Feijoo se hace con el control total del PP y renuncia a la batalla ideológica contra la izquierda para ofrecer solamente gestión económica

Vlad_Empalador

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En el bunker
Feijóo borra en tres semanas el rastro de Casado en el PP: "Ahora nadie nos marca la agenda"
Ayuso, López Miras, Mañueco y cuatro ex ministros lo celebran: "Hemos recuperado la madurez"
Alberto Núñez Feijóo, en una reunión con Cuca Gamarra.

Alberto Núñez Feijóo, con Cuca Gamarra.TAREK

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Actualizado Lunes, 25 abril 2022 - 22:44
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Han pasado dos meses desde que los barones del PP derrocaron en diferido a Pablo Casado y apenas tres semanas desde que Alberto Núñez Feijóo lo relevara de manera oficial. Es apenas un suspiro, pero ya no queda en Génova ni rastro del anterior líder. Como hiciera el propio Casado en 2018, sólo que de una manera más rápida, más acusada y con muchísimos menos miramientos, Feijóo ha borrado de un plumazo el legado de su predecesor. Y, sobre todo, se ha esforzado por hacer ver que lo estaba borrando. Su principal baza para el cambio era el contraste. Y cuanto más subrayado, mejor.
Por eso el nuevo PP de siempre ha orillado a todos los fieles de Casado excepto a Cuca Gamarra -que apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría en 2018 y que en febrero de 2022 fue crucial en la caída del ex líder-. Y por eso ese nuevo viejo PP se centra casi por completo en la economía, ha aparcado las batallas culturales, ha revertido el jacobinismo orgánico en pos de la descentralización territorial, abomina de los fichajes mediáticos, rehúye hasta el paroxismo de la precipitación en los mensajes, se vuelca en atraer al electorado de centro y centroizquierda y, sobre todo, intenta con todas sus fuerzas dejar de ir a rebufo de Pedro Sánchez y de Santiago Abascal. A tenor de las encuestas -le ha robado 400.000 votos al PSOE-, por ahora la estrategia le está funcionando a Feijóo.
Pero la verdadera prueba del algodón es que quienes antes apoyaban a Casado ahora aseguran que Feijóo ha logrado en tres semanas y media situar al PP donde no lo puso el ex presidente en tres años y medio. Y quienes opinaban sobre cómo debía conducirse Génova ahora no se atreven. Tres presidentes autonómicos y cuatro ex ministros consultados por EL MUNDO constatan el cambio total en su partido y creen que el PP recupera «la madurez» y «vuelve a 2015». O sea, a la época en la que Mariano Rajoy no arrasaba, pero sí ganaba con claridad.

