Euros por tonelada

caralimon

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euros por tonelada | La mirada del mendigo

Uno de los lemas de la campaña electoral de Bill Clinton era el famoso “It’s the economy, stupid”. Poco a poco, este blog ha ido convenciéndose de la veracidad de esta sencilla afirmación, pues gran parte de los acontecimientos pueden ser reducidos y explicados en términos económicos.

Harto estoy de palabrería políticamente correcta y demás mandangas, así que voy a explicar con unas pocas cifras por qué Galicia se ha convertido en una fruta plantación de pinos (el interior) y eucaliptos (la costa).

Coste de una tonelada de madera en cargadero (donde puede llegar la pluma del camión para cargarlo, en monte vale menos, y ya en fábrica más).

Pino para sierra (tablones): 45-58 €
Pino para astillar (aglomerado): 31 €

Eucalipto para sierra (palés): 37 €
Eucalipto para astillar (pasta de papel): 31 €

Castaño: 58 €
Roble: 42 €
Aliso: 44 €

El eucalipto tiene un ritmo de crecimiento incluso mayor que el pino, varias veces más rápido que el vigoroso castaño, el estilizado cerezo o los imponentes amieiros (alisos) de ribera. Desde luego, incomparablemente más rápido que cualquier miembro europeo de la familia Quercus: roble, rebollo, encina, alcornoque, quejigo…

Un ejemplo: en la finca lindera a la mía plantaron castaños. Uno de los pies murió a los 10 años y pusieron, en su lugar, un eucalipto. En pocos años el eucalipto recuperó el tiempo perdido y alcanzó a los castaños. Hoy el eucalipto es un monstruo que deja a los castaños adultos (un árbol de gran porte) como si fueran arbustos, más que duplica su altura. Para obtener el porte que un eucalipto logra en 15-20 años (su turno de corta) un roble necesita no menos de 200 años.

Por lo tanto, la decisión económicamente correcta es plantar eucaliptos o pinos, y por eso están. El castaño puede tener algún sentido económico si se aprovechan las castañas (pero si lo injertas, limitas su vigor y, por lo tanto, su aptitud para ser aserrado). Robles (autóctonos, no el primo americano (Quercus rubra) de hojas puntiagudas y más rápido crecimiento) sólo plantamos los iluso a quien nos importa más un medio natural preservado que unos cuantos billetes.

Pocos, en todo caso. Es increíble que se pague por un árbol adulto (unos 800kg) unos 30€. Es lo mismo de siempre, el productor vende las patatas a 10¢ y en el supermercado se venden a 80¢, todo el margen para los intermediarios. 30€ por un árbol no compensa ni la molestia de descolgar el teléfono y, desde luego, no cubre los gastos de mantenimiento de un souto. Para eso lo cortas tú mismo y tienes madera para varios inviernos (que es, al final, de lo que acaban sirviendo). Y ya, que te den lo mismo por un eucalipto o un pino que por un roble, encina, cerezo o castaño es un insulto a la inteligencia.

Así pues, acabo de demostrar por qué Galicia es como es. Por qué las especies autóctonas están en regresión, y las especies alóctonas como el pino y el eucalipto se extienden como una enfermedad vírica, diseminadas por las comunidades de montes con el beneplácito cuando no las subvenciones de la Xunta. Los primos asturianos están aún peor, pues allí se ha permitido la repoblación con nuevas especies de eucalipto, más adaptadas a los rigores de las zonas altas que el eucaliptus globulus. Esto significa la destrucción no ya de la de derechasda costera, sino de todo el territorio. Una noticia que ha pasado sin pena ni gloria, pero que a medio plazo significa el holocausto de la naturaleza asturiana (y de otros sitios donde sea adoptada).

