Fallece el legendario inversor, matemático y filántropo Jim Simmons, a la edad de 86 años. RESPECT BITCHES.

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Con gran tristeza, la Fundación Simons anuncia el fallecimiento de su cofundador y presidente emérito, James Harris Simons, el 10 de mayo de 2024, a la edad de 86 años, en la ciudad de Nueva York.

Jim (como prefería que lo llamaran) era un matemático galardonado, una leyenda de la inversión cuantitativa y un filántropo inspirado y generoso.

Junto con su esposa, la presidenta de la Fundación Simons, Marilyn Simons, donó miles de millones de dólares a cientos de causas filantrópicas, en particular aquellas que apoyan la investigación y la educación en matemáticas y ciencias. En 1994, establecieron la Fundación Simons, que apoya a científicos y organizaciones de todo el mundo en el avance de las fronteras de la investigación en matemáticas y ciencias básicas.

Jim participó activamente en el trabajo de la Fundación Simons hasta el final de su vida, y su curiosidad y pasión de toda la vida por las matemáticas y las ciencias básicas fueron una inspiración para quienes lo rodeaban. Estaba decidido a marcar una diferencia significativa en el nivel de apoyo que recibían las matemáticas y las ciencias básicas en los Estados Unidos, en particular patrocinando proyectos que eran importantes pero que era poco probable que encontraran financiación en otros lugares.

A lo largo de sus 30 años de historia, el trabajo de la Fundación Simons ha generado avances en nuestra comprensión del autismo, los orígenes del universo, la biología celular y la ciencia computacional. Las donaciones de Jim y Marilyn continúan apoyando a la próxima generación de matemáticos y científicos en escuelas y universidades de la ciudad de Nueva York y de todo el mundo.

Jim decía frecuentemente que pasó por tres fases en su vida profesional: matemático, inversor y filántropo. Anteriormente presidió el departamento de matemáticas de la Universidad Stony Brook de Nueva York, y sus avances matemáticos durante ese tiempo son ahora fundamentales para campos como la teoría de cuerdas, la topología y la física de la materia condensada.

En 1978, Jim fundó lo que se convertiría en Renaissance Technologies, un hedge fund que fue pionero en el trading cuantitativo y se convirtió en una de las firmas de inversión más rentables de la historia. Luego centró su atención en marcar una diferencia en el mundo a través de la Fundación Simons, la Fundación Simons Internacional, Math for America y otros esfuerzos filantrópicos.

'Jim fue un líder excepcional que realizó un trabajo tras*formador en matemáticas y desarrolló una empresa de inversión líder en el mundo', dice el presidente de la Fundación Simons, David Spergel. “Junto con Marilyn Simons, actual presidenta de la junta directiva de la Fundación Simons, Jim creó una organización que ya ha tenido un enorme impacto en las matemáticas, las ciencias básicas y nuestra comprensión del autismo. La Fundación Simons, una fundación a perpetuidad, llevará su visión de la filantropía al futuro”.

A Jim Simons le sobreviven su esposa, tres hijos, cinco nietos, un bisnieto e innumerables colegas, amigos y familiares que recuerdan con cariño su genuina curiosidad y su rápido ingenio.

Sabemos que muchas personas tienen historias, mensajes y recuerdos que les gustaría compartir sobre Jim. Envíelos a observar@simonsfoundation.org.

La información sobre los servicios conmemorativos y otros eventos en honor a la vida y el legado de Jim se publicará en el sitio web de la Fundación Simons.




Año 1978. A sus 40 años, Jim Simons, un director del departamento de matemáticas de una prestigiosa universidad, casado por segunda vez y padre estadounidense de tres hijos, se animó a invertir en bolsa y se convirtió en millonario.

Todo comenzó en una pequeña oficina en Long Island, un local humilde, junto a una pizzería y una boutique de ropa. Solo tenía una computadora y una línea de teléfono para su pequeña empresa por ese entonces que llamó Monemetrics. Luego, Simons se ganó el mote del mejor inversor de la historia.


Hijo único de una familia judía americana, a Jim Simons los números le fascinaron desde que era un niño. Su padre trabajaba como ejecutivo de una fábrica de zapatos en Boston y pudo facilitar que su hijo acabara estudiando matemáticas en el MIT. En apenas tres años, Simons se doctoró en Berkeley y, con 26, fichó por la Agencia de Seguridad Nacional. Su trabajo consistía en desencriptar las comunicaciones rusas en plena Guerra Fría.

Pero poco después regresó a la vida académica y, tras dar clases en Harvard y en el MIT, se convirtió en el director del departamento de matemáticas de la Universidad Stony Brook. En 1974, con solo 36 años, firmó la famosa teoría de Chern-Simons, un sofisticado modelo cuántico que más tarde se incorporó a la teoría de cuerdas y que le valió el premio más prestigioso en el campo de la geometría. Al principio, Simons compaginó su trabajo en la universidad con su nueva faceta de inversor bursátil, pero pronto se dio cuenta de que tenía que elegir. Y eligió por lo segundo, eligió bien.

