morritos perfectitos
Himbersor
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Para chinos como ese
Hace unos años me compré una vayina en lata y era una cosa incomodísima de meter, por mucho que lubricase tenía el miembro APRISIONADO, aquello no era fricción, era envasarse la platano al vacío. Recuerdo que me corrí y cuando la saqué todavía seguía saliendo un montón de leche aprisionada. Mal rollo, era como amarse una puerta entrecerrada o a una cabra frígida.
El otro día aprovechando un viaje a la condonería compré un huevo TENGA de esos para hacerme una pajilla de lujo y la primera impresión bien, la textura agradable, bien lubricadito y templadito (lo había dejado un rato cerca del radiador antes de abririlo) empezó siendo una pajilla agradable cuando le estaba dando suavecito. Ya veía yo que aquello se salía disparado en cuanto dejaba de agarrarlo porque la entrada es estrecha, pero todavía confiaba un poco en el invento. Pues qué va, en cuanto me emocioné y le pegué una penetrada hasta los bemoles al asunto, CATAPÚN, roto por la punta. Me llevé tal disgusto que casi ni me acabo la trabajo manual, pero como ya llevaba un rato dándome autoamor y estaba todo lleno de lubricante, me acabé la trabajo manual a regañadientes y me corrí en el vientre y el pecho como una persona normal.
Estaba mirándome algún masturbador masculino para Black Fraile, pero va a ser lo mismo, siempre es lo mismo, otra decepción. Los shishis no tienen rival, aunque es un gasto de tiempo todo lo que hay que hacer para vaciar los bemoles en un plástico mientras los penetras. En el peor de los casos, siempre te queda la PAJAZA TÁNTRICA de tirarte una hora acariciándote con luz bajita y música suave y luego eyacular como un puñetero caballo.
He aprendido una lección: no hay que mercantilizar las caricias, dios nos las regaló para hacérnoslas gratis y con mesura.
Hace unos años me compré una vayina en lata y era una cosa incomodísima de meter, por mucho que lubricase tenía el miembro APRISIONADO, aquello no era fricción, era envasarse la platano al vacío. Recuerdo que me corrí y cuando la saqué todavía seguía saliendo un montón de leche aprisionada. Mal rollo, era como amarse una puerta entrecerrada o a una cabra frígida.
El otro día aprovechando un viaje a la condonería compré un huevo TENGA de esos para hacerme una pajilla de lujo y la primera impresión bien, la textura agradable, bien lubricadito y templadito (lo había dejado un rato cerca del radiador antes de abririlo) empezó siendo una pajilla agradable cuando le estaba dando suavecito. Ya veía yo que aquello se salía disparado en cuanto dejaba de agarrarlo porque la entrada es estrecha, pero todavía confiaba un poco en el invento. Pues qué va, en cuanto me emocioné y le pegué una penetrada hasta los bemoles al asunto, CATAPÚN, roto por la punta. Me llevé tal disgusto que casi ni me acabo la trabajo manual, pero como ya llevaba un rato dándome autoamor y estaba todo lleno de lubricante, me acabé la trabajo manual a regañadientes y me corrí en el vientre y el pecho como una persona normal.
Estaba mirándome algún masturbador masculino para Black Fraile, pero va a ser lo mismo, siempre es lo mismo, otra decepción. Los shishis no tienen rival, aunque es un gasto de tiempo todo lo que hay que hacer para vaciar los bemoles en un plástico mientras los penetras. En el peor de los casos, siempre te queda la PAJAZA TÁNTRICA de tirarte una hora acariciándote con luz bajita y música suave y luego eyacular como un puñetero caballo.
He aprendido una lección: no hay que mercantilizar las caricias, dios nos las regaló para hacérnoslas gratis y con mesura.