Nada que no supiéramos pero de mal en peor.
Perros con distintos collares - Rankia
Perros con distintos collares
Cuando era un chaval, mi abuelo Andrés siempre me decía lo mismo: “Los partidos políticos… Son los mismos perros, con distintos collares”. En aquél entonces, la sociedad española estaba entusiasmada con la llegada de la Democracia. El PSOE había arrasado en las elecciones generales con su eslogan “Por el Cambio” y parecía que todo el país iba a darle la espalda a las élites casposas y antidemocráticas, nacional-católicas, que nos habían gobernado durante 40 años. Al menos así se veían las cosas desde la izquierda. Sin embargo a mi abuelo todo aquello le daba igual. Tenía sus motivos.
Cuando terminó la Guerra Civil todavía era muy joven y fue movilizado por el ejército para que realizara una mili de 4 años en África. Lo pasó mal y el régimen intentó “lavarle el cerebro” para que no se convirtiera en otro elemento “desafecto” en contra de la dictadura. El viejo acabó hasta las bowlings de todo aquello… Lo único que quería era volver a casa, casarse con mi abuela y trabajar como carpintero en su barrio; el bullicioso y proletario barrio de Poble Nou de Barcelona.
El Yayo era un tío modesto, con objetivos modestos. Sus deseos se hicieron realidad y aún recuerdo “los colocones” que pillaba de niño cuando iba a verlo al taller mientras trabajaba rodeado de barnices y colas para confeccionar los muebles que le encargaban los vecinos del barrio y de más allá. A pesar de que era un currante sin parangón, nunca le sobró la pasta y vivió una vida humilde intentando sobrevivir a la dura posguerra que machacó a media España. Quizá por eso siempre tuvo una gran conciencia de clase. Aunque no era muy dado a verbalizar sus ideas… Sólo de vez en cuando, con su ironía habitual, soltaba alguna perla de las suyas.
Su talante apolítico y pasota se respiraba en el ambiente de todas las ciudades que forman el cinturón industrial de Barcelona. Era heredero de una tradición ancestral que se pierde en el albor de los tiempos y que tuvo su máxima expresión en el desarrollo, auge y caída del movimiento cenetista en la primera parte del s.XX. Aunque mi abuelo no era anarquista ni nada que se le parezca, si compartía inconscientemente algunos de sus postulados. Como el desencanto por la política y por los líderes que nos gobiernan. La clase obrera catalana nunca fue soberanista; quizá ahora los sea un poco debido a la deriva nacionalista de los últimos tiempos, pero entonces la única diferencia que había era entre los que estaban “arriba” y los que estaban “abajo”. La burguesía en cambio coqueteaba con el nacionalismo español o el catalán, según sus intereses. Incluso en el seno de las grandes familias había profundas diferencias. Un caso paradigmático es de la familia Pujol. El padre del ex presidente de la Generalitat era un banquero sin inclinaciones nacionalistas cuyo pragmatismo lo alejaba de la política porque ésta era mala para “el negocio”. Sin embargo, para su consternación y quizá porque pasó demasiado tiempo con los curas, su hijo Jordi enarboló muy pronto la bandera del catalanismo más reivindicativo. No parece que los Pujol fueran tan calculadores, aunque otras familias sí lo fueron… De este modo cubrían todas las posiciones del espectro político para poder aprovecharse de él cuando cambiarán los vientos del poder. Y francamente, no creo que eso haya cambiado en absoluto a pesar de lo que diga Mas.
