada a declarar ante la Corte de Apelaciones para el Circuito de Washington, la más importante institución legal después de la Corte Suprema, pero en la videollamada sólo se presentó su equipo legal, con alegaciones de que toda la información se había ofrecido ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes por la tragedia ocurrida en Bengasi [asalto del que fue objeto la sede diplomática de EEUU en esa ciudad libia el 11 de septiembre del 2012, donde murieron 4 estadounidenses, entre ellos el embajador Christopher Stevens].
En una reseña de los sucesos de Bengasi, el periodista de investigación Seymour Hersh -que cita a un antiguo funcionario anónimo de inteligencia del Departamento de Defensa- asegura: "La única misión del [consulado estadounidense en Bengasi] era proporcionar cobertura para el movimiento de armas [en el Medio Oriente]. No tenía un papel político real. Y añade "el ataque supuestamente puso fin a la presunta participación de Estados Unidos, pero no detuvo el contrabando", indica la fuente de Hersh.
Para mayo del 2012, Libia se había convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo; sin embargo, el 22 de ese mes, la administración de Barack Obama envió al embajador Christopher Stevens a la ciudad de Bengasi para coordinar las misiones de EEUU en Libia. El 11 de septiembre de ese mismo año la sede estadounidense fue atacada e incendiada por miembros armados de Ansar Al-Sharia, radicada en Yemen y ramificación de Al Qaeda.
Según reportes, un destacamento de la Fuerza Delta estadounidense se encontraba a menos de 2 kilómetros de la embajada en un anexo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), pero las órdenes de Hillary Clinton fueron de [no intervenir].
En el trágico suceso murió el embajador Stevens y tres miembros del personal diplomático y de seguridad.
Una de las principales denuncias en este caso fue que la CIA, con el consentimiento de Hillary Clinton, trasladaba armas desde Libia a Siria para ayudar a rebeldes a extinguir el gobierno de Bashar Al Assad en Siria, acción similar que provocó el derrocamiento del régimen de Muammar Gaddafi, un año antes. Luego, muchos de estos rebeldes terminaron en las filas del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).
...sigue en el enlace.
Hillary Clinton podría enfrentar cargos criminales ante la Justicia
La investigación criminal contra la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, que ha sido reabierta y sigue su curso, ha permanecido casi en absoluto silencio tanto en la prensa nacional como en las redes sociales.
Las protestas por la fin de George Floyd comenzaron el 26 mayo y se extendieron rápidamente por todo el país, mediante una innegable campaña, estimulada por organizaciones y grupos afiliados a la izquierda como “Black Lives Matter” y de extrema izquierda, como “Antifa” y “Esclavos del Sur”, entre otras.
Mucho antes a la connotación nacional tras un video difundido por el fallecimiento de Floyd, Hillary Clinton había sido citada a declarar el 2 de junio ante la Corte de Apelaciones para el Circuito de Washington.
De antemano se sabía que en esa audiencia virtual, debido a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, se expondrían testimonios vinculados a presuntos actos de abuso de poder y corrupción ocurridos durante la administración del expresidente Obama. Sin embargo, el foco noticioso se centró en el caso Floyd, con razones suficientes para convertirse en un escándalo nacional.
¿Coincidencias o estrategia para desvirtuar la atención?
Días previos a la fecha en la que fue citada a declarar Hillary Clinton, cientos de cuentas en la red social Twitter fueron suspendidas. La mayoría de los titulares de esas cuentas se identifican por sus posturas conservadoras.
El 2 de junio en la mañana, mientras se desarrollaba en corte la audiencia sobre la exsecretaria de Estado, las tendencias en Twitter estuvieron deshabilitadas.
Hasta el momento, no hay evidencia alguna que permita afirmar que la fin de Floyd fue un acto preparado, que derivó en tragedia o si el hecho en sí mismo -por su alta sensibilidad- constituyó el mejor pretexto para quienes esperaban un acontecimiento similar, con el propósito de crear el caos nacional y desviar la atención del proceso contra Hillary Clinton.
Llama la atención que las declaraciones del ahora candidato presidencial demócrata Joe Biden y del expresidente Barack Obama -acerca de la fin de Floyd- ocurrieron varios días después de que se iniciaran las revueltas y de forma casi simultánea, y no inmediatamente después del trágico suceso.
El escándalo de las acusaciones presentadas contra Hillary Clinton por el caso de los “emails” estalló en el 2016, semanas antes a las elecciones presidenciales y debido a una pesquisa del Buró Federal de Investigaciones (FBI), que en ese momento no escaló al ámbito judicial. Ahora, la también exsenadora enfrenta el escrutinio de varios grupos anticorrupción, en especial Judicial Watch.
Judicial Watch es una organización no gubernamental y anticorrupción creada en 1994, predominantemente conservadora, que se dedica a denunciar y a investigar a altos funcionarios públicos que incumplen las leyes.
Los trágicos sucesos de Bengasi
El 2 de junio Hillary Clinton fue citada a declarar ante la Corte de Apelaciones para el Circuito de Washington, la más importante institución legal después de la Corte Suprema, pero en la videollamada sólo se presentó su equipo legal, con alegaciones de que toda la información se había ofrecido ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes por la tragedia ocurrida en Bengasi [asalto del que fue objeto la sede diplomática de EEUU en esa ciudad libia el 11 de septiembre del 2012, donde murieron 4 estadounidenses, entre ellos el embajador Christopher Stevens].
En una reseña de los sucesos de Bengasi, el periodista de investigación Seymour Hersh -que cita a un antiguo funcionario anónimo de inteligencia del Departamento de Defensa- asegura: "La única misión del [consulado estadounidense en Bengasi] era proporcionar cobertura para el movimiento de armas [en el Medio Oriente]. No tenía un papel político real. Y añade "el ataque supuestamente puso fin a la presunta participación de Estados Unidos, pero no detuvo el contrabando", indica la fuente de Hersh.
Para mayo del 2012, Libia se había convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo; sin embargo, el 22 de ese mes, la administración de Barack Obama envió al embajador Christopher Stevens a la ciudad de Bengasi para coordinar las misiones de EEUU en Libia. El 11 de septiembre de ese mismo año la sede estadounidense fue atacada e incendiada por miembros armados de Ansar Al-Sharia, radicada en Yemen y ramificación de Al Qaeda.
Según reportes, un destacamento de la Fuerza Delta estadounidense se encontraba a menos de 2 kilómetros de la embajada en un anexo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), pero las órdenes de Hillary Clinton fueron de [no intervenir].
En el trágico suceso murió el embajador Stevens y tres miembros del personal diplomático y de seguridad.
Una de las principales denuncias en este caso fue que la CIA, con el consentimiento de Hillary Clinton, trasladaba armas desde Libia a Siria para ayudar a rebeldes a extinguir el gobierno de Bashar Al Assad en Siria, acción similar que provocó el derrocamiento del régimen de Muammar Gaddafi, un año antes. Luego, muchos de estos rebeldes terminaron en las filas del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).
...sigue en el enlace.
Hillary Clinton podría enfrentar cargos criminales ante la Justicia