Francia. contra la discriminación capilar

A ver si he entendido la noticia, porque me acabo de quedar con el ojo ciego torcido.

No es un movimiento de PCMs diciendo que hay que hay que incorporar las pelucas, los implantes capilares y los estilistas al catálogo de prestaciones de la seguridad social. Eso, con ser ridículo, muy ridículo, casi insoportablemente ridículo, me parecería absolutamente inaceptable, pero acorde de alguna manera con la delirante deriva de la sociedad actual.

Pero no es eso, es una vuelta de tuerca lisérgica a ese planteamiento. En realidad, se trata de un pelotón de piojosos alérgicos al agua y al jabón defendiendo su derecho a no cortarse el pelo, no lavarse, no peinarse, ser un puñetero atentado contra la salud pública y que la gente que está atrapada con ellos en el ámbito laboral tenga que aguantar sus liendres, sus pelajos caídos y su peste.

Y todo eso, como no podía ser menos, con cargo al presupuesto público.

Occidente se va a la cosa.