Vlad_Empalador
Será en Octubre
Al forestal gallego le faltan manos
MARÍA CEDRONREDACCIÓN
· Exclusivo suscriptores
Enrique Castro, gerente de Forestal Santomé, posa en la foto superior junto a una podadora telescópica Jarraff.
Las empresas del sector acusan la falta de trabajadores rumanos que durante años cubrían huecos en el monte y tiran de la maquinaria para hacer las talas
12 oct 2021. Actualizado a las 05:00 h.
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El auge del sector forestal (en Galicia supone el 1,8% del PIB), impulsado por el fuerte incremento de la demanda de madera de calidad a nivel mundial, ha abierto todavía más la puerta al empleo en especialidades que ya antes de que la voracidad de China disparara los precios de esta materia prima era complicado cubrir. «No primeiro bum da construción, hai vinte anos, foi cando empezamos a notar a falta de persoal porque a xente que traballaba no monte marchara ás obras. Primeiro supliuse con cuadrillas de portugueses, despois chegaron os romaneses e xa máis tarde os peruanos», explican fuentes del sector. El problema es que la herida abierta entonces, en lugar de cerrarse, va en aumento.
En la comunidad, donde la silvicultura y la industria de la madera generan, según el IGE, unos 17.357 empleos, faltan manos cualificadas. Sobre todo para puestos como el manejo de motosierras o el uso de desbrozadoras para cortar la maleza. Y todo ello se agrava, como explican distintas fuentes del sector, «porque os de aquí non queren este tipo de postos. Veñen, pero en dous días marchan, porque realmente este é un traballo duro. E despois a traballadores como os romaneses, que comezaron a vir traballar no monte nos contixentes, alá polos anos noventa, empeza a non compensarlles vir pola diferencia de salario. Aquí poden gañar, polo que comentan, entre 10 e 15 euros máis por xornada, e por iso non deixan a familia. Quedan na casa porque Romanía está agora sacando moita madeira, ou van a Alemaña, que lles queda máis cerca».
Nadie quiere trabajar en el monte
ANA F. CUBA
Por ello, en un momento en el que las labores de silvicultura van a convertirse en esenciales para que el monte gallego produzca la madera certificada de calidad que demanda el mercado, las empresas del sector han empezado a mover ficha. Porque ha llegado un punto en el que ni los trabajadores extranjeros que tradicionalmente ocupaban esos puestos parecen alcanzar para cubrir la demanda de mano de obra. ¿Y qué han hecho? Recurrir a la maquinaria. La paradoja es que en un lugar como Galicia, donde hasta en el monte domina el minifundio, resulta que puede salir más caro talar un monte de menos de una hectárea con máquinas que a mano.
En Forestal Santomé, una compañía del concello de Oroso, dedicada a la tala, poda, desbroce, jardinería y mantenimiento de infraestructuras lineales, llevan ya desde el 2016 echando mano de trabajadores marroquíes para realizar labores de desbroce: «A semana que vén temos un curso de formación para cinco novos traballadores, todos son marroquíes», explica Enrique Castro, gerente de la compañía.
MÁS MÁQUINAS EN EL MONTE
Ante este escenario, para no verse con las manos atadas, lo que han hecho es recurrir a la tecnología. El problema es que las máquinas todavía no han logrado ganar totalmente la batalla a la complicada orografía gallega y hay fincas de pequeño tamaño o con una gran pendiente, en las que los trabajos solo pueden realizarse de forma manual.
Pero hay pequeñas partidas en las que parece que las máquinas comienzan a ganar terreno: «Para facer poda en altura mercamos en Francia un brazo telescópico feito por unha empresa norteamericana e iso evítanos ter que facelo de xeito manual nun 70 % dos casos», explica. Porque formar a una persona para que sea capaz de realizar esos trabajos de forma segura puede llevar de tres a cuatro años: «Ten que ter polo menos unha experiencia de dous anos podando a rente do chan e despois ten que ter destreza para poder facelo en altura», apunta el gerente de esta compañía.
