cuñado de bar
Hablando sin tener ni idea
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La nueva instrucción recoge que no se pedirán informes médicos y psicológicos, aunque se hará una valoración que tendrá en cuenta, entre otras particularidades, el tipo de delito cometido
Alba Cárcamo
Sábado, 13 de mayo 2023, 08:38
Mujeres y hombres. Esa dualidad que está desapareciendo poco a poco de muchos ámbitos de la sociedad sigue rigiendo el funcionamiento de las cárceles. En Euskadi solo hay una persona tras* interna en alguno de los tres centros penitenciarios, pero los cambios sociales, y la aprobación en febrero de la nueva ley para la garantía de los derechos LGTBI, hacen pensar al Gobierno vasco que, en un futuro, serán más. De ahí que preparen una instrucción reguladora del tratamiento que debe ofrecerse a este colectivo. Lo más novedoso es que las personas que tengan un género al nacimiento pero otra «identidad sentida», aunque no hayan regularizado el cambio en el registro, podrán elegir si ingresan en una prisión de hombres o de mujeres.
En la actualidad, estos casos se rigen por un documento de 2006 de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Esa regulación contempla que «pueden acceder a módulos y condiciones de internamiento» acordes con su identidad «psicosocial» siempre y cuando cuenten con «los preceptivos informes de valoración médica y psicológica». Con la instrucción que prepara el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, ya no serán necesarios esos peritajes. «La consideración de persona tras* se rige por el derecho a la libre autodeterminación de la identidad sin necesidad de un diagnóstico o informe psiquiátrico, psicológico o tratamiento médico», recoge la instrucción.
En ese sentido, avanzan desde la consejería que dirige Nerea Melgosa, el documento establece «mecanismos, instrumentos, medidas y pautas para asegurar la garantía de este reconocimiento«. De esa manera, explican, «basta con que la persona solicite que se reconozca su identidad de género para que se apliquen las acciones recogidas en la resolución de una manera discreta y respetuosa».
Eso, en cualquier caso, no supone que vaya a ser un 'coladero'. La Junta de Tratamiento analizará si existen «causas» que aconsejen la ubicación «en unidades o centros de acuerdo con el sesso asignado de nacimiento». Se analizará el historial penal, por lo que un preso que haya nacido hombre y que esté condenado por delitos de género o contra la libertad sensual, por ejemplo, no será trasladado a un módulo de mujeres. También valorarán si tiene «problemas de inadaptación» o «el riesgo de seguridad» que pueda suponer para la persona tras* estar en otro módulo.
Melgosa, que ha recordado que el miércoles es el Día Internacional contra la homofobia, la tras*fobia y la bifobia, ha insistido en que «la diversidad enriquece». Ha ratificado asimismo su «compromiso con garantizar los derechos de todas las personas», también en las cárceles. «El modelo penitenciario vasco pone a las personas en el centro de todas sus acciones», ha subrayado.
La Dirección de Justicia, para preparar este documento, ha tomado como referencia la normativa catalana, que data de 2019. De momento, precisan desde el departamento, «está en fase de contraste con la Dirección de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad, y con las asociaciones LGTBI+ de Euskadi». A grandes rasgos, el texto recoge que, cuando una persona vaya a entrar en prisión, «será requerida por parte del personal de la Unidad de Ingresos para que determine el uso de los pronombres, el nombre y el género con el que quiere ser tratada, en caso de que no conste en la documentación». En diez días, deberán emitir los informes.
Formación a las trabajadores
También puede darse el caso de que la decisión de empezar a vivir en un género diferente al asignado al nacer se produzca después de un periodo de estancia en el centro. El documento establecerá que una persona referente, probablemente de una entidad especializada, realice labores de acompañamiento para que, en un período no no superior a tres meses, confirme «si la demanda es firme y consistente o si es una acción puntual o instrumental».
De forma paralela, el personal recibirá formación orientada hacia la sensibilización sobre la diversidad, las diferentes perspectivas y formas de sentir y ser de las personas tras*. El objetivo es que los trabajadores velen «por evitar cualquier situación discriminatoria o situación de violencia».
Ahora un amego podrá decir que se siente mujer y le meterán en una guandoca de mujeres. Ya sabemos el resto como pasó en EE.UU.
