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Himbersor
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Resumen: reducir las horas de trabajo conduce al cierre de empresas, a la deuda y a la paguita.
En la empresa que sale en la noticia (dejo el link y el texto abajo) el 50% de su facturación es a las Administraciones Públicas, lo que asimila a la mitad de la plantilla al estatus de funcionarios. La empresa a estudio ha reducido la jornada un 20% (pasa de 40 horas semanales a 32 horas) y ha aumentado la plantilla un 31,5% (pasa de 19 currelas a 25 currelas).
Análisis:
1) Reducir la jornada incrementando la plantilla supone que cada currela produce menos, por lo que no mejora la productividad, que supuestamente tiene que ser el objetivo, si quieres trabajar menos horas y cobrar lo mismo, porque en caso contrario estás incrementando los costes y reduciendo la competitividad de la empresa.
2) La empresa ha incrementado su cartera de trabajo, por lo que los costes fijos se reparten entre una mayor cantidad de horas de trabajo, mejorando los resultados, no por la reducción de la jornada, sino por el incremento de la facturación (el mismo efecto se habría conseguido sin reducir la jornada de trabajo).
Conclusiones:
1) Si queremos vivir del trabajo, para crear riqueza y disfrutar del Estado de Bienestar, no tenemos que trabajar menos, sino más y mejor.
2) Si queremos vivir sin trabajar, vamos a vivir todos: trabajamos todos como los funcionarios y que el gobierno complemente todos los sueldos privados para equipararlos a los de los funcionarios. Así el Estado de Bienestar se paga con deuda, que pagarán otros.
Fracasa el plan para probar la reducción de jornada con solo cinco empresas beneficiarias | El Correo
Este es el texto de la noticia:
Mientras la negociación para reducir la jornada máxima por ley a 37,5 horas semanales sigue dando vueltas, se acaba de dar a conocer, con mucho retraso, la resolución del proyecto piloto que lanzó el Gobierno central a finales de 2022 para analizar el impacto de un recorte de horas de trabajo con el mismo salario, un programa que se dirigió a pymes industriales. Finalmente solo cinco empresas, entre ellas una vasca, se han beneficiado de las subvenciones. El éxito ha sido escaso porque apenas se van a consumir 530.000 euros de un presupuesto asignado de 9,65 millones de euros, es decir, un 5,5%.
El anuncio de este proyecto piloto, que emulaba al de otros países europeos, lo hizo Iñigo Errejón en 2021, cuando era portavoz de Más País, tras arrancar el compromiso al Gobierno en unas negociaciones parlamentarias. Entonces habló de un importe de 50 millones para probar la semana de cuatro días laborales o la reducción a 32 horas. Después, cuando el Ministerio de Industria se hizo cargo, rebajó la cifra a 10 millones.
La convocatoria se lanzó finalmente a finales de 2022. Estaba dirigida a pymes industriales y contemplaba una subvención máxima de 200.000 euros por empresa. No se establecía un objetivo de jornada sino reducirla un 10% en cómputo semanal sin tocar el salario. Se presentaron a la convocatoria 42 empresas, un número que ya quedaba por debajo de las expectativas, pero es que, además, solamente han pasado la criba cinco. «Las beneficiarias acreditaron su viabilidad económica y financiera, así como la viabilidad del proyecto piloto que presentaron en una memoria técnica y los indicadores de impacto asociados a la implementación», se justifica en la nota del Ministerio de Industria, que dejó el programa en manos de la Escuela de Organización Industrial (EOI).
Entre las beneficiarias hay una vasca, Ingreen Innovación, dedicada a prestar servicios de ingeniería y consultoría para la digitalización y sostenibilidad, principalmente en el ámbito de la construcción. Las otras cuatro empresas son las catalanas Descontrol Editorial y Cachimán Gráfic, y las andaluzas Desmotadora Andaluza (procesado de algodón) y Artemasol (mármol).
A la cabeza de Ingreen Innovatión está Alex Garate, un pionero en apostar por la semana laboral de solo cuatro días que aplica en su empresa desde enero de 2023. «Empezamos con ello porque creemos de verdad que no es concebible seguir con las 40 horas semanales con todas las herramientas digitales que hay».
