david53
Madmaxista
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Sabido es que la dinastía borbónica, por mor de sucesivos matrimonios entre parientes cercanos, había trasmitido diferentes enfermedades genéticas a sus miembros. En el caso del Príncipe de Asturias y sucesor del melifluo Carlos IV, Fernando, que reinó en dos ocasiones en España como Fernando VII, ese famoso rey felón y traidor a la Constitución de Cádiz de 1812, la enfermedad que padeció consistió en una deformidad aberrante de su miembro viril que causó graves problemas al país y, en especial, a sus cuatro mujeres algunas de las cuales, se comenta, que pudieron morir como consecuencia de las heridas producidas en el coito real.
Fernando VII y su deformidad genital
Consistía dicha deformidad en lo que se conoce como macrosomía genital. Para que nos entendamos, su falo era desproporcionadamente largo y su glande era gigantesco. En palabras del escritor francés Prosper Merimeé en una carta a Stendhal este era:
“ fino como una barra de lacre en la base, y tan rellenito como el puño en su extremidad; además, tan largo como un taco de billar”.
Este “problema” dificultó enormemente la procreación real. Con su primera mujer, María Antonia de Nápoles, tuvo dos abortos y murió sin concederle descendientes. La segunda, su sobrina Mª Isabel de pantaletanza, dio a luz una niña que murió a los cuatro meses.
Tras su fin contrajo nupcias con Mª Josefa Amalia de Sajonia, una niña de 16 años, con la que no tuvo descendencia en sus 10 años de matrimonio y que en la noche de bodas cuentan que quedó aterrorizada ante la visión del gigantesco y deforme miembro viril real, huyendo despavorida ante la visión de un sátiro gordinflón y aberrante. El papa hubo de enviar a la reina una carta para convencerla de la necesidad de acceder a mantener relaciones (poco fructíferas hay que decir) con su majestad.
Fue en aquel tiempo durante el cual hubo de ser confeccionado un cojín especial provisto con un agujero para que durante el acto sensual Fernando pudiera tener relaciones sensuales maritales. Sin embargo, al no disponer de sucesor, surgió la posibilidad de que Don Carlos, su hermano ocupase el trono a la fin del rey.
No obstante Fernando contrajo un cuarto matrimonio, también con otra sobrina, Mª Cristina de Borbón y con la que, gracias al artilugio real, pudo dejar embarazada, dando a luz a las infantas Isabel y Luisa Fernanda. Como sabemos, Fernando se empeñó, en la última etapa de su vida, en derogar la Ley Sálica y publicar la Pragmática Sanción para permitir a su hija mayor ser la heredera del trono, arrebatando así a su hermano su pretensión de convertirse en rey.
Esta decisión de Fernando, que en modo alguno era liberal, sino un rey absolutista y tirano, provocó la reacción del sector más involucionista de la monarquía, capitaneado por su hermano Carlos, dando lugar a la aparición del Carlismo que degeneró, a la fin del rey, en la Primera Guerra Carlista, una auténtica guerra civil entre compatriotas que, tristemente se repetiría en diversas circunstancias en el futuro.
Fernando VII y su deformidad genital - Revista de Historia
Fernando VII y su deformidad genital
Consistía dicha deformidad en lo que se conoce como macrosomía genital. Para que nos entendamos, su falo era desproporcionadamente largo y su glande era gigantesco. En palabras del escritor francés Prosper Merimeé en una carta a Stendhal este era:
“ fino como una barra de lacre en la base, y tan rellenito como el puño en su extremidad; además, tan largo como un taco de billar”.
Este “problema” dificultó enormemente la procreación real. Con su primera mujer, María Antonia de Nápoles, tuvo dos abortos y murió sin concederle descendientes. La segunda, su sobrina Mª Isabel de pantaletanza, dio a luz una niña que murió a los cuatro meses.
Tras su fin contrajo nupcias con Mª Josefa Amalia de Sajonia, una niña de 16 años, con la que no tuvo descendencia en sus 10 años de matrimonio y que en la noche de bodas cuentan que quedó aterrorizada ante la visión del gigantesco y deforme miembro viril real, huyendo despavorida ante la visión de un sátiro gordinflón y aberrante. El papa hubo de enviar a la reina una carta para convencerla de la necesidad de acceder a mantener relaciones (poco fructíferas hay que decir) con su majestad.
Fue en aquel tiempo durante el cual hubo de ser confeccionado un cojín especial provisto con un agujero para que durante el acto sensual Fernando pudiera tener relaciones sensuales maritales. Sin embargo, al no disponer de sucesor, surgió la posibilidad de que Don Carlos, su hermano ocupase el trono a la fin del rey.
No obstante Fernando contrajo un cuarto matrimonio, también con otra sobrina, Mª Cristina de Borbón y con la que, gracias al artilugio real, pudo dejar embarazada, dando a luz a las infantas Isabel y Luisa Fernanda. Como sabemos, Fernando se empeñó, en la última etapa de su vida, en derogar la Ley Sálica y publicar la Pragmática Sanción para permitir a su hija mayor ser la heredera del trono, arrebatando así a su hermano su pretensión de convertirse en rey.
Esta decisión de Fernando, que en modo alguno era liberal, sino un rey absolutista y tirano, provocó la reacción del sector más involucionista de la monarquía, capitaneado por su hermano Carlos, dando lugar a la aparición del Carlismo que degeneró, a la fin del rey, en la Primera Guerra Carlista, una auténtica guerra civil entre compatriotas que, tristemente se repetiría en diversas circunstancias en el futuro.
Fernando VII y su deformidad genital - Revista de Historia