silenus
Será en Octubre
Ahora se entienden las medidas podemitas que toma contra los ricohhhhs:
Sánchez no descarta el adelantar las elecciones generales para unirlas en mayo a las autonómicas y municipales
Sobre todo si el presidente considera que el PP puede arrasar en mayo en autonomías y ayuntamientos y si llega la recesión con graves daños para la economía y el empleo
El presidente y líder del PSOE Pedro Sánchez no descarta -y puede que lo esté estudiando- adelantar las elecciones generales de 2023 al mes de mayo en coincidencia con los comicios municipales y autonómicos en pos de una gran batalla política e ideológica entre la izquierda y la derecha en la próxima primavera.
Sobre todo si el líder del PP Alberto Núñez Feijóo continúa su estrategia de baja presencia en el debate nacional y escasez de liderazgo, lo que ya está produciendo efectos negativos para el PP en las últimas encuestas del CIS (con exceso de entusiasmo pro Sánchez) y en las de GAD3 y Sigma Dos que reconocen un frenazo y leve caída del PP y un cierto inicio de recuperación del PSOE.
Unos comicios municipales y autonómicos que la maquinaria electoral del PSOE y La Moncloa ya están preparando ‘en modo nacional’, y no local o regional, en un intento desesperado de Sánchez por controlar el PSOE ante la rebelión interna que se está produciendo en varias de sus autonomías en las que, en contra del discurso fiscal del Gobierno, los barones socialistas se están pasando a las rebajas fiscales autonómicas que lideran los gobiernos regionales del PP.
Y si la batalla electoral de la primavera se desarrolla en términos nacionales, como ya lo estamos viendo y lo que según las encuestas favorece al PP, a Sánchez puede que no le quede más remedio que el unir las elecciones generales -previstas para primeros de diciembre- a las regionales y locales de mayo.
Porque si, como parece, el PP puede arrasar en las autonomías y en los ayuntamientos Sánchez caminará como un ‘zombi’, o un ‘pato cojo’, en pos del ‘matadero electoral’ de diciembre. Y una vez que la armada municipal y regional del PP se acerque en formación de combate a la ciudadela medio derruida de La Moncloa y con Sánchez haciendo las maletas para salir del poder.
Se dirá que Sánchez nunca renunciará al segundo y último semestre de su mandato ni a la presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023. Y ello si es que antes no se le rompe el Gobierno de coalición con UP donde crecen sin cesar las discrepancias internas, y los de Podemos no entran en pánico y optan finalmente por el ‘sálvese quien pueda’ rompiendo la coalición gubernamental.
Y a no perder de vista la crisis del Gobierno de Cataluña y la posibilidad de que el PSC-PSOE tenga que apoyar el Govern de Aragonés, como máximo exponente de ‘las malas compañías’ de las que habla García Page. Lo que retumbaría en toda España contra el PSOE en caso de que el PSC (que sacó en Cataluña más votos que ERC en 2021) decida apoyar al gobierno post golpista e independentista de Pere Aragones si finalmente los JxC rompen con ERC.
Por todo ello Sánchez puede caer en la tentación de jugarse el todo por el todo en mayo de 2023. Especialmente si ve que el deterioro económico y social de España avanza de mal en peor camino de una recesión. Lo que sería desastroso en vísperas de las elecciones generales de diciembre que, en ese caso, podría ganar ampliamente el PP.
No en vano los españoles ya están inquietos y muy preocupados por su situación familiar, laboral y económica y por el impacto en la inflación que tienen la guerra de Ucrania y la crisis energética en vísperas del invierno y del riesgo de unos posibles recortes en el aprovisionamiento del gas y la electricidad.
Y es por la causa de estas graves circunstancias por las que son muchos ciudadanos votantes del PSOE, Cs y Vox se están pasando al PP de Feijóo y en contra de un Sánchez que, por otra parte, está dedicado a disputarle el espacio electoral de la izquierda radical a Unidas Podemos.
Y si esto sigue así, y si las crisis económica y energética empeoran como es posible que ocurra, las expectativas electorales del PSOE y UP de cara a las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 se presentarán muy mal para el conjunto de la izquierda.
Como lo demuestra el hecho de que presidentes autonómicos del PSOE ya van ‘a su aire’ y no aceptan imposiciones del Gobierno ni del PSOE. Como se vio en el rechazo frontal de Ximo Puig a la llamada y a la petición que le hizo días atrás María Jesús Montero, ministra de Hacienda y Vicesecretaria general del PSOE, para que no anunciara en Valencia la rebaja de impuestos autonómicos, lo que Puig rechazó.
Para finalmente ponerse el valenciano en línea con las rebajas fiscales de los gobiernos regionales del PP y en contra de la política fiscal del Gobierno de Sánchez de ricos contra pobres. En el convencimiento Puig de que si no baja los impuestos valencianos perdería en mayo el gobierno de su Generalitat.
Una sensación de derrota que ya tienen otros barones socialistas del PSOE que dan por perdidos sus gobiernos autonómicos y bastantes alcaldías de capitales de provincias. Hasta el punto que muchos de ellos no quieren que Sánchez participe en sus campañas electorales de la primavera porque consideran que su presencia provoca rechazo y favorece al PP.
Lo que sería un desprecio del liderazgo nacional de Sánchez que abundaría en la idea y la necesidad de un adelanto electoral de las generales para unir a la fuerza el PSOE. Y simplificar la gran batalla de la primavera en un duelo nacional entre izquierda y derecha como el que en este momento estamos viendo cuando aún quedan siete meses de la primera gran cita electoral.
