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lunes, 19 de diciembre de 2022
Bill Gates previene una Nueva esa época en el 2020 de la que yo le hablo para 2025 que justificará el Control Mundial de los gobiernos nacionales



Raúl Tortolero.- El progresismo globalista trabaja sin descanso en la construcción de un nuevo orden mundial, el sueño de las élites que no dan un cacahuate por las soberanías nacionales, y que son en los hechos enemigas del cristianismo, y promotoras a ultranza de la ideología de género, la “religión” del eco-animalismo, y los supremacismos LGBT, feminista, indigenista y neցro.

Este globalismo usa a las pandemias como un muy buen pretexto para reducir las libertades democráticas de los ciudadanos, y para acotar sus derechos humanos, es decir, para aumentar el control social.

Y al mismo tiempo, ante el terror y la emergencia, generan un mega-centralismo del poder mundial, concentrándolo en pocas manos, las de organismos internacionales, a los que poco les interesan las idiosincrasias nacionales, el patriotismo, las soberanías, y la democracia.

Así las cosas, para estas estructuras mundiales no hay tiempo para tomar decisiones basadas en el voto ciudadano, libre y secreto, ni en consultas, ni referendos, por lo que sus políticas pronto se ven traducidas en las propias de una tiranía.

¿Qué quiere este globalismo? Por supuesto, el control mundial de los gobiernos nacionales, y tener de su lado al Big Money, al Big Tech, al Big Pharma, al Big Food, y a la mainstream media internacional.

¿Qué agenda promueve? Una -muy cercana a la Agenda 2030 de la ONU-, en la que se impulsa el aborto, el feminismo radical, la gaysidad, no tener hijos, el aborto, el tener mascotas, la alimentación vegana, la ideología de género, el culto al planeta, el socialismo blando, y el fin del cristianismo como religión hegemónica en Occidente.

¿Qué les estorba? Les estorban los líderes patriotas, el cristianismo en todas sus vertientes, la heterosexualidad, la familia natural, las energías fósiles, la derecha, el conservadurismo, el capitalismo, la democracia, la libertad y los derechos humanos.

Bill Gates y su fundación, junto al Centro para la Seguridad Sanitaria de la Universidad John Hopkins y al Foro Económico Mundial, en octubre de 2019 llevó a cabo un ejercicio de respuesta a una esa época en el 2020 de la que yo le hablo por una vertiente de SARS. Su dinámica se llamó “Event 201”.

Sólo que justo por esas fechas, muy coincidentemente, surgió en efecto el el bichito-19, en Wuhan, China. ¿Casualidad?

Cerca de 15 millones de muertos por el bichito, y con farmacéuticas hinchadas en dinero, tres años después, los mismos personajes y la OMS se reunieron para hacer un simulacro más, ahora llamado: “Contagio catastrófico, un ejercicio de reto global” (Catastrophic Contagion, a global challenge exercise), en el marco del Grand Challenges en Bruselas, el pasado 23 de octubre.

Para hacer más breve el cuento, lo que ahora previenen es la presunta llegada de un nuevo bichito, para 2025: lo han denominado “SEERS 2025” (síndrome respiratorio epidémico grave por enterovirus 2025, por sus siglas en inglés: Severe Epidemic Enterovirus Respiratory Syndrome), sólo que tendría una tasa de mortalidad superior a la del el bichito-19, y ahora afectaría sobre todo a niños y jóvenes, dejando unos 20 millones de muertos.

En el simulacro de reuniones del consejo de emergencias sanitarias de la OMS, participaron expertos de salud de “Senegal, Ruanda, Angola, Liberia, Nigeria, India, Singapur y Alemania”, y el vocero
del evento fue, faltaba más, Bill Gates.

Uno de los factores clave en el control de la población (que se diría con tendencias maltusianas) es poder infundir el terror. Una ciudadanía paralizada, que por intentar “salvarse”, le permite al Estado hacer lo que quiera, restringiendo las libertades y acotando los derechos humanos, es la puerta para una dictadura global, es el fin de la democracia liberal, y del estado de derecho.

Es una lógica natural: la gente pone por encima de todo la salvación de su vida y la de sus familiares, y ahora que se anuncia este posible escenario en el que ese nuevo bichito afectaría sobre todo a los niños, no hay que ser un genio para imaginar la serie de medidas tiránicas que la gente aceptaría sonriendo y agradecería llorando, con tal de no ver morir a lo más sagrado de la familia, que son los bebés, los niños.

Y eso es apenas para 2025. Faltaría alguna otra predicción para 2028 o 2030, con lo que estaríamos llegando a este año (tan cacareado) como una sociedad de mansos borregos carentes de libertades, y voluntad doblada por el terror, en el que los gobiernos nacionales nos parecerían una punta de inútiles que deben cerrar la boca ante los grandes expertos médicos y epidemiólogos de la OMS.

