Falsa bandera, falsos amigos y familiares falsos

Kirot

Madmaxista
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“Houston, we have a problem”

False-Flags, False Friends And False Family
Hacía un día soleado, no me acuerdo si de mañana o de tarde. Ni me acuerdo de cuántas personas estaban abordo ni exactamente quienes eran, no importa. Media docena por lo menos porque mi velero medía 9 metros de eslora y costaba navegar debido a que siempre alguien estorbaba en el timón. Navegamos hacia el sur en el “Intracoastal Waterway” a unas 30 millas al norte de Cabo Kennedy, o Cabo Cañaveral como se le llamaba antes de instalarse la base de la NASA.

El tras*bordador espacial “Challenger” acababa de despegar. Otro lanzamiento más entre las docenas que había visto a lo largo de los años, allí donde me crié en medio de la “Carrera Espacial”. En los años 60 y 70 eran los Saturn V de las misiones Apollo y luego dejaron paso a los “Shuttle” reutilizables. El Challenger ascendía como siempre, dejando detrás de si la habitual estela de humo. Todos abordo de mi velero éramos familiares de trabajadores de la NASA concretamente de la generación Apollo y todos estábamos acostumbrados a los lanzamientos.

El Challenger cobraba altura durante unos treinta segundos y de repente lo vimos explotar, provocando una gran nube de humo blanco mientras los dos motores “Booster” siguieron cada uno trayectos distintos fuera de control. Todos permanecimos atónitos viendo la catástrofe en el cielo, como españoles en un bar viendo el televisor.

Nadie dijo ni mú hasta que yo, grité, “Ha explotado. Ha fallado. Están todos muertos”. Mis invitados me respondieron, casi enfadados conmigo, “Pero, ¿qué dices hombre? Estás loco. Venga ya, ¿Qué quieres decir, ha explotado? ¿Cómo va a explotar?…”

Seguí haciendo hincapié en defender la verdad que TODOS juntos estábamos observando. ¿Qué quieres decir? ¡Pues míralo! ¡lo estáis viendo! La nube de humo es, o era, el Challenger y ahí van los dos motores Booster sin la nave. Vamos, esto no es la primera vez que vemos un lanzamiento. Que no son así, jorobar. Lo siento mucho pero, ¿Qué quieres que te diga? ¡Houston we have a problem! Ya te digo.

Y todos, “ya, ya, ya”

Siempre poníamos el “Mission Control” en la radio para escuchar la cuenta atrás.

“Pues pon la radio”, dije. “Ya lo dirán”.

Todd Blake, de él sí me acuerdo, me contestó, “Pues la radio está puesta. Pero no dicen nada.”

Efectivamente, “Mission Control” callado. La radio en silencio total. Salvo aquel habitual “bip” intermitente cada cierto tiempo.

“¿Pero qué van a decir? ya te dije, ¡Houston we have a fucking problem! Menuda tontería. Tenéis que escucharlo en la radio para poder creer lo que estáis viendo. Pues los siete astronautas que iban abordo te aseguro que sí se lo creen y eso sin escucharlo en la fruta radio y nunca lo van a oír tampoco.”

Mission Control tardó medio minuto, parecía mucho más, en volver a emitir información. No me acuerdo cómo anunciaron la noticia. Lo que sí me acuerdo es que evitaron palabras claras como “ha explotado”. También me acuerdo de las caras de mis amigos escuchándolo. Y sus patéticos comentarios, ya con el comunicado de los hechos avalados por Mission Control, como “¡jorobar! No me lo puedo creer. Es verdad. ¡Oh my God!”

Yo pensaba, “Ahora dicen Dios mío, pues ya es tarde, me acuerdo de ellos.” Toda la emoción de ver hacerse pedazos el tras*bordador tuve que sentirla a solas, sin ningún consuelo por parte de mis amigos, que negaban el suceso que se había producido frente a sus narices.