Sánchez no descarta el adelantar las elecciones generales para unirlas en mayo a las autonómicas y municipales - Republica.com
Sobre todo si Sánchez considera que el PP puede arrasar en autonomías y ayuntamientos y si llega la recesión
www.republica.com
Sánchez no descarta el adelantar las elecciones generales para unirlas en mayo a las autonómicas y municipales
Sobre todo si el presidente considera que el PP puede arrasar en mayo en autonomías y ayuntamientos y si llega la recesión con graves daños para la economía y el empleo
El presidente y líder del PSOE Pedro Sánchez no descarta -y puede que lo esté estudiando- adelantar las elecciones generales de 2023 al mes de mayo en coincidencia con los comicios municipales y autonómicos en pos de una gran batalla política e ideológica entre la izquierda y la derecha en la próxima primavera.
Sobre todo si el líder del PP Alberto Núñez Feijóo continúa su estrategia de baja presencia en el debate nacional y escasez de liderazgo, lo que ya está produciendo efectos negativos para el PP en las últimas encuestas del CIS (con exceso de entusiasmo pro Sánchez) y en las de GAD3 y Sigma Dos que reconocen un frenazo y leve caída del PP y un cierto inicio de recuperación del PSOE.
Unos comicios municipales y autonómicos que la maquinaria electoral del PSOE y La Moncloa ya están preparando ‘en modo nacional’, y no local o regional, en un intento desesperado de Sánchez por controlar el PSOE ante la rebelión interna que se está produciendo en varias de sus autonomías en las que, en contra del discurso fiscal del Gobierno, los barones socialistas se están pasando a las rebajas fiscales autonómicas que lideran los gobiernos regionales del PP.
Y si la batalla electoral de la primavera se desarrolla en términos nacionales, como ya lo estamos viendo y lo que según las encuestas favorece al PP, a Sánchez puede que no le quede más remedio que el unir las elecciones generales -previstas para primeros de diciembre- a las regionales y locales de mayo.
Porque si, como parece, el PP puede arrasar en las autonomías y en los ayuntamientos Sánchez caminará como un ‘zombi’, o un ‘pato cojo’, en pos del ‘matadero electoral’ de diciembre. Y una vez que la armada municipal y regional del PP se acerque en formación de combate a la ciudadela medio derruida de La Moncloa y con Sánchez haciendo las maletas para salir del poder.
Se dirá que Sánchez nunca renunciará al segundo y último semestre de su mandato ni a la presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023. Y ello si es que antes no se le rompe el Gobierno de coalición con UP donde crecen sin cesar las discrepancias internas, y los de Podemos no entran en pánico y optan finalmente por el ‘sálvese quien pueda’ rompiendo la coalición gubernamental.
Y a no perder de vista la crisis del Gobierno de Cataluña y la posibilidad de que el PSC-PSOE tenga que apoyar el Govern de Aragonés, como máximo exponente de ‘las malas compañías’ de las que habla García Page. Lo que retumbaría en toda España contra el PSOE en caso de que el PSC (que sacó en Cataluña más votos que ERC en 2021) decida apoyar al gobierno post golpista e independentista de Pere Aragones si finalmente los JxC rompen con ERC.
Por todo ello Sánchez puede caer en la tentación de jugarse el todo por el todo en mayo de 2023. Especialmente si ve que el deterioro económico y social de España avanza de mal en peor camino de una recesión. Lo que sería desastroso en vísperas de las elecciones generales de diciembre que, en ese caso, podría ganar ampliamente el PP.
No en vano los españoles ya están inquietos y muy preocupados por su situación familiar, laboral y económica y por el impacto en la inflación que tienen la guerra de Ucrania y la crisis energética en vísperas del invierno y del riesgo de unos posibles recortes en el aprovisionamiento del gas y la electricidad.
Y es por la causa de estas graves circunstancias por las que son muchos ciudadanos votantes del PSOE, Cs y Vox se están pasando al PP de Feijóo y en contra de un Sánchez que, por otra parte, está dedicado a disputarle el espacio electoral de la izquierda radical a Unidas Podemos.
Y si esto sigue así, y si las crisis económica y energética empeoran como es posible que ocurra, las expectativas electorales del PSOE y UP de cara a las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 se presentarán muy mal para el conjunto de la izquierda.
Como lo demuestra el hecho de que presidentes autonómicos del PSOE ya van ‘a su aire’ y no aceptan imposiciones del Gobierno ni del PSOE. Como se vio en el rechazo frontal de Ximo Puig a la llamada y a la petición que le hizo días atrás María Jesús Montero, ministra de Hacienda y Vicesecretaria general del PSOE, para que no anunciara en Valencia la rebaja de impuestos autonómicos, lo que Puig rechazó.
Para finalmente ponerse el valenciano en línea con las rebajas fiscales de los gobiernos regionales del PP y en contra de la política fiscal del Gobierno de Sánchez de ricos contra pobres. En el convencimiento Puig de que si no baja los impuestos valencianos perdería en mayo el gobierno de su Generalitat.
Una sensación de derrota que ya tienen otros barones socialistas del PSOE que dan por perdidos sus gobiernos autonómicos y bastantes alcaldías de capitales de provincias. Hasta el punto que muchos de ellos no quieren que Sánchez participe en sus campañas electorales de la primavera porque consideran que su presencia provoca rechazo y favorece al PP.
Lo que sería un desprecio del liderazgo nacional de Sánchez que abundaría en la idea y la necesidad de un adelanto electoral de las generales para unir a la fuerza el PSOE. Y simplificar la gran batalla de la primavera en un duelo nacional entre izquierda y derecha como el que en este momento estamos viendo cuando aún quedan siete meses de la primera gran cita electoral.
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