Alba Cárcamo
Sábado, 13 de mayo 2023, 08:38
Mujeres y hombres. Esa dualidad que está desapareciendo poco a poco de muchos ámbitos de la sociedad sigue rigiendo el funcionamiento de las cárceles. En Euskadi solo hay una persona tras* interna en alguno de los tres centros penitenciarios, pero los cambios sociales, y la aprobación en febrero de la nueva ley para la garantía de los derechos LGTBI, hacen pensar al Gobierno vasco que, en un futuro, serán más. De ahí que preparen una instrucción reguladora del tratamiento que debe ofrecerse a este colectivo. Lo más novedoso es que las personas que tengan un género al nacimiento pero otra «identidad sentida», aunque no hayan regularizado el cambio en el registro, podrán elegir si ingresan en una prisión de hombres o de mujeres.
En la actualidad, estos casos se rigen por un documento de 2006 de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Esa regulación contempla que «pueden acceder a módulos y condiciones de internamiento» acordes con su identidad «psicosocial» siempre y cuando cuenten con «los preceptivos informes de valoración médica y psicológica». Con la instrucción que prepara el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, ya no serán necesarios esos peritajes. «La consideración de persona tras* se rige por el derecho a la libre autodeterminación de la identidad sin necesidad de un diagnóstico o informe psiquiátrico, psicológico o tratamiento médico», recoge la instrucción.
En ese sentido, avanzan desde la consejería que dirige Nerea Melgosa, el documento establece «mecanismos, instrumentos, medidas y pautas para asegurar la garantía de este reconocimiento«. De esa manera, explican, «basta con que la persona solicite que se reconozca su identidad de género para que se apliquen las acciones recogidas en la resolución de una manera discreta y respetuosa».
Eso, en cualquier caso, no supone que vaya a ser un 'coladero'. La Junta de Tratamiento analizará si existen «causas» que aconsejen la ubicación «en unidades o centros de acuerdo con el sesso asignado de nacimiento». Se analizará el historial penal, por lo que un preso que haya nacido hombre y que esté condenado por delitos de género o contra la libertad sensual, por ejemplo, no será trasladado a un módulo de mujeres. También valorarán si tiene «problemas de inadaptación» o «el riesgo de seguridad» que pueda suponer para la persona tras* estar en otro módulo.
Melgosa, que ha recordado que el miércoles es el Día Internacional contra la homofobia, la tras*fobia y la bifobia, ha insistido en que «la diversidad enriquece». Ha ratificado asimismo su «compromiso con garantizar los derechos de todas las personas», también en las cárceles. «El modelo penitenciario vasco pone a las personas en el centro de todas sus acciones», ha subrayado.
La Dirección de Justicia, para preparar este documento, ha tomado como referencia la normativa catalana, que data de 2019. De momento, precisan desde el departamento, «está en fase de contraste con la Dirección de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad, y con las asociaciones LGTBI+ de Euskadi». A grandes rasgos, el texto recoge que, cuando una persona vaya a entrar en prisión, «será requerida por parte del personal de la Unidad de Ingresos para que determine el uso de los pronombres, el nombre y el género con el que quiere ser tratada, en caso de que no conste en la documentación». En diez días, deberán emitir los informes.
Formación a las trabajadores
También puede darse el caso de que la decisión de empezar a vivir en un género diferente al asignado al nacer se produzca después de un periodo de estancia en el centro. El documento establecerá que una persona referente, probablemente de una entidad especializada, realice labores de acompañamiento para que, en un período no no superior a tres meses, confirme «si la demanda es firme y consistente o si es una acción puntual o instrumental».
De forma paralela, el personal recibirá formación orientada hacia la sensibilización sobre la diversidad, las diferentes perspectivas y formas de sentir y ser de las personas tras*. El objetivo es que los trabajadores velen «por evitar cualquier situación discriminatoria o situación de violencia».
https://www.elcorreo.com/sociedad/p...uskadi-ingresan-carcel-20230513083811-nt.html
Ahora un amego podrá decir que se siente mujer y le meterán en una guandoca de mujeres. Ya sabemos el resto como pasó en EE.UU.