Cuenta cuento
Madmaxista
- Desde
- 31 Jul 2015
- Mensajes
- 6.141
- Reputación
- 11.833
Inicio / Polémicas
Evoca su propio sufrimiento y cuenta que ella estuvo a punto de cometer ese error
¿Hijos de parejas gayses, sin padre o progenitora? Jean, ex lesbiana, avisa del dolor que les espera
Los hijos de parejas del mismo sesso no tienen constitutivamente padre o progenitora (o ni padre ni progenitora). ¿Esa carencia no tiene importancia? Foto: captura DW Documentary.
Facebook
Twitter
Telegram
Linkedin
Whatsapp
Email
ReL
31 octubre 2022 09:27
TAGS:
En un artículo publicado en Public Discourse, Jean C. Lloyd, profesora, escritora y progenitora de dos hijos, quien vivió durante un tiempo una vida lesbiana, analiza las consecuencias para los niños de las nuevas formas de reproducción que abren la posibilidad de 'tener hijos' a personas del mismo sesso.
La "Ley de respeto al matrimonio" perjudicará a los niños
¿Eres mi mamá? El clásico de P.D. Eastman era uno de los libros favoritos de mi infancia. Cuenta la historia de un bebé pájaro que sale del cascarón justo cuando su progenitora vuela en busca de comida. Decidido a encontrarla, sale en su búsqueda. Desde el gatito hasta la vaca, pasando por el remolcador y la excavadora, el polluelo plantea repetidamente la quejumbrosa pregunta. Su desconcertante búsqueda termina con un feliz reencuentro y con él de vuelta en el nido, bajo las alas protectoras de su progenitora.
'¿Eres mi mamá?' de P. D. Eastman. Un cuento que tiene mucho que ver con la realidad.
Yo he sido esa cría de pájaro. Cuando era un bebé, me adoptaron en una familia cariñosa con unos padres entregados. Estoy eternamente agradecida. Al mismo tiempo, desde la anciana profesora de piano hasta la adolescente voluntaria de la Escuela Bíblica de Vacaciones, pasando por cualquier mujer cuya amabilidad me haya conmovido significativamente, hice la misma pregunta: "¿Eres mi mamá?".
La adopción se revela como un regalo para ambas partes, pero existe para reparar algo que en el orden natural de las cosas nunca ocurriría. En un mundo perfecto, los niños nunca serían separados de sus padres. Aunque la adopción es una hermosa redención, siempre es una respuesta a la tragedia. Como escribió un terapeuta, "la adopción es una crisis vital importante cuyo impacto, tanto en su momento como con el paso del tiempo, a menudo se ha pasado por alto... Cuando se ignoran los temas relacionados con la adopción, los terapeutas colaboran inadvertidamente con el mensaje tácito, poderoso y destructivo, de que la adopción no significa nada".
La honestidad sobre las repercusiones de la adopción ha mejorado mucho a lo largo de los años. Sin embargo, con respecto al matrimonio y las estructuras familiares alternativas, el mensaje deshonesto continúa: separar a los niños de sus padres no importa.
La Ley de respeto al matrimonio (RFMA, por sus siglas en inglés: Respect for Marriage Act) consagrará aún más la afirmación legal de las estructuras familiares y "matrimoniales" no tradicionales mediante la legalización federal del matrimonio entre personas del mismo sesso y otros acuerdos de pareja. La RFMA ya ha sido aprobada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y el Senado la votará después de las elecciones de mitad de mandato. Si se convierte en ley, permitirá recoger en la ley federal derechos parentales para las parejas casadas del mismo sesso. Esta disposición pretende proteger a las parejas gayses, pero al hacerlo consagra legalmente la negación de que los niños necesiten tener una progenitora y un padre. Tanto a través de la adopción como de la reproducción artificial (ART, por sus siglas en inglés: Artificial Reproductive Technology), la paternidad del mismo sesso y otros acuerdos modernos dividen y a veces incluso erradican los vínculos maternos y/o paternos que los niños necesitan para desarrollarse. Al privilegiar el "derecho" de los adultos a ser afirmados en sus deseos, perjudicamos aún más a los niños.