Una vez mi Padre, uno de los científicos e ingenieros “Top” de la NASA, me dijo, pero dudo que sea cierto, que la razón por la que EE.UU. tiró la segunda bomba atómica sobre Nagasaki fue porque Tokio no creía todavía lo que había pasado en Hiroshima.

Ese día, cuando perdimos el Challenger, también perdí mí inocencia. En ese momento vi, como Mission Control controlaba mucho más que la “mission”. ¿Qué hubiera pasado si hubieran dicho que no pasaba nada, que la nave entró en órbita con éxito, salvo un pequeño malfuncionamiento que a algunas personas ha parecido otra cosa? Sin duda aún seguiría discutiendo con mis amigos de la veracidad de los hechos. Hubiera insistido en que lo que vimos es lo que vimos diga lo que diga Mission Control. No me hubiera rendido y todos mis puñeteros amigos se habrían burlado de mí todo el camino de vuelta al puerto como un auténtico motín de orates.

Pocas semanas después me fui en mi velero, en solitario, al Caribe. Todavía no he vuelto. Tampoco echo de menos a nadie.

Unos veinte años después, hacía un día soleado en Nueva York, por la mañana. Y yo me encontraba en Zafra, (Badajoz), España. Estuvimos en el bar de siempre charlando de lo de siempre cuando el cocinero, que tenía costumbre de escuchar la radio mientras trabajaba, sacó la cabeza por la ventanilla por donde pasa al camarero los platos de comida, avisando de que un avión acababa de chocar en una de las Torres Gemelas. En un primer momento nadie pensó demasiado en el suceso hasta que más tarde el cocinero volvió a sacar la cabeza, “Ha chocado un segundo avión”.

El bar Tertulia creo que es el único que no tiene televisor en toda Zafra, si no en toda España. Por eso lo frecuentaba. Como no había televisor en la tertulia toda la pandilla corrimos a otro bar que sí tenía televisor para ver lo que claramente era un atentado terrorista. O por lo menos eso parecía.

Más tarde una de las torres se desplomó por completo convirtiéndose en una nube de polvo que cubrió toda Manhattan. Poco después, la otra torre igual. Otro derrumbe, simétrico, rápido, completo. Nadie, ni yo, sospechábamos que estábamos viendo demoliciones controladas producidas con explosivos. Pero eso es lo que estábamos observando, demoliciones controladas. Diga lo que diga Mission Control.

A las imágenes del supuesto avión que se había empotrado en el Pentágono en Washington, le faltaba lo más importante, es decir, el avión. ¿Dónde estaba el avión? Según Mission Control, había impactado con tanta velocidad y fuerza que se vaporizó por completo. En las imágenes del supuesto avión que se estrelló en un campo de Pennsylvania tampoco se veía el más mínimo rastro de avión. Y nuevamente dijeron lo mismo, se evaporizó. Ocho horas después sucedió lo más significativo del día pero que casi nadie en España se enteró. La demolición controlada de una tercera torre de 47 pisos, el WTC 7. Fue lo más significativo porque ningún avión había impactado en ella ni el edificio sufrió ningún daño estructural. Sin embargo, se vino a bajo, a la velocidad de caída libre, en 7 segundos, simétricamente, en una clásica demolición controlada, otra vez inundando Manhattan con otra nube piroclástica. Y lo más alucinante es que en tres cadenas, la BBC, la CNN y la FOX, avisaron que el WTC7 se había desplomado 20 minutos antes de que desplomara. Solamente este hecho es evidencia de sobra de que existía conocimiento previo a los acontecimientos, pero ninguno de aquellos “periodistas” han sido imputados por ningún “juez”. En los televisores el 11 de Septiembre de 2001, no hubo ningún momento de silencio como sucedió con el Challenger en la radio de Mission Control. Y en el caso del WTC7, no vacilaron durante medio minuto en sacar la evidente noticia, sino, ¡la adelantaron veinte minutos!.