Isabel Díaz Ayuso asegura a este diario dos cosas a este respecto. La primera, que «las crisis son cambios y nosotros hemos experimentado uno», de ahí que su partido no deba tenerle miedo a enmendar sin paños calientes el legado de Casado. Y la segunda, que ese cambio debe servir «para hacer las cosas de otra manera y así mostrarnos como la alternativa fuerte, sólida y con experiencia que recupere el pulso del país», cosa que hasta ahora no ocurría, a ojos de la baronesa. Esto significa su bendición al giro de timón hacia el perfil gestor, aunque ella abogue también por dar la batalla cultural.
Uno de los barones de gobierno del PP que le eran más cercanos a Casado, Fernando López Miras, opina que «para ganar elecciones hay que mostrar, como está haciendo Feijóo, que el PP es la única alternativa real al Gobierno de Sánchez». «Y eso se hace con propuestas serías y concretas, desde el rigor y sin que nadie nos marque la agenda», como ocurría antes. Ahora «nadie le marca la agenda a Feijóo», añade el presidente de la Región de Murcia.
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, recuerda que «todas las comparaciones son odiosas», pero no puede sino comparar a Casado con Feijóo, y ve una diferencia sustancial: «Yo fui al congreso de Sevilla buscando un líder para mi partido, pero, sobre todo, fui buscando algo mucho más importante: un presidente para nuestro país. Y Alberto es esa persona». «En unas pocas semanas, Feijóo ha sido capaz de construir un mensaje eficaz. Pero, sobre todo, es que él entiende a la gente», contrapone.
MENSAJE DEL PARTIDO
Este olfato político que tanto celebran los barones se ha visibilizado en las dos primeras reuniones del Comité Ejecutivo nacional del nuevo PP. Así lo valora uno de los presentes: «Feijóo no hace como Casado, que opinaba de 20 temas de la actualidad, sino que habla del mensaje del partido. Sólo le falta decir lo de Bill Clinton: ¡Es la economía, menso!».
La previsibilidad de Feijóo ha caído como lluvia de agosto sobre los principales nódulos de poder del centroderecha -cúpula empresarial incluida-, aunque eso tiene el inconveniente de que se ha puesto el listón pactista tan alto que puede acabar decepcionando con facilidad sus propias expectativas. «Anunciar tus planes es una buena manera de escuchar a Dios reír», dijo el legendario Al Swearengen de Deadwood.
La ex ministra y ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre coincide con Ayuso en que el PP debe volcarse en la gestión, pero sin dejar de lado los temas más ideológicos: «Yo soy muy partidaria de la batalla cultural». Pero el nuevo líder del PP ha puesto sordina en este ámbito y ha aparcado las medidas. «A Feijóo no le he visto dar esa batalla cultural hasta ahora», prosigue Aguirre, «pero es un hombre muy inteligente: si considera que la debe dar, la dará». Este beneficio de la duda es la prueba del nueve de la auctoritas del nuevo presidente, aunque Aguirre le avisa de que «por supuesto» deberá pactar con Vox en 2023 para poder sumar la mayoría en las próximas elecciones. «Los 2,5 millones de votos que perdió Albert Rivera son los que Feijóo puede perfectamente recuperar», opina, para apuntalar su reparto de roles.
Isabel García Tejerina, ex ministra que trabajó en la cúpula de Casado como vicesecretaria económica, es contundente: «Con Feijóo vuelve al PP la política basada en la solvencia, la política de peso y de rigor. La de la gente que sabe lo que tiene entre manos». «El PP siempre ha prescindido de los fuegos artificiales, del populismo, de la demagogia, del regate corto», añade. «La política madura es hacer las cosas sin mirar a los partidos que nos rodean a derecha e izquierda», lamenta, en otra referencia a Casado.
El ex ministro del Interior Juan Ignacio Zoido añade que «el cambio ha traído más serenidad, mayor solidez y mayor solvencia». «Tenemos equipos de una generación diferente con mayor experiencia de gobierno, y esto, en momentos de inestabilidad económica e internacional es un valor al alza». Rafael Catalá, ex ministro de Justicia, asegura que «el camino marcado por Casado y su equipo se ha demostrado insuficiente» y «el proyecto que lidera Feijóo recupera algunos de los elementos clásicos del centroderecha: la experiencia, la madurez, el equilibrio, la capacidad de gestionar y la visión institucional».
También ha habido un cambio claro en el apartado orgánico. «En lo interno Feijóo nos ha tras*mitido mucha tranquilidad, priorizando la unidad del partido, estando centrados en lo importante y no en cuestiones internas, y con confianza en los territorios y en sus presidentes para la toma de decisiones», explica López Miras. Esto último es importante: Feijóo ha descentralizado el poder orgánico y los territorios ya no son potenciales enemigos de Génova. Y lo celebran.
Los expertos secundan la visión de los pesos pesados del PP. Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política de España (ACOP) cree que es "evidente" que "hay un cambio absoluto" en Génova. "El PP de Feijóo ha abandonado la política de fichajes famosos, la obsesión por el titular y la imagen, la premura en las declaraciones... ha sido como si Feijoo quisiera volver a la política de antes del 2015". "Es como si aquí no hubiera casado nada", ironiza. "Nadie lo nombra, nadie lo reivindica, seguramente porque eso volvería a abrir la guerra con Ayuso, que está latente, no acabada", razona.
Para Fumanal, este cambio tan drástico "es una estrategia inteligente, que pretende hacer un borrón y cuenta nueva". Pero, ¿funcionará? "Sólo depende del PP. Abascal intentará por todos los medios que el PP de Feijóo se asemeje a aquel marianismo falto de liderazgo que se veía supeditado a los mantras de la izquierda". Además, la situación internacional puede condicionarlo todo, añade.
César Calderon, director general de Redlines, cree que "los movimientos tácticos de Feijoo permiten adivinar que tiene un plan para llegar a La Moncloa en tiempo récord, un plan que pasa por conquistar el centro político y social haciéndose con el voto moderado, y a partir de ese punto y ya en la última fase de la campaña electoral, llamar a rebato al voto útil de todas las derechas planteando las elecciones como un plebiscito en el que solo haya dos papeletas, la de Sánchez y la suya e impidiendo que cualquier otro contendiente aparezca bajo los focos". "
Y es un plan que puede funcionar", añade, porque "la clave son los más de dos millones de ciudadanos que ya cambiaron en 1996, 2004 y 2011 desde el PSOE al PP o desde el PP al PSOE, dos electorados que además, si miramos en las tripas de cualquier encuesta, son los que más se parecen de entre todos los de nuestro país, dos electorados que en lo fundamental pueden responder a incentivos muy similares".
TOMAS BURGOS
El hombre clave del adelanto andaluz
El ex secretario de Estado de Seguridad Social Tomás Burgos tuvo un papel fundamental en los gobiernos de Mariano Rajoy, como mano derecha de Fátima Báñez en el Ministerio de Empleo. En julio de 2019, Juanma Moreno lo fichó como secretario general de la Presidencia, para trabajar codo con codo con Elías Bendodo. Pues bien, en las negociaciones internas que han desembocado en la convocatoria de elecciones andaluzas para el día 19 de junio, Burgos ha tenido un papel principal, según ha podido saber este diario. Él ha sido el fontanero jefe de Moreno en un momento tenso, en el que hasta reinó la confusión, con Juan Marín como convidado de piedra. Sobre todo, cuando se lanzó el globo sonda de que los comicios podrían ser entre semana. «Era para despistar», aseguran las mismas fuentes.
REPARTO DE PODER
Montserrat, jefa de Pons... y viceversa
A nadie en el PP se le escapa que Alberto Núñez Feijóo no tiene ninguna prisa por completar la tras*ición orgánica, porque quiere visibilizar que lo más importante es la economía, y no nombrar a los secretarios de área que trabajarán en Génova. O decidir si los actuales portavoces parlamentarios siguen en el cargo. Esto ha producido en el Parlamento Europeo una curiosa coincidencia. Dolors Montserrat es la jefa parlamentaria del eurodiputado Esteban González Pons, mientras que éste es su jefe en las cuestiones institucionales y comunitarias que atañen al partido, como vicesecretario del ramo. De hecho, Feijóo avisó de que el cargo de Pons -de nueva creación- iba a volcarse sobre la UE. De ahí que se haya producido esta suerte de bicefalia tácita. Además, ambos son dos de los políticos más cercanos a Feijóo.
 