Estructuras familiares: cuanto más se multiplican, más dividen
Mi propia historia es un ejemplo de cómo la reproducción asistida y las estructuras familiares no tradicionales perjudican a los niños. En mi búsqueda de mi progenitora biológica, la agencia de adopción fue mi primera parada. Absorbí cada palabra mientras Billie, la misma trabajadora social que me había encontrado un hogar dieciocho años antes, leía la información en mi expediente. Mis padres habían salido juntos en el instituto y en la universidad, se habló de compromiso y luego llegó la crisis del embarazo que me llevó al hogar de madres solteras en el que ahora me encontraba. Intenté moderar el ansia de mi pregunta: "¿Me abrazó?". Billie hizo una pausa, dejó mi expediente y suspiró: "Todo el mundo me hace esa pregunta".
Dos años más tarde, conseguí consultar mi partida de nacimiento original. Temblé al abrirla y leer el nombre de mi progenitora. Había un espacio en blanco donde debía estar el nombre de mi padre. Pero un espacio en blanco no significaba que no tuviera un padre: yo existía gracias a su unión. Mi progenitora no puso su nombre porque estaba enfadada con él por "eludir su parte de responsabilidad", como escribió en los formularios de admisión de la maternidad. Sabía que acabaría encontrándolo. Mis padres biológicos habían tenido una relación; había una vida compartida y sus familias se conocían. En nuestro primer y único encuentro, mi progenitora me dijo quién era mi padre.
Con respecto a las "familias modernas" y el uso de la reproducción asistida, no puedo imaginar el dolor y la pugna interior añadidos si hubiera estado buscando el número de un donante -un hombre al que mi progenitora nunca habría conocido-, buscando, no las conexiones familiares, sino los registros de la clínica y el laboratorio, si mi concepción hubiera procedido de un padre que hubiera vendido un frasco de su esperma.
Un escenario aún más doloroso para mí habría sido descubrir que mi candente pregunta, "¿Eres mi mamá?", podría haber sido respondida con un "sí" por más de una mujer. Que mi búsqueda podría haber sido de una progenitora "genética", de una mujer que donara o vendiera sus óvulos y, potencialmente, de una progenitora "gestacional", si mi progenitora adoptiva no hubiera sido la receptora de la FIV [Fecundación in vitro] que me llevó en su seno. En el caso de las mujeres que compran óvulos, "externalizan" el embarazo y luego crían al niño, este tiene tres madres. La multiplicación de los acuerdos familiares modernos y las opciones tecnológicas dan lugar a más formas de dividir a un niño.
Evoca su propio sufrimiento y cuenta que ella estuvo a punto de cometer ese error
¿Hijos de parejas gayses, sin padre o progenitora? Jean, ex lesbiana, avisa del dolor que les espera
Telegram
ReL
31 octubre 2022 09:27
TAGS:
- Matrimonio gays
En un artículo publicado en Public Discourse, Jean C. Lloyd, profesora, escritora y progenitora de dos hijos, quien vivió durante un tiempo una vida lesbiana, analiza las consecuencias para los niños de las nuevas formas de reproducción que abren la posibilidad de 'tener hijos' a personas del mismo sesso.
La "Ley de respeto al matrimonio" perjudicará a los niños
¿Eres mi mamá? El clásico de P.D. Eastman era uno de los libros favoritos de mi infancia. Cuenta la historia de un bebé pájaro que sale del cascarón justo cuando su progenitora vuela en busca de comida. Decidido a encontrarla, sale en su búsqueda. Desde el gatito hasta la vaca, pasando por el remolcador y la excavadora, el polluelo plantea repetidamente la quejumbrosa pregunta. Su desconcertante búsqueda termina con un feliz reencuentro y con él de vuelta en el nido, bajo las alas protectoras de su progenitora.
'¿Eres mi mamá?' de P. D. Eastman. Un cuento que tiene mucho que ver con la realidad.
Yo he sido esa cría de pájaro. Cuando era un bebé, me adoptaron en una familia cariñosa con unos padres entregados. Estoy eternamente agradecida. Al mismo tiempo, desde la anciana profesora de piano hasta la adolescente voluntaria de la Escuela Bíblica de Vacaciones, pasando por cualquier mujer cuya amabilidad me haya conmovido significativamente, hice la misma pregunta: "¿Eres mi mamá?".
