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No lo citó por su nombre, pero tampoco hizo falta. Los ministros, ex ministros, diputados, jueces, periodistas y curiosos que abarrotaban anoche uno de los salones del Círculo de Bellas Artes de Madrid supieron de inmediato que el dardo lanzado por Felipe González tenía un único destinatario: José Luis Rodríguez Zapatero. El ex presidente del Gobierno, en una envenenada alusión al actual inquilino de La Moncoa, dijo que "es muy cargante lo de ser optimista profesional", y de inmediato decenas de miradas cómplices se cruzaron entre un auditorio que la cazó al vuelo, y del que formaban parte los ministros Mariano Fernández Bermejo y Bibiana Aído, los ex ministros Rosa Conde, Julián García Vargas y Cristina Alberdi, o la magistrada y vocal del Consejo General del Poder Judicial Margarita Robles, entre otros invitados de postín.
González tuvo ayer un ajetreado día en Madrid. Por la mañana acudió al hotel Palace para recibir, de manos de Miguel Sebastián, el Premio Energía y Sociedad otorgado por el Club Español de la Energía. Y aprovechó su turno de palabra para pontificar sobre la crisis financiera y condenar la "avaricia y voracidad" de los mercados. González aseguró que las medidas que por fin se están tomando sólo atacan a los síntomas de la enfermedad, pero que se echa en falta un diagnóstico de fondo, un escenario que abona el peligro de que la crisis financiera aplaste la economía real.
Ya por la noche, el ex presidente del Gobierno asistió en el Círculo de Bellas Artes a la presentación del libro Una mujer de mujeres, escrito por Amparo Rubiales, ex diputada socialista, ex vicepresidenta del Congreso, reputada feminista y actual consejera de Estado. Y si en el Palace la había emprendido con mucha ironía y pocos miramientos contra Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal estadounidense, en esta ocasión González hizo objeto de sus burlas a Rodríguez Zapatero.
Casi sin venir a cuento, González pasó del elogio hacia Rubiales a la puya contra Zapatero. Refiriéndose al libro autobiográfico de su amiga y compañera de partido, el ex presidente afirmó que en sus páginas "Amparo dramatiza y se pone en lo peor. ¿Eso es ser pesimista? No. Pesimista es ponerse en lo peor y resignarse. Ponerse en lo peor y mantener la rebeldía para que no sea lo peor, sino lo mejor, como hace Amparo, eso no es ser pesimista. Y tampoco es ser optimista profesional. Es muy cargante lo de ser optimista profesional".
La frase podría haber pasado inadvertida de no ser por la notoria frialdad de las relaciones entre Zapatero y González y por las discrepancias públicas que éste ha manifestado en reiteradas ocasiones hacia algunas decisiones políticas del presidente del Gobierno. Sin ir más lejos, el pasado mes de mayo, cuando Zapatero se empecinaba en jugar con las palabras para negar la crisis económica, González afirmaba: "Hay crisis y se le debe llamar crisis". Y tres meses antes, mientras Zapatero, en plena campaña electoral, llamaba "antipatriótico" a Mariano Rajoy por crear un "injustificado alarmismo" sobre la situación económica, González recomendaba a su heredero político que tuviese "preparado" para el día siguiente a las elecciones un "plan" de medidas contra la crisis, derivada, a su juicio, de "un modelo basado en el cemento y el ladrillo que cualquier persona sensata sabe que no podía durar".
El ex presidente del Gobierno también había expresado con anterioridad sus reservas, cuando no su rechazo, a medidas tan polémicas como la Ley de Memoria Histórica, la reforma del Estatuto catalán y del modelo de Estado o las negociaciones con ETA. Y ayer mismo, durante el acto celebrado en el Palace, volvió a desafiar a Zapatero al reclamar de nuevo reabrir el debate sobre la energía nuclear, un debate que el jefe del Ejecutivo dio por zanjado el pasado mes de junio, cuando apostó por las energías renovables en detrimento de la nuclear. González, por el contrario, aseguró ayer que algunos miembros del Gobierno comparten su opinión de que es necesario replantearse la jovenlandesatoria nuclear que, por cierto, él mismo implantó en España en 1984. "Yo pongo la cara para que me la rompan”, manifestó.
"Greenspan era un mago"
Unos minutos antes de que González pronunciase estas palabras en el Palace, Sebastián miraba inquieto el reloj. Sabía que perdía el vuelo a Palma de Mallorca. Pero González, si era consciente de su prisa, no se dio por enterado. Cuando Sussana Griso le dio la palabra, y tras recibir de manos del ministro de Industria el Premio Energía y Sociedad, el ex presidente del Gobierno se arrancó con un improvisado speech de casi media hora coloreado por personajes tan variopintos como Leonid Breznev, el Papa, Greenspan o George Bush. A lo Stefan Zweig, un remedo de momentos estelares de la humanidad. Cuando a un compungido Sebastián le tocó clausurar el acto, lo primero que hizo fue reconocer, con una mueca entre irónica y resignada, que ya había perdido el avión.
