Pues es algo que me produce un punto de tristeza. Cuando yo era un niño todo lo relacionado con la exploración espacial era algo mágico, enorme, el futuro de la humanidad. Nadie lo dudaba. Nos prometisteis estaciones en Marte y tenemos facebook, algo así dijo Buzz Aldrin, y tenía razón. La desilusión es enorme. Era una frontera que unía a toda la humanidad y que proporcionaba una esperanza de trascendencia, de superación. Y podría haber sido así, pero la historia se dirigió por otros caminos peores y tardaremos muchísimo tiempo en recuperar ese espíritu.
Personalmente, John Glenn siempre ha estado presente en mis pensamientos. Y la razón es de esas que nos marcan para toda la vida. Cuando era niño alguien me regaló una biografía ilustrada de John Glenn que leí infinidad de veces y todavía conservo. Además, los reyes me trajeron un juego de estación espacial, con astronautas vestidos igual que esos de la foto. Pasé innumerables horas imaginándome que yo iría al espacio jugando con aquellos muñecos.
No fui al espacio, ni casi a ningún otro sitio, como todos los españoles de mi edad. Pero miro hacia atrás y pienso que, si hubiéramos sido un poco mejores, aquellas ilusiones infantiles podrían haberse hecho realidad.
Estos hombres merecían más reconocimiento del que tuvieron. Murió Neil Armstrong y pasó desapercibido, muere John Glenn y pocos sabrán quien fue, pero dentro de muchos años se recuperará su memoria y se reconocerá la epopeya de la que fueron protagonistas en una época en la que el cinismo no era un rasgo de personalidad del que se pudiera presumir y en el que las personas aún creían en algo.