"La ****ría, que tenía un largo historial de nomadismo, esclavitud, persecuciones y expulsiones de Egipto y las civilizaciones mesopotámicas, había mantenido, a pesar de sus grandes vaivenes a través de mil desiertos y mil ciudades extranjeras, su idiosincrasia esencialmente imperturbada. Desde la más remota antigüedad, los judíos demostraron ser un pueblo inasimilable y altamente conflictivo, dotado de una inaudita capacidad para trepar en los puestos sociales de civilizaciones ajenas, minar sus instituciones y destruir sus tradiciones y costumbres desde una posición parasitaria y aventajada, enriquecerse con el proceso, tomar cuanto les fuese útil, hacerse cada vez más sofisticados y, finalmente, sobrevivir a la caída de la civilización a la que devoraron, llevándose un bagaje de experiencia y símbolos robados a la siguiente civilización destinada a padecer la repetición del ciclo. En todos los países que les acogieron, a los judíos se les acusó de apropiarse de las riquezas de los demás sin trabajar (usura), de ejercer el vampirismo sobre la economía, de ser aduladores con la nobleza y abiertamente hostiles con el pueblo, de endeudar a los Estados y de reprobar mortalmente, en secreto, a toda la humanidad no judía.
Quienes tenían el poder entre los judíos eran los rabinos, sacerdotes que habían pasado la vida aprendiendo la Torá y que ejercían un firme control psicológico sobre su pueblo a base de amenazar con la ira de Yahvé y manipular los miedos del individuo y sentimientos como la culpa o el pecado. El historiador griego Estrabón acabaría describiendo a los sacerdotes judíos como "supersticiosos y con temperamento de tiranos"
"Pero para ser un pueblo "bárbaro" y "tercermundista", despreciado y considerado destinado a la esclavitud, los judíos tenían un altísimo índice de alfabetización y, por su experiencia, se manejaban extremadamente bien en los entornos urbanos, ya que de todo el mundo, ellos eran el pueblo que llevaba más tiempo viviendo en condiciones civilizadas. Había entre ellos, además, sin ningún tipo de duda, hombres extremadamente inteligentes y astutos, buenos médicos, contables, adivinos, comerciantes y escribas, y su radical monoteísmo, casi sofisticado en su total ruptura con todo lo demás, los diferenciaba bien de cualquier otro pueblo."
Como curiosidad existe la hipótesis de que la palabra hebreo derivaria de la palabra acadia habiru (paria), en la edad de bronce:
Habiru fue al parecer un término despectivo aplicado a las gentes no urbanas difíciles y destructivas que se desplazaban de lugar en lugar. No eran tribus de hábitos regulares, que emigrasen periódicamente con los rebaños [...]. [...] Precisamente porque no era fácil clasificarlas, [las tribus habiru] desconcertaban e irritaban a las autoridades [mesopotámicas y] egipcias conservadoras, que sabían muy bien cómo tratar a los auténticos nómadas