Filoetarras

En esta España desbarajustada en la que lo besugo es normal, lo blanco neցro y el bien es el mal, a una diputada de VOX se le ha retirado la palabra en el Congreso de los Diputados por llamar filoetarras a los miembros de Bildu. El incidente merece mucho más interés del que podría pensarse porque afecta a dos cuestiones tan elementales en cualquier sociedad como la verdad y la libertad.



Al parecer, puesto que parece ignorarlo hasta el vicepresidente del Congreso, resulta preciso recordar una vez más que Bildu es una coalición cuyo líder es un etarra condenado (entre otras cosas) por secuestro. ¿En qué momento puede resultar intolerable llamar filoetarra a una formación liderada por un etarra?

No sólo es que cualquier observador de la realidad tiene el derecho y hasta el deber de llamar a Bildu partido filoetarra, sino que poniendo a un secuestrador de la ETA al frente de la formación está claro que la propia Bildu quiere ser identificada como una formación filoetarra.

O sea, si en vez de poner a alguien nuevo sin vínculos con el pasado tú pones a un etarra al frente de Bildu es porque quieres evidenciar una continuidad y una conexión con la ETA. Eres tú mismo el que te estás reivindicando ante los tuyos y ante los demás como filoetarra. No pretendes ocultarlo. Ni siquiera disimularlo. Por el contrario, haces exhibición impúdica de ello. No pones a Otegui al frente de Bildu para que parezca que no tienes nada que ver con la ETA sino todo lo contrario. Lo que evidentemente no resulta posible es presentarte ante los tuyos como una prolongación de la ETA y ante los demás como algo totalmente distinto.



Podrían traerse a colación innumerables argumentos para señalar la conexión entre Bildu y ETA, sin ir más lejos Otegui habla de los presos de ETA como de su gente: “tenemos 200 presos en la guandoca”, y su única condición para aprobarle unos presupuestos al PSOE es ponerlos en la calle. Por supuesto Bildu no sólo no condena específicamente el terrorismo de ETA, sino que llama “presos políticos” a los terroristas de ETA, incluso a los que mataron a algún socialista compañero de los que ahora pactan con Bildu. Jamás ha salido de Bildu pronunciamiento alguno llamando asesinos a los asesinos y reconociendo su culpabilidad y que deben cumplir las penas por sus crímenes. Si apiolar a Ernest Lluch, a Isaías Carrasco o Fernando Buesa fue justo o injusto, ellos dicen depende del relato.



Decir por tanto que Bildu es una formación filoetarra, es tan sólo la verdad. La cuestión es si la verdad se puede decir o no y en qué tipo de régimen no se puede decir la verdad, se persigue a la gente que dice la verdad y la mentira se convierte en discurso oficial. Todo ello porque el partido en el poder ha pactado para poder gobernar con una formación filoetarra. Pues no pacten con ellos o reconozcan lo que son, pero no intenten prohibir que se diga la verdad.

Una pregunta pertinente para terminar es la de si, como pretende el PSOE, sus pactos han tenido como consecuencia al menos debilitar al nacionalismo y rebajar la tensión en el País Vasco o Cataluña. ¿Estamos en ese sentido mejor o no? Para empezar, lo que debilitó a los nacionalistas fue la aplicación del 155 y la persecución judicial de sus dirigentes, detenidos o puestos en fuga por el Supremo. En todo eso nada tuvo que ver el PSOE. Por el contrario, lo que ha hecho el PSOE desde entonces es volver a empoderar a los nacionalistas, indultarlos, rearmarlos, desarmar al estado de derecho y hacerlos más fuertes de cara a la próxima intentona. Si Bildu o ERC apoyan al PSOE no es porque el PSOE los esté desarmando, sino porque el PSOE les está dando todo aquello que le piden para consolidar su poder en Cataluña o la CAV y rearmarse de cara a la próxima intentona. La cuestión no es si ahora estamos mejor que en 2017, porque es un poco como preguntarse si Europa estaba mejor en 1938 que en 1915, sino si por culpa de lo que el PSOE está haciendo ahora el próximo golpe de los nacionalistas será más duro que el de 2017.