Las labores de tala son puestos que ya desde hace años concentraban bastante personal de Portugal, Rumanía o Perú, trabajadores muy apreciados por las empresas de Galicia. Benjamín Villapol, del grupo Maderas Villapol, en el concello lucense de Trabada, explica que ahora «o que falta, sobre todo, é persoal que manexe a motoserra. Nós temos traballadores portugueses e peruanos, pero cada vez son máis complicados de atopar, sobre todo portugueses. O que está facendo a industria é tratar de automatizar as talas metendo maquinaria porque co que subiron os salarios desta xente nos últimos catro anos, acáballes compensando porque pronto amortizan a máquina», dice. Las estimaciones realizadas en el sector hablan de un incremento del salario de en torno al 40 % en ese período.
Una retroaraña es usada para trabajar en zonas con mucha pendiente.
El problema llega cuando las parcelas en las que hay que realizar las cortas son muy pequeñas: «Levar unha máquina para cortar media hectárea ten un custe [mover una procesadora puede suponer unos 80 euros la hora] e nun terreo tan pequeno pode supor máis que facelo a man. Non rexeitas traballos, o que pasa é que moitas veces o propietario di que non lle compensa polo custe que lle supón. O que lle aconsellamos é que agarde a que corten os veciños para entrar en tódolos predios á vez para que o prezo sexa mellor», explica. E incluso cree que «dentro de pouco os custes de levar a maquinaria ata fincas de menos de unha hectárea van ser máis elevados, rebaixando a marxe que lle deixa a madeira ao propietario. Non é o mesmo levar uns operarios nunha carroceta que mover unha procesadora e un autocargador para 100 toneladas de madeira».
FORMACIÓN
Y luego está la falta de formación de algunos de los desempleados que tocan a las puertas del sector. «Moita da xente que chama ves que veu de traballar noutras cousas, pero realmente non ten experiencia en manexo dun tipo de aperos que poden resultar perigosos», explican desde otra empresa de jardinería y desbroces de Santiago. Desde la Federación Empresarial de Aserradores y Rematantes de Madera de Galicia (antiestéticarmaga) organizan cursos para enseñar a manejar la motosierra a los profesionales del sector.
MARÍA CEDRONREDACCIÓN
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Enrique Castro, gerente de Forestal Santomé, posa en la foto superior junto a una podadora telescópica Jarraff.
Las empresas del sector acusan la falta de trabajadores rumanos que durante años cubrían huecos en el monte y tiran de la maquinaria para hacer las talas
12 oct 2021. Actualizado a las 05:00 h.
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El auge del sector forestal (en Galicia supone el 1,8% del PIB), impulsado por el fuerte incremento de la demanda de madera de calidad a nivel mundial, ha abierto todavía más la puerta al empleo en especialidades que ya antes de que la voracidad de China disparara los precios de esta materia prima era complicado cubrir. «No primeiro bum da construción, hai vinte anos, foi cando empezamos a notar a falta de persoal porque a xente que traballaba no monte marchara ás obras. Primeiro supliuse con cuadrillas de portugueses, despois chegaron os romaneses e xa máis tarde os peruanos», explican fuentes del sector. El problema es que la herida abierta entonces, en lugar de cerrarse, va en aumento.
En la comunidad, donde la silvicultura y la industria de la madera generan, según el IGE, unos 17.357 empleos, faltan manos cualificadas. Sobre todo para puestos como el manejo de motosierras o el uso de desbrozadoras para cortar la maleza. Y todo ello se agrava, como explican distintas fuentes del sector, «porque os de aquí non queren este tipo de postos. Veñen, pero en dous días marchan, porque realmente este é un traballo duro. E despois a traballadores como os romaneses, que comezaron a vir traballar no monte nos contixentes, alá polos anos noventa, empeza a non compensarlles vir pola diferencia de salario. Aquí poden gañar, polo que comentan, entre 10 e 15 euros máis por xornada, e por iso non deixan a familia. Quedan na casa porque Romanía está agora sacando moita madeira, ou van a Alemaña, que lles queda máis cerca».
Nadie quiere trabajar en el monte
ANA F. CUBA
Por ello, en un momento en el que las labores de silvicultura van a convertirse en esenciales para que el monte gallego produzca la madera certificada de calidad que demanda el mercado, las empresas del sector han empezado a mover ficha. Porque ha llegado un punto en el que ni los trabajadores extranjeros que tradicionalmente ocupaban esos puestos parecen alcanzar para cubrir la demanda de mano de obra. ¿Y qué han hecho? Recurrir a la maquinaria. La paradoja es que en un lugar como Galicia, donde hasta en el monte domina el minifundio, resulta que puede salir más caro talar un monte de menos de una hectárea con máquinas que a mano.