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Feijóo borra en tres semanas el rastro de Casado en el PP: "Ahora nadie nos marca la agenda"
Ayuso, López Miras, Mañueco y cuatro ex ministros lo celebran: "Hemos recuperado la madurez"
Alberto Núñez Feijóo, en una reunión con Cuca Gamarra.

Alberto Núñez Feijóo, con Cuca Gamarra.TAREK

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Han pasado dos meses desde que los barones del PP derrocaron en diferido a Pablo Casado y apenas tres semanas desde que Alberto Núñez Feijóo lo relevara de manera oficial. Es apenas un suspiro, pero ya no queda en Génova ni rastro del anterior líder. Como hiciera el propio Casado en 2018, sólo que de una manera más rápida, más acusada y con muchísimos menos miramientos, Feijóo ha borrado de un plumazo el legado de su predecesor. Y, sobre todo, se ha esforzado por hacer ver que lo estaba borrando. Su principal baza para el cambio era el contraste. Y cuanto más subrayado, mejor.
Por eso el nuevo PP de siempre ha orillado a todos los fieles de Casado excepto a Cuca Gamarra -que apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría en 2018 y que en febrero de 2022 fue crucial en la caída del ex líder-. Y por eso ese nuevo viejo PP se centra casi por completo en la economía, ha aparcado las batallas culturales, ha revertido el jacobinismo orgánico en pos de la descentralización territorial, abomina de los fichajes mediáticos, rehúye hasta el paroxismo de la precipitación en los mensajes, se vuelca en atraer al electorado de centro y centroizquierda y, sobre todo, intenta con todas sus fuerzas dejar de ir a rebufo de Pedro Sánchez y de Santiago Abascal. A tenor de las encuestas -le ha robado 400.000 votos al PSOE-, por ahora la estrategia le está funcionando a Feijóo.
Pero la verdadera prueba del algodón es que quienes antes apoyaban a Casado ahora aseguran que Feijóo ha logrado en tres semanas y media situar al PP donde no lo puso el ex presidente en tres años y medio. Y quienes opinaban sobre cómo debía conducirse Génova ahora no se atreven. Tres presidentes autonómicos y cuatro ex ministros consultados por EL MUNDO constatan el cambio total en su partido y creen que el PP recupera «la madurez» y «vuelve a 2015». O sea, a la época en la que Mariano Rajoy no arrasaba, pero sí ganaba con claridad.

