Hacienda ya trabaja en quitar el IVA a los autónomos que ganen menos de 85.000 euros

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Si los autónomos que facturamos menos de 85.000 euros al año quedamos exentos de cobrar IVA, habrá muchos clientes que querrán trabajar con nosotros porque les saldremos un 21% más baratos.

¿no?

¿Hay trampa oculta?

La primera consecuencia será que el autónomo exento de IVA no podrá deducirse el IVA que soporte. En esencia, pasará a ser un consumidor normal más.

La segunda consecuencia será que los operadores económicos (sujetos a IVA) con los que trabaje ese autónomo exento tendrán que llevar una contabilidad más complicada, probablemente tendrán que aplicar coeficientes de deducción al IVA que soporten, y, en consecuencia, preferirán no trabajar con ese tipo de autónomos.

En tercer lugar, el IVA que cobran los autónomos que trabajan con operadores económicos (sujetos a IVA) no encarece su trabajo, porque el operador se lo deduce.

En principio, únicamente será ventajoso para los autónomos que no soporten mucho IVA en su actividad y que trabajen para consumidores finales (que no deducen IVA), que, en esencia, son los autónomos que podrían hacer la triquiñuela de cobrar el IVA a sus clientes y no declararlo ante Hacienda, porque la factura muere en manos del cliente, que no la puede deducir, y Hacienda no se entera de la tras*acción.

Básicamente, Hacienda no pierde gran cosa al renunciar a ese IVA y posiblemente reduce el número de facturas de escaso importe y de operadores de escasa entidad, que concentrarán una gran proporción del fraude de IVA a pequeña escala.

Como a estas alturas debería estar claro, ninguna de estas modificaciones se hace pensando en el bienestar del pequeño autónomo. Todo lo que se está haciendo desde hace 10 años en el terreno del IVA es reducir el campo de actuación a los defraudadores que conseguían ingentes cantidades de dinero en devoluciones fraudulentas del IVA.
 
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