En Forestal Santomé, una compañía del concello de Oroso, dedicada a la tala, poda, desbroce, jardinería y mantenimiento de infraestructuras lineales, llevan ya desde el 2016 echando mano de trabajadores marroquíes para realizar labores de desbroce: «A semana que vén temos un curso de formación para cinco novos traballadores, todos son marroquíes», explica Enrique Castro, gerente de la compañía.
De hecho, añade que «o 30 % do persoal co que conta a empresa é orixinario dese país norteafricano, mentres que entre un 10 e un 15 % teñen máis de 45 anos. A xente de aquí ocúpase máis no manexo de máquinas e tractores, pero xa empeza a haber tamén problemas para atopar persoal cualificado».«A semana que vén temos un curso de formación para cinco novos traballadores, todos son marroquíes»
MÁS MÁQUINAS EN EL MONTE
Ante este escenario, para no verse con las manos atadas, lo que han hecho es recurrir a la tecnología. El problema es que las máquinas todavía no han logrado ganar totalmente la batalla a la complicada orografía gallega y hay fincas de pequeño tamaño o con una gran pendiente, en las que los trabajos solo pueden realizarse de forma manual.
Pero hay pequeñas partidas en las que parece que las máquinas comienzan a ganar terreno: «Para facer poda en altura mercamos en Francia un brazo telescópico feito por unha empresa norteamericana e iso evítanos ter que facelo de xeito manual nun 70 % dos casos», explica. Porque formar a una persona para que sea capaz de realizar esos trabajos de forma segura puede llevar de tres a cuatro años: «Ten que ter polo menos unha experiencia de dous anos podando a rente do chan e despois ten que ter destreza para poder facelo en altura», apunta el gerente de esta compañía.
Las labores de tala son puestos que ya desde hace años concentraban bastante personal de Portugal, Rumanía o Perú, trabajadores muy apreciados por las empresas de Galicia. Benjamín Villapol, del grupo Maderas Villapol, en el concello lucense de Trabada, explica que ahora «o que falta, sobre todo, é persoal que manexe a motoserra. Nós temos traballadores portugueses e peruanos, pero cada vez son máis complicados de atopar, sobre todo portugueses. O que está facendo a industria é tratar de automatizar as talas metendo maquinaria porque co que subiron os salarios desta xente nos últimos catro anos, acáballes compensando porque pronto amortizan a máquina», dice. Las estimaciones realizadas en el sector hablan de un incremento del salario de en torno al 40 % en ese período.
Una retroaraña es usada para trabajar en zonas con mucha pendiente.
El problema llega cuando las parcelas en las que hay que realizar las cortas son muy pequeñas: «Levar unha máquina para cortar media hectárea ten un custe [mover una procesadora puede suponer unos 80 euros la hora] e nun terreo tan pequeno pode supor máis que facelo a man. Non rexeitas traballos, o que pasa é que moitas veces o propietario di que non lle compensa polo custe que lle supón. O que lle aconsellamos é que agarde a que corten os veciños para entrar en tódolos predios á vez para que o prezo sexa mellor», explica. E incluso cree que «dentro de pouco os custes de levar a maquinaria ata fincas de menos de unha hectárea van ser máis elevados, rebaixando a marxe que lle deixa a madeira ao propietario. Non é o mesmo levar uns operarios nunha carroceta que mover unha procesadora e un autocargador para 100 toneladas de madeira».
FORMACIÓN
Y luego está la falta de formación de algunos de los desempleados que tocan a las puertas del sector. «Moita da xente que chama ves que veu de traballar noutras cousas, pero realmente non ten experiencia en manexo dun tipo de aperos que poden resultar perigosos», explican desde otra empresa de jardinería y desbroces de Santiago. Desde la Federación Empresarial de Aserradores y Rematantes de Madera de Galicia (antiestéticarmaga) organizan cursos para enseñar a manejar la motosierra a los profesionales del sector.