Isabel Díaz Ayuso asegura a este diario dos cosas a este respecto. La primera, que «las crisis son cambios y nosotros hemos experimentado uno», de ahí que su partido no deba tenerle miedo a enmendar sin paños calientes el legado de Casado. Y la segunda, que ese cambio debe servir «para hacer las cosas de otra manera y así mostrarnos como la alternativa fuerte, sólida y con experiencia que recupere el pulso del país», cosa que hasta ahora no ocurría, a ojos de la baronesa. Esto significa su bendición al giro de timón hacia el perfil gestor, aunque ella abogue también por dar la batalla cultural.
Uno de los barones de gobierno del PP que le eran más cercanos a Casado, Fernando López Miras, opina que «para ganar elecciones hay que mostrar, como está haciendo Feijóo, que el PP es la única alternativa real al Gobierno de Sánchez». «Y eso se hace con propuestas serías y concretas, desde el rigor y sin que nadie nos marque la agenda», como ocurría antes. Ahora «nadie le marca la agenda a Feijóo», añade el presidente de la Región de Murcia.
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, recuerda que «todas las comparaciones son odiosas», pero no puede sino comparar a Casado con Feijóo, y ve una diferencia sustancial: «Yo fui al congreso de Sevilla buscando un líder para mi partido, pero, sobre todo, fui buscando algo mucho más importante: un presidente para nuestro país. Y Alberto es esa persona». «En unas pocas semanas, Feijóo ha sido capaz de construir un mensaje eficaz. Pero, sobre todo, es que él entiende a la gente», contrapone.
MENSAJE DEL PARTIDO
Este olfato político que tanto celebran los barones se ha visibilizado en las dos primeras reuniones del Comité Ejecutivo nacional del nuevo PP. Así lo valora uno de los presentes: «Feijóo no hace como Casado, que opinaba de 20 temas de la actualidad, sino que habla del mensaje del partido. Sólo le falta decir lo de Bill Clinton: ¡Es la economía, menso!».
La previsibilidad de Feijóo ha caído como lluvia de agosto sobre los principales nódulos de poder del centroderecha -cúpula empresarial incluida-, aunque eso tiene el inconveniente de que se ha puesto el listón pactista tan alto que puede acabar decepcionando con facilidad sus propias expectativas. «Anunciar tus planes es una buena manera de escuchar a Dios reír», dijo el legendario Al Swearengen de Deadwood.
La ex ministra y ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre coincide con Ayuso en que el PP debe volcarse en la gestión, pero sin dejar de lado los temas más ideológicos: «Yo soy muy partidaria de la batalla cultural». Pero el nuevo líder del PP ha puesto sordina en este ámbito y ha aparcado las medidas. «A Feijóo no le he visto dar esa batalla cultural hasta ahora», prosigue Aguirre, «pero es un hombre muy inteligente: si considera que la debe dar, la dará». Este beneficio de la duda es la prueba del nueve de la auctoritas del nuevo presidente, aunque Aguirre le avisa de que «por supuesto» deberá pactar con Vox en 2023 para poder sumar la mayoría en las próximas elecciones. «Los 2,5 millones de votos que perdió Albert Rivera son los que Feijóo puede perfectamente recuperar», opina, para apuntalar su reparto de roles.
Isabel García Tejerina, ex ministra que trabajó en la cúpula de Casado como vicesecretaria económica, es contundente: «Con Feijóo vuelve al PP la política basada en la solvencia, la política de peso y de rigor. La de la gente que sabe lo que tiene entre manos». «El PP siempre ha prescindido de los fuegos artificiales, del populismo, de la demagogia, del regate corto», añade. «La política madura es hacer las cosas sin mirar a los partidos que nos rodean a derecha e izquierda», lamenta, en otra referencia a Casado.
El ex ministro del Interior Juan Ignacio Zoido añade que «el cambio ha traído más serenidad, mayor solidez y mayor solvencia». «Tenemos equipos de una generación diferente con mayor experiencia de gobierno, y esto, en momentos de inestabilidad económica e internacional es un valor al alza». Rafael Catalá, ex ministro de Justicia, asegura que «el camino marcado por Casado y su equipo se ha demostrado insuficiente» y «el proyecto que lidera Feijóo recupera algunos de los elementos clásicos del centroderecha: la experiencia, la madurez, el equilibrio, la capacidad de gestionar y la visión institucional».