Casi diez años han pasado desde el más famoso autoatentado de bandera falsa de la Historia. La historia que básicamente se trata de eso, de banderas falsas. Las pruebas irrefutables que desmienten completamente la versión oficial sobre el 11$ son más que suficientes para ver que en realidad fue un autoatentado. Sobran evidencias para ver claramente la tiranía de los más grandes criminales de la Humanidad y de todos sus repetidores de Mission Control que nos controlan y que gratuitamente siguen justificando su Guerra Contra el Terror que es una guerra contra la Tierra.

En lugar de revelar la verdad, las ONG (Organizaciones Neo-Gubernamentales) se dedican a encubrir con mentiras la realidad, entreteniendonos con imágenes “PhotoShop” de osos polares en cachitos de hielo a la deriva.

Hoy, Mission Control se trata de un sin fin de macho cabríoes y iluso que encubren a los damnificadores supuestamente ayudando a sus víctimas damnificados. macho cabríoes porque nada más joroban. Y iluso porque se joroban a ellos mismos.

Hoy no estoy viviendo el “Sueño Americano” en un barco de vela sino vivo a bordo de una casa en tierra firme, en Extremadura. Y sigo sufriendo el mismo motín de burla de “amigos” iguales de patéticos, pero aun más macho cabríoes y iluso. Y gracias a toda esta ralea de buen rollito, casi todos funcionarios del e$tado e$pañol, en mi casa, como en el resto del mundo, nunca hay paz. Lamento mucho la discordia que experimentan mis hijos pero jamás permitiré que sean mis hijos como mis amigos. Mis hijos creerán lo que vean no lo que les diga Mission Control.

La “Crisis” es otra bandera falsa. Otra demolición controlada como las Torres Gemelas. Pero en la casa donde vivo yo la crisis es real. A mis hijos no les traumatizan los puñeteros osos polares photoshopeados sino la realidad incómoda de que a su Padre todos le tachan de loco. Pero eso no importa. Porque los demás hijos del pueblo “cuerdo” están iguales de traumatizados pero por mentiras en lugar de verdades.

Todo ha cambiado desde que perdí la inocencia el día del Challenger. Todo menos mis amigos. Ha madurado mucho la inocencia de toda mi familia de siete hermanos, patrióticos, católicos, digamos una casa NASA estrella de entonces. Hoy, hasta mi padre admite lo que realmente fue el 11$.

No me había imaginado, cuando vine a Extremadura a criar una familia, que significaba volver a la Edad Media. Aquí para poder hablar, charlar, conversar, sobre algo REAL, hace falta hacerlo por larga distancia por Internet o teléfono. Aquí o hay religiosos o ateos aun más religiosos. No sé cuándo, por el “bien de mis hijos” llegarán a la puerta los SAMUR psicólogos para quitarme de en medio de este cuento de hadas en este bastión del reinado de Juan Carlitos.

Y no he parado. He estado gritando, escribiendo como ahora, publicando y repartiendo panfletos. Y no estoy solo de todo. Lo hago en equipo con los otros cuatro gatos éticos de este puñetero país de borregos. Y no solamente desenmascarando la versión oficial del 11$, sino las del 11M, 7J, la Gripe A y las banderillas, el SIDA, los “Chemtrails”, el “Calentamiento Global”, “la Crisis” y demás banderas falsas de Mission Control.

En el caso de la Gripe A, por ejemplo, hemos efectuado la revelación del escándalo sanitario más grande de la historia y ningún amigo o enemigo que tengo en este pueblo es suficientemente grande como para darme la enhorabuena o incluso las gracias por haber evitado que banderillasen a sus hijos con una banderilla que no era la cura, sino la enfermedad. Y en lugar de la tan maja Ministra de Sanidad el malo de la película sigo siendo yo.

Lo que he aprendido sobretodo es que soy un soldado entrenado en la guerra y los soldados enemigos son mis amigos. He descubierto que el Mission Control que más controla no es el de la NASA sino el del mejor amigo que tengas. Debido a tanta hipocresía, superficialidad y artificialidad el individuo español se controla con sólo el temor de perder a sus amigos o no llegar a ser un funcionario del e$tado. Por eso la juventud española se derrocha, estudiando textos o censurados o anticuados y viviendo en casa de sus padres hasta los 30 años de edad.

