Francia Estado salvaje: los «diversos» o «nuevos franceses» muerden cada vez con mayor frecuencia a los blancos. / Canibalismo.

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Francia Estado salvaje: los «diversos» muerden cada vez con mayor frecuencia a los blancos

11 septiembre 2022 Christian Navis FRANCE ORANGE MECANIQUE 25

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Laetitia Avia

Desde que Laetitia Avia, abogada adulada por la nomenklatura (que seguramente se saltó las clases de derecho penal) accedió a la celebridad tras haber mordido a un taxista, los «nuevos franceses» se entrenan sobre los primeros habitantes de Francistán.

¿Hay que tratar a los mordedores de perros rabiosos? Desde luego, no. «Perro» es un insulto entre los mahometanos. No nos rebajemos a su nivel. Y no insultemos a nuestros amigos cánidos inteligentes, afectuosos y leales los cuales, para muchos de nosotros, forman parte de la familia.

Morder se ha convertido en algo tan banal como apiolar a cuchilladas

A pesar del silencio vergonzoso de los periodistas mundialistas, uno consigue, de todos modos, gracias a la red, publicar noticias de tales agresiones insólitas y primitivas, impensables hace unos años en Francia.

La mayor parte de los culpables no son orates de cinema, sino gamberros muy ordinarios. De muy baja gama. El caso de Mohamed Bekhtaoui es un caso escolar, revelador de miles de otros de los cuales no les van a hablar, nunca.

El individuo es un «nuevo francés» de 39 años, concejal municipal en La Courneuve. Bien integrado, solamente tiene 21 condenas en sus antecedentes penales. Su última gesta es una nimiedad. Interrogado el 5 de septiembre por conducir sin carnet reincidentemente, y bajo los efectos del cannabis y de la cocaína, mordió hasta hacer sangrar las pantorrillas de los dos policías que vinieron a registrar su domicilio.

Afortunadamente para ellos, los maderos se dejaron desarmar. Si hubiesen actuado, serían demandados por violencias contra un sospechoso. Condenados y destituidos seguidamente. Se les permite desahogarse [a los policías] contra los verdaderos franceses: te quitan un ojo, o te mutilan, o te gasean, ¡pero no tocan a los demás!

En un primer momento, Mohamed fue declarado loco por un psiquiatra (cuya orientación política es fácil de adivinar) y dejado en libertad. Y aprovechó su libertad para proferir nuevas amenazas contra las fuerzas del orden. Y amenazó con degollar a la comisaria.

De nuevo detenido, con comparecencia inmediata, logró enternecer a los jueces (cuya orientación política es fácil de adivinar) obteniendo un aplazamiento de audiencia de un mes porque dijo que se encontraba «muy fatigado», el pobre…

Apostemos que no es mañana la víspera cuando se le va a limar los colmillos.

Un fenómeno en alza vertiginosa, no doy el brazo a torcer en cuanto a ello

Ya no cuentan las agresiones con los dientes sobre la gente que no son del agrado de los «nuevos franceses» o les contrarían. Policías, comerciantes, vecinos, colegas del trabajo, rivales en el amor o en los negocios. Cualquier pretexto es bueno para dar rienda suelta a sus instintos salvajes.

Antes de 1998, los mordiscos humanos eran relativamente raros. Después se tiene una amplia lista cuyos elementos, todos ellos, no han podido ser escamoteados, a pesar de los esfuerzos de los medios de comunicación

Avril 2018 Mazamet deux policiers mordus sauvagement par un « jeune »lors d’un contrôle routier

Août 1998 Val de Marne un « jeune » interpellé mord férocement un policier

Deux CRS mordus à Nanterre en octobre 2018 par des « étudiants »


Quatre policiers mordus jusqu’au sang à St Brieuc le 25 août 2022 par un « réfugié » camerounais. Sanction : un stage de citoyenneté !

Une mineure vandalisant une église à Nice, le 8 septembre 2022, mord au sang les flics venus l’intercepter

Peor aún, la mitad de los niños escolarizados han sido mordidos, al menos una vez, cuando no unas cuantas, por sus pequeños camaradas procedentes de lejos.

Los profesores miran para otro lado para no estigmatizar. Y logran convencer a los padres descontentos de que se trata de juegos inocentes que carecen de consecuencias. Si insisten, el mordido será expulsado del establecimiento escolar, no el mordedor.

