Hacienda somos todos, tururú (Rankia blogs subastas judiciales)

Michael Lenke

The great cuñao
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Comparto este articulo (pataleta) del blog de Rankia sobre subastas. El tal Tristan el subastero creo que tiene más razón que un santo.

Hacienda somos todos, tururú - Rankia

Este post va sobre la enervante avaricia de los parásitos españoles, a quienes todo lo que reciben del Estado les parece poco y de cómo poco a poco Hacienda nos va apretando las clavijas al sector productivo de la nación para satisfacer la holgazanería de los gorrones sociales y su insaciable ansiedad de bienes y servicios gratuitos.

Algunos empresarios con los que últimamente estoy haciendo negocios se están quedando muy alucinados conmigo al ver la cantidad de ocasiones en las que me llaman por teléfono y no les contesto porque en ese momento estoy en el rocódromo o en la sierra de Madrid practicando mi deporte favorito.

Esto es porque ahora que empieza el buen tiempo y es la mejor época para escalar siempre procuro hacerlo al menos dos días entre semana y otro día del fin de semana.

Tampoco es que al negocio inmobiliario haya que dedicarle mucho tiempo.

El caso es que cuando ayer me llamó un agente inmobiliario de mucho éxito y le dije que me pillaba escalando y que por eso había mala señal, el tipo me respondió:

shishi, Tristán, en el Congreso de los Diputados se está decidiendo nuestro destino... ¿y tú escalando?

No amigo, en ese sitio se traman muchas cosas, pero hasta ahora jamás se ha hablado de ti ni de mi ni de lo que nos importa a los ciudadanos que pagamos impuestos. Allí solo hablan de ellos mismos y de cómo se reparten la tarta. Por eso siempre me ha importado un carajo lo que allí digan. Y por eso nunca voto. Porque se que toda la casta política es corrupta y solo piensan a mantener el poder cuando están gobernando y en obtenerlo a toda costa, cuando están en la oposición.

Todos acaban siempre defraudando a sus votantes.

En el momento en que escribo estas líneas están echando a patadas al anterior presidente de gobierno por la corrupción demostrada del Partido Popular. Este hombre llegó al poder aupado por la mayor mayoría absoluta de la Historia de España. Mayoría en el Congreso, mayoría en las comunidades autónomas y mayoría en los ayuntamientos.

Podría haber hecho las reformas estructurales que España necesitaba y para las que lo auparon allí sus votantes. Pero prefirió sestear en su poltrona y no ha hecho nada de lo que había que hacer. Eso sí, nos ha sacado de la crisis, pero tratándose de un gobierno de centro derecha era lo mínimo que cabía esperar. No ha satisfecho ni a los suyos, de forma que los que aún le votaron en junio de 2016 lo hicieron solo por miedo a los de PODEMOS y a la horda de partidos de extrema izquierda que les acompañan.

Creedme, no hay nadie de la derecha sociológica que no desprecie y odie a Rajoy por la oportunidad perdida y por haber llevado a cabo políticas socialdemócratas con los votos de la derecha.

Y ahora que vienen cambios, lo que a mi más me preocupa son los impuestos que nos van a clavar.

Porque si este año, gobernando los socialdemócratas del Partido Popular voy a batir record de tributación, tanto en IRPF como en el Impuesto de Sociedades, no quiero ni pensar lo que será el año próximo, habiendo prometido subidas de impuestos todos los que se sitúan a la izquierda del PP, incluidos los de Ciudadanos, que han prometido restaurar el impuesto de sucesiones en cuento aterrizen en la Comunidad de Madrid.

¿No os parece a vosotros que ya pagamos demasiados impuestos?

¿No creéis que con lo que pagáis de impuestos ya debería estar cubierto el gasto social de un país como España?

De hecho, nunca se han pagado más impuestos en España que en la actualidad.

Y aún tenemos que escuchar a algunos iluso de extrema izquierda diciendo que la ultraderecha liberal ha ganado la batalla.

Así que ahora preparémonos para lo que se avecina porque a estos que vienen, desde Pedro Sánchez hasta la izquierda más radical, les parece que España está en una especie de emergencia social, en plan hambruna del sur muy sur, y que hay un montón de necesidades básicas de los gorrones sociales habituales que tenemos que cubrir entre todos los contribuyentes.

Andan lloriqueando por La Sexta diciendo que las necesidades básicas no están bien financiadas: el derecho a la educación, el derecho a la sanidad "universal" (o sea, para todo quisqui que haya por aquí, esté o no contribuyendo), el derecho a la alimentación, el derecho a la vivienda por la patilla, el derecho al tras*porte por el morro, el derecho a la energía (electricidad y calefacción), el derecho a la tecnología (wifi gratis), el derecho a la comunicación (smartphone gratis con tarifa de datos), el derecho al turismo subvencionado, etc.

