FuturoEuropeo
Madmaxista
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En Galicia, Alberto Núñez Feijóo no tiene el problema de fragmentación del centro-derecha que sufre Pablo Casado en el conjunto de España, pero el voto a Ciudadanos y Vox, aunque sea muy pequeño, también tiene sus efectos. Los partidos de Inés Arrimadas y Santiago Abascal no lograrán ningún diputado el 12 de julio, según todas las encuestas, aunque sus pocos votos sí servirán para «quitar» dos escaños al Partido Popular.
El PP de Feijóo llega muy fuerte a la recta final de la campaña electoral, con la mayoría absoluta de nuevo al alcance de la mano, y con unas encuestas que solo vaticinan una victoria rotunda. Incluso el CIS de Tezanos reconoció esa fortaleza y situó al PP con un 46 por ciento de estimación de voto. Feijóo aglutina el conjunto del centro-derecha, incluso abarca parte de un electorado socialdemócrata, desencantado con las políticas de Sánchez y con el candidato del PSOE gallego.
A pesar de esa realidad, Vox y Ciudadanos presentan sus candidaturas, que se quedarán a cero en esta comunidad, donde su implantación es insignificante. Tendrán cero diputados, pero no cero votos. Cada uno de esos partidos podría conseguir entre un 1 y un 2 por ciento de los votos, muy lejos del umbral mínimo del 5 por ciento que se exige en cada circunscripción para lograr diputado. Entre los dos podrían sumar más del 3 por ciento de las papeletas, suficientes para evitar que el PP consiga dos escaños más, según confirman en GAD3.
En concreto, las provincias donde los populares podrían obtener otro diputado, si los votos «perdidos» de Vox y Ciudadanos fueran a la candidatura de Feijóo, son Orense y La Coruña. Si el resultado final fuese un poco más ajustado, el Gobierno de centro-derecha podría estar en serio peligro por esos votos de Vox y Ciudadanos, que de una forma indirecta estarían beneficiando así a la izquierda y los populistas en su intento de formar una mayoría alternativa.
Según los datos que está manejando GAD3 esta semana, y a los que está teniendo acceso ABC, la mayor parte de los votantes de Abascal se decantan por el PP en estas elecciones autonómicas. Antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, el 44 por ciento de sus votantes ya se dirigían directamente a Feijóo, y ahora, después de la gestión de la crisis, ese dato llega al 63 por ciento. Ahora mismo, solo el 23 por ciento de los que votaron a Vox en las generales en Galicia serían «fieles» a este partido en las autonómicas.
En Ciudadanos, el 65 por ciento de los votantes que tuvo en esta comunidad en las generales de noviembre van a parar ahora al PP, lo que demuestra también la capacidad de unificación de la candidatura de Feijóo. La fidelidad de voto del partido de Arrimadas respecto a las generales se queda en un 9 por ciento.
En el País Vasco, los votos de Vox tampoco servirán para darle un solo diputado, pero sí impedirán que PP+Cs obtengan un escaño más por la provincia de Álava, en beneficio de los nacionalistas.
Ciudadanos sigue sin arraigar en Galicia y no ayuda la campaña de perfil bajo que está realizando. La formación naranja rechazó en su momento integrar a dirigentes gallegos en las listas del PP. Optaron por concurrir con su marca. La candidata Beatriz Pino recibe mañana el respaldo de su jefa de filas, Inés Arrimadas, con un acto en Vigo en el que presentarán propuestas dirigidas a las familias. Pero ha estado muy sola hasta el momento, con escasos refuerzos de Madrid: apenas las visitas del portavoz adjunto en el Congreso, Edmundo Bal, y la portavoz nacional, Melisa Rodríguez. Un día en la campaña de Pino pasa por una agenda discreta como la de ayer, con tan solo dos actos: una reunión con empresas pesqueras y un encuentro con responsables de una cofradía. Los mítines brillan por su ausencia.
Tampoco Vox cala en Galicia, aunque en esta campaña sí se registra un despliegue más intenso. El presidente de la formación, Santiago Abascal, estará hoy en Lugo, mañana en La Coruña y el domingo en Ribeira. Repite también Iván Espinosa de los Monteros, portavoz parlamentario: hoy en Vilagarcía de Arousa y mañana en Orense. La incursión del pasado fin de semana del secretario general, Javier Ortega Smith, se saldó con ataques a Feijóo, bajo acusaciones de que el presidente de la Xunta es un «nacionalista» encubierto. Una estrategia con escaso predicamento en Galicia.
