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Madmaxista
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Sobrecogedor articulo... :
Iraq no se juega las piernas - MARCA.com
Iraq no se juega las piernas - MARCA.com
NO HACE MUCHO LOS FUTBOLISTAS IRAQUÍES ERAN TORTURADOS TRAS PERDER
Iraq no se juega las piernas
* No hace mucho jugar al fútbol en Iraq era más una condena que un placer. Cuando perdían o faltaban a un entrenamiento, los jugadores eran torturados
M.A. LARA. Enviado especial a Rustemburgo (Sudáfrica) 15/06/09 - 19:17.
Iraq tiene todas las de perder ante España. Es más, las apuestas se hacen más por la diferencia de goles que puede darse a favor de La Roja que por el signo del marcador. Ese escenario hubiera desatado una década atrás el pánico entre los jugadores de la campeona de Asia. Hoy, ganen o pierdan, fallen un penalti o se metan un gol en su portería sus piernas no corres peligro de ser cortadas y sus cuerpos no están bajo la amenaza de la tortura. Hace unos años sí.
Uday Hussein, hijo del sanguinario Sadam, llevaba en la sangre el mismo placer por lo macabro que su padre. Durante la dictadura de su progenitor, Uday era el jefe del deporte iraquí. Presidente del Comité Olímpico, el fútbol era una de sus pasiones y lo dominaba con el látigo en la mano. Ser internacional iraquí no era otra cosa que multiplicar las opciones de acabar en las manos de un torturador… o de algo peor.
Fallar un gol de manera clamorosa, un penalti o no jugar cómo al jefe le gustaba podía costarle al jugador las piernas
En 2003, Abbas Rahim Zair, estrella del fútbol de su país durante la época del horror denunció lo que habían sufrido los futbolistas a causa de la locura de Uday. Fallar un gol de manera clamorosa, un penalti o no jugar cómo al jefe le gustaba podía costar hasta la condena de que las piernas del jugador en cuestión fueran cortadas.
Jugar al fútbol era más una condena que un placer. Faltar a un entrenamiento por causas como tener un hijo enfermo o un grave problema familiar era castigado con la celda, sesiones de picana. Los internacionales iraquíes vivían en un estado militar y soportaban interminables charlas ‘motivadoras’ del hijo mayor de Sadam en la que se les amenazaba con perder las piernas o ser arrojados a una jauría de perros hambrientos. “En deporte se puede ganar o perder. Si perdéis, sabéis que no volveréis a vuestras casas”. Era una de sus frases favoritas.
En 1997, la FIFA, alarmada por informes que le llegaban, mandó una delegación a Iraq que exoneró a Uday de las acusaciones de tortura. Ni una prueba, ni una marca. El régimen iraquí ya se encargó de que no apareciera ningún jugador a los que se había humillado. “Claro que había torturas. ¿Pero qué esperaban que dijeran? A quienes les preguntaban estaban bajo el control de Uday y la gente de FIFA desaparecería en unos días”, señaló tras la caída del régimen Sharar Haydar, internacional con su selección en más de 40 ocasiones.
Haydar
"Después de perder un partido 2-0 en Amman fui torturado hasta en cuatro ocasiones"
Haydar unía un relato estremecedor: “Después de perder un partido 2-0 en Amman fui torturado hasta en cuatro ocasiones. Nos encarcelaron, nos quitaron la ropa y nos encadenaron a una barra tumbados. Nos golpeaban, nos tiraban en celdas infectas y yo, por ser una estrella, tenía un castigo extra de 20 latigazos al día. Uday era testigo de todo esto y no paraba de reír”. A eso se añadía la tortura con aparatos eléctricos, el ahogamiento metiendo la cabeza de la víctima en aguas putrefactas o llenas de excrementos, las amenazas con animales rabiosos…
Celdas para castigos y torturas
La sede del Comité Olímpico iraquí tenía en sus sótanos celdas y habitaciones en las que las torturas y castigos estaba especializadas por deportes. Para los futbolistas, la preferida era golpearles en los pies con barras de metal y provocar la rotura de los huesos más pequeños. Esos castigos provocaron que muchos jugadores quedaran inválidos de por vida. Para los equipos de voleibol o baloncesto había unas habitaciones cuya altura era de metro y medio y allí eran encerrados durante horas. Tras pasar por el despacho de Uday, la frase con la que empezaba el suplicio era “Llévalo abajo y acaba el trabajo”.
Uday Hussein murió el 22 de julio de 2003 durante un bombardeo norteamericano en la ciudad de Mosul. Su fin no canceló todo el dolor que causó a su pueblo, las secuelas de por vida a cientos de deportistas pero sí abrió de par en par la cámara de torturas en el museo del horror en el que convirtió la sede del olimpismo en Bagdad. Seis años después, once jugadores de Iraq se medirán a la campeona de Europa sin el pánico de pensar que un error o una derrota pueden acabar con el “llévalo abajo y acaba el trabajo”.