Por aquel entonces, todavía se creía que los altibajos del mercado eran fundamentalmente aleatorios y por eso los brókeres se limitaban a leer la prensa económica y a buscar información de las compañías mientras trataban de hablar con algún insider y confiaban especialmente en su propia intuición.


Al principio, Simons, que sobre todo invertía en el mercado de divisas, aplicó el mismo método arcaico y visceral. Pero la aleatoriedad de los movimientos bursátiles lo frustraba y empezó a obsesionarse por encontrar un patrón, una estructura profunda, una forma de predecir el siguiente movimiento. Al fin y al cabo seguía siendo un matemático brillante y buscaba la certeza (y la belleza) de las ciencias exactas.

Convenció a Leonard Baum -especialista en realizar predicciones en escenarios caóticos- para que se convirtiera en su primer socio e intentaron implantar un modelo cuantitativo basado en sus modelos matemáticos. En 1982 fundaron Renaissance Technologies. Pero no daban con la fórmula y un par de malas rachas consecutivas hicieron que Baum saliera por la puerta de atrás y que Simons pensara en dejarlo. Pero antes quiso intentarlo una vez más.

Contrató a un pequeño ejército de físicos, matemáticos, programadores, criptógrafos y lingüistas computacionales. Entre ellos estaba James Ax, otro matemático brillante al que Simons conocía de Stony Brook. Ninguno de ellos tenía experiencia en Wall Street. Algunos incluso coqueteaban con el ideario anticapitalista. El objetivo era desarrollar sofisticadas fórmulas matemáticas (los ahora omnipotentes y omnipresentes algoritmos) capaces de predecir las fluctuaciones del mercado y construir modelos de inversión que funcionaran solos. "No quiero tener que preocuparme del mercado cada minuto. Quiero que estos modelos hagan dinero mientras yo estoy durmiendo", dijo más de una vez.

Pero para eso primero necesitaban datos. Grandes cantidades de datos. Simons los buscó en los registros históricos del Banco Mundial o de la Reserva Federal, y remontándose hasta el año 1700. Así empezaron a aplicar el análisis cuantitativo con el que siempre había soñado. "El ordenador tiene sus opiniones y nosotros las seguimos servilmente", contó en una ocasión. Según Zuckerman -el autor del libro sobre Simons-, el secreto del matemático y sus socios fue aislar una única variable en todas sus operaciones: la emoción. Es decir, el factor humano. "Durante mucho tiempo, décadas enteras, tuvieron mejores datos y más limpios que nadie. Y esa era una gran ventaja. Prestaban atención a la importancia del big data mucho antes de que Mark Zuckerberg terminara la escuela primaria".

Con el tiempo, y después de refinar al máximo sus algoritmos, Renaissance consiguió demostrar la hipótesis de su fundador: la estructura oculta estaba ahí. Y era una auténtica máquina de hacer dinero. Su método estaba a punto de revolucionar las finanzas modernas. En la actualidad, los inversores cuantitativos son mayoría y controlan más del 30 por ciento de las operaciones bursátiles en todo el mundo, aunque nadie es capaz de hacerlo con la capacidad y la destreza de Renaissance. Según el diario New York Post, el fondo bursátil maneja 130.000 millones de dólares en su impresionante cartera de inversiones.


En 1988, Simons creó Medallion, un fondo aún más exclusivo y lucrativo que el primero. Basándose en el trabajo de Baum y gracias a las contribuciones de Ax y del profesor emérito de Berkeley Jim Berlekamp, dieron con la fórmula mágica. Una fórmula, eso sí, tan secreta o más que la de la Coca-Cola. Y no es para menos. Desde 1998, los resultados de Medallion son incontestables: con ganancias del 66 por ciento anual (y del 39 por ciento después de gastos), es el fondo de inversión con los mejores registros de la historia. Sin embargo, Medallion no acepta clientes. En él solo pueden invertir empleados o exempleados de Renaissance.

Pero nadie gana tanto dinero sin pisar un par de charcos o de protagonizar algún escándalo. Y Simons no es una excepción. Desde 2015, la Hacienda norteamericana está enredada en un contencioso con Renaissance por una maniobra contable que les habría ahorrado 6800 millones de dólares en impuestos a lo largo de una década. Y medios como The Guardian han acusado a Simons de gestionar un trust valorado en 8000 millones de dólares en Bermuda, un conocido paraíso fiscal. Su vida privada también ha estado teñida de momentos trágicos. En 1996, su hijo Paul falleció en un accidente de tráfico cuando montaba en bici. Tenía 34 años. En 2003, su hijo pequeño, Nicholas, murió ahogado mientras nadaba en Indonesia. Cada uno de ellos tiene una fundación benéfica a su nombre.

