Ni más ni menos que oficiales de las SS violando alegremente a la peña por ahí :XX: Inaudito. Cuánto daño ha hecho Hollywood :rolleye:
Sólo se me ocurre un episodio de orgía de barbarie por parte de los alemanes: la División SS Dirlewanger en Varsovia en 1944.
Y por supuesto, la culpa la tenían las mujeres y niños y viejos alemanes de 500 km más al oeste.
No me sirve. Los españoles las pasaron pilinguis en la Reconquista y no tengo noticias de que violasen jovenlandesas en masa ni de que clavasen jovenlandeses a las puertas de sus casas. Mejor busca en la propaganda de Ilya Ehrenburg, quizás tuvo algo que ver en el tema. Y el hecho de que la mayor parte de soldados eslavos del ER habían muerto y sólo quedaban las reservas de la más recóndita Siberia y Asia Central. ralea.
Ese tipo de brutalidades no las inventaron los soviéticos. Aquí algunas de los almogávares contra los griegos que eran teóricamente aliados, si con ellos se comportaban así a saber como se comportarían con turcos o jovenlandeses:
El emperador los había echado con mucha pena, los extranjeros (la Compañía) marcharon por mar a Cízico, donde
ejercieron toda suerte de violencias contra los del país, robaron la plata, saquearon las aldeas, violaron a las mujeres y trataron a los habitantes como si se hubiese tratado de esclavos
Paquímeres
Intentando recomponer la ruta real entre las dos descripciones, parece que, tras abandonar Cízico, se dirigieron hacia las ciudades de Prusa y de Piga, en las cuales continuaron cometiendo toda clase de crímenes contra su población y contra el resto de griegos que se encontraban en la zona, quienes habían llegado allí huyendo de los turcos desde las provincias más orientales. De nuevo, y al igual que ya hicieran en Cízico,
robaron los víveres, violaron a las mujeres y «corrompieron» a las jóvenes. Se apoderaron de toda la plata que encontraban en las casas, y en aquella en donde no la encontraban, bien porque estuviese escondida o simplemente porque no la hubiese, cogían al propietario y lo mataban, sacándole antes los ojos, al tiempo que le recriminaban irónicamente al pobre hombre que tenía merecido aquel castigo por amar más a su plata que a su vida.
"¡Almogávares, via sus!" pag. 178
No pasó mucho tiempo sin que los catalanes comenzasen su campaña en Asia, si bien, poco piadosos con sus enemigos, vejaron de una forma espantosa a los romanos (griegos).
¿Hay que recordar la calamidades que causaron por donde pasaron, la dureza con la que oprimieron a los cristianos, sin distinción de sesso, tratándolos peor que a los esclavos, sin apiadarse ni siquiera de sus lágrimas? Les causaron males mayores que si hubiesen sido sus enemigos, aquellos hombres impíos y perdidos.
No contentos con expoliar a los cristianos, deshonraban a sus hijas vírgenes y a las mujeres, ataban y después apaleaban a los viejos y a los sacerdotes.
George Phrantzés
No hay persona que pueda explicar las violencias y las maldades que ejercieron sobre los paisanos. […] cuando se reunieron hasta ocho mil almogávares, se agitaron con mayor furia contra nosotros.
No se contentaron con robar el trigo y los otros granos, la plata y los enseres, de llevarse las manadas y de apiolar a los hombres que se les oponían; sino que robaron las casas, violaron a las mujeres, sin que hubiese otra forma de evitar tan horribles violencias que abandonar su país, y buscar la salvación en la huida.
Paquímeres
Frecuentemente veían el hacha desnuda sobre su cuello, como para morir enseguida, si no confesaban los tesoros de dinero.
A los que quitaban todo salían más desnudos que la mano de un muerto; a los que no tenían con que pagar su rescate, les mutilaban las extremidades y los exponían como un espectáculo lamentable en las calles para que buscasen a alguien que les diese una limosna o un trozo de pan, sin ningún otro medio para ganarse la vida que la lengua o la fuente de sus lágrimas.
Grégoras
(...)
y nada más entrar hicieron pasar a los romanos (griegos) por el filo de su espada, sin perdonar a los niños .
Paquímeres
[...]
¿Cómo excusaréis las crueldades que habéis ejercido contra cristianos como vosotros, si es que habéis confesado impúdicamente que queríais ser crueles? ¿Hay alguna crueldad que no hayáis cometido? ¿No habéis desolado los países por los que habéis pasado? ¿No habéis masacrado a niños y ancianos, y antes de darles el golpe de fin, no les habéis hecho sentir todos los tormentos que vuestra rabia a podido inventar?
Andrónico
Y a eso hay que añadir todas las griegas, búlgaras, turcas que vendieron como esclavas. Barcelona y Valencia estaban petadísimas de esclavas búlgaras, pero también las vendían al sultanato de Egipto. Tal fue la devastación que causaron que aún 700 años después se les sigue recordando en los dichos populares.
También en la guerra contra Napoleón pasó algo parecido, esta vez por parte de tropas ruso-prusianas:
‘The reputation of the Cossacks preceded them and among civilians they remained the most antiestéticared of the Coalition troops. Shocking stories of rape were soon circulating. It seemed that many Cossacks would rape just about any girl or woman. They did not restrict their crimes to isolated victims, either. Cossacks would mercilessly slash with sabers the arms of weeping parents or relatives who tried desperately to protect wives, mothers, daughters, or sisters from the brutal assaults. Again, it was not only Cossacks who committed the crimes. In one appalling incident, some Prussians broke into a school for young girls and raped the directress and all the teachers and servants, although they left the terrified children alone. In some areas women began to disguise themselves as men. No one could tell which Allied soldiers were liable to commit rape, or when they might take the notion in their heads. Rape fell short of being ubiquitous, but it was far from uncommon.’
‘Coalition troops were liable to seize virtually anything edible, potable, or portable. Alcohol in all forms was highly prized loot, and guzzling the beverage on the spot only made the troops pillage, rape, and abuse civilians more aggressively. Greed drove Cossacks and other soldiers to search out valuables and money. Sometimes civilians were tortured when they refused to reveal hiding places where their money or jewelry was stashed. More often houses would be literally torn apart in the looting process, the inhabitants forced into the streets while their homes were ransacked. In Chateau-Thierry, many had clothing taken off their backs and were left barefoot in the snow. People were beaten, or killed outright. Some Cossacks had brought along knouts (leather whips used for beating serfs) and employed them freely. Uncooperative or feisty civilians could expect little mercy from Cossacks, or from other Coalition troops for that matter. Apparently some Coalition soldiers had no qualms about stealing not only from French civilians, but from their allies as well. A Bavarian officer had his purse stolen by some Austrian soldiers when he briefly left it behind in a room.’