Aquí lo que cuenta no es el conocimiento sino el título. Si España padece una esa época en el 2020 de la que yo le hablo no es la Gripe A sino la “titulitis”. No hay tiempo para el arte porque los artistas tienen que doctorarse en Bellas Artes. Y eso a coste de los demás que no pueden llegar al fin de mes. Aquí no se controla, sino uno mismo se autocontrola para no quedarse fuera del rebaño. No importan las ideologías. España debe ser el país más politizado de Europa, o de Occidente, si no del planeta. ¿Qué más da? Hasta los ateo$ creen en las versiones oficiales como Dio$ manda.

Dejé la escuela en contra de la ley, a los 15 años, para dar la vuelta a América del Norte haciendo autostop. Con unos veinte años navegaba en solitario por el Caribe en un velero que prácticamente hice yo mismo. He viajado por todo el mundo y conozco gran parte de España. Mucho más que la mayor parte de los españoles. Tengo doble nacionalidad pero jamás me consideré ciudadano de ninguno de los dos complejos industriales militares.

No he conocido, visto u oído hablar nunca de ni un solo político español, incluso a nivel municipal, que no tuviera nombres y apellidos hispanos. Nunca he visto a un neցro en este país con un trabajo que no fuese o “topmanta” o como esclavo temporal de la burbuja inmobiliaria.

Durante los más de veinte años que llevo viviendo en España he contribuido con muchas ideas y las he comunicádo personalmente a figuras influyentes en Zafra y en Madrid. Mis contribuciones intelectuales en varias instancias han sido efectuadas en ambas ciudades pero se han olvidado de mí y han expropiando mis ideas. He aquí otra clave del Mission Control de España. Debido a que los “locos y conspiranoicos” llevamos años diciendo a todo mundo que la realidad supera la ficción, los portavoces acomodados del “sistema de alternativas y oposición” no pueden admitir que tenemos razón porque quedarían ellos en ridículo ya que no hay manera en este caso de robarnos nuestras ideas. Para que veáis, en el fondo, son mucho más macho cabríoes que iluso.

Aquí lo único que importa son las formas y si no me dejo dar por el ojo ciego me llaman machista. Como soy nativo de Misisipi siempre me relacionan con los Kukuxklan.
Sin embargo me crié con amigos neցros, iguales de macho cabríoes y iluso que los blancos. Tuve maestros de escuela neցros, he sido detenido por policía neցros, me ha arreglado la boca un dentista neցro, y hoy pues mira EE.UU. tiene un presidente neցro (aunque sea como una galleta OREO, es decir, neցro por fuera y blanco por dentro). De todas maneras no soy neցro pero sí anglosajón y por eso siempre seré sencillamente un guiri aquí en España, en este país todavía “diferente”.

Ya no valen para nada los email, forum, chat y DVD de regalo con sonrisas para desconocidos. Lo que tenéis que hacer, ni más ni menos, es mandar a tomar por ojo ciego a tus puñeteros amigos y familia. Si te quieren te comprenderán. Si no te comprenden es que no te quieren. No se puede servir a dos amos y la verdad nos hará libres, leí en algún libro. O sirves a la verdad y la ética o a la mentira y el gamberrismo. Si no puedes exigir la verdad a tus amigos, ¿cómo vas a exigirla al “gobierno”?

En fin, aquí estamos en la España del siglo XXI, esperando, como el día del Challenger, a que Mission Control saque la noticia, por ejemplo, de que el 11S fue un 11$. En aquel entonces, los amos de nuestras conciencias tardaron treinta segundos en reconocer los hechos como tal. Pero, queridos amigos, la verdad sobre el 11$ no lo vais a escuchar decir en la radio ni en 30 años. Así que, antes de que sea demasiado tarde para resistir la tiranía del Nuevo Orden Mundial, dejaos de escuchar la radio y de ser tan macho cabríoes y iluso.

Greg Grisham
El ÖjÖ


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