M. Priede
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Es de diciembre pasado:
Lo que sigue puede servir de carnada para que el Jiménez Losantos de guardia en el foro nos diga que ya estamos en el comunismo. No, no es comunismo, es el capitalismo financiero quien manda, y en este caso en el país de la liberté, egalité et fraternité que nunca fue lo que nos ha hecho creer y que a día de hoy todavía pretende dar lecciones.
Con más detalle:
Accomplished pharma prof thrown in psych hospital after questioning official el bichito narrative
11 de diciembre de 2020 ( LifeSiteNews ) - A principios del 10 de diciembre, Jean-Bernard Fourtillan, un profesor universitario jubilado francés conocido por su fuerte oposición a las banderillas el bichito-19, como las que se distribuyen actualmente en el Reino Unido, fue sacado de su hogar temporal en el sur de Francia por un equipo de "gendarmes" - agentes de la ley franceses bajo mando militar - y confinados a la fuerza en régimen de aislamiento en el hospital psiquiátrico de Uzès. Le quitaron los teléfonos móviles y, en el momento de escribir este artículo, no se le había permitido comunicarse con el mundo exterior. La orden de internamiento parece haber sido emitida por el “prefecto” local, el representante oficial del ejecutivo francés.
Lo que sigue puede servir de carnada para que el Jiménez Losantos de guardia en el foro nos diga que ya estamos en el comunismo. No, no es comunismo, es el capitalismo financiero quien manda, y en este caso en el país de la liberté, egalité et fraternité que nunca fue lo que nos ha hecho creer y que a día de hoy todavía pretende dar lecciones.
El uso sistemático de hospitales psiquiátricos para silenciar o castigar a los oponentes políticos se generalizó bajo el comunismo, habiendo comenzado poco después de la revolución bolchevique en Rusia en 1917. El método se desarrolló bajo Stalin y luego se expandió a medida que la oposición al "paraíso socialista" llegó a ser considerado un signo de enfermedad mental. Según el código penal de la URSS de 1966, la represión de los disidentes apuntaba abiertamente a quienes "difundían propaganda falsa difamando al Estado soviético y su sistema social".
Llevaba años denunciando las sobredosis de aluminio con que banderillan a los niños
Fourtillan había tenido una buena relación con la jueza encargada de la investigación preliminar del caso, Brigitte Jolivet de Poitiers. Durante sus primeros interrogatorios a fines de 2019, ella pareció convencida por sus argumentos y el caso avanzaba con normalidad.
El mes pasado, Fourtillan, que se hospedaba en el sur de Francia con su esposa, recibió la visita de cuatro gendarmes provenientes de Marsella, quienes entraron en su cabaña alquilada y le pidieron sus computadoras. Aunque no tenían orden de registro, Fourtillan los entregó, diciendo que no tenía nada que ocultar y que, por el contrario, estaba ansioso por que se evaluaran sus documentos y métodos.
Vio a los gendarmes irse y entregar sus computadoras a un hombre vestido de civil en un automóvil cercano.
Días después, sus cuentas bancarias y tarjetas de crédito fueron bloqueadas repentinamente por una autoridad cuya identidad no le fue revelada. Sus pensiones también fueron bloqueadas.
Fourtillan había sido citado a una audiencia en la demanda sobre su "tratamiento" de valentonin el 4 de diciembre en París. No fue, invocando el hecho de que ahora no tenía forma de pagar un boleto de tren a la capital francesa.
Esta información fue proporcionada a LifeSite por una persona que trabaja con Fourtillan en el sitio web http://verite-cobi19.com/ y que lo conoce bien, lo suficientemente bien como para afirmar que "ciertamente no está loco", después de haber pasado tiempo con él. recientemente.
Seis días después, el jueves por la mañana, los gendarmes llegaron una vez más a la casa de Fourtillan y le pidieron que los acompañara para responder preguntas sobre su negativa a participar en la audiencia del 4 de diciembre en París.
Fourtillan asintió de buena gana.
Sin embargo, desde el momento en que salió de su casa con los agentes del orden, no pudo comunicarse con su familia. Uno de sus abogados, Marc Fribourg, que desde entonces ha declarado que Fourtillan es un “teórico de la conspiración”, reveló que lo llevaron al hospital psiquiátrico Uzès de Le Mas Careiron , donde se encuentra recluido desde entonces. Su otro abogado, que previamente elogió a Fourtillan por la eficacia de sus parches hormonales, no fue accesible hoy.
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