“Greenspan era un mago, y lo sigue siendo. Como cuando habló de la exuberancia de los mercados, algo que tiene un contenido erótico que me inquieta. Los mercados no son tan sugestivos y tienen poco que ver con la economía real. El Papa lo dice mejor que yo, pero ha habido un exceso de avaricia y voracidad”, dijo González, aludiendo al ex presidente de la Reserva Federal, para explicar la crisis financiera que asola los mercados y que, según explicó, “todavía me angustia”.
Pocos faltaban en el abarrotado salón del Hotel Palace que albergó el acto. Hasta hubo que montar una mesa extra para el almuerzo. Estaban, aunque llegaron tarde, José Manuel Entrecanales, presidente de Endesa, y el presidente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, entre otros. Como anfitrión actuó Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF y del propio Club de la Energía. El ex líder socialista siguió a la carga. “Decía Bush que vamos a salir de la crisis para volver a la senda de crecimiento”, aseveró, pero advirtiendo de que eso sólo aplazara el problema si no se encuentra un equilibrio entre la economía de mercado y un modelo sostenible. “Ahora se van a pasar con la regulación”, lanzó con convicción, añadiendo que “los mercados no pueden crecer diez veces más que la economía real”.
El ex presidente, de quien Brufau destacó su importancia en la vertebración del sistema energético español y en la consolidación del mercado de hidrocarburos, recordó, al referirse a la importancia estratégica que ha ido cobrando la energía, que “en la época de Breznev era inconcebible que una dictadura comunista cerrara el grifo del gas”. En este sentido, alertó sobre la crisis de oferta a la que se enfrenta el sector energético, en un marco como el de la UE en el que, como la reciente crisis financiera ha puesto de manifiesto, llegar a acuerdos no parece fácil. “Si la energía disponible no es suficiente para cubrir la demanda, el aumento de las tensiones es inevitable”, puntualizó.
Por su parte, Sebastián adelantó que a finales de mes se reunirá con las empresas eléctricas para buscar un consenso sobre cómo resolver el problema del déficit tarifario (la diferencia entre lo que cuesta producir la energía y lo que las empresas cobran en tarifa regulada), y que, según admitió el ministro, “supone 1,5 veces el presupuesto del ministerio”. Asimismo, adelantó que el Consejo de Ministros dotará en breve de estructura jurídica a lo que serán las empresas de servicios energéticos, sociedades cuya finalidad es contribuir al ahorro energético de las empresas. Según Sebastián, en Estados Unidos aglutinan 60.000 empleos y mueven unos 6.000 millones de dólares al año. Una reflexión realizada tras eludir el envite propuesto por González: “La energía del futuro no es ni la nuclear, ni el gas, ni las renovables. Es el ahorro energético”.
LaBellea.com - El portal libre de Alicante - Felipe González se burla de Zapatero: "Es muy cargante ser optimista profesional"
González tuvo ayer un ajetreado día en Madrid. Por la mañana acudió al hotel Palace para recibir, de manos de Miguel Sebastián, el Premio Energía y Sociedad otorgado por el Club Español de la Energía. Y aprovechó su turno de palabra para pontificar sobre la crisis financiera y condenar la "avaricia y voracidad" de los mercados. González aseguró que las medidas que por fin se están tomando sólo atacan a los síntomas de la enfermedad, pero que se echa en falta un diagnóstico de fondo, un escenario que abona el peligro de que la crisis financiera aplaste la economía real.
Ya por la noche, el ex presidente del Gobierno asistió en el Círculo de Bellas Artes a la presentación del libro Una mujer de mujeres, escrito por Amparo Rubiales, ex diputada socialista, ex vicepresidenta del Congreso, reputada feminista y actual consejera de Estado. Y si en el Palace la había emprendido con mucha ironía y pocos miramientos contra Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal estadounidense, en esta ocasión González hizo objeto de sus burlas a Rodríguez Zapatero.
Casi sin venir a cuento, González pasó del elogio hacia Rubiales a la puya contra Zapatero. Refiriéndose al libro autobiográfico de su amiga y compañera de partido, el ex presidente afirmó que en sus páginas "Amparo dramatiza y se pone en lo peor. ¿Eso es ser pesimista? No. Pesimista es ponerse en lo peor y resignarse. Ponerse en lo peor y mantener la rebeldía para que no sea lo peor, sino lo mejor, como hace Amparo, eso no es ser pesimista. Y tampoco es ser optimista profesional. Es muy cargante lo de ser optimista profesional".