La Casta que nos gobierna
Últimamente todo el mundo está revolucionado por el ascenso de Podemos. No creo que mi abuelo se animara a votarlos… Aunque sin duda los vería con buenos ojos. En España es un fenómeno novedoso y extraño porque la gente no está acostumbrada a partidos vertebrados horizontalmente cuyo programa suele consensuarse con las bases. Al llamarles “bolivarianos”, los políticos de la casta demuestran no sólo su ignorancia, sino un gran desconcierto. Pero en Cataluña y en el País Vasco el fenómeno se comprende porque casa con la mentalidad “calvinista” de estas sociedades donde el servicio a la Comunidad es incluso más fuerte que la pertenencia a la familia. Por supuesto, a las burguesías vasca y catalana no les gusta el tufo libertario de Bildu, las CUP o de Podemos. Les desagrada porque estos partidos tienen en mente otro modelo de sociedad que la gente entiende y vota en las urnas –son muy buenos en la gestión municipal. Recortan el despilfarro y sostienen el Estado social-. Dicho esto, el futuro de Podemos es incierto. El resto del país tiene una estructura antropológica diferente.
El mensaje de Pablo Iglesias no tiene tradición y será cuestionado por las élites instaladas en el PP y el PSOE. A los de Podemos les espera una ingente labor pedagógica por delante. Bueno, eso y esperar a que la crisis dure 10 años más… Entonces tal vez puedan tener una oportunidad real de gobierno.
De todas las proclamas del grupo de Iglesias, lo que más me gusta es su talante republicano y la denuncia en contra de la casta que nos gobierna. Respecto al primer punto, estoy a favor de la República porque delegar la Jefatura del Estado en el monarca es intrínsecamente antidemocrático. Aunque sea legal y esté sancionado en la Constitución, la vigencia de la Monarquía abusa el principio fundamental de igualdad por el que cualquier ciudadano, según las reglas del juego democrático, debería tener el derecho de optar a la Jefatura del Estado. Y ya decía Gandhi que cuando una ley es injusta: ¡hay que cambiarla! Sobre la Monarquía en general y la figura de Juan Carlos I hay mucho que hablar… Pero mejor lo dejamos aquí porque es un tema que me calienta bastante. Por otro lado: ¿alguien tiene alguna duda de que nos gobierna una oligarquía que socializa las pérdidas y se reparte los beneficios? No seamos ingenuos.
El PP y el PSOE se han repartido los cargos institucionales durante casi 40 años y cómo resultado ahora tenemos unas instituciones decadentes que no cumplen ninguna de las funciones por las cuáles fueron creadas. El Senado es una cámara de pantomima; el Banco de España y la CNMV hicieron la vista fuerte con las preferentes; el Tribunal de Cuentas no controla nada; el Tribunal Constitucional sufre esclerosis múltiple; la gestión pública de las cajas de ahorro recayó en manos de la satrapía y las diputaciones provinciales se han convertido en el retiro dorado de los políticos.
El PP y el PSOE son los mismos perros con distintos collares. Aunque son muy diferentes en las políticas sociales, tanto Mariano Rajoy como Zapatero
han llevado a cabo la misma política económica; consistente en gastar lo que no tenemos, en subir los impuestos y en recortar las prestaciones sociales en Sanidad y Educación. Como consecuencia de todo esto, España casi ha triplicado su deuda en sólo 7 años (era del 36’3% del PIB en 2007). La principal diferencia entre el PSOE y el PP, es que durante el mandato de Zapatero éste sólo quería gastar. Sin embargo los alemanes utilizaron al BCE para que indujera la subida de la prima de riesgo con la que esperaban amedrentar a los socialistas. Y a fe que lo consiguieron… Tras una lucha encarnizada de más de un año, Merkel sometió a ZP y éste tuvo que acometer la reforma laboral, los recortes y las subidas de impuestos que se esperaban de él. De este modo, cuando Rajoy llegó al poder se encontró con un BCE “amigo” que lanzó los LTRO para rebajar la prima y el interés exorbitante que pagábamos por nuestros bonos.