También ha habido un cambio claro en el apartado orgánico. «En lo interno Feijóo nos ha tras*mitido mucha tranquilidad, priorizando la unidad del partido, estando centrados en lo importante y no en cuestiones internas, y con confianza en los territorios y en sus presidentes para la toma de decisiones», explica López Miras. Esto último es importante: Feijóo ha descentralizado el poder orgánico y los territorios ya no son potenciales enemigos de Génova. Y lo celebran.
Los expertos secundan la visión de los pesos pesados del PP. Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política de España (ACOP) cree que es "evidente" que "hay un cambio absoluto" en Génova. "El PP de Feijóo ha abandonado la política de fichajes famosos, la obsesión por el titular y la imagen, la premura en las declaraciones... ha sido como si Feijoo quisiera volver a la política de antes del 2015". "Es como si aquí no hubiera casado nada", ironiza. "Nadie lo nombra, nadie lo reivindica, seguramente porque eso volvería a abrir la guerra con Ayuso, que está latente, no acabada", razona.
Para Fumanal, este cambio tan drástico "es una estrategia inteligente, que pretende hacer un borrón y cuenta nueva". Pero, ¿funcionará? "Sólo depende del PP. Abascal intentará por todos los medios que el PP de Feijóo se asemeje a aquel marianismo falto de liderazgo que se veía supeditado a los mantras de la izquierda". Además, la situación internacional puede condicionarlo todo, añade.
César Calderon, director general de Redlines, cree que "los movimientos tácticos de Feijoo permiten adivinar que tiene un plan para llegar a La Moncloa en tiempo récord, un plan que pasa por conquistar el centro político y social haciéndose con el voto moderado, y a partir de ese punto y ya en la última fase de la campaña electoral, llamar a rebato al voto útil de todas las derechas planteando las elecciones como un plebiscito en el que solo haya dos papeletas, la de Sánchez y la suya e impidiendo que cualquier otro contendiente aparezca bajo los focos". "
Y es un plan que puede funcionar", añade, porque "la clave son los más de dos millones de ciudadanos que ya cambiaron en 1996, 2004 y 2011 desde el PSOE al PP o desde el PP al PSOE, dos electorados que además, si miramos en las tripas de cualquier encuesta, son los que más se parecen de entre todos los de nuestro país, dos electorados que en lo fundamental pueden responder a incentivos muy similares".
TOMAS BURGOS
El hombre clave del adelanto andaluz
El ex secretario de Estado de Seguridad Social Tomás Burgos tuvo un papel fundamental en los gobiernos de Mariano Rajoy, como mano derecha de Fátima Báñez en el Ministerio de Empleo. En julio de 2019, Juanma Moreno lo fichó como secretario general de la Presidencia, para trabajar codo con codo con Elías Bendodo. Pues bien, en las negociaciones internas que han desembocado en la convocatoria de elecciones andaluzas para el día 19 de junio, Burgos ha tenido un papel principal, según ha podido saber este diario. Él ha sido el fontanero jefe de Moreno en un momento tenso, en el que hasta reinó la confusión, con Juan Marín como convidado de piedra. Sobre todo, cuando se lanzó el globo sonda de que los comicios podrían ser entre semana. «Era para despistar», aseguran las mismas fuentes.
REPARTO DE PODER
Montserrat, jefa de Pons... y viceversa
A nadie en el PP se le escapa que Alberto Núñez Feijóo no tiene ninguna prisa por completar la tras*ición orgánica, porque quiere visibilizar que lo más importante es la economía, y no nombrar a los secretarios de área que trabajarán en Génova. O decidir si los actuales portavoces parlamentarios siguen en el cargo. Esto ha producido en el Parlamento Europeo una curiosa coincidencia. Dolors Montserrat es la jefa parlamentaria del eurodiputado Esteban González Pons, mientras que éste es su jefe en las cuestiones institucionales y comunitarias que atañen al partido, como vicesecretario del ramo. De hecho, Feijóo avisó de que el cargo de Pons -de nueva creación- iba a volcarse sobre la UE. De ahí que se haya producido esta suerte de bicefalia tácita. Además, ambos son dos de los políticos más cercanos a Feijóo.

Ojalá siempre gane Feijoo, el falso traidor, bozalero, y desaparezca el PP y el PSOE.
Gane Vox aliado con otros partidos nacionalistas españoles y no los antiespañoles del PPSOE.
 
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