La frase podría haber pasado inadvertida de no ser por la notoria frialdad de las relaciones entre Zapatero y González y por las discrepancias públicas que éste ha manifestado en reiteradas ocasiones hacia algunas decisiones políticas del presidente del Gobierno. Sin ir más lejos, el pasado mes de mayo, cuando Zapatero se empecinaba en jugar con las palabras para negar la crisis económica, González afirmaba: "Hay crisis y se le debe llamar crisis". Y tres meses antes, mientras Zapatero, en plena campaña electoral, llamaba "antipatriótico" a Mariano Rajoy por crear un "injustificado alarmismo" sobre la situación económica, González recomendaba a su heredero político que tuviese "preparado" para el día siguiente a las elecciones un "plan" de medidas contra la crisis, derivada, a su juicio, de "un modelo basado en el cemento y el ladrillo que cualquier persona sensata sabe que no podía durar".
El ex presidente del Gobierno también había expresado con anterioridad sus reservas, cuando no su rechazo, a medidas tan polémicas como la Ley de Memoria Histórica, la reforma del Estatuto catalán y del modelo de Estado o las negociaciones con ETA. Y ayer mismo, durante el acto celebrado en el Palace, volvió a desafiar a Zapatero al reclamar de nuevo reabrir el debate sobre la energía nuclear, un debate que el jefe del Ejecutivo dio por zanjado el pasado mes de junio, cuando apostó por las energías renovables en detrimento de la nuclear. González, por el contrario, aseguró ayer que algunos miembros del Gobierno comparten su opinión de que es necesario replantearse la jovenlandesatoria nuclear que, por cierto, él mismo implantó en España en 1984. "Yo pongo la cara para que me la rompan”, manifestó.
"Greenspan era un mago"
Unos minutos antes de que González pronunciase estas palabras en el Palace, Sebastián miraba inquieto el reloj. Sabía que perdía el vuelo a Palma de Mallorca. Pero González, si era consciente de su prisa, no se dio por enterado. Cuando Sussana Griso le dio la palabra, y tras recibir de manos del ministro de Industria el Premio Energía y Sociedad, el ex presidente del Gobierno se arrancó con un improvisado speech de casi media hora coloreado por personajes tan variopintos como Leonid Breznev, el Papa, Greenspan o George Bush. A lo Stefan Zweig, un remedo de momentos estelares de la humanidad. Cuando a un compungido Sebastián le tocó clausurar el acto, lo primero que hizo fue reconocer, con una mueca entre irónica y resignada, que ya había perdido el avión.
“Greenspan era un mago, y lo sigue siendo. Como cuando habló de la exuberancia de los mercados, algo que tiene un contenido erótico que me inquieta. Los mercados no son tan sugestivos y tienen poco que ver con la economía real. El Papa lo dice mejor que yo, pero ha habido un exceso de avaricia y voracidad”, dijo González, aludiendo al ex presidente de la Reserva Federal, para explicar la crisis financiera que asola los mercados y que, según explicó, “todavía me angustia”.
Pocos faltaban en el abarrotado salón del Hotel Palace que albergó el acto. Hasta hubo que montar una mesa extra para el almuerzo. Estaban, aunque llegaron tarde, José Manuel Entrecanales, presidente de Endesa, y el presidente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, entre otros. Como anfitrión actuó Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF y del propio Club de la Energía. El ex líder socialista siguió a la carga. “Decía Bush que vamos a salir de la crisis para volver a la senda de crecimiento”, aseveró, pero advirtiendo de que eso sólo aplazara el problema si no se encuentra un equilibrio entre la economía de mercado y un modelo sostenible. “Ahora se van a pasar con la regulación”, lanzó con convicción, añadiendo que “los mercados no pueden crecer diez veces más que la economía real”.
El ex presidente, de quien Brufau destacó su importancia en la vertebración del sistema energético español y en la consolidación del mercado de hidrocarburos, recordó, al referirse a la importancia estratégica que ha ido cobrando la energía, que “en la época de Breznev era inconcebible que una dictadura comunista cerrara el grifo del gas”. En este sentido, alertó sobre la crisis de oferta a la que se enfrenta el sector energético, en un marco como el de la UE en el que, como la reciente crisis financiera ha puesto de manifiesto, llegar a acuerdos no parece fácil. “Si la energía disponible no es suficiente para cubrir la demanda, el aumento de las tensiones es inevitable”, puntualizó.
Por su parte, Sebastián adelantó que a finales de mes se reunirá con las empresas eléctricas para buscar un consenso sobre cómo resolver el problema del déficit tarifario (la diferencia entre lo que cuesta producir la energía y lo que las empresas cobran en tarifa regulada), y que, según admitió el ministro, “supone 1,5 veces el presupuesto del ministerio”. Asimismo, adelantó que el Consejo de Ministros dotará en breve de estructura jurídica a lo que serán las empresas de servicios energéticos, sociedades cuya finalidad es contribuir al ahorro energético de las empresas. Según Sebastián, en Estados Unidos aglutinan 60.000 empleos y mueven unos 6.000 millones de dólares al año. Una reflexión realizada tras eludir el envite propuesto por González: “La energía del futuro no es ni la nuclear, ni el gas, ni las renovables. Es el ahorro energético”.
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