Hey, nena, ¿recuerdas cuando amamos por primera vez mientras sonaba el Achtung Baby en el loro del coche?

Clavisto

Será en Octubre
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10 Sep 2013
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La conocí a través de uno de esos chats que emitían las emisoras locales, no sé si todavía seguirán haciéndolo, hace años que no veo la televisión. Ni para eso.

Una vez acabado el parte nocturno llegaba la programación de madrugada, que no era otra sino imágenes de chicas con nombre exótico y apellido de nueve cifras bien grandes y coloreadas, no tanto lo que aparecía a pie de página a velocidad de zancada boltiana, eso no interesaba destacarlo mucho, hay cosas que mejor no verlas, no sea que equilibren la balanza hasta tal punto de volcarla por el lado incorrecto. Un negocio es un engaño, y quien vende debe saber lo que tiene que enseñar bien y lo que ocultar mejor para comerse un colín, como la Montiel cuando dejó de ser tan guapa y exigió que gasearan sus cámaras: el capitalismo es un engaño. Por eso funciona, aunque sea a trancas y barrancas, como la que le freía los bemoles a Brando, que duró hasta el final, de una u otra forma, pero duró. Y también murió.

Pero a mi lo que me interesaba era lo de abajo, de hecho casi siempre ha sido así, o al menos ya hace tanto tiempo como para no recordar lo contrario. Quizá cuando estudiaba bien y quería ser algo importante, algo importante para mi, pero eso no llegó muy lejos, casi ni empezó en serio, enseguida me tentó el qué era eso tan bueno que tanto le gustaba a los triunfadores de entonces, aquellos para quienes lo mío era motivo de risa. Yo no me reía viéndoles, los envidiaba sin saber porqué: era muy joven para saber que los orates eran ellos, o que yo no era tan listo como ellos. Y me hice uno de ellos. O lo intenté, que pronto me di cuenta de que aquello no era lo mío. Pero lo otro ya se había ido. Y me quedé en mitad de la tabla, sin posibilidad de ganar ni de descender, jugando porque había que hacerlo si querías seguir haciéndolo: la federación de la vida no te pide más que la voluntad. Nada menos.

Todavía estaba con mi ex cuando empecé a frecuentar a las pilinguis de la tele, no a las diosas que enseñaban su cuerpo, no, qué va, esas no dejan de ser hologramas para todo quien no sea del Madrid o del Barcelona, sino a las de abajo, las que se anunciaban en la barra que sostenía los pósters, por debajo de ellas sólo estaba el precio de las de arriba. Y eso sin tocarlas un pelo.

Eran anuncios directos, rápidos, que si el tiempo es oro no lo es menos el espacio, y el rodillo de los anuncios no hacía más que girar como cuchilla de picadora, apenas eran segundos lo que permanecía en pantalla, y costaba una pasta, no te creas que lo regalaban, todo cuesta cuando sales en la tele, todo...Y lo que menos vale es tu dignidad.

Las letras mayúsculas eran más populares que los Beatles, casi tod@s escribían así, "¡¡¡EH, QUE ESTOY AQUÍ!!!", hasta para decir que no buscabas sesso ("sólo amistad") escribían de esa manera. Internet todavía estaba en pañales por aquí. Ya no.

Una fruta nunca dice que es fruta, eso son cosas de las películas de pilinguis. La fruta se presenta de otra forma, más sibilina, no por nada deja de ser la chica de su padre: "chica simpática" era lo más socorrido junto a "ayuda económica" o, directamente, un número seguido de la bestial marca uropea que por entonces acababa de salir a la luz.

Yo quería a mi chica, de verdad, pero no sé porqué comencé a engañarla poco después que acabara su carrera y se pusiera a trabajar. Y no por la distancia y tal, no...a fin de cuentas así habíamos estado durante sus cinco años de estudios en la capital de estepaís, nos bastaba el fin de semana, nunca fallaba, y cuando empecé a descansar un día entre semana me iba para allá con el bocao en la boca y echábamos bien echao el día y medio, sí, pero...comencé a ponerle los cuernos.

Cosa curiosa: para mi no lo era. Sí, si hubiera sido con otra tía, sin pasta por medio...pero eso era imposible. Nunca lo hubiera hecho, nunca, de verdad. Jamás la engañé de esa forma. Sólo era que yo...no sé...

Cerraba la noche del domingo, ella ya no estaba, miraba en la tele y me decía "¿porqué no...? nadie se va a enterar" Normalmente era cuando estaba de resaca, cansado de todo el día, ni Cristo por las calles, era como si estuvieras solo en el mundo, a nadie le importaba una cosa...

Nunca me han gustado los pilingui-clubs ni las casas de pilinguis, ahí más que a amar vas a medirte, y yo soy demasiado pagado de mi mismo como para compararme con esa clase de gente. Anoche terminé de releer las Memorias del subsuelo de Dostoyevski, y el muy cabrón dice algo que es o que yo siempre he pensado de esos sitios: "no se puede ir sin estar borracho" Lo terminé y empecé Crimen y castigo, hasta que Raskólnikov lleva a Marmeladov a su casa...Eché un buen lagrimón al terminar de leer su perorata.

