Master & Commander
Cuñado nija
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Os lo tengo que poner tras habérnoslo borrado en Forocoches sin explicación ni aviso. Vais a ver el motivo enseguida y recordaréis que el peligro es la islamofobia, no el Islam, ¿verdad?
Ja
Héroes contra el Islam (I)
No quieren recordarlos
El Islam ha creado una masacre en NY. En Madrid. En Londres, París y ahora en Bruselas.
Las élites y sus lacayos tienen una inquietud sobre las demás; no es la posibilidad de que estos ataques se repitan. Tampoco las condiciones que los hacen posibles. Se pone énfasis en hablar de tolerancia, convivencia, paz y flores.
Les pone nerviosos que cada vez haya más voces discordantes con su versión oficial. Una versión ridícula que ningún niño se cree, basada en una supuesta convivencia secular del Islam en Europa. Incluso como una religión no solo compatible sino, además parte de nuestro continente.
La realidad se explica mirando al pasado, y si lo hacemos podemos ver que la convivencia con el islam ni es reciente ni es pacífica ni es convivencia, sino Batalla Eterna.
Desde el mismo nacimiento del Islam, los pueblos y religiones que han encontrado han estado en guerra contra él.
Paganos y cristianos. Budistas e hinduístas. Judíos y zoroastristas.
Porque lo primero que hicieron tras salir del desierto de Arabia hace más de mil años, fue invadir otros lugares con la espada, tomando sus mujeres, esclavizando, imponiendo tributos a los vencidos y declarando ley su sistema de creencias.
Nada de esto ha cambiado.
Sus intenciones son las mismas. Sus actos, idénticos
Los nuestros no.
Es momento de recordar a quien estuvo ahí para que nosotros pudiéramos estar aquí.
Contra ellos lucharon. Muchos sin nombre. Otros con blasones y heraldos. Campesinos y caballeros. Reyes y plebeyos. Nobles y burgueses. Sacerdotes y descreidos. Si no los oyes nombrar, es porque no quieren recordarlos. Que no veamos esta parte tan políticamente incorrecta de la historia. Héroes. Conocidos, hoy en tumbas de piedra de las catedrales y desconocidos que duermen en los campos de Europa y Asia. Hace siglos fueron iguales. Respiraron el mismo aire. Pisaron las mismas colinas, llanuras y montañas. Pelearon sin preguntarse si les convenía, si les beneficiaba, sin pensar en dialogar y sin esperar a que otros agarrasen el acero con las manos también.
Y murieron y mataron los unos al lado de los otros. Es por su sacrificio que hoy estás aquí leyendo esto.
No quieren recordarlos. No eran tolerantes. Ni pacíficos. Ni aspiraban a convivir.
Eran lobos contra chacales y regaban las flores con la sangre de los invasores del desierto y sembraban con los huesos de los jinetes de la estepa.
El Islam no forma parte de Europa. Europa se forma contra el Islam
No quieren recordarlos.
No quieren que sepas quienes fueron y qué hicieron.
Porque recordarlos es peligroso.
Nikola Šubić Zrinski (1508-1566) Noble croata al servicio de los Habsburgo. De joven luchó en Viena durante el asedio de 1529 contra los turcos a los que venció en 1556. En 1566 defendió heroicamente la pequeña fortaleza de Szigetvár con apenas 2300 soldados frente al enorme ejército otomano dirigido por el sultán Suleimán en persona. La fortaleza cayó y todos los defensores que quedaban murieron en una última carga, incluyendo a Zrinski. Los turcos tuvieron gran cantidad de bajas, cosa que se notó contra Viena. Hoy Zrinski es héroe en Hungría y Croacia. “La civilización estaba salvada”, dijo el cardenal francés Richelieu sobre el resultado de la batalla décadas más tarde.