O sea, que de los creadores del “vive de tus padres, hasta que puedas vivir de tus hijos” llega ahora el “Vive del Estado, con subsidios, becas y ayudas, hasta que puedas vivir del Estado, con pensiones”. Todo muy inspirador.

Pero según mi opinión todo esto no son derechos sino raciones de esclavitud. Se trata del heno y el establo que el Estado le proporciona al ganado humano, como decía Alexis de Tocqueville.

Exactamente algo parecido se refleja en un papiro aún no desenterrado del Antiguo Egipto que dice:



No importan las razas, ni el tonalidad de la piel.
Tampoco importan los credos.
Lo único que importa es ser libre
y no depender de nadie para comer




O también en este proverbio cimmerio, de la era hiboria:



Esclavo es quien es alimentado por otros



Y finalmente, perfectamente expresado por mi admirada Ayn Rand:



¿A qué le llamas libertad? A no pedir nada. A no esperar nada. A no depender de nada



Cuando los gorrones sociales que nos parasitan, los yonquis del gasto social exigen más dinero del Estado, lo que están haciendo en definitiva es pedirle a quien tiene el monopolio de la exacción legítima que haga uso de ella para quitarle a otros ciudadanos una porción del fruto de su trabajo para entregárselo a ellos.

No parece muy ético.

Por eso, cuando nos dicen que tenemos derecho a algo, antes de creerlo debemos considerar cómo afecta ese derecho a los demás. Si el resto de conciudadanos tienen que costeárnoslo y por tanto trabajar para nosotros para financiar esos supuestos derechos nuestros, entonces es que no son un derecho. Porque nadie tiene derecho a tener esclavizada a una parte de la sociedad.

Cada nueva conquista de todos estos gorrones sociales es siempre a costa de quienes trabajamos y producimos. Sus victorias agravan nuestra esclavitud.

Por supuesto que el Socialismo, el Comunismo y la extrema izquierda YA NO TIENEN NADA QUE VER con los trabajadores.

La lucha de clases ya no es entre la clase trabajadora y la clase burguesa SINO entre los CONTRIBUYENTES que aportamos a los gastos generales por medio de nuestro esfuerzo fiscal y los PARÁSITOS Y GORRONES SOCIALES que han decidido que los demás les paguemos su holganza. Es decir, que la lucha de clases actual es entre las clases pasivas y las clases activas, entre quienes trabajamos y quienes viven del Estado del Bienestar.

La extrema izquierda se ha perdido en medio de un montón de nuevas causas que a los trabajadores les importan un pepino, como el ecologismo anti-nuclear, las fronteras abiertas para facilitar la llevada masiva de jovenlandeses y fiel a la religión del amores a Europa, el nancy-feminismo, la ideología de género, la ideología LGTB, imponer su policía jovenlandesal, las causas antiglobalización y otras cosas que al sector productivo del pueblo español nos importan un carajo. Nuestros intereses van por otros derroteros.

A un obrero que llega al andamio a las 8 de la mañana y que se tira 8 horas colocando ladrillos le importan una cosa las nuevas causas que le indignan al sencillaina de Alberto Garzón. Lo que quiere es tener un buen salario, que le retengan lo mínimo de ese salario y mejores condiciones de trabajo.

Eso ya no se lo ofrece la izquierda, que nunca había estado tan alejada de lo que demandamos los ciudadanos.

Ahora bien, que todos estos solidarios con el dinero ajeno son muy comunistas hasta que pueden elegir entre usar un retrete público y uno privado.

¿Qué creen los líderes de la izquierda que puede pensar el obrero que se desloma en el andamio cuando les ve luchar por una política de fronteras abiertas y por incrementar las ayudas a los pagapensiones sin papeles?

¿Y qué pensará cuando se le acabe el desempleo y comience a cobrar la ayuda de 425 euros al mes cuando sepa que las ayudas al refugiado consisten en entre 500 y 700 euros para alquilar una vivienda y entre 300 y 500 euros para manutención, además de tener todo lo demás gratis?

En la Comunidad de Madrid el 80% de los perceptores de las ayudas al alquiler tienen nombres y apellidos de origen joven. Sin embargo su contribución al IRPF no pasa del 3%. ¿Estos son los que venían a pagar las pensiones del futuro?

¿De verdad creen los partidos de izquierda que al trabajador del andamio le va a molar que se implemente la renta básica universal?

A los parásitos sociales sin duda que algo así les pone (e incluso les parecerá poco), pero de ninguna manera al currante de toda la vida, que es quien la va a tener que financiar, lo quiera o no.

¿De verdad los partidos de izquierda y los sindicatos están representando los intereses de los trabajadores?