Si todo es una cuestión de economía, yo planteo que la solución debe estar en el campo económico: una tasa sobre el m³ de madera, que compense a la sociedad del daño que nos hace que se abata un árbol (por protección contra la erosión, alimento y cobijo de fauna, regulador del régimen fluvial y sumidero de CO2). Pongamos una tasa de 30€/m³ (la densidad de la madera verde es muy similar entre especies y cercana a la del agua, un m³ de madera pesa aproximadamente una tonelada, las diferencias de densidad aparecen en la madera seca).

La madera para aplicaciones en ebanistería soportaría fácilmente esta tasa, dando ventaja a las maderas nobles (con una tonelada de madera de nogal, roble, cerezo o castaño se pueden hacer muchos muebles por valor de decenas de miles de euros y, por lo tanto, podrían repercutir esa tasa de 30€ en el precio final). Sin embargo, esa tasa desincentivaría el uso de maderas baratas, pino y eucalipto para virutas, pues su margen de beneficios respecto al producto intermedio es mucho menor (la pasta de papel se exporta, ni siquiera queda aquí el beneficio de fabricar el producto final: papel tissú).

Las importaciones de madera tropical han hundido los precios de la madera desde hace un par de décadas. Al derribar el muro arancelario hemos causado dos destrozos: una en los países exportadores, a menudo bosques primarios de altísimo valor biológico (muy superior a nuestros humanizados bosques), abriendo las fauces del lucrativo mercado occidental hemos incitado a que destruyan su patrimonio natural.

La segunda destrucción es en nuestra propia casa: como hemos visto, el derrumbe de los precios de la madera por la entrada de estas importaciones baratas (que afectaron sobre todo a las maderas nobles, pero también al eucalipto, machacando a los labregos que convirtieron tierras de labor en eucaliptales), han conseguido nivelar el precio de las maderas nobles con el de las maderas más ruines, propiciando que las comunidades de montes (recua de mulas tordas) se vuelquen en estas especies (el binomio pino-eucalipto) descartando las caducifolias autóctonas y consumando el holocausto ecológico (estos monocultivos tienen menos biodiversidad que una plantación de cereal de la Tierra de Campos).

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Los números son poderosos. La búsqueda del lucro explica lo que ni la Guardia Civil (el Seprona) ni la fiscalía se atreven ni a mencionar en sus informes sobre la causalidad de los incendios forestales, de una candidez propia de un tierno infante (o un petulante de tomo y lomo).

Hace poco subía a este enlace, ya con algunos añitos (es muy difícil encontrar este tipo de datos, el oscurantismo sobre este tema es absoluto): Los incendios motivaron la subasta de 228.000 árboles en Ourense en 2004 .

En la noticia podemos leer:

[…] En este caso el precio del metro cúbico es de 6 euros, bastante más inferior a los restantes lotes, que oscilan entre los 14 y los 38 euros el metro. No fue así el año pasado, en el que algunos lotes a subasta procedentes de incendios partían con un precio entre 10 y 22 euros el metro, incluso 27; en otros sí que se partía de 6 y 5 euros.

Señores, 5€/m³ de leña. Por 5 euretes, te puedes llevar una tonelada y pico de madera de pino a medio quemar (normalmente la corteza, pero la madera vale perfectamente para fabricar la sarama de conglomerado que se vende en el Ikea o el Carrefú).

Reducimos a un séptimo el coste de la materia prima, y la diferencia se va directamente a la cuenta de beneficios. Pero nunca, nadie, jamás se atreverá a señalar a los madereros, a ENCE, a FINSA como los principales responsables, directos o indirectos, de que Galicia arda una y otra vez todos los veranos (Nota: este mapa sólo muestra los incendios grandes, de más de 100ha, pero en Galicia, principalmente en Ourense, ya queda poco por arder y la inmensa mayoría de los incendios son mucho menores, pero más frecuentes, y poco a poco van asolando todo el territorio).

Sigo leyendo la noticia:

La subasta de los nueve lotes de Verín y el de Vilardevós fue por incendio. La madera subasta estaba tasada en 873.889 euros (unos 145 millones de pesetas).