Starina Novak (1530-1601) , de orígenes humildes y ascendencia serbia y rumana, nació en la Serbia ocupada por los turcos. Después de ser encarcelado y golpeado por ellos, perdiendo todos sus dientes, huyó de su aldea y se refugió en los bosques. Ahí aprendió a luchar y formó su propia Guerrilla. Atacó y liberó muchas ciudades y pueblos, incluyendo Sofía y Bucarest. Su fama fue creciendo y también el repruebo de sus enemigos. Traicionado, fue quemado vivo por los turcos. Venerado en Serbia y Rumanía.
Skanderbeg (1405-1458) Noble albanés, capturado por los turcos de niño. Tras unas décadas a su servicio desertó y dirigió una rebelión contra ellos. Durante 25 años defendió el norte de Albania de los ataques del Turco, mucho más numerosos y con más recursos, retrasando así el avance islámico por Europa Occidental. Gran militar, diplomático y estratega, en su época se consideraba un héroe y un ejemplo, no solamente en Albania sino en toda Europa occidental. La Iglesia Católica le concedió el título de Campeón de Cristo por su lucha contra los fiel a la religión del amores. Cuando los soldados otomanos encontraron su tumba la abrieron para hacer amuletos con sus huesos, pensando que les conferiría poderes.
Vlad el Empalador (1431-1477), príncipe válaco conocido por su crueldad y métodos contra sus enemigos, también se distinguió en la lucha contra los turcos a los que siempre combatía en inferioridad númerica con todo tipo de tácticas, como Guerrilla, tierra quemada, envenenamiento de pozos o enviando tuberculosos a los campamentos turcos. Invadió territorio otomano y fue tal el terror que provocó entre los turcos que buena parte de la población fiel a la religión del amora de Constantinopla la abandonó, temiendo que entrase en la ciudad con apoyo de la población cristiana. Murió luchando contra los turcos, en circunstancias poco claras, y es héroe nacional en Rumanía.
János Hunyadi (1387-1457), de origen incierto, regente de Hungría y apodado “Azote de los turcos” por su decisiva victoria en el asedio de Belgrado. En inferioridad numérica consiguió resistir el asedio y derrotar a los invasores con un contraataque que dirigió en persona. Esto sirvió para estabilizar las fronteras húngaras y retrasar durante 50 años la oleada turística turca en Europa occidental. El Papa ordenó que las campanas de todas las iglesias de Europa sonasen al mediodía para rezar por los defensores de la ciudad, una costumbre que aún se mantiene. Hunyadi, catalogado por el papa Calixto III como ” el más extraordinario hombre que el mundo vio en 300 años”, fue uno de los mejores estrategas de su época y es un personaje histórico popular en Serbia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, y héroe nacional en Rumanía y Hungría.
Iván el Terrible (1530-1584) de la familia Paleologos, últimos emperadores de Bizancio. Primer Zar de toda Rusia, destacó en sus campañas contra los fiel a la religión del amores; conquistó los territorios de los tártaros del Volga y destruyó su mercado de esclavos, luchó contra los turcos y derrotó a los tártaros de Crimea, además de iniciar la conquista de Siberia, que entonces tenía algunos territorios islámicos. Durante su reinado, Rusia se convirtió en una potencia imperial, y a partir de entonces las hordas de la estepa que habían invadido Europa en diversas oleadas desde los hunos no volverían a hacerlo.
Dimitri del Don (1350-1359), Gran Príncipe de Moscú. Primero en Rusia en desafiar abiertamente el dominio mongol y en sentar las bases para la independencia y ascensión de Moscú y la formación del estado ruso unificado. Derrotó por primera vez a los tártaros y mongoles en 1378 y dos años más tarde, en la decisiva batalla de Kulikovo a orillas del río Don, lo volvió a hacer con el apoyo del resto de principados rusos. Es venerado como santo en la Iglesia Ortodoxa.