Los raros psicólogos escolares que no están empapados de ideología islamoizquierdista se expresan bajo anonimato. Por miedo a ser despedidos. Y sobre todo por temor a las represalias físicas contra su persona o sus seres queridos.

Los bien pensantes hablarán de hechos culturales y de incomprensión de las reglas de nuestra sociedad. Los menos bien pensantes hablarán de dificultades de integración. Los mal pensantes verán ahí la expresión de un atavismo bárbaro entre gente que no logra superar el estado salvaje, a pesar de una apariencia de educación.

La epidemia ha adoptado una tal amplitud que varios portales de divulgación médica se han dedicado a estudiar las consecuencias penosas de las mordidas humanas para la salud. ¿Quién hubiese imaginado hace diez años una tal envergadura para un fenómeno así?

Incluso han aparecido criminólogos que han tenido que escribir amplios tratados sobre las mordeduras humanas en nuestras sociedades occidentales pretendidamente avanzadas. Pero concretamente en plena regresión civilizacional.

Ahí también, hace diez años, estos estudios habrían pertenecido al campo de los etnólogos que observan y describen las sociedades arcaicas contemporáneas, que viven al margen de la civilización. O trabajos de arqueoantropólogos que se interesan por los indicios dejados en los huesos humanos roídos por nuestros muy lejanos ancestros.

Un código penal inadecuado

La ley toma en consideración los ataques a la integridad física de los demás. Golpes o heridas, voluntarias o no. Es vaga. Les toca a los jueces apañárselas. Bajo la tutela minuciosa del Tribunal Europeo de Derechos Humanos si reprimen.

Si no, existe el canibalismo. Carlomagno fue el primero en legislar sobre el tema, pero el código penal vigente no dice nada sobre este crimen.

Otros países no tienen los pudores de adolescente del legislador francés. Así, en Gabón, el art. 221 del Código Penal retoma el texto de Carlomagno.

En Burundi, el artículo 165 del Código Penal dispone que «Quienquiera que provocare o preparare actos de antropofagia, participare en ellos o se le encontrare en posesión de carne humana destinada a actos de antropofagia, será castigado con la pena de fin».

Aun el muy políticamente correcto «Le Monde» reconoce que la antropofagia sigue siendo un problema actual en el Congo.

Otras fuentes denuncian estos crímenes rituales en Uganda y en Centroáfrica. Porque sus dirigentes se jactaban de esas prácticas. Por otra parte, son menos disertos. Sobre todo cuando uno depende para su supervivencia de la ayuda internacional. Pero, desde luego, se trata tan solo de secuelas de la colonización. ¡Eso no existía antes de esta!

Dado que se hace todo por africanizar Francia, hay que ir hasta el fondo de esta lógica y hacerse cargo de la legislación de los países confrontados desde hace mucho tiempo a esas prácticas gastronómicas locales.

Una justicia indiferente y unas estadísticas inexistentes

La justicia supuestamente dictada en nombre del pueblo francés archiva sistemáticamente las denuncias de mordiscos, si los policías afanosos no lograron desanimarles. Y dadas las sumas requeridas para constituirse en parte civil, el 99 % de las víctimas tiran la toalla.

Y si van hasta el final, el tribunal trata a esos «caníbales» como delincuentes tradicionales: puesta en libertad por falta de pruebas, prescripción, peritajes insuficientes… Si el beneficio de la duda no puede ser concedido, una severa amonestación y algunos servicios comunitarios que no cumplirán jamás permitiendo que se cierre el caso.

A la 10.ª o 15.ª reincidencia, prisión simbólica «adaptada».

Un paralelismo me viene acto seguido a la mente con lo de archivar las denuncias por violaciones a menores cometidas por profesores o curas hasta hace algún tiempo, y que durante mucho tiempo la consideración era de incidentes folklóricos sin verdadera importancia.

Para que se hable un poco de los mordedores, hace falta que la persona encausada sea una celebridad, y que el mordido se exprese públicamente, sin dejarse intimidar por las amenazas para él, su familia, su apartamento o su empleo.

A falta de poder ser totalmente ocultada, la información es cuidadosamente controlada. Aunque solo sea por la elección, en los platós de tv, de personalidades que expresarán dudas sobre los hechos, e interpretarán a su manera las motivaciones y el contexto.

