Localizado en la costa de O'ahu, Hawai, era del tamaño de los futuros submarinos nucleares. Fue capturado por EE.UU, estudiado y hundido en el verano del 46 para evitar que la URSS lo inspeccionara, incumpliendo el acuerdo entre los aliados de la II Guerra Mundial.
El submarino japonés I-400, que dio nombre a la clase, de los que sólo se construyeron tres, no era un sumergible corriente. Botado el 30 de diciembre de 1944 por la armada imperial japonesa era el más grande jamás construido, capaz de albergar en su interior hasta tres Hidroaviones Seiran. Sus 122 metros de eslora, una longitud mayor que la de un campo de fútbol y la autonomía de su motor diésel, capaz de da una vuelta y media al mundo sin repostar, no sería nunca igualado.
Sólo a partir de la invención del submarino nuclear en los 60 los sumergibles superarían su tamaño, aunque nunca su autonomía. El gigante japonés I-400, cuyas dimensiones restantes eran de 12 metros de ancho y 7 de calado, fue hundido en la costa de Hawai, no por la acción de la II Guerra Mundial, pues ya había terminado, sino intencionadamente, por la marina de EE.UU, al tiempo que otra guerra, más sutil, la denominada Guerra Fría, comenzaba con la URSS.
Los oficiales de EE.UU habían capturado los tres gigantescos submarinos de la clase I-400, a mediados de agosto de 1945, menos de un mes antes de la rendición del emperador japonés el 2 de septiembre. Uno de ellos, el I-402 fue hundido cerca de las islas Goto, mientras que el I-400 y el I-401, fueron trasladados a la base naval de Pearl Harbor en Hawai, -irónicamente el lugar en el que empezó todo el 7 de diciembre de 1941- donde lo estudiaron a conciencia.
Uno de ellos, el I-401 fue hundido el 31 de mayo de 1946 –y encontrado en 2007 en la costa de Kalaeloa- mientras se estudiaba su hermano gemelo, el original de la serie, el I-400. Una vez que supieron todo lo que necesitaban, decidieron hundirlo a su vez, el 4 de junio de 1946, para evitar entregárselo a la URSS, tal y como estipulaban los acuerdos firmado entre ambas potencias antes del final de la Segunda Guerra Mundial.
El pasado agosto un equipo liderado por el veterano explorador y piloto de submarinos Terry Kerby, director del Laboratorio de Investigaciones Submarinas de Hawai lo encontraba finalmente en la costa de O’hau, en Hawai, a unos 700 metros de profundidad -2.300 pies-, un descubrimiento que se ha hecho público ahora, después de que se informara a las autoridades estadounidenses y japonesas de su hallazgo.
[YOUTUBE]wmjmPHNYXO8[/YOUTUBE]
El experto James Delgado ha matizado además a la Universidad de Hawaii, que el I-400 es tecnológicamente relevante debido a que las características de su diseño, pensadas para albergar un gran hangar en su interior, que tras*portaran y lanzara aeronaves fue el concepto que predominó en los años siguientes. Así tras la Segunda Guerra Mundial , la experimentación y los nuevos diseños de los sumergibles avanzaron precisamente en esa dirección, hasta que se desarrollaron los submarinos de clase nuclear, capaces de lanzar misiles.
Hallan el enorme submarino japonés I-400, desaparecido desde 1946 » La Aventura de la Historia, revista de divulgación elaborada por expertos y catedráticos de prestigio
El submarino japonés I-400, que dio nombre a la clase, de los que sólo se construyeron tres, no era un sumergible corriente. Botado el 30 de diciembre de 1944 por la armada imperial japonesa era el más grande jamás construido, capaz de albergar en su interior hasta tres Hidroaviones Seiran. Sus 122 metros de eslora, una longitud mayor que la de un campo de fútbol y la autonomía de su motor diésel, capaz de da una vuelta y media al mundo sin repostar, no sería nunca igualado.
Sólo a partir de la invención del submarino nuclear en los 60 los sumergibles superarían su tamaño, aunque nunca su autonomía. El gigante japonés I-400, cuyas dimensiones restantes eran de 12 metros de ancho y 7 de calado, fue hundido en la costa de Hawai, no por la acción de la II Guerra Mundial, pues ya había terminado, sino intencionadamente, por la marina de EE.UU, al tiempo que otra guerra, más sutil, la denominada Guerra Fría, comenzaba con la URSS.
Los oficiales de EE.UU habían capturado los tres gigantescos submarinos de la clase I-400, a mediados de agosto de 1945, menos de un mes antes de la rendición del emperador japonés el 2 de septiembre. Uno de ellos, el I-402 fue hundido cerca de las islas Goto, mientras que el I-400 y el I-401, fueron trasladados a la base naval de Pearl Harbor en Hawai, -irónicamente el lugar en el que empezó todo el 7 de diciembre de 1941- donde lo estudiaron a conciencia.
Uno de ellos, el I-401 fue hundido el 31 de mayo de 1946 –y encontrado en 2007 en la costa de Kalaeloa- mientras se estudiaba su hermano gemelo, el original de la serie, el I-400. Una vez que supieron todo lo que necesitaban, decidieron hundirlo a su vez, el 4 de junio de 1946, para evitar entregárselo a la URSS, tal y como estipulaban los acuerdos firmado entre ambas potencias antes del final de la Segunda Guerra Mundial.
El pasado agosto un equipo liderado por el veterano explorador y piloto de submarinos Terry Kerby, director del Laboratorio de Investigaciones Submarinas de Hawai lo encontraba finalmente en la costa de O’hau, en Hawai, a unos 700 metros de profundidad -2.300 pies-, un descubrimiento que se ha hecho público ahora, después de que se informara a las autoridades estadounidenses y japonesas de su hallazgo.
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El experto James Delgado ha matizado además a la Universidad de Hawaii, que el I-400 es tecnológicamente relevante debido a que las características de su diseño, pensadas para albergar un gran hangar en su interior, que tras*portaran y lanzara aeronaves fue el concepto que predominó en los años siguientes. Así tras la Segunda Guerra Mundial , la experimentación y los nuevos diseños de los sumergibles avanzaron precisamente en esa dirección, hasta que se desarrollaron los submarinos de clase nuclear, capaces de lanzar misiles.
Hallan el enorme submarino japonés I-400, desaparecido desde 1946 » La Aventura de la Historia, revista de divulgación elaborada por expertos y catedráticos de prestigio