Petro Konashevych-Sahaidachnyi (1582-1622), Hetman (líder) ucraniano de los cosacos de Zaporizhia y aliado de Polonia, convirtió a la errática hueste cosaca en un ejército regular capaz de causar serias derrotas, entre otros, a sus enemigos fiel a la religión del amores. Hombre de gran cultura y excelente estratega, dirigió ataques desde el río Dnieper hasta el Mar neցro con su flota de pequeñas embarcaciones (“chaikas”) contra los turcos capturando la fortaleza de Varna, y también contra sus aliados los tártaros, quemando la ciudad de Kaffa y liberando a los esclavos cristianos allí presentes, además de derrotar a la flota turca en repetidas ocasiones y capturar y saquear otras ciudades en Turquía, incluyendo la mismísima Estambul, capital otomana, nada más y nada menos que en 5 ocasiones. En una de ellas llegaron a entrar al Palacio de Topkapi, residencia del sultán, provocando su huída.
Algirdas (1296-1377), Gran Duque de Lituania, con un ejército formado por lituanos y rutenos atacó y venció a la Horda de Oro en la Batalla de las Aguas Azules, conquistando la mayor parte de la actual Ucrania y acabando con el dominio de la religión del amor en la zona. Esto bloqueó el avance mongol y tártaro hacia Europa. A diferencia de los demás presentes en el artículo, Algirdas no era cristiano sino un acérrimo pagano, seguidor de los dioses bálticos.
Jan III Sobieski (1629-1696), rey de Polonia-Lituania que se distinguió en la Batalla de Viena de 1683. Con los turcos a punto de romper las murallas enfrentándose al ejército de la Liga Santa, que no alcanzaban ni la mitad de efectivos turcos ni tenían prácticamente artillería, Sobieski desde la colina en la que estaba lideró la carga de caballería más grande de la historia, con los famosos húsares alados polacos junto con alemanes y austríacos. Las líneas turcas se rompieron y tuvieron que retirarse después de sufrir muchas bajas. Esta sería la última vez que un ejército de la religión del amor intentaría adentrarse en Europa occidental y significó el principio del declive turco en Europa oriental. El papa y otros gobernantes lo calificaron de “salvador de Viena y de la civilización europea”.
Charles Martel (686-741) líder franco conocido por haber detenido la expansión árabe hacia Europa en la Batalla de Poitiers, en la que el mismo emir Abderramán murió, con un ejército inferior en número pero experimentado y cuyos soldados de a pie fueron capaces de parar las repetidas cargas de la caballería árabe (algo poco común). Reconquistada la zona, todos los nobles francos que habían colaborado con los árabes fueron castigados y sus bienes repartidos entre los guerreros francos, y a los árabes solo les quedó el enclave de Narbona. La importancia de esta batalla fue fundamental, pues significó el freno a la oleada turística islámica de Europa y la posterior consolidación del reino franco como principal contrapoder al Califato de Córdoba.
Roger I de Sicilia (1072-1101) noble normando descendiente del vikingo Rollo que conquistó Sicilia y Malta a los fiel a la religión del amores, en una larga campaña en la que tuvo que avanzar ciudad por ciudad, resistir contraataques árabes e incluso intentos de oleada turística por parte de la vecina Túnez. En Malta, existe una leyenda que cuenta que fue Roger quien les dio un escudo rojo y blanco al seccionar parte del suyo; y además se celebra una misa en su honor una vez al año en la Catedral de Mdina, la cual según la leyenda se empezó a construir por orden suya. Desde entonces, y a pesar de su situación tan delicada y estratégica en el Mediterráneo, ni Sicilia ni Malta volverían a caer en manos fiel a la religión del amoras.