La adopción se revela como un regalo para ambas partes, pero existe para reparar algo que en el orden natural de las cosas nunca ocurriría. En un mundo perfecto, los niños nunca serían separados de sus padres. Aunque la adopción es una hermosa redención, siempre es una respuesta a la tragedia. Como escribió un terapeuta, "la adopción es una crisis vital importante cuyo impacto, tanto en su momento como con el paso del tiempo, a menudo se ha pasado por alto... Cuando se ignoran los temas relacionados con la adopción, los terapeutas colaboran inadvertidamente con el mensaje tácito, poderoso y destructivo, de que la adopción no significa nada".
La honestidad sobre las repercusiones de la adopción ha mejorado mucho a lo largo de los años. Sin embargo, con respecto al matrimonio y las estructuras familiares alternativas, el mensaje deshonesto continúa: separar a los niños de sus padres no importa.
La Ley de respeto al matrimonio (RFMA, por sus siglas en inglés: Respect for Marriage Act) consagrará aún más la afirmación legal de las estructuras familiares y "matrimoniales" no tradicionales mediante la legalización federal del matrimonio entre personas del mismo sesso y otros acuerdos de pareja. La RFMA ya ha sido aprobada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y el Senado la votará después de las elecciones de mitad de mandato. Si se convierte en ley, permitirá recoger en la ley federal derechos parentales para las parejas casadas del mismo sesso. Esta disposición pretende proteger a las parejas gayses, pero al hacerlo consagra legalmente la negación de que los niños necesiten tener una progenitora y un padre. Tanto a través de la adopción como de la reproducción artificial (ART, por sus siglas en inglés: Artificial Reproductive Technology), la paternidad del mismo sesso y otros acuerdos modernos dividen y a veces incluso erradican los vínculos maternos y/o paternos que los niños necesitan para desarrollarse. Al privilegiar el "derecho" de los adultos a ser afirmados en sus deseos, perjudicamos aún más a los niños.
Estructuras familiares: cuanto más se multiplican, más dividen
Mi propia historia es un ejemplo de cómo la reproducción asistida y las estructuras familiares no tradicionales perjudican a los niños. En mi búsqueda de mi progenitora biológica, la agencia de adopción fue mi primera parada. Absorbí cada palabra mientras Billie, la misma trabajadora social que me había encontrado un hogar dieciocho años antes, leía la información en mi expediente. Mis padres habían salido juntos en el instituto y en la universidad, se habló de compromiso y luego llegó la crisis del embarazo que me llevó al hogar de madres solteras en el que ahora me encontraba. Intenté moderar el ansia de mi pregunta: "¿Me abrazó?". Billie hizo una pausa, dejó mi expediente y suspiró: "Todo el mundo me hace esa pregunta".
Dos años más tarde, conseguí consultar mi partida de nacimiento original. Temblé al abrirla y leer el nombre de mi progenitora. Había un espacio en blanco donde debía estar el nombre de mi padre. Pero un espacio en blanco no significaba que no tuviera un padre: yo existía gracias a su unión. Mi progenitora no puso su nombre porque estaba enfadada con él por "eludir su parte de responsabilidad", como escribió en los formularios de admisión de la maternidad. Sabía que acabaría encontrándolo. Mis padres biológicos habían tenido una relación; había una vida compartida y sus familias se conocían. En nuestro primer y único encuentro, mi progenitora me dijo quién era mi padre.
Con respecto a las "familias modernas" y el uso de la reproducción asistida, no puedo imaginar el dolor y la pugna interior añadidos si hubiera estado buscando el número de un donante -un hombre al que mi progenitora nunca habría conocido-, buscando, no las conexiones familiares, sino los registros de la clínica y el laboratorio, si mi concepción hubiera procedido de un padre que hubiera vendido un frasco de su esperma.
Un escenario aún más doloroso para mí habría sido descubrir que mi candente pregunta, "¿Eres mi mamá?", podría haber sido respondida con un "sí" por más de una mujer. Que mi búsqueda podría haber sido de una progenitora "genética", de una mujer que donara o vendiera sus óvulos y, potencialmente, de una progenitora "gestacional", si mi progenitora adoptiva no hubiera sido la receptora de la FIV [Fecundación in vitro] que me llevó en su seno. En el caso de las mujeres que compran óvulos, "externalizan" el embarazo y luego crían al niño, este tiene tres madres. La multiplicación de los acuerdos familiares modernos y las opciones tecnológicas dan lugar a más formas de dividir a un niño.