Pero el hombre propone y el nabo dispone, y el diablo mueve el hilo que queda entre medias.

Sólo con una repetí varias veces, una tipa subida de peso y antiestética, mayor que yo, de otro pueblo, que no hacía más que hablarte de que lo hacía para casarse con su novio, "un hombre que me mataría si supiera que estoy haciendo esto..." Yo la oía mientras me limpiaba la platano y me ponía los pantalones dentro del coche, del de ella, era una tía decente y tal...Creo que repetía para oírla.

Habían muchas chicas jóvenes, ninguna valía gran cosa, todas estaban pilladas por algún sitio, drojas normalmente, recuerdo a una ansiosa con la que no me pude ni correr, "déjalo", "¡¡¡EHHH!!!", "que no me corro, shishi", estaba pasadísima, ella se obcecó, "¡¿QUE NO TE CORRES?!...¡¡¡ESPERA!!!", y empezó a chupármela como si en lugar de leche echara cocaína: lo último que quiere una fruta es no ser capaz siquiera de serlo. Volví a verla años después, hace poco, una vez que bajaba un cerro...estuve a punto de entrarle, sé que me reconoció, pero sólo llevaba lo justo para la cocacola del ambulatorio.

Hasta que di con Eva.

Recuerdo que era de noche, puede que octubre, como ahora, ya empezaba a hacer frío, el mismo que hará dentro de un par de semanas, cuando todo esté tan neցro como el estropeado Paint it black. Yo tendría el turno de mañana, sí, me acuerdo...A eso de las ocho miré la tele del alcalde y vi un número nuevo.

Llamé. Me sonó su voz. Quedamos. Cogí el coche.

Y cuando la vi no me lo pude creer: era la hija de un reciente muerto que había sido cliente nuestro.

Di una vuelta a la manzana para pensármelo, estaba seguro que me reconocería, tampoco hacía tanto tiempo de cuando yo le ponía un bocadillo de calamares, a su padre le encantaban. Y a ella también. Era la pequeña de muchas, todas hembras, todas estupendas, tenían fama por su belleza...

Y en lugar de irme a buscar otra...

Me reconoció tanto como yo a ella, nos miramos lo justo sin decirnos nada, tiré adelante e hice por hablar algo, ninguno nos llamamos por nuestro nombre, el frío es tan socorrido...Callamos mientras el cd hablaba por nosotros, creo que por entonces todavía estaban los U2.

Nos fuimos al polígono industrial y amamos en silencio. Después hablamos un rato y algo me contó.

- "¿Donde te dejo?"
- "Donde me recogiste"

Allí la dejé.

Y ya no hubo otra fruta.

Hicimos una cierta amistad, quedábamos para lo que quedábamos pero no sólo para eso, aunque eso sí, siempre a escondidas, no por nada yo estaba "casado" y no podía dejarme ver con ella. Fue a la primera y última que llevé a mi casa; hasta a mi gato, más arisco que yo, le caía bien, y es que era una muchacha muy dulce, muy cariñosa, puede que un poco estulta...aunque seguramente los estúpidos seamos nosotros.

Ya por entonces andaba bastante pasao, había días que no me hubiera aguantado ni mi santa, por no decir mi progenitora, y en una de esas, en una de las obesas, di en acordarme de ella aún estando con la mía, que no podía haber venido ese fin de semana y tal Y vuelvo a significar que sigo creyéndomelo como si no hubiera podido ser de otra forma: jamás me engañó. Pongo la mano en el infierno.

Yo estaba muy borracho cuando me llamó, "oye, que no voy a poder ir al pueblo" Vale.

La llamé, "¿donde estás, Eva?", en el peor tugurio de mi mundo, estupendo...

- "Oye, voy para allá, te pito cuando llegue"
- "Vale"

Llegué, pité y salió, estaba colocada, incluso más que yo. Pillamos unas litronas en el 24 horas y nos fuimos.

Nos pusimos bien, tanto que al final acabé por echarle el sermón que nunca le había nombrado, el de su padre, ella ya me había hablado de lo mala que era su progenitora, la viuda alegre, ella era una chiquilla que apenas tenía dieciocho años y ya la habían echado de casa.

Y al oír que hablaba de su padre se echó a llorar.

Dejamos de vernos, dejé de verla, estaba avergonzado por mi brutalidad, me dijo que se iba a Barcelona con unos colegas...

Volvió tiempo después, no mucho, yo ya no estaba con la otra, me la encontré caminando por ahí, mientras ella paseaba un cortesanazo, "¿qué tal?", seguía pareciendo inocente a pesar de todo...

Me la llevé a casa y vi que tenía costras en las berzas.

Y no la toqué.


 
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