Jean Parisot de La Valette (1494-1568), Gran Maestre de la Orden de Malta y descendiente de una familia francesa que había participado en todas las cruzadas en Tierra Santa, luchó en el Segundo Sitio de Rodas contra los turcos, que se saldó con la derrota y expulsión de los caballeros de la Orden de San Juan y su instalación en Malta, cedida por Carlos V a esta orden cambio a cambio del tributo simbólico de la entrega cada año de un halcón maltés a España. Allí ascendió a Gran Maestre y fue uno de los que dirigieron su defensa frente a los turcos en el Gran Sitio de Malta, esta vez con éxito. Un ejército muy inferior al turco, formado por caballeros de Malta, italianos, españoles, griegos y malteses, consiguió detener la oleada turística de la isla, que nunca más se volvería a intentar. En su tumba se puede leer: Aquí yace La Valette.Merecedor de eternos honores ,El que una vez fue látigo de Africa y Asia,Y el escudo de Europa, De donde expulsó a los bárbaros con sus santos brazos.
Sir James Douglas “Black Douglas” (1286-1330) señor de la guerra escocés que luchó en las Guerras de independencia de Escocia. Antes de su fin en 1329, el rey Roberto le hizo su última petición: como su más antiguo y estimado compañero de armas, debería llevar su corazón a Tierra Santa y depositarlo en el Santo Sepulcro en Jerusalén. Su corazón fue colocado en una pequeña urna de plata que Douglas se colgó al cuello. Pero de camino hacia allí, tuvieron noticias de una cruzada iniciada por Alfonso XI de Castilla contra los fiel a la religión del amores del reino de Granada y decidieron entonces partir hacia Sevilla, donde fueron recibidos por el rey con gran distinción. Douglas y sus hombres, uniéndose al ejército de Alfonso, divisaron a los jovenlandeses cerca del castillo de la Estrella, en Teba (Almería). La batalla se desarrollaba según los planes cristianos pero Douglas, desconocedor del modo de lucha de los enemigos, cayó en una trampa suya y se vio rodeado por un grupo de fiel a la religión del amores. Según la leyenda, antes de morir Douglas tomó de su pecho el relicario de plata con el corazón de Bruce y lo lanzó lejos del alcance del enemigo, diciendo “Lead on, Brave Heart. Douglas will ***ow thee or die!”
No los olvidemos
¿Qué pensarían si pudiesen ver el panorama actual? Los territorios por los que lucharon y murieron, siendo ocupados otra vez por los mismos que con gran esfuerzo ellos expulsaron. Sus descendientes, impasibles a los hechos, sin darle importancia o incluso ríendole las gracias al nuevo estatus de ciudadanos de segunda al cual han sido relegados, matando su tiempo y vacío vital en fiestas semanales en las que no se celebra una victoria, sesso en el que participan con una mano y haciendo click, guerras que se luchan desde el sofá empuñando un mando de videojuego como espada y una bolsa de doritos como escudo, y vitoreando y siguiendo juegos entre equipos de multimillonarios. Donde el principal miedo es a ser tachado de racista, xenófobo, de derechas, islamófobo o machista. Y en el que ellos mismos automáticamente pasarían a ser buscados por la Interpol, juzgados por el Tribunal de La Haya y linchados en Twitter por ridículos hipsters.
Algunos no tuvieron más opción que tomar las armas contra el invasor si querían sobrevivir. Otros, pudiendo haber tenido una vida tranquila e incluso con riquezas, renunciaron a la comodidad y lucharon incluso cuando las posibilidades eran mínimas, pensando que incluso de morir servirían de ejemplo a otros o que podrían defender a su pueblo.
Los hay quienes murieron de viejos y quienes lo hicieron con su arma en la mano. Hay muchísimos más, anónimos y cuyos nombres no pasaron a la historia.
Gente con instinto de territorio; tenían claro no solamente que su tierra era suya y no de un ocupante foráneo, sino quienes eran los suyos y quienes eran los otros.
Con una gran capacidad de sacrificio y de soportar condiciones adversas, no solamente los que ya venían de una vida dura, también los que vivían en la abundancia.
