Hasta que no se acabe con el judaísmo como secta el mundo no será libre

anonimo123

Madmaxista
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Hay que acabar con esa astuta secta, me da igual que sean los que llevan chandal del PSG, los chinos o los nancys. Una secta que solo ha hecho daño al mundo desde su nacimiento, llena de orates perdidos que solo atacan por la espalda y utilizan sus mentiras y artimañas para infiltrarse en los gobiernos de las naciones soberanas. El judaísmo representa lo peor del ser humano y debe ser destruido.
 
Última edición:
El judaísmo ha destruido España por medio de sus engendros UE-OTAN. Es nuestro enemigo desde siempre y conspira para destruirnos.
 
Y quien dice acabar con el judaísmo, dice acabar con los judíos.
 
Hay que acabar con esa astuta secta, me da igual que sean los que llevan chandal del PSG, los chinos o los nancys. Una secta que solo ha hecho daño al mundo desde su nacimiento, llena de orates perdidos que solo atacan por la espalda y utilizan sus mentiras y artimañas para infiltrase en los gobiernos de las naciones soberanas. El judaísmo representa lo peor del ser humano y debe ser destruido.

Relájese, que tanto repruebo no puede ser bueno, y arrodíllese ante Cristo, Nuestro Señor, todo Amor y siendo antes de la creación y siendo después de esta.

A Él la gloria.
 
Pues solo hay una forma: que tanto los goyim como los judíos abracen el Evangelio de Cristo.
Pues los judíos no lo van a hacer ya que todo el robo y astutadas que le hacen al resto del mundo depende de la fuerza de su secta. Esta gente es de la peor calaña, disfrutan haciendo daño. Hay que pagarles con su propia moneda.
 
Son tan orates que hasta entre ellos se hacen 1000 astutadas:


No tienen remedio y van a acabar con el mundo con sus taras mentales.
 
"La ****ría, que tenía un largo historial de nomadismo, esclavitud, persecuciones y expulsiones de Egipto y las civilizaciones mesopotámicas, había mantenido, a pesar de sus grandes vaivenes a través de mil desiertos y mil ciudades extranjeras, su idiosincrasia esencialmente imperturbada. Desde la más remota antigüedad, los judíos demostraron ser un pueblo inasimilable y altamente conflictivo, dotado de una inaudita capacidad para trepar en los puestos sociales de civilizaciones ajenas, minar sus instituciones y destruir sus tradiciones y costumbres desde una posición parasitaria y aventajada, enriquecerse con el proceso, tomar cuanto les fuese útil, hacerse cada vez más sofisticados y, finalmente, sobrevivir a la caída de la civilización a la que devoraron, llevándose un bagaje de experiencia y símbolos robados a la siguiente civilización destinada a padecer la repetición del ciclo. En todos los países que les acogieron, a los judíos se les acusó de apropiarse de las riquezas de los demás sin trabajar (usura), de ejercer el vampirismo sobre la economía, de ser aduladores con la nobleza y abiertamente hostiles con el pueblo, de endeudar a los Estados y de reprobar mortalmente, en secreto, a toda la humanidad no judía.
Quienes tenían el poder entre los judíos eran los rabinos, sacerdotes que habían pasado la vida aprendiendo la Torá y que ejercían un firme control psicológico sobre su pueblo a base de amenazar con la ira de Yahvé y manipular los miedos del individuo y sentimientos como la culpa o el pecado. El historiador griego Estrabón acabaría describiendo a los sacerdotes judíos como "supersticiosos y con temperamento de tiranos"

"Pero para ser un pueblo "bárbaro" y "tercermundista", despreciado y considerado destinado a la esclavitud, los judíos tenían un altísimo índice de alfabetización y, por su experiencia, se manejaban extremadamente bien en los entornos urbanos, ya que de todo el mundo, ellos eran el pueblo que llevaba más tiempo viviendo en condiciones civilizadas. Había entre ellos, además, sin ningún tipo de duda, hombres extremadamente inteligentes y astutos, buenos médicos, contables, adivinos, comerciantes y escribas, y su radical monoteísmo, casi sofisticado en su total ruptura con todo lo demás, los diferenciaba bien de cualquier otro pueblo."

Como curiosidad existe la hipótesis de que la palabra hebreo derivaria de la palabra acadia habiru (paria), en la edad de bronce:
Habiru fue al parecer un término despectivo aplicado a las gentes no urbanas difíciles y destructivas que se desplazaban de lugar en lugar. No eran tribus de hábitos regulares, que emigrasen periódicamente con los rebaños [...]. [...] Precisamente porque no era fácil clasificarlas, [las tribus habiru] desconcertaban e irritaban a las autoridades [mesopotámicas y] egipcias conservadoras, que sabían muy bien cómo tratar a los auténticos nómadas
 
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