Eva Hache, la humorista sin gracia que va de fracaso en fracaso

Si a Eva Hache no le gusta una manifestación, lo dice, y de qué forma. La humorista ejerció su influencia en redes sociales para socavar los efectos de la manifestación del domingo, insultando a todos los ciudadanos que decidieron protestar en la madrileña plaza de Colón contra Pedro Sánchez, su empeño en aferrarse al poder sin convocar elecciones generales y sus continuas concesiones a los independentistas catalanes. Con un comentario en su cuenta oficial de Twitter, la también presentadora de televisión escribió: «Con vuestros ombligos tapáis el saber. Sólo os preocupa provocar y convencer a mentes pobres #soisunosmierdas».

En plena grabación de «La paisana» para la TVE de Rosa María Mateo, una adaptación del exitoso «Comedy on the edge» de Dinamarca que recorrerá la geografía española para conocer a sus gentes y sus historias y para reflejarlas en divertidos monólogos, las reacciones no se hicieron esperar. Dani Carvajal le respondió duramente a la cómica: «No es necesario faltar al respeto a los que no opinan como usted. Tenemos un país libre, con mucha diversidad, y cada uno de nosotros buscamos lo que creemos que es mejor para todos. VIVA ESPAÑA».

Desde su debut a principios del siglo XXI en «La hora chanante», Eva Hache ha ido probando al público con diferentes chistes, muchos sin mayor repercusión que su entrada y salida de las cadenas que confiaron en ella. Dueña, supuestamente, de un humor ácido, varios han sido los espacios televisivos que apostaron por su agudeza; casi todos, sin embargo, con un mismo patrón: la baja audiencia.


Pese a su constante presencia, eso sí residual, en fenómenos como «7 vidas», donde participó en dos episodios en dos años, o «Pasapalabra», invitada en 17 programas, impulsó su carrera como cómica en solitario, sobre todo con «Noche Hache», un late night que obtuvo el respaldo del público con buenos índices de audiencia durante su periplo en Cuatro.

A partir de entonces fue deambulando con colaboraciones ocasionales por algún que otro programa como «Saturday Night Live», «Ilustres ignorantes», «Museo Coconut» o «Sé lo que hicisteis la última semana» sin mayor calado, puesto que en ninguna de las mencionadas ocasiones superó los dos programas.

Hasta que en 2011 le llegó una nueva oportunidad con otro programa en solitario, «Con Hache de Eva», de nuevo con su nombre y apellido en el título. Apenas aguantó ocho programas, cancelado por baja audiencia pese a la «complaciente» entrevista al por entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero. Mejor le fue con otro formato de La Sexta, «El club de la comedia», en el que resistió 52 programas presentando a los cómicos más populares del país.

El resto de su periplo televisivo como cómica de cabecera ha pasado desapercibido, salvo eventuales proyectos como su papel como presentadora en dos ediciones de los premios Goya en 2012 y 2013, y, sobre todo, su fulgurante renacer con «Got Talent», el éxito de Telecinco en el que, sin embargo, compartía protagonismo con compañeros de la cabecera de probado tirón entre el público de Mediaset como Risto Mejide o Jorge Javier Vázquez.

Este último, medio en broma, puso en entredicho las habilidades de Eva Hache como humorista sin siquiera venir a cuento, durante uno de los programas que «Got Talent» emitió hace un año: «Bueno, tampoco es que tú seas tan buena monologuista...» dejó caer el presentador. La mirada de Eva hablaba por sí misma, y no pareció hacerle mucha gracia lo que su compañero dijo sobre su trabajo. «¿Eres la mejor?», le preguntó Jorge Javier, a lo que la humorista contestó, con segundas: «Al menos tengo podio».

Eva Hache, la humorista sin gracia que va de fracaso en fracaso

Sinceramente, si sigue apareciendo por televisión es por haber estado en el pasado en televisión, y si empezó en televisión, fue simplemente porque empezaron las plataformas privadas por satelite y había que rellenar la programación de los canales con algo.

Básicamente, montaron el Paramount Comedy aquí en España, y pillaron a grupos de gente para hacer programas, supongo que la susodicha conocería a alguno de esos grupos y les acabo convenciendo para poder entrar.

De ahi pues enlazando uno con otro y otro, y confiando que la rueda no se le pare demasiado.

Ah, y para mi gracia no tiene ninguna, ni le veo dotes para llevar un programa.