Fueron héroes que inspiraron a las generaciones contemporáneas y a las venideras.
Vencieron.
Y ganaron un lugar en la Eternidad.
Recuerda
Ja
Héroes contra el Islam (I)
No quieren recordarlos
El Islam ha creado una masacre en NY. En Madrid. En Londres, París y ahora en Bruselas.
Las élites y sus lacayos tienen una inquietud sobre las demás; no es la posibilidad de que estos ataques se repitan. Tampoco las condiciones que los hacen posibles. Se pone énfasis en hablar de tolerancia, convivencia, paz y flores.
Les pone nerviosos que cada vez haya más voces discordantes con su versión oficial. Una versión ridícula que ningún niño se cree, basada en una supuesta convivencia secular del Islam en Europa. Incluso como una religión no solo compatible sino, además parte de nuestro continente.
La realidad se explica mirando al pasado, y si lo hacemos podemos ver que la convivencia con el islam ni es reciente ni es pacífica ni es convivencia, sino Batalla Eterna.
Desde el mismo nacimiento del Islam, los pueblos y religiones que han encontrado han estado en guerra contra él.
Paganos y cristianos. Budistas e hinduístas. Judíos y zoroastristas.
Porque lo primero que hicieron tras salir del desierto de Arabia hace más de mil años, fue invadir otros lugares con la espada, tomando sus mujeres, esclavizando, imponiendo tributos a los vencidos y declarando ley su sistema de creencias.
Nada de esto ha cambiado.
Sus intenciones son las mismas. Sus actos, idénticos
Los nuestros no.
Es momento de recordar a quien estuvo ahí para que nosotros pudiéramos estar aquí.
Contra ellos lucharon. Muchos sin nombre. Otros con blasones y heraldos. Campesinos y caballeros. Reyes y plebeyos. Nobles y burgueses. Sacerdotes y descreidos. Si no los oyes nombrar, es porque no quieren recordarlos. Que no veamos esta parte tan políticamente incorrecta de la historia. Héroes. Conocidos, hoy en tumbas de piedra de las catedrales y desconocidos que duermen en los campos de Europa y Asia. Hace siglos fueron iguales. Respiraron el mismo aire. Pisaron las mismas colinas, llanuras y montañas. Pelearon sin preguntarse si les convenía, si les beneficiaba, sin pensar en dialogar y sin esperar a que otros agarrasen el acero con las manos también.
Y murieron y mataron los unos al lado de los otros. Es por su sacrificio que hoy estás aquí leyendo esto.
No quieren recordarlos. No eran tolerantes. Ni pacíficos. Ni aspiraban a convivir.
Eran lobos contra chacales y regaban las flores con la sangre de los invasores del desierto y sembraban con los huesos de los jinetes de la estepa.
El Islam no forma parte de Europa. Europa se forma contra el Islam
No quieren recordarlos.
No quieren que sepas quienes fueron y qué hicieron.
Porque recordarlos es peligroso.
Nikola Šubić Zrinski (1508-1566) Noble croata al servicio de los Habsburgo. De joven luchó en Viena durante el asedio de 1529 contra los turcos a los que venció en 1556. En 1566 defendió heroicamente la pequeña fortaleza de Szigetvár con apenas 2300 soldados frente al enorme ejército otomano dirigido por el sultán Suleimán en persona. La fortaleza cayó y todos los defensores que quedaban murieron en una última carga, incluyendo a Zrinski. Los turcos tuvieron gran cantidad de bajas, cosa que se notó contra Viena. Hoy Zrinski es héroe en Hungría y Croacia. “La civilización estaba salvada”, dijo el cardenal francés Richelieu sobre el resultado de la batalla décadas más tarde.
