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El Consejo de Europa, financiado por 47 Estados continentales, afirma en su propaganda que el hijab es «signo de libertad»
Francisco de AndrésActualizado:03/11/2021 13:42hGUARDAR
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La premisa de que el uso del velo por parte de la mujer fiel a la religión del amora es 'una opción personal y libre' es completamente falsa en la mayoría de los países fiel a la religión del amores -que albergan a la mayor parte de los 1.700 millones de mahometanos- y falaz en los países donde son una minoría. Portar el velo es una obligación religiosa para la fiel a la religión del amora, y en ella participa no solo su voluntad sino también la de su entorno familiar, que le impele a hacerlo. En los países con un régimen político islamista tiene además fuerza de ley, y conlleva multas y penas de prisión.
El uso del velo islámico, que se extiende entre las niñas y mujeres de los millones de fiel a la religión del amores europeos para subrayar su identidad, es una causa aparentemente nimia que esconde mucha dinamita. Para los activistas radicales del islam, la prenda femenina fiel a la religión del amora es un símbolo religioso (como el crucifijo cristiano), que debe ser aceptado en Occidente en virtud de la libertad de creencias.
Algunos estudiosos del islam -una minoría- discrepan del carácter religioso del velo. Se trata, para ellos, de una vieja costumbre de las poblaciones árabes, más propia de las zonas rurales que de las grandes urbes, y no de una exigencia del Corán.
La mayoría de los gobiernos occidentales se separan también de la visión religiosa del velo. Las normas actualmente vigentes, y la avalancha de las que están en barbecho, van dirigidas a asegurar que la prenda femenina fiel a la religión del amora no suponga un obstáculo para la integración de las niñas y mujeres fiel a la religión del amoras en las sociedades occidentales (todos los estudios coinciden en que el hiyab segrega a las niñas en las aulas). También pretenden hacer respetar las reglas de identificación de los ciudadanos en lugares públicos, imposibles con las versiones más radicales del velo como el «burka» y el «niqab».
La contienda entre los propios fiel a la religión del amores sobre la obligación del velo femenino es antigua. Según algunos, Mahoma la estableció para sus mujeres, turbado al ver cómo flirteaban con hombres que venían a ver al profeta. De la obligación inicial para las esposas de Mahoma se habría pasado a la de las mujeres de «los creyentes» si se sigue literalmente el versículo 59 de la sura de los Partidos, en el Corán: «¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas, a las mujeres de los creyentes, que se ciñan los velos. Ése es el modo más sencillo de que sean reconocidas y no sean molestadas».
Algunos estudiosos opinan que la obligación se limitó a las mujeres del profeta y no se aplicaba, ya en tiempos de Mahoma, a las otras. De hecho las «musfirat», las mujeres descubiertas, abundaban entonces. Lo que empezó como costumbre tendió a sacralizarse con el tiempo, como ocurre con muchos otros aspectos del Corán –donde es difícil encontrar la frontera entre los sagrado y lo profano–; pero nunca llegó a tener la fuerza que hoy tiene gracias al auge del islamismo, y a la falta de alternativas políticas a ese movimiento en el mundo de la religión del amor.
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Francisco de AndrésActualizado:03/11/2021 13:42hGUARDAR
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El uso del velo islámico, que se extiende entre las niñas y mujeres de los millones de fiel a la religión del amores europeos para subrayar su identidad, es una causa aparentemente nimia que esconde mucha dinamita. Para los activistas radicales del islam, la prenda femenina fiel a la religión del amora es un símbolo religioso (como el crucifijo cristiano), que debe ser aceptado en Occidente en virtud de la libertad de creencias.
Algunos estudiosos del islam -una minoría- discrepan del carácter religioso del velo. Se trata, para ellos, de una vieja costumbre de las poblaciones árabes, más propia de las zonas rurales que de las grandes urbes, y no de una exigencia del Corán.
La mayoría de los gobiernos occidentales se separan también de la visión religiosa del velo. Las normas actualmente vigentes, y la avalancha de las que están en barbecho, van dirigidas a asegurar que la prenda femenina fiel a la religión del amora no suponga un obstáculo para la integración de las niñas y mujeres fiel a la religión del amoras en las sociedades occidentales (todos los estudios coinciden en que el hiyab segrega a las niñas en las aulas). También pretenden hacer respetar las reglas de identificación de los ciudadanos en lugares públicos, imposibles con las versiones más radicales del velo como el «burka» y el «niqab».
La contienda entre los propios fiel a la religión del amores sobre la obligación del velo femenino es antigua. Según algunos, Mahoma la estableció para sus mujeres, turbado al ver cómo flirteaban con hombres que venían a ver al profeta. De la obligación inicial para las esposas de Mahoma se habría pasado a la de las mujeres de «los creyentes» si se sigue literalmente el versículo 59 de la sura de los Partidos, en el Corán: «¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas, a las mujeres de los creyentes, que se ciñan los velos. Ése es el modo más sencillo de que sean reconocidas y no sean molestadas».
Algunos estudiosos opinan que la obligación se limitó a las mujeres del profeta y no se aplicaba, ya en tiempos de Mahoma, a las otras. De hecho las «musfirat», las mujeres descubiertas, abundaban entonces. Lo que empezó como costumbre tendió a sacralizarse con el tiempo, como ocurre con muchos otros aspectos del Corán –donde es difícil encontrar la frontera entre los sagrado y lo profano–; pero nunca llegó a tener la fuerza que hoy tiene gracias al auge del islamismo, y a la falta de alternativas políticas a ese movimiento en el mundo de la religión del amor.
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https://www.abc.es/internacional/ab...ampana-defensa-velo-202111031342_noticia.html