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Será en Octubre
Fallece Jesús Alonso, el empresario que de la nada forjó el imperio Jealsa
MONCHO ARESRIBEIRA / LA VOZ
VÍTOR MEJUTO
El boirense preparó en vida con sus cinco hijos el proceso de sucesión
28 may 2022. Actualizado a las 05:00 h.
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Casi hasta el último instante que su enfermedad se lo permitió, Jesús Alonso Fernández (Boiro, 1929) no dejó de observar a su pueblo como un padre feliz que ve cómo su hijo crece y madura adecuadamente, porque el empresario de Boiro, mentor y propietario de Jealsa, la primera conservera de España en facturación, falleció este viernes después de que su estado se agravara en los últimos días. Pero cada tarde que el tiempo se lo permitía, salía a la terraza de su vivienda, acompañado por su esposa, Pura Escurís, y su mirada se repartía entre la fábrica textil, Jealfer, que fue el origen de su imperio multinacional, y la expansión urbana y verde de la villa a la que nunca renunció y en la que descansarán sus restos mortales.
Jesús Alonso falleció tranquilo porque en plenas facultades vitales fue preparando el futuro de la corporación empresarial que deja en manos de sus cinco hijos: Purificación, Jesús Manuel, Juan Luis, Javier y Miguel, y que se estructura en cinco compañías: el buque insignia Jealsa, que agrupa las conservas de pescado Escurís, Rianxeira, MareAperto o Robinson Crusoe, y otras marcas de distribuidor, con una facturación de más de 700 millones de euros; Jealfer, dedicada a la moda con las marcas Pertegaz, Jorge Vázquez y Viriato; la inmobiliaria Alessa; y las energéticas Beltaine y Seanergy; con centros de producción en Galicia, Chile, Guatemala y Brasil.
La dimensión del imperio Jealsa se multiplica al cuantificar empresas en las que participa, como el potente grupo atunero Albacora, del que fue cofundador; la empresa frigorífica Fripusa, dedicada especialmente al almacenamiento de túnidos, y otras.
Responsabilidad
Jesús Alonso reconocía habitualmente la responsabilidad que suponía para él y su familia haber creado un emporio empresarial que daba empleo directo a unas cuatro mil personas, tres mil de ellas en factorías de la comarca de Barbanza, y esa responsabilidad se extendía a todas las firmas que dan servicio a las de la corporación. Él, que había empezado su trayectoria empresarial de la nada, como artesano en la confección de prendas infantiles, sabía más que nadie de las dificultades de llevar adelante una actividad y una vida, de salvar obstáculos, porque él mismo se vio ante al abismo en varias ocasiones desde que en 1958 empezara con la fabricación de conservas de pescado.
Le gustaba recordar cómo, en sus primeros años de conservero, se arremangaba junto a sus empleados para procesar la sardina o los mejillones para enlatar, porque, contaba, las especies eran de temporada y llegaban en grandes cantidades en determinados períodos en los que no había horas ni manos suficientes. Pero eso solo fue una anécdota comparado con las pruebas que le depararía el futuro, como las repercusiones de la crisis con Libia de los ochenta, que provocó impagos que hicieron tambalear la empresa; el incendio que en el 2002 casi frustra la expansión de Jealsa en Sudamérica, al reducir a cenizas la nueva fábrica de Guatemala un día antes de la inauguración; y más reciente, pero también más peligroso, el fuego que devoró parte de la fábrica matriz de O Bodión (Boiro) hace un año, que pudo ser un golpe mortal para la corporación.
Pero Jesús Alonso supo tras*mitir a sus hijos y a sus equipos que nunca hay que rendirse, y de todos los golpes resurgió cual ave fénix, convirtiéndolos en fortalezas asentadas en sus tres pilares vitales: su familia, sus empresas y su pueblo. Precisamente su querencia por este último le llevó a presentarse a las elecciones municipales y gobernar con mayoría absoluta dos mandatos.
VÍTOR MEJUTO
El boirense preparó en vida con sus cinco hijos el proceso de sucesión
28 may 2022. Actualizado a las 05:00 h.
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Casi hasta el último instante que su enfermedad se lo permitió, Jesús Alonso Fernández (Boiro, 1929) no dejó de observar a su pueblo como un padre feliz que ve cómo su hijo crece y madura adecuadamente, porque el empresario de Boiro, mentor y propietario de Jealsa, la primera conservera de España en facturación, falleció este viernes después de que su estado se agravara en los últimos días. Pero cada tarde que el tiempo se lo permitía, salía a la terraza de su vivienda, acompañado por su esposa, Pura Escurís, y su mirada se repartía entre la fábrica textil, Jealfer, que fue el origen de su imperio multinacional, y la expansión urbana y verde de la villa a la que nunca renunció y en la que descansarán sus restos mortales.
Jesús Alonso falleció tranquilo porque en plenas facultades vitales fue preparando el futuro de la corporación empresarial que deja en manos de sus cinco hijos: Purificación, Jesús Manuel, Juan Luis, Javier y Miguel, y que se estructura en cinco compañías: el buque insignia Jealsa, que agrupa las conservas de pescado Escurís, Rianxeira, MareAperto o Robinson Crusoe, y otras marcas de distribuidor, con una facturación de más de 700 millones de euros; Jealfer, dedicada a la moda con las marcas Pertegaz, Jorge Vázquez y Viriato; la inmobiliaria Alessa; y las energéticas Beltaine y Seanergy; con centros de producción en Galicia, Chile, Guatemala y Brasil.
La dimensión del imperio Jealsa se multiplica al cuantificar empresas en las que participa, como el potente grupo atunero Albacora, del que fue cofundador; la empresa frigorífica Fripusa, dedicada especialmente al almacenamiento de túnidos, y otras.
Responsabilidad
Jesús Alonso reconocía habitualmente la responsabilidad que suponía para él y su familia haber creado un emporio empresarial que daba empleo directo a unas cuatro mil personas, tres mil de ellas en factorías de la comarca de Barbanza, y esa responsabilidad se extendía a todas las firmas que dan servicio a las de la corporación. Él, que había empezado su trayectoria empresarial de la nada, como artesano en la confección de prendas infantiles, sabía más que nadie de las dificultades de llevar adelante una actividad y una vida, de salvar obstáculos, porque él mismo se vio ante al abismo en varias ocasiones desde que en 1958 empezara con la fabricación de conservas de pescado.
Le gustaba recordar cómo, en sus primeros años de conservero, se arremangaba junto a sus empleados para procesar la sardina o los mejillones para enlatar, porque, contaba, las especies eran de temporada y llegaban en grandes cantidades en determinados períodos en los que no había horas ni manos suficientes. Pero eso solo fue una anécdota comparado con las pruebas que le depararía el futuro, como las repercusiones de la crisis con Libia de los ochenta, que provocó impagos que hicieron tambalear la empresa; el incendio que en el 2002 casi frustra la expansión de Jealsa en Sudamérica, al reducir a cenizas la nueva fábrica de Guatemala un día antes de la inauguración; y más reciente, pero también más peligroso, el fuego que devoró parte de la fábrica matriz de O Bodión (Boiro) hace un año, que pudo ser un golpe mortal para la corporación.
Pero Jesús Alonso supo tras*mitir a sus hijos y a sus equipos que nunca hay que rendirse, y de todos los golpes resurgió cual ave fénix, convirtiéndolos en fortalezas asentadas en sus tres pilares vitales: su familia, sus empresas y su pueblo. Precisamente su querencia por este último le llevó a presentarse a las elecciones municipales y gobernar con mayoría absoluta dos mandatos.