Starina Novak (1530-1601) , de orígenes humildes y ascendencia serbia y rumana, nació en la Serbia ocupada por los turcos. Después de ser encarcelado y golpeado por ellos, perdiendo todos sus dientes, huyó de su aldea y se refugió en los bosques. Ahí aprendió a luchar y formó su propia Guerrilla. Atacó y liberó muchas ciudades y pueblos, incluyendo Sofía y Bucarest. Su fama fue creciendo y también el repruebo de sus enemigos. Traicionado, fue quemado vivo por los turcos. Venerado en Serbia y Rumanía.
Skanderbeg (1405-1458) Noble albanés, capturado por los turcos de niño. Tras unas décadas a su servicio desertó y dirigió una rebelión contra ellos. Durante 25 años defendió el norte de Albania de los ataques del Turco, mucho más numerosos y con más recursos, retrasando así el avance islámico por Europa Occidental. Gran militar, diplomático y estratega, en su época se consideraba un héroe y un ejemplo, no solamente en Albania sino en toda Europa occidental. La Iglesia Católica le concedió el título de Campeón de Cristo por su lucha contra los fiel a la religión del amores. Cuando los soldados otomanos encontraron su tumba la abrieron para hacer amuletos con sus huesos, pensando que les conferiría poderes.
Vlad el Empalador (1431-1477), príncipe válaco conocido por su crueldad y métodos contra sus enemigos, también se distinguió en la lucha contra los turcos a los que siempre combatía en inferioridad númerica con todo tipo de tácticas, como Guerrilla, tierra quemada, envenenamiento de pozos o enviando tuberculosos a los campamentos turcos. Invadió territorio otomano y fue tal el terror que provocó entre los turcos que buena parte de la población fiel a la religión del amora de Constantinopla la abandonó, temiendo que entrase en la ciudad con apoyo de la población cristiana. Murió luchando contra los turcos, en circunstancias poco claras, y es héroe nacional en Rumanía.
János Hunyadi (1387-1457), de origen incierto, regente de Hungría y apodado “Azote de los turcos” por su decisiva victoria en el asedio de Belgrado. En inferioridad numérica consiguió resistir el asedio y derrotar a los invasores con un contraataque que dirigió en persona. Esto sirvió para estabilizar las fronteras húngaras y retrasar durante 50 años la oleada turística turca en Europa occidental. El Papa ordenó que las campanas de todas las iglesias de Europa sonasen al mediodía para rezar por los defensores de la ciudad, una costumbre que aún se mantiene. Hunyadi, catalogado por el papa Calixto III como ” el más extraordinario hombre que el mundo vio en 300 años”, fue uno de los mejores estrategas de su época y es un personaje histórico popular en Serbia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, y héroe nacional en Rumanía y Hungría.
Iván el Terrible (1530-1584) de la familia Paleologos, últimos emperadores de Bizancio. Primer Zar de toda Rusia, destacó en sus campañas contra los fiel a la religión del amores; conquistó los territorios de los tártaros del Volga y destruyó su mercado de esclavos, luchó contra los turcos y derrotó a los tártaros de Crimea, además de iniciar la conquista de Siberia, que entonces tenía algunos territorios islámicos. Durante su reinado, Rusia se convirtió en una potencia imperial, y a partir de entonces las hordas de la estepa que habían invadido Europa en diversas oleadas desde los hunos no volverían a hacerlo.
Dimitri del Don (1350-1359), Gran Príncipe de Moscú. Primero en Rusia en desafiar abiertamente el dominio mongol y en sentar las bases para la independencia y ascensión de Moscú y la formación del estado ruso unificado. Derrotó por primera vez a los tártaros y mongoles en 1378 y dos años más tarde, en la decisiva batalla de Kulikovo a orillas del río Don, lo volvió a hacer con el apoyo del resto de principados rusos. Es venerado como santo en la Iglesia Ortodoxa.