En un primer momento optaron por las 36 horas de lunes a jueves, con nueve horas diarias; todos los viernes libres. Pero la propuesta que presentaron a la convocatoria del Ministerio de Industria era todavía más ambiciosa. Bajar a 32 horas semanales, es decir, trabajar solo de lunes a jueves y ocho horas al día.
Ingreen ha recibido una subvención de 153.000 euros que cobrará dentro de un año, cuando se realice la auditoría correspondiente. «El proyecto exige medir el impacto de la iniciativa a través de una serie de indicadores, el primero de los cuales es la sostenibilidad», explica.
En el caso de Ingreen ya tienen la experiencia de casi dos años con reducción de jornada y el balance es positivo. Aguantan la medida, aunque no sin dificultad. Y es que no solo tienen que pagar lo mismo a la plantilla por menos horas, sino que han incrementado el personal de 19 a 25 trabajadores en este tiempo, lo que ha supuesto un importante aumento de costes. «Ofrecemos servicios de consultoría e ingeniería a clientes privados y públicos. Ahora tenemos que ser muy eficientes para que todas las horas disponibles sean de producción porque nuestros competidores igual meten 45 horas», dice Garate. El año pasado tuvieron que lidiar, además, con un año muy malo en contratación pública, que supone un 50% de su facturación, pero este ejercicio está siendo el mejor de su historia.
En lo que sí funciona la media es en el objetivo de «atraer y retener talento», que es un gran desafío para todas las empresas en estos tiempos de crisis demográfica y pelea internacional por los trabajadores cualificados. «Nos viene gente que directamente nos dice que le interesa nuestra semana de cuatro días laborales», señala. Los perfiles que demandan son ingenieros, técnicos y administrativos.
Garate no sabe por qué tan pocas empresas han recibido la ayuda. «El proceso ha sido muy lento y se dirigía solo a pymes industriales», apunta. Él se muestra convencido de que va seguir apostando por la reducción de jornada «porque hay que avanzar en esa dirección».
En la empresa que sale en la noticia (dejo el link y el texto abajo) el 50% de su facturación es a las Administraciones Públicas, lo que asimila a la mitad de la plantilla al estatus de funcionarios. La empresa a estudio ha reducido la jornada un 20% (pasa de 40 horas semanales a 32 horas) y ha aumentado la plantilla un 31,5% (pasa de 19 currelas a 25 currelas).
Análisis:
1) Reducir la jornada incrementando la plantilla supone que cada currela produce menos, por lo que no mejora la productividad, que supuestamente tiene que ser el objetivo, si quieres trabajar menos horas y cobrar lo mismo, porque en caso contrario estás incrementando los costes y reduciendo la competitividad de la empresa.
2) La empresa ha incrementado su cartera de trabajo, por lo que los costes fijos se reparten entre una mayor cantidad de horas de trabajo, mejorando los resultados, no por la reducción de la jornada, sino por el incremento de la facturación (el mismo efecto se habría conseguido sin reducir la jornada de trabajo).
Conclusiones:
1) Si queremos vivir del trabajo, para crear riqueza y disfrutar del Estado de Bienestar, no tenemos que trabajar menos, sino más y mejor.
2) Si queremos vivir sin trabajar, vamos a vivir todos: trabajamos todos como los funcionarios y que el gobierno complemente todos los sueldos privados para equipararlos a los de los funcionarios. Así el Estado de Bienestar se paga con deuda, que pagarán otros.
Fracasa el plan para probar la reducción de jornada con solo cinco empresas beneficiarias | El Correo
Este es el texto de la noticia:
Mientras la negociación para reducir la jornada máxima por ley a 37,5 horas semanales sigue dando vueltas, se acaba de dar a conocer, con mucho retraso, la resolución del proyecto piloto que lanzó el Gobierno central a finales de 2022 para analizar el impacto de un recorte de horas de trabajo con el mismo salario, un programa que se dirigió a pymes industriales. Finalmente solo cinco empresas, entre ellas una vasca, se han beneficiado de las subvenciones. El éxito ha sido escaso porque apenas se van a consumir 530.000 euros de un presupuesto asignado de 9,65 millones de euros, es decir, un 5,5%.