A veces, los médicos elaboran un informe según les obliga la ley, cuando sospechan violencias familiares contra niños, e incluso bebés mordidos, pero el caso raramente desemboca en algo que sea más que una «breve noticia» que muy pronto pasa a olvidarse y a archivarse.

En todo caso, la identidad de los mordedores casi nunca es dada a conocer

O también disfrazan con un falso nombre que recuerda el terruño de la antigua Francia. No así con los patriotas y los identitarios arrojados a las fieras cuando, por inadvertencia, uno de ellos ha volcado una bicicleta sin más daño que una rueda menos cubierta que una criada fiel a la religión del amora.

Pero los periodistas se sueltan desvergonzadamente cuando el sospechoso no pertenece a una especie protegida. Hace algunos años, un boche[1] gays contrató como guía a un joven marquesano para que le mostrara su isla.

Una vez en el bosque, el boche quiso vaciar sus bemoles sin aliviarse. Se produjo una pelea. Un golpe fatal. Y sucumbió. Presa del pánico, sintiéndose estropeado, comenzó a quemar el cuerpo con un fuego de leña. Sin éxito, por supuesto. Pero los restos de este fiambre parcialmente asado abrieron paso a toda locura.

Durante meses, numerosos medios de comunicación popaaíes se burlaban de este caso de «canibalismo demostrado». Una incriminación que no fue aceptada por el tribunal de lo penal. Considerando que el difunto o lo que quedó de él no presentaba marcas de mordeduras.

Francistán se convierte en una colonia de África

El verdadero país de Laetitia, la devoradora de orejas, es Togolandia. Ese pequeño Estado donde el canibalismo era «cultural» fue una colonia alemana confiscada en 1915, convertida en condominio franco-británico, posteriormente puesta bajo tutela de la ONU tras la 2.ª GM antes de que una parte del territorio hiciera secesión para unirse a Ghana.

Lo que quedó constituyó una dictadura del sur muy sur clásica con tiranos sanguinarios, resurgimiento de odios tribales inmemoriales durante un tiempo reprimidos por la colonización, asesinatos políticos, corrupción y nepotismo institucionalizados, fraudes electorales masivos y masacres de manifestantes. Macronescu obtuvo de ahí su inspiración.

Pero lo que los medios de comunicación corrientes no dirán nunca es que Togo fue, durante siglos, una reserva de esclavos de la que se aprovechaban los mahometanos, antes de convertirse en un floreciente mercado que abastecía la trata hacia las Américas. Con el concurso activo de los reyezuelos locales. De los cuales Laetitia se jacta de ser descendiente.

¿Será su ascendencia real lo que incita a esa abogada (que seguramente se saltó las clases de derecho social) a despreciar y maltratar a sus colaboradores y asalariados? Los cuales terminaron por denunciarla.

En todo caso, a falta de un personal de campaña competente y coherente, esa macronada emérita ex portavoz del insolente, fue derrotado en las últimas legislativas. ¡Ya era hora! Y pensar que el ingrato Macronescu tarda en concederle, como a todos sus perdedores, un suculento queso de la ripouxblique en el que ella podría morder con todos sus dientes.

Entre observatorios de hechos sociales, comités Théodule,[1] comisiones de reflexión sobre cualquier cosa, consejos de potentados bajo los auspicios de diversos grupos de presión, las oportunidades no faltan para «selzéceux» cuyos colmillos arañan el suelo.

Un rayo de esperanza

A los bretones invadidos les queda un rayo de esperanza, si no un premio de consolación. Tienen la suerte de poder retirarse a una ciudad que tiene como bandera todo un programa: «Si te muerden, Morlaix!».

Christian Navis

Climats sous influence (climatorealist.blogspot.com)



[1] N. del T.: No traduzco boche que, en francés, significa, en este caso, de origen alemán, pero en peyorativo.
[1] N. del T.: comité Théodule.— Expresión creada por Charles de Gaulle en 1963. Critica irónicamente los comités franceses que fueron ineficaces en las negociaciones durante la guerra de Argelia. Por lo tanto, inventó este comité para parodiar la inutilidad de las comisiones.


1662999097146.png France État sauvage : les « divers » mordent de plus en plus souvent les Blancs – Riposte Laique
 
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