Petro Konashevych-Sahaidachnyi (1582-1622), Hetman (líder) ucraniano de los cosacos de Zaporizhia y aliado de Polonia, convirtió a la errática hueste cosaca en un ejército regular capaz de causar serias derrotas, entre otros, a sus enemigos fiel a la religión del amores. Hombre de gran cultura y excelente estratega, dirigió ataques desde el río Dnieper hasta el Mar neցro con su flota de pequeñas embarcaciones (“chaikas”) contra los turcos capturando la fortaleza de Varna, y también contra sus aliados los tártaros, quemando la ciudad de Kaffa y liberando a los esclavos cristianos allí presentes, además de derrotar a la flota turca en repetidas ocasiones y capturar y saquear otras ciudades en Turquía, incluyendo la mismísima Estambul, capital otomana, nada más y nada menos que en 5 ocasiones. En una de ellas llegaron a entrar al Palacio de Topkapi, residencia del sultán, provocando su huída.
Algirdas (1296-1377), Gran Duque de Lituania, con un ejército formado por lituanos y rutenos atacó y venció a la Horda de Oro en la Batalla de las Aguas Azules, conquistando la mayor parte de la actual Ucrania y acabando con el dominio de la religión del amor en la zona. Esto bloqueó el avance mongol y tártaro hacia Europa. A diferencia de los demás presentes en el artículo, Algirdas no era cristiano sino un acérrimo pagano, seguidor de los dioses bálticos.
Jan III Sobieski (1629-1696), rey de Polonia-Lituania que se distinguió en la Batalla de Viena de 1683. Con los turcos a punto de romper las murallas enfrentándose al ejército de la Liga Santa, que no alcanzaban ni la mitad de efectivos turcos ni tenían prácticamente artillería, Sobieski desde la colina en la que estaba lideró la carga de caballería más grande de la historia, con los famosos húsares alados polacos junto con alemanes y austríacos. Las líneas turcas se rompieron y tuvieron que retirarse después de sufrir muchas bajas. Esta sería la última vez que un ejército de la religión del amor intentaría adentrarse en Europa occidental y significó el principio del declive turco en Europa oriental. El papa y otros gobernantes lo calificaron de “salvador de Viena y de la civilización europea”.
Charles Martel (686-741) líder franco conocido por haber detenido la expansión árabe hacia Europa en la Batalla de Poitiers, en la que el mismo emir Abderramán murió, con un ejército inferior en número pero experimentado y cuyos soldados de a pie fueron capaces de parar las repetidas cargas de la caballería árabe (algo poco común). Reconquistada la zona, todos los nobles francos que habían colaborado con los árabes fueron castigados y sus bienes repartidos entre los guerreros francos, y a los árabes solo les quedó el enclave de Narbona. La importancia de esta batalla fue fundamental, pues significó el freno a la oleada turística islámica de Europa y la posterior consolidación del reino franco como principal contrapoder al Califato de Córdoba.
Roger I de Sicilia (1072-1101) noble normando descendiente del vikingo Rollo que conquistó Sicilia y Malta a los fiel a la religión del amores, en una larga campaña en la que tuvo que avanzar ciudad por ciudad, resistir contraataques árabes e incluso intentos de oleada turística por parte de la vecina Túnez. En Malta, existe una leyenda que cuenta que fue Roger quien les dio un escudo rojo y blanco al seccionar parte del suyo; y además se celebra una misa en su honor una vez al año en la Catedral de Mdina, la cual según la leyenda se empezó a construir por orden suya. Desde entonces, y a pesar de su situación tan delicada y estratégica en el Mediterráneo, ni Sicilia ni Malta volverían a caer en manos fiel a la religión del amoras.