Simons se retiró en 2010 a los 72 años y con un patrimonio estimado en más de 20.000 millones de dólares.
Aunque conserva la presidencia no ejecutiva del fondo de inversión que creó, está volcado en su faceta filantrópica. Hace una década que él y su mujer, la doctora en Economía Marilyn Hawrys Simons, se sumaron al Giving Pledge, la iniciativa filantrópica liderada por Warren Buffett y Bill Gates, por la que los multimillonarios norteamericanos se comprometen a donar la mayor parte de su fortuna.

A través de la Simons Foundation, la pareja financia proyectos de investigación relacionados con el autismo (trastorno que padecía su hijo, Paul); organizaciones como Math for America, que apoya la contratación de profesores de matemáticas en las escuelas públicas; o el Flatiron Institute, un centro de investigación dedicado a disciplinas como la física cuántica o la astrofísica.

Por eso, Simons tiene un asteroide a su nombre (el 6618 Jimsimons), cortesía de la Unión Astronómica Internacional. Y mientras él se dedica a esos menesteres (pero también a disfrutar de Arquímedes, un impresionante yate valorado en 100 millones de dólares), su fórmula sigue ganando dinero. Tal y como él quería. Incluso durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, cuando la incertidumbre arrasaba con todo en las Bolsas de medio mundo, Medallion registraba ganancias espectaculares. Esa también es la belleza de las matemáticas.
 
rip, el más grande de la inversión porque supo descifrar el comportamiento humano en algoritmos como si un holograma fuese.
un hombre que hizo algo grande por la educación
 
En efecto, este ha sido el más rentable de la Historia, y era trader, no inversor.

Ahora voy a decir lo que no dice el juntaletras que se deshace en elogios en esas esquelas:

1. Era mucho menos famoso en España que los típicos Warren Buffett y cía. porque en España hay una gran incultura económica y financiera (promocionada por el régimen y abrazada/votada por la población), por lo que en España cuando se piensa en ganar dinero lo primero en lo que siempre se ha pensado ha sido en la inversión inmobiliaria, y luego ya extender el concepto de invertir a la bolsa , se llega a invertir en bolsa a largo plazo. Por eso los famosos en España son gente dedicada a la inversión, sea "en valor" o dividendos, como Warren Buffett, Gregorio Hernández Jiménez, Francisco García Paramés. Cuando se trata de trading, análisis técnico, algoritmos automáticos, y no digamos estrategias con derivados como opciones o spreads, el desconocimiento y desinterés hispano es tremendo. Por eso el súperfamoso del que todo el mundo habla, escribe y hace vídeos hasta el aburrimiento en España es Warren Buffett pero no Jim Simmons.

2. Como otros grandes de la Historia de las finanzas, se aprovechó de siderales revalorizaciones gracias a que los mercados no estaban maduros en Occidente, y crecían y crecían, cosa que no sucede en la actualidad salvo nichos muy concretos dependiendo de la época (criptomonedas hace unos años, I.A. ahora, etc.).

3. Al ser un pionero, se adelantó a otros y eso le permitió conseguir fabulosas revalorizaciones. Hoy en día hay mucha más competencia, con mucha gente haciendo lo mismo, tanto en trading.o como en inversión, por lo que no es posible que un grupo de 5-7 individuos se hagan multimillonarios destacando claramente por encima del resto y haciéndose súperfamosos.

4. Era judío, y recibió el apoyo de su secta facilitándole la vida, como se ve en los apellidos que se mencionan en los textos. Los gentiles en cambio, recibimos zancadillas incluso de los "nuestros".
 
Última edición:
Era alubio*, no tiene merito ninguno dado su raza, se les da bien la especulacion.

Cuando lo hace un no alubio* si es mas meritorio.
 
rip, el más grande de la inversión porque supo descifrar el comportamiento humano en algoritmos como si un holograma fuese.
un hombre que hizo algo grande por la educación

Miles de millones invertidos en educación y en promover la excelencia del profesorado de matemáticas. Muchas donaciones.
Un hombre con poca gracia que perdió a un hijo en un accidente (en su honor creó una reserva natural cerca de donde daba clases en Long Island), otro se ahogó (creó una institución para mejorar la Sanidad en Nepal a la que su hijo dedicó años de sus vida) y otra hija con autismo en donde dedicó cuantiosas inversiones para investigar y mejorar el autismo.
Un hombre admirable que extrajo de los mercados miles de millones para dedicarlos íntegros a destinarlos a cosas buenas.
 
El velatorio será en el tanatorio de San Pancracio de los Misterios, provincia de Soria. Habrá embutidos y vinos de la región para despedir al finado.

Mañana a las doce, misa, extrema unción y entierro con el párroco Don Ambrosio Carlos Alfredo Yupamanki, de origen peruano.

Resen por su alma.
 
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