Ya tenéis expresado en números cuánto dinero mueve un incendio. Seguimos leyendo:

La última de las pujas fue la que más lotes de árboles incluyó por incendios -un total de 18 de los 45 totales. Fueron de fuegos en Oimbra, Vilardevós, Verín, A Gudiña y Castrelo do Val. En total se subastaron 187.818 árboles y 6 lotes de 60 toneladas. De estos 153.473 árboles eran de incendios.

También a este tráfico de la fin le puse solución: prohibición absoluta de comerciar con madera quemada. Los árboles deberán ser talados y triturados in situ, para que nadie pueda aprovechar esa madera y el serrín fertilice la tierra. Obligación del propietario y/o ayuntamiento de costear íntegramente la repoblación de la zona afectada con especies autóctonas. En vez de premiar a los concellos indenciarios con subvenciones, castigos económicos por no haber sabido preservar su territorio. De esta forma, las zonas con incendios recurrentes se verán empobrecidas no sólo ambientalmente, sino también económicamente (donde duele). De la misma forma, aquellos concellos que cuenten con un medio natural bien preservado, recibirán inversiones y subvenciones (por ejemplo, para desarrollar el ecoturismo o la silvicultura sostenible) para premiar económicamente la civilización de sus vecinos en contraste a la barbarie de los concellos incendiarios (el Sur de Ourense es un páramo, A Mezquita, A Gudiña, Riós, Vilardevós, Verín, Oímbra, Monterrei, Cualedro, Baltar, Calvos de Randín…).

Cierro la tanda con unas fotos que saqué hace unos pocos días en el Sur de Ourense. Son dos trailers de matrícula portuguesa (me figuro que ése será su destino) cargados de pinos quemados.



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Lo más indignante del asunto es pensar que toda esta carga, unas 20 toneladas de madera, pueden bajar el precio hasta los 100-120€ (sin quemar serían 900€, que tampoco es gran cosa).



Por 100 euretes, puedes tener todo un trailer de leña: en Galicia vendemos a nuestra progenitora, y la vendemos barato.

Algunos se está forrando con los incendios recurrentes en el Noroeste de la península (lo de Portugal es ya inaudito). Los madereros, especialmente los que usan la madera triturada, tienen un interés claro en que ardan las repoblaciones de eucaliptos y pinos porque esto abarata su materia prima hasta casi la décima parte (y se vuelve a repoblar con estas especies malditas, cerrando el círculo de este negocio criminal). No es el único grupo al que le conviene que la plaga de llamas nunca termine, pero desde luego es el más claro y poderoso (la industria de la madera en Galicia factura por valor de 1.722 millones de euros). Sin embargo, en los medios, aparece siempre la tontería de la colilla mal apagada (seguro, un incendio con tres focos simultáneos, todos ellos en lugares de difícil acceso, que aparecen al caer la tarde de un día ventoso, preferentemente festivo o víspera, tras una larga racha de calor ¡qué casualidad!).

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Copio algunos datos de una página del sector maderero:

El crecimiento anual del monte gallego por especies es el siguiente (en miles de m³):
Eucalipto – 3.158
Pino “gallego” – 3.104
Pino y eucalipto – 1.449
Pino radiata – 912
Carballo – 652
Pino silvestre – 444
Castaño con otras frondosas – 157
Árboles de ribera – 103
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Pinos + eucaliptos – 9.067
Autóctonos – 912

Pinos y eucaliptos, quizá no sea la imagen de Galicia que tenéis los que no vivís aquí. Siento desilusionaros, la Galicia de amplias carballeiras dejó de existir hace décadas, con la reforestación masiva con Eucaliptus globulus para dar de comer a la papelera de Lourizán. Incluso más de un siglo, pues fue en el s.XIX cuando se introdujo el Pinus pinaster para repoblar las extensiones de roble (carballo) que iban quedando despobladas por el uso de su fenomenal madera en construcción, minería, astilleros… Aunque al pinaster le dan el nombre de “pino gallego” (piñeiro do país), el pino resinero es tan autóctono como española es la casa de los Bourbon: su origen es el área mediterránea (la del pinaster, no la de los Borbones).