Jean Parisot de La Valette (1494-1568), Gran Maestre de la Orden de Malta y descendiente de una familia francesa que había participado en todas las cruzadas en Tierra Santa, luchó en el Segundo Sitio de Rodas contra los turcos, que se saldó con la derrota y expulsión de los caballeros de la Orden de San Juan y su instalación en Malta, cedida por Carlos V a esta orden cambio a cambio del tributo simbólico de la entrega cada año de un halcón maltés a España. Allí ascendió a Gran Maestre y fue uno de los que dirigieron su defensa frente a los turcos en el Gran Sitio de Malta, esta vez con éxito. Un ejército muy inferior al turco, formado por caballeros de Malta, italianos, españoles, griegos y malteses, consiguió detener la oleada turística de la isla, que nunca más se volvería a intentar. En su tumba se puede leer: Aquí yace La Valette.Merecedor de eternos honores ,El que una vez fue látigo de Africa y Asia,Y el escudo de Europa, De donde expulsó a los bárbaros con sus santos brazos.
Sir James Douglas “Black Douglas” (1286-1330) señor de la guerra escocés que luchó en las Guerras de independencia de Escocia. Antes de su fin en 1329, el rey Roberto le hizo su última petición: como su más antiguo y estimado compañero de armas, debería llevar su corazón a Tierra Santa y depositarlo en el Santo Sepulcro en Jerusalén. Su corazón fue colocado en una pequeña urna de plata que Douglas se colgó al cuello. Pero de camino hacia allí, tuvieron noticias de una cruzada iniciada por Alfonso XI de Castilla contra los fiel a la religión del amores del reino de Granada y decidieron entonces partir hacia Sevilla, donde fueron recibidos por el rey con gran distinción. Douglas y sus hombres, uniéndose al ejército de Alfonso, divisaron a los jovenlandeses cerca del castillo de la Estrella, en Teba (Almería). La batalla se desarrollaba según los planes cristianos pero Douglas, desconocedor del modo de lucha de los enemigos, cayó en una trampa suya y se vio rodeado por un grupo de fiel a la religión del amores. Según la leyenda, antes de morir Douglas tomó de su pecho el relicario de plata con el corazón de Bruce y lo lanzó lejos del alcance del enemigo, diciendo “Lead on, Brave Heart. Douglas will ***ow thee or die!”
No los olvidemos
¿Qué pensarían si pudiesen ver el panorama actual? Los territorios por los que lucharon y murieron, siendo ocupados otra vez por los mismos que con gran esfuerzo ellos expulsaron. Sus descendientes, impasibles a los hechos, sin darle importancia o incluso ríendole las gracias al nuevo estatus de ciudadanos de segunda al cual han sido relegados, matando su tiempo y vacío vital en fiestas semanales en las que no se celebra una victoria, sesso en el que participan con una mano y haciendo click, guerras que se luchan desde el sofá empuñando un mando de videojuego como espada y una bolsa de doritos como escudo, y vitoreando y siguiendo juegos entre equipos de multimillonarios. Donde el principal miedo es a ser tachado de racista, xenófobo, de derechas, islamófobo o machista. Y en el que ellos mismos automáticamente pasarían a ser buscados por la Interpol, juzgados por el Tribunal de La Haya y linchados en Twitter por ridículos hipsters.
Algunos no tuvieron más opción que tomar las armas contra el invasor si querían sobrevivir. Otros, pudiendo haber tenido una vida tranquila e incluso con riquezas, renunciaron a la comodidad y lucharon incluso cuando las posibilidades eran mínimas, pensando que incluso de morir servirían de ejemplo a otros o que podrían defender a su pueblo.
Los hay quienes murieron de viejos y quienes lo hicieron con su arma en la mano. Hay muchísimos más, anónimos y cuyos nombres no pasaron a la historia.
Gente con instinto de territorio; tenían claro no solamente que su tierra era suya y no de un ocupante foráneo, sino quienes eran los suyos y quienes eran los otros.
Con una gran capacidad de sacrificio y de soportar condiciones adversas, no solamente los que ya venían de una vida dura, también los que vivían en la abundancia.
Fueron héroes que inspiraron a las generaciones contemporáneas y a las venideras.
Vencieron.
Y ganaron un lugar en la Eternidad.
Recuerda
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