Don Mariano ha cumplido desde entonces todas las “recomendaciones” propuestas por la troika y el FMI. No sólo ha subido los impuestos y recortado las prestaciones sociales, sino que le han permitido endeudarse hasta límites irracionales. La estrategia que sigue la troika al respecto es propia de la Mafia… El crimen organizado se distinguía por imponer tasas de usura a los prestatarios para esclavizarlos todo el tiempo que les diera la gana a sabiendas de que jamás podrían devolver los préstamos. En cambio con la troika el enfoque es un poco diferente, aunque igual de efectivo. Permite y fomenta que los países se endeuden hasta las cejas y luego los amenaza veladamente con políticas monetarias restrictivas en el supuesto de que sus ejecutivos se resistan a aplicar las reformas requeridas. De este modo, pueden manipular al gobierno del PP como a un chucho para que pierda el pandero por un queso… La alternativa es el alza de los tipos de interés, el default y una crisis de mil pares de corazones. Y nadie en su sano juicio quiere enfrentarse a eso. Sobre todo Mariano Rajoy!
Las pesadillas de Rajoy
Por supuesto, no estaríamos así si hubiéramos controlado el gasto. Debido a varias circunstancias, la casta que nos gobierna se entusiasmó con el despilfarro. Esta política le garantizó la reelección a José Luis Rodríguez Zapatero y le permite al PP mantener el espejismo de que España está saliendo la recesión (ante la reciente caída de las exportaciones, ahora el crecimiento lo aporta la obra pública). En cambio en otros países como Italia o Francia, sus gobernantes han reorganizado la administración territorial del Estado para ahorrarse un dineral que les permitirá atenuar los recortes sociales en beneficio del común de los ciudadanos. En España podríamos haber hecho lo mismo; es decir, podríamos haber suprimido las diputaciones provinciales, las Comunidades Autónomas uniprovinciales, las empresas públicas ineficientes, mancomunar los servicios de los ayuntamientos y demás. De este modo ahora tendríamos decenas de miles de millones de euros cada año para implementar una reforma fiscal de verdad –no la bacalá que acaba de presentar el ministro Montoro-. Pero no hemos hecho nada…
Don Mariano ha evitado ese camino porque la reforma territorial conllevaría una reforma de la Constitución que le obligaría a sentarse a hablar con los partidos nacionalistas de Cataluña y del País Vasco. Sobre el “por qué” el presidente niega ese debate es un misterio para mi. Y francamente, es una mala noticia para España porque la cerrazón de unos y otros no augura nada bueno para la estabilidad territorial y política del país. La estrategia de la avestruz del presidente denota cobardía, arrogancia y prepotencia por partes iguales. Aunque no me sorprende, pues es el último representante de la España casposa que A. Machado denunció hace más de 80 años:
“Castilla perversos, ayer dominadora
envuelta en sus andrajos
desprecia cuánto ignora”
Y luego tenemos a los de CiU; otros perros con distinto collar. Los convergentes también forman parte de la casta… Sin embargo Artur Mas tiene la esperanza de que al envolverse en la estelada, la sociedad catalana olvidará los recortes draconianos y la privatización de la sanidad pública. Puede que Mas sea independentista; pero Mas no es CiU y en la coalición abundan los barones partidarios de un gran pacto fiscal con el gobierno. Cuando llegue el momento, la burguesía le dará la espalda al proyecto nacionalista como ya hiciera la Lliga Regionalista en los años 30 del siglo pasado.
Dicho esto, el asunto me irrita porque como catalán nadie tiene el derecho a obligarme a elegir entre “papá o mamá”. ¿Tan difícil es dialogar y llevarse bien?
Mientras no solucionamos nuestros problemas domésticos, la deuda escala hasta límites insoportables. Algunos dicen que está ya en la zona peligrosa… Pero yo creo que jamás podremos devolverla:
Barrera máxima sostenible países
Fuente: Expansión
Seamos serios,
España todavía no ve la luz al final del túnel… Seguimos endeudándonos, el ajuste bancario está muy lejos de terminar y los recortes que nos esperan en 2015 y 2016 nos meterán de nuevo en una severa recesión.
