Poco ha durado el enfado con Eurovisión, ha bastado que alguien decida que la canción que presentará España sea un temilla bastante malo que alguien ha decidido que debe ser interpretado desde el prisma feminista, pues ya, los que clamaban contra el festival por permitir la presencia de representación del estado genocida, han olvidado esto y se muestran de nuevo entusiasmados.