Se va así preparando el terreno para una sociedad muy distinta a la que conocemos hoy, una en la que la democracia es cosa del pasado, por ser ésta un lujo que no nos podemos dar ante las cada vez más periódicas catástrofes sanitarias, de las que nadie sabe cuándo saldremos. Ahí viene la dictadura globalista de izquierda. Y habrá quienes den hasta su vida por ella…

https://www.alertadigital.com/2022/...-control-mundial-de-los-gobiernos-nacionales/



Publicado por BTP en 23:10 No hay comentarios:
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Etiquetas: BIGPHARMA, CONSPIRACION, NWO, esa época en el 2020 de la que yo le hablo

CONFIRMADO: La UNESCO confirma que un Megatsunami puede Arrasar el Mediterráneo en cualquier momento

Por MEP
18/12/2022



El terremoto y tsunami de Japón de 2011, también llamado Gran Terremoto de Sendai o Gran Terremoto de Tōhoku, fue un desastre natural que ocurrió en el noreste de Japón el 11 de marzo de 2011.

El evento comenzó con un poderoso terremoto frente a la costa nororiental de Honshū, la isla principal de Japón, que causó daños graves en tierra e inició una serie de grande solas que devastaron muchas zonas costeras del país, sobre todo en la región de Tōhoku (noreste de Honshū). El tsunami también provocó una importante accidente nuclear en una central eléctrica a lo largo de la costa.

Los primeros informes de víctimas tras el tsunami hablaban de cientos de muertos y cientos de desaparecidos. Los números en ambas categorías aumentaron dramáticamente en los días siguientes a medida que se conoció el alcance de la devastación, especialmente en las áreas costeras, y se iniciaron las operaciones de rescate.

Dos semanas después del desastre, el recuento oficial de muertes del gobierno japonés había superado las 10.000. Para entonces era evidente que el terremoto y el tsunami constituían uno de los desastres naturales más mortíferos en la historia de Japón, superando el gran terremoto y tsunami que ocurrió frente la prefectura de Iwate en junio de 1896.
Inminente tsunami

La probabilidad de que en los próximos treinta años se produzca un tsunami en el mar Mediterráneo, con olas de más de un metro de altura y setecientos metros de profundidad y unas consecuencias que pueden llegar a ser catastróficas, son muy altas, según advierte un informe de la UNESCO.

Durante una rueda de prensa sobre el sistema mundial de alerta de tsunamis “Tsunami Ready”, el secretario de la Comisión Oceanográfica (COI) de la UNESCO, Vladimir Ryabinin, aclaró que no hay un 100% de posibilidades de que suceda, pero estas son muy altas y “tenemos que estar preparados para ello”.



Actualmente, hay 40 zonas costeras en 21 países que han sido reconocidas por la UNESCO como preparadas para sufrir un tsunami, un tema que será el protagonista de la cumbre de los Océanos de las Naciones Unidas que tendrá lugar en Lisboa a partir del próximo 27 de junio.

La iniciativa “Tsunami Ready” busca asegurar que las comunidades costeras estén preparadas para los tsunamis en todas las regiones del mundo. En el caso del área mediterránea, los expertos advierten de la infravaloración del riesgo de tsunami por parte de las autoridades y que, por tanto, estas poblaciones están poco sensibilizadas.

Este proyecto, financiado por la Unión Europea (UE), comenzó a implementarse en la isla griega de Cosen 2020, tras el pequeño tsunami sufrido en 2017. Ahora, la UNESCO se suma a la UE y quiere llevar esta iniciativa de formación y protección a todas las comunidades costeras del mundo.

“La meta es tener el 100% de las áreas costeras preparadas para vivir un tsunami”, explicó Bernardo Aliaga, especialista del programa de tsunamis del IOC UNESCO. “Muchas de ellas son áreas vulnerables y deben estar preparadas cuando enfrenten esta amenaza.”

Para elaborar los programas de formación de las poblaciones ante un tsunami se tienen en cuenta una serie de criterios que valoran los riesgos en cada zona, entre ellos el nivel socioeconómico de las comunidades, la composición del terreno o la vegetación.

Aliaga destacó la vital importancia de una buena coordinación entre las comunidades de investigación y las instituciones y organismos de seguridad y emergencias para dar una respuesta eficaz ante un tsunami. El 70% de estos fenómenos son causados por movimientos sísmicos, el 20% por actividad volcánica y el 10% restante por fenómenos meteorológicos.


Peligros potenciales del megatsunami

Un megatsunami tiene efectos devastadores en las zonas costeras y representa un peligro potencial para las comunidades locales. El poder de un megatsunami es tan inmenso que puede provocar la pérdida de innumerables vidas.

Puede arrasar rápidamente con comunidades enteras, dejando a su paso nada más que destrucción y fin. También tiene el potencial de causar una enorme cantidad de daño estructural a edificios, infraestructura, puentes y otras estructuras. La fuerza de la ola puede destruir fácilmente cualquier cosa a su paso, incluidos pueblos y ciudades enteras.

La fuerza pura de un megatsunami puede causar grandes inundaciones a lo largo de las regiones costeras e incluso más hacia el interior. Esta inundación puede provocar la destrucción de viviendas, negocios y otras estructuras esenciales, así como el desplazamiento de personas de sus hogares. Por no decir que puede causar un daño ambiental significativo al destruir ecosistemas, contaminar los suministros de agua y apiolar la vida silvestre.

Las poderosas olas generadas por un megatsunami también pueden propagar contaminantes, como petróleo y aguas residuales, a áreas cercanas. Esto puede causar más daño al medio ambiente y tener un impacto negativo en la salud de la población local y la vida silvestre.

 
VAMOS 2025, SI LLEGAMOS IGUAL QUE EN EL 2022: esa época en el 2020 de la que yo le hablo Y GUERRA MUNDIAL... MANDA bemoles.
 
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