Pero estos son los datos de lo que crecen los árboles en un año, que benefician a las especies invasoras, pinos y eucaliptos, de rapidísimo crecimiento (lo del eucalipto es pasmoso). Vamos ahora con los volúmenes totales de madera en los montes gallegos:

Según datos de Tercer Inventario Forestal Nacional las existencias principales de nuestras más extendidas especies arbóreas son las siguientes (en millones de m³)
Pino “gallego” – 49.2
Eucalipto glóbulus – 34.8
Carballo – 16.9
Pino radiata – 7.6
Castaño – 5.6
Pino silvestre – 3.8
Rebollo – 3.6
==========================
Pino + eucalipto = 95.4
Autóctonas = 26.1

Probablemente las cifras reales sean aún más lamentables, ya que el Inventario Forestal es muy optimista calculando la extensiones de carballales (al menos en zonas donde tengo constancia positiva de que sus datos están errados, y hay pinos o monte pelado donde dice haber robles).

Sigo copiando de la página:
En Galicia contamos con tan solo el 4% de la superficie maderable de España, mientras que nuestra tierra produce más del 40% de la producción forestal nacional.

Es lo que tiene que a los montes gallegos le hayan asignado la labor de proveer de madera barata al resto del Estado. Podríamos resumir que, cuando os limpiáis los mocos o el ojo ciego con papel tissú, o compráis un mueble de conglomerado de cosa en una gran superficie, hay una gran posibilidad de que lo estéis haciendo con los restos de un incendio de esta esquina noroeste.

Los incendios forestales en este rincón del mundo (y me figuro que en muchos otros, pero no quiero afirmar lo que desconozco) no son una calamidad, un tragedia, una lacra ni esas chorradas con que a periodistas y políticos se les llena la bocaza. Los incendios en Galicia son un fenomenal NEGOCIO, que mueve miles de millones de euros y sectores enteros de la economía gallega que tienen un interés claro que este horror nunca termine.

El monte no arde por casualidad. El monte arde porque en el sistema actual existe una conjunción de intereses en que el monte arda (caza, pastoreo, aerogeneradores, madera, extinción…). Atrapar al autor in fraganti es prácticamente imposible, y si bajo es el número de detenidos, aún menor es el número de reclusos cumpliendo condena por esta causa. Así pues, es absurdo seguir insistiendo en una vía policial que es evidente no ofrece resultados (cada año hay una media de 9.800 incendios al año, y 20 condenas, dos terceras partes por descuidos e imprudencias: es decir, el 99.79% de los incendios quedan impunes, en especial los dolosos, intencionados). La solución es política, y pasa por abrir menos la bocaza y usar la materia gris con vigor y valentía: identificar y desactivar los intereses que existen en que el monte arda.

Por ejemplo, en el caso que nos ocupa, prohibiendo el comercio de madera quemada. Los árboles quemados deberán ser abatidos y triturados in situ para evitar su aprovechamiento, y la superficie afectada habrá de ser repoblada con arreglo a criterios ecológicos, y no sólo económicos (es decir, excluyendo especies ajenas al ecosistema). El coste de todo ello será sufragado por el propietario del terreno, sea público, colectivo o privado. El gobierno que se atreva a pasar esta ley, más que probablemente pondrá furiosos a muchos propietarios, pero verá como milagrosamente desaparecen de un año para otro esos misteriosos incendios en pinares y eucaliptales.

Lo que falta es voluntad y valentía política para acabar con esta locura que año tras año está devorando nuestra tierra.

¿Acaso existe otro caso en el que sea legal comerciar con el producto de un delito? ¿Sería legal vender el botín obtenido al desvalijar una joyería?

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Edito:
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