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Carmen Buster Sastras falleció este viernes en la clínica Armand Puig a los 83 años.
Carmen fue una conocida estrella del mundo del teatro de variedades barcelonés, de finales de los años 50s del siglo XX.
La conocida artista, murió en soledad, tras varios años sufriendo una afección que fue la que terminó con su vida.
La showman conocida en el mundillo como "Loira París", fue una personalidad del mundo del espectáculo barcelonés, que debutó en la avenida Paralelo.
Esta ancha avenida que tras*curre desde la Plaza de la Carbonera, casi en el muelle de Barcelona, hasta la Plaza España (unos 2’5 km de largo), fue inaugurada oficialmente como vía urbana el 8 de octubre de 1894 y su trazado coincide con el de un paralelo terrestre, el 41º22’34”, del que toma su nombre a partir de 1979.
La Avenida Paralelo surge, como la Gran Vía o la Diagonal, del proyecto de l’Eixample ideado por Ildefons Cerdà y se convierte, en la actualidad, en un eje que separa el barrio del Poble Sec del Raval y de Sant Antoni.
Carmen Buster o "Loira París", vivió los duros años de la posguerra en una Barcelona empobrecida por la guerra, donde la única forma de salir adelante de su familia, fue la de ir vendiendo productos cosméticos básicos.
Tras unos años dedicándose a estos menesteres, Carmen Buster, hija de un marinero canadiense y una artista de variedades catalana (María Sastras), llamó la atención a un empresario teatral que la vio vender diversos productos de higiene personal como jabón de afeitar y colonias de baño a clientes del café Santronell en la principal avenida catalana.
Este empresario, vio en el desparpajo y frescura propia de su veintena, un diamante por pulir, que le podría traer cuantiosos beneficios si Carmen cuajase como actriz en los teatros de variedades donde era propietario o tenía influencias como socio de los mismos.
Carmen vio en esa oferta la posibilidad de saltar al estrellato y sacar a su familia de la pobreza y durante unos años, recorrió prácticamente todos los teatros de variedades barceloneses con un número de perros equilibristas, donde ella impostaba un acento francés, que en aquella época parecía auténtico, aunque hoy no engañaría a nadie.
Durante esta época, Carmen tuvo muchos pretendientes, uno de ellos y el más nefasto que acabaría con su carrera artística y personal, fue el hijo del propietario de un conocidísimo teatro barcelonés, que le propuso tener relaciones y a la que ella se negó rotundamente.
El nefasto hijo del conocido empresario teatral, no aceptó el rechazo de Carmen y le dio un ultimátum, donde o Carmen acudía a una cita en el Hotel Estocolmo o su carrera se vería truncada, ya que él tenía influencias en la administración teatral y le podía revocar su carnet profesional de actriz de variedades, que en aquella época era imprescindible para poder trabajar en el sector.
Pese a la amenaza, Carmen volvió a negarse y según gente del entorno teatral que trabajó con Carmen, la actriz le dijo al hijo del empresario que "antes prefería ser atropellada por un carro tirado por veinte caballos, que yacer con semejante espantapájaros"
Esta declaración no le hizo ninguna gracia al hijo del empresario, que tramó una venganza. Según parece, el "espantapájaros" se enteró que Carmen, tenía una relación con un joven y atractivo tramoyista del teatro donde trabajaba y decidió pagar a unos delincuentes de los bajos fondos de la Barcelona profunda, para que lo desfigurasen, pero la cosa acabó peor de lo previsto, ya que cuando el tramoyista salió una fría y lluviosa noche de noviembre por la puerta trasera del teatro donde trabajaba y que daba a un oscuro callejón, se encontró con unos individuos que le esperaban escondidos tras unas grandes cajas de madera y aunque la orden fuel la de darle una paliza y desfigurarle el rostro, tal cosa terminó mucho peor, ya que el tramoyista no se dejó agredir y se defendió hasta la fin, fin sobrevenida por una puñalada certera en el corazón que terminó con su vida.
Cuando Carmen se enteró del crimen, enloqueció y gritó a los cuatro vientos el nombre y la implicación en el crimen del hijo del empresario teatral, pero la acusación solo le sirvió para que su carnet profesional fuese anulado y a partir de ese momento, Carmen, sin trabajo y con la herida emocional de su amor asesinado, tuvo que emigrar a otros países para poder seguir trabajando, países donde terminó siendo reconocida internacionalmente en poco tiempo, por su número de perros equilibristas que la hizo famosa en su natal Barcelona.
Tras años de un país a otro, Carmen, por problemas personales y emocionales debidas al asesinato de su amor y por otras cuestiones, cayó en una profunda depresión, que la llevó al abuso del alcohol y de ahí a pasar por varios ingresos en hospitales psiquiátricos, donde fue sometida a diversas terapias experimentales de la época, como electroshocks, que según personas de su entorno, la terminaron de perjudicar, al punto de que terminó siendo irreconocible por la gente con la que trató a lo largo de sus muchos años de carrera.
Según se rumoreó en su momento, Carmen terminó ejerciendo la prespitación en el barrio Chino barcelonés durante varios años, que unido al alcoholismo y sus secuelas psiquiátricas, terminó por acabar con la personalidad de la antaño conocida como Loira París, que pasó sus últimos años en un asilo regentado por las Hermanas de la Caridad de Sant Puig, donde pasó más de una década recibiendo cuidados, hasta que falleció por complicaciones renales.
A día de hoy, los pocos compañeros teatrales que todavía viven, guardan un grato recuerdo de Carmen Buster y lamentan profundamente su deceso y las circunstancias que la rodearon a lo largo del final de su vida, ya que según la gente de su entorno, nunca hizo mal a nadie como para que mereciese que la vida la tratase tan mal.
Loira París o Carmen Buster, descanse en paz.
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