El PP de Feijóo llega muy fuerte a la recta final de la campaña electoral, con la mayoría absoluta de nuevo al alcance de la mano, y con unas encuestas que solo vaticinan una victoria rotunda. Incluso el CIS de Tezanos reconoció esa fortaleza y situó al PP con un 46 por ciento de estimación de voto. Feijóo aglutina el conjunto del centro-derecha, incluso abarca parte de un electorado socialdemócrata, desencantado con las políticas de Sánchez y con el candidato del PSOE gallego.
A pesar de esa realidad, Vox y Ciudadanos presentan sus candidaturas, que se quedarán a cero en esta comunidad, donde su implantación es insignificante. Tendrán cero diputados, pero no cero votos. Cada uno de esos partidos podría conseguir entre un 1 y un 2 por ciento de los votos, muy lejos del umbral mínimo del 5 por ciento que se exige en cada circunscripción para lograr diputado. Entre los dos podrían sumar más del 3 por ciento de las papeletas, suficientes para evitar que el PP consiga dos escaños más, según confirman en GAD3.
En concreto, las provincias donde los populares podrían obtener otro diputado, si los votos «perdidos» de Vox y Ciudadanos fueran a la candidatura de Feijóo, son Orense y La Coruña. Si el resultado final fuese un poco más ajustado, el Gobierno de centro-derecha podría estar en serio peligro por esos votos de Vox y Ciudadanos, que de una forma indirecta estarían beneficiando así a la izquierda y los populistas en su intento de formar una mayoría alternativa.
Según los datos que está manejando GAD3 esta semana, y a los que está teniendo acceso ABC, la mayor parte de los votantes de Abascal se decantan por el PP en estas elecciones autonómicas. Antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, el 44 por ciento de sus votantes ya se dirigían directamente a Feijóo, y ahora, después de la gestión de la crisis, ese dato llega al 63 por ciento. Ahora mismo, solo el 23 por ciento de los que votaron a Vox en las generales en Galicia serían «fieles» a este partido en las autonómicas.
En Ciudadanos, el 65 por ciento de los votantes que tuvo en esta comunidad en las generales de noviembre van a parar ahora al PP, lo que demuestra también la capacidad de unificación de la candidatura de Feijóo. La fidelidad de voto del partido de Arrimadas respecto a las generales se queda en un 9 por ciento.
En el País Vasco, los votos de Vox tampoco servirán para darle un solo diputado, pero sí impedirán que PP+Cs obtengan un escaño más por la provincia de Álava, en beneficio de los nacionalistas.
Ciudadanos sigue sin arraigar en Galicia y no ayuda la campaña de perfil bajo que está realizando. La formación naranja rechazó en su momento integrar a dirigentes gallegos en las listas del PP. Optaron por concurrir con su marca. La candidata Beatriz Pino recibe mañana el respaldo de su jefa de filas, Inés Arrimadas, con un acto en Vigo en el que presentarán propuestas dirigidas a las familias. Pero ha estado muy sola hasta el momento, con escasos refuerzos de Madrid: apenas las visitas del portavoz adjunto en el Congreso, Edmundo Bal, y la portavoz nacional, Melisa Rodríguez. Un día en la campaña de Pino pasa por una agenda discreta como la de ayer, con tan solo dos actos: una reunión con empresas pesqueras y un encuentro con responsables de una cofradía. Los mítines brillan por su ausencia.
Tampoco Vox cala en Galicia, aunque en esta campaña sí se registra un despliegue más intenso. El presidente de la formación, Santiago Abascal, estará hoy en Lugo, mañana en La Coruña y el domingo en Ribeira. Repite también Iván Espinosa de los Monteros, portavoz parlamentario: hoy en Vilagarcía de Arousa y mañana en Orense. La incursión del pasado fin de semana del secretario general, Javier Ortega Smith, se saldó con ataques a Feijóo, bajo acusaciones de que el presidente de la Xunta es un «nacionalista» encubierto. Una estrategia con escaso predicamento en Galicia.