Obviamente este mal llamado "Estado de bienestar" no se está comportando como tal para los ciudadanos trabajadores. Solo proporciona bienestar a la clase parasitaria, quienes, por cierto, cada vez son más gracias a la política de "puertas abiertas" que defienden los botarates de Podemos e Izquierda Unida y al efecto llamada que están provocando en todo el mundo africano y de la religión del amor y que empieza a cavar la tumba de un sistema que hemos intentado mantener a flote durante generaciones gracias a las aportaciones de los españoles.

Una injusticia para con todos los españoles que han cotizado durante años si no décadas bajo el pacto social de que, al final de su vida profesional, contarían con un retiro y unas condiciones de vida decentes.

¿De verdad creen los de la izquierda ultramontana que los trabajadores españoles se pueden sentir representados por partidos que defienden la presencia devastadora de grandes grupos de pagapensiones de culturas antagónicas a la nuestra y que se niegan en redondo a asimilarse a la sociedad de acogida? Sí, me refiero a los fiel a la religión del amores, que tienen una clara vocación de poder, dominación y hegemonía y que están llenando Europa de "no-go zones" en los que el Estado ha renunciado a imponer nuestras leyes democráticas y en donde ellos imponen su Ley Islámica.

Ya se que mencionar todo esto resulta muy antipático, pero estoy muy cabreado por todo lo que voy a tener que contribuir este año y ya que tengo esta tribuna, al menos quiero ejercer mi derecho al pataleo argumentado.

Lo hago casi todos los años por estas fechas ==>> La enervante avaricia de los parásitos

Los trabajadores españoles no se identifican con esas políticas de acomplejados.

Yo apuesto por que los intereses de los trabajadores y de cualquiera que pague impuestos están actualmente más alineados con los intereses de los empresarios que con los de los partidos de izquierda y los sindicatos.

Porque sí, es cierto, los empresarios, como todos los seres humanos, actuamos siempre en nuestro interés personal. Pero en este inmenso mercado que es la sociedad actual, para aumentar nuestro patrimonio, los empresarios nos vemos obligados a ayudar a mejorar la condición social de nuestros clientes, sea cual fuere el bien o servicio que ofrezcamos, o de lo contrario no les podremos vender nada y nuestro patrimonio se quedará como está.

Por lo tanto, los intereses de ambos, empresarios y trabajadores están perfectamente alineados en el polo opuesto al interés de los parásitos sociales.



La extrema izquierda mira al empresario como el lobo al que hay que abatir.

La derechona del Partido Popular lo mira como la vaca a la que hay que ordeñar.

Pero hay que comenzar a verlo como el caballo que tira el carro.




No son palabras mías sino de Winston Churchill. Simplemente las he adaptado al aquí y ahora.

En los planteamientos de base marxista se supone que el trabajador es sometido a explotación por el empresario, quien se apropia ilegítimamente de la plusvalía de su trabajo. Hoy se sabe que esto no es cierto. No obstante, el trabajador sí es objeto de la apropiación de una parte importante de la plusvalía de su trabajo. Sí es cierto que hay una incautación salarial. Pero ésta no procede del empresario sino del Estado, que se queda con la parte del león, ya sea a través del IRPF, de la Seguridad Social o del IVA y otros impuestos.

Esto sí que es un expolio en toda regla.

De ahí mi afirmación de que Hacienda No Somos Todos.

Hacienda son los parásitos lloricas que se manifiestan todos los fines de semana exigiendo dádivas.

El resto somos simplemente sus víctimas.

Y aquí termina esta incursión en asuntos lejanos al tema central del blog.

Como ya he mencionado, este mes y el próximo voy a verme obligado por quien tiene el monopolio de la exacción legítima a pagar suficiente pasta para costear un par de viviendas a quienes no las merecen y el coste de un año de subsidios de varias familias de refugiados.

Si no existieran estas cosas que nadie necesita todos podríamos pagar la mitad de impuestos y la economía iría como un tiro.

Por cierto, esta tribuna no es solo mía. Todos los que queráis comentar también sois libres de decir lo que os parezca, tanto si es a favor de mi pataleta como si es en contra. Lo único que aquí no está permitido es insultar.

Porque cuando un tipo paga los impuestos que a nosotros nos obligan a pagar, creo que al menos tenemos derecho a decir lo que nos salga de las narices.

¿O no?
 
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Me quedo especialmente con:

La lucha de clases ya no es entre la clase trabajadora y la clase burguesa SINO entre los CONTRIBUYENTES que aportamos a los gastos generales por medio de nuestro esfuerzo fiscal y los PARÁSITOS Y GORRONES SOCIALES que han decidido que los demás les paguemos su holganza. Es decir, que la lucha de clases actual es entre las clases pasivas y las clases activas, entre quienes trabajamos y quienes viven del Estado del Bienestar.

Y si, al empresauriado hay que atarlo corto-corto.

Estos puntos de vista están vetados en los mass-cosa
 
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