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Ese libro fue uno de los mejores intentos de crear un corpus doctrinal coherente para el Movimiento.

La propuesta de Carrero Blanco es una síntesis entre el catolicismo reaccionario tradicional ("el Liberalismo es Pecado") y el nacionalsocialismo. Así, Carrero Blanco, al igual que Hitler, posiciona su modelo como la senda correcta entre las dos vías equivocadas del capitalismo y el comunismo (las dos Torres de Babel). Tanto Hitler como Carrero Blanco señalan al capitalismo y al comunismo como dos partes de la misma conspiración, correspondiéndole al Capitalismo el papel de desestabilizar el orden social para que luego el comunismo pueda implantar su nuevo orden.

Pero, allí donde Hitler acusa al capitalismo y al comunismo de trastocar las leyes raciales naturales, Carrero Blanco les acusa de trastocar las leyes de Dios. Y, por ello, mientras que el cabo bohemio prescinde de invocar al malo y simplemente señala a los judíos como los artífices del plan nefando para subvertir a la humanidad, a nuestro almirante, por el contrario, no le tiembla el pulso a la hora de señalar a Satanás como la mente maestra que inspira la Maldad que difunden sus siervos judíos y masones para obcecar a la Humanidad.

Don Luis comienza proyectándose en el pasado para encontrar el estado de equilibrio ideal. Utopía que, como es lógico, no puede ser otra que la España del Siglo de Oro, el Imperio que nos fue otorgado por la Providencia Divina. En aquella fabulosa España Hegemónica, el poder político estaba correctamente equilibrado entre el Monarca y las Cortes, y las fuerzas productivas estaban justamente organizadas a través de los Gremios, en los que los artesanos ejercían a la vez el papel de capitalistas y obreros (a modo de Sindicato Vertical). Los campesinos tenían unas condiciones austeras, pero eran felices al no conocer otra vida. Y todo el sistema estaba protegido por la correcta guía de las leyes divinas inspiradas a través de la jovenlandesal católica defendida por la Santa progenitora Iglesia.

Pero el Diablo, a través de los Judíos, los Templarios, la Reforma Protestante y, finalmente, el Racionalismo de la Ilustración masónica, vino a hacer tambalear el maravilloso edificio del orden tradicional. Y el Liberalismo instauró el Capitalismo, que trajo consigo la Injusticia Social. Y esa Injusticia Social trajo el Marxismo, que engaña al obrero valiéndose del rencor provocado por la Injusticia Social, para así encadenarlo en la esclavitud al servicio de las fuerzas del Mal.

Y frente a todo ello, se alza hoy en día la España de Franco, que, surgida de la Cruzada, trae la solución para salvar a la Civilización Cristiana Occidental y devolver a la humanidad a la senda de Dios. España de Franco en la que la injusticia social promovida por el Liberalismo es corregida mediante la implantación del verdadero socialismo... ejm... no... esto... quiero decir... mediante la fusión de lo social y lo nacional bajo el imperio de lo espiritual, practicando siempre la Santa Intransigencia contra todo intento de subversión ****omasónica marxista.

Y, mas o menos, esto es lo que viene a decir el libro.
 
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