El anuncio de este proyecto piloto, que emulaba al de otros países europeos, lo hizo Iñigo Errejón en 2021, cuando era portavoz de Más País, tras arrancar el compromiso al Gobierno en unas negociaciones parlamentarias. Entonces habló de un importe de 50 millones para probar la semana de cuatro días laborales o la reducción a 32 horas. Después, cuando el Ministerio de Industria se hizo cargo, rebajó la cifra a 10 millones.
La convocatoria se lanzó finalmente a finales de 2022. Estaba dirigida a pymes industriales y contemplaba una subvención máxima de 200.000 euros por empresa. No se establecía un objetivo de jornada sino reducirla un 10% en cómputo semanal sin tocar el salario. Se presentaron a la convocatoria 42 empresas, un número que ya quedaba por debajo de las expectativas, pero es que, además, solamente han pasado la criba cinco. «Las beneficiarias acreditaron su viabilidad económica y financiera, así como la viabilidad del proyecto piloto que presentaron en una memoria técnica y los indicadores de impacto asociados a la implementación», se justifica en la nota del Ministerio de Industria, que dejó el programa en manos de la Escuela de Organización Industrial (EOI).
Entre las beneficiarias hay una vasca, Ingreen Innovación, dedicada a prestar servicios de ingeniería y consultoría para la digitalización y sostenibilidad, principalmente en el ámbito de la construcción. Las otras cuatro empresas son las catalanas Descontrol Editorial y Cachimán Gráfic, y las andaluzas Desmotadora Andaluza (procesado de algodón) y Artemasol (mármol).
A la cabeza de Ingreen Innovatión está Alex Garate, un pionero en apostar por la semana laboral de solo cuatro días que aplica en su empresa desde enero de 2023. «Empezamos con ello porque creemos de verdad que no es concebible seguir con las 40 horas semanales con todas las herramientas digitales que hay».
En un primer momento optaron por las 36 horas de lunes a jueves, con nueve horas diarias; todos los viernes libres. Pero la propuesta que presentaron a la convocatoria del Ministerio de Industria era todavía más ambiciosa. Bajar a 32 horas semanales, es decir, trabajar solo de lunes a jueves y ocho horas al día.
Ingreen ha recibido una subvención de 153.000 euros que cobrará dentro de un año, cuando se realice la auditoría correspondiente. «El proyecto exige medir el impacto de la iniciativa a través de una serie de indicadores, el primero de los cuales es la sostenibilidad», explica.
En el caso de Ingreen ya tienen la experiencia de casi dos años con reducción de jornada y el balance es positivo. Aguantan la medida, aunque no sin dificultad. Y es que no solo tienen que pagar lo mismo a la plantilla por menos horas, sino que han incrementado el personal de 19 a 25 trabajadores en este tiempo, lo que ha supuesto un importante aumento de costes. «Ofrecemos servicios de consultoría e ingeniería a clientes privados y públicos. Ahora tenemos que ser muy eficientes para que todas las horas disponibles sean de producción porque nuestros competidores igual meten 45 horas», dice Garate. El año pasado tuvieron que lidiar, además, con un año muy malo en contratación pública, que supone un 50% de su facturación, pero este ejercicio está siendo el mejor de su historia.
En lo que sí funciona la media es en el objetivo de «atraer y retener talento», que es un gran desafío para todas las empresas en estos tiempos de crisis demográfica y pelea internacional por los trabajadores cualificados. «Nos viene gente que directamente nos dice que le interesa nuestra semana de cuatro días laborales», señala. Los perfiles que demandan son ingenieros, técnicos y administrativos.
Garate no sabe por qué tan pocas empresas han recibido la ayuda. «El proceso ha sido muy lento y se dirigía solo a pymes industriales», apunta. Él se muestra convencido de que va seguir apostando por la reducción de jornada «porque hay que avanzar en esa dirección».
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