El paro bajará sí, aunque será por un simple ajuste estadístico (los viajeros se van; dónde antes sólo trabajaba uno ahora lo hacen dos…
No porque la economía incremente las horas laborales!).
Aunque de todas las pesadillas macro, aparte de la deuda y el paro, Rajoy tendrá que lidiar con el empeoramiento del sector inmobiliario.
Es cierto que las familias van desapalancándose mes a mes, año tras año. La deuda financiera de los hogares españoles se sitúa actualmente en 750.000 millones de euros –el nivel más bajo desde 2006-. Es un buen dato, no lo voy a negar. Sin embargo la cuantía de los depósitos bancarios también cae y ahora sólo asciende a 685.000 millones de euros. La diferencia entre ambas magnitudes la cubren los bancos con financiación exterior y augura un largo periodo de restricción del crédito que impactará muy negativamente en el desarrollo económico.
De esos 750.000 millones, 600.000 pertenecen a los préstamos concedidos por la banca para la adquisición de vivienda. Esa suma sigue reduciéndose, pero coincide en el tiempo con una jovenlandéssidad hipotecaria desbocada que amenaza de nuevo a los maltrechos balances de los bancos. En 2008 era sólo el 0’5%; a finales del 2010 llegó al 2’4; en 2012 escaló hasta el 4’5 y en diciembre de 2013 se situó en el 6’5 –récord histórico-. No sé cómo está ahora… Aunque a nadie se le escapa que en el clima actual de recortes y rebajas salariales la cifra va a empeorar. Si Irlanda es la pauta, la jovenlandéssidad por este concepto escalará hasta el 18%. Sí, habéis oído bien…! Así que buena parte de esos 600.000 millones tendrán que ser provisionados por las entidades financieras. Ya veremos cómo… Luego tampoco ayuda al precio de la vivienda que la jovenlandéssidad en el mercado del alquiler ronde el 18-19%. La verdad es que el panorama del sector es dantesco y estoy de acuerdo con Borja Mateo en que hay que olvidarse de los pisos hasta 2018.
La situación es muy preocupante.
España aguanta el tipo porque paga una miseria por su deuda –el menor interés en 200 años-. Tendríamos que aprovechar el momento para reorganizar la administración territorial del Estado y coger un poco de aire. Pero desgraciadamente don Mariano no está por la labor… Lo fía todo a una recuperación económica que no tendrá demasiado recorrido.
El problema de fondo es que las finanzas internacionales están al borde del colapso. La brutal caída del Índice Báltico nos retrotrae a un mundo sin crecimiento económico real que se sostiene únicamente por las inyecciones de liquidez que proporcionan los Bancos Centrales a través de la flexibilización cuantitativa. El sistema financiero es muy vulnerable porque no puede encajar el encarecimiento del precio del dinero. Y señores… ¡La inflación ya está aquí!, ¡la estanflación ya está aquí! Diga lo que diga Yellen en Estados Unidos o Abe en Japón, la escalada de la inflación en ambos países me parece demasiado pronunciada y me apostaría varias cervezas a que está detrás de la reciente subida en el precio del oro.
Así que don Mariano: ¿qué vas a hacer? Y aunque ese desplome se retrase un par de años hasta después de las próximas elecciones generales: ¿qué vas a hacer? La recaudación fiscal no mejorará los ingresos del Estado, es demasiado inelástica; tampoco podremos seguir endeudándonos porque tenemos que cumplir con los objetivos de déficit público que nos marca Bruselas… Yo os digo lo que va a pasar.
Recurrirán a la hucha de las pensiones y luego, cuando esté casi a cero, las van a recortar. Y si no lo hacen, seguirán las recomendaciones del Bundesbank para los Estados miembros con riesgo de insolvencia; a saber, la creación de un impuesto extraordinario sobre el capital. Un impuesto a los ricos de este país. Gravarán con un 10% a todos los depósitos bancarios cuya cuantía sobrepase los 100.000€ por titular y cuenta. La fórmula chipriota vino para quedarse.