comandante
Madmaxista
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Año nuevo, política… ¿nueva?
El alcalde de Bucarest ha decidido hacer algunas sorpresas a sus conciudadanos para ganar más popularidad
Podría ser una buena señal empezar el año con un gobierno renovado. Todo viene desde hace casi un mes, cuando la gente votó a sus representantes parlamentarios, aunque los resultados le dejasen un poco boquiabierta. Acto seguido fue designado el primer ministro, Theodor Stolojan que, apenas cinco días pasadas de su nombramiento, renunciaba a su cargo de una manera casi chistosa, para abrir paso a las nuevas generaciones (Emil Boc, 42 años), según sus explicaciones delante de las cámaras. Con todo el ajetreo del relevo, no hubo quien notase las protestas en contra de la tasa auto para los coches second-hand, que se triplicó. Pero la tasa tiene su lado positivo, en el que seguramente pensaron las autoridades: no teniendo manera de pagar, la gente renunciaría a los automóviles - que ya son demasiados para las carreteras rumanas- y pondría su granito de arena a la protección del medio ambiente.
De este modo se ofrecen con galantería dos vías: o se gasta el dinero en coches caros y se pagan también las tasas legales, o bien la gente se sumerge los pies en el fango callejero y acepta con una sonrisa las gotas de agua de los charcos que salpiquen los coches de recesión de los políticos, al pasar por su lado.
Por lo visto, la política tiene un efecto extraño para los que la abracen: les cansa, les altera, les aleja de la gente y sin embargo nadie quiere desprenderse de su abrazo. El baile junto a ella hechiza bastante y, cuanto más alto sea el estrado, más unida tiene que estar la pareja, y más grande es el temor a una caída. La música es tan embriagadora, los premios también y resulta casi imposible, en ese remolino, distinguir los gritos de los espectadores de abajo. Para cada uno, esa música tiene otro significado:unos la componen, unos la cantan o la bailan y hay otros, que sólo la escuchan en sordina y ya no entienden las palabras.
El récord mundial
El alcalde de la capital ha decidido hacer algunas sorpresas a sus conciudadanos, con tal de ganar más popularidad. Después de soñar varios años con este cargo, ahora que lo ha conseguido, sabe exactamente qué es lo que necesita su gente y se lo va a regalar el día 27 de diciembre: el chorizo más largo del mundo, que tendrá unos 2250 metros. Si va a entrar o no en el Guinessbook, aún no se sabe, pero el alcalde ha puesto todo de su parte, y también tiene un plan B, por si acaso: la torta más larga, de unos 140 metros, para que todos hablen de él en tono melifluo, a pesar de los problemas reales que no encuentran solución.
Año nuevo, política ¿nueva?
El alcalde de Bucarest ha decidido hacer algunas sorpresas a sus conciudadanos para ganar más popularidad
Podría ser una buena señal empezar el año con un gobierno renovado. Todo viene desde hace casi un mes, cuando la gente votó a sus representantes parlamentarios, aunque los resultados le dejasen un poco boquiabierta. Acto seguido fue designado el primer ministro, Theodor Stolojan que, apenas cinco días pasadas de su nombramiento, renunciaba a su cargo de una manera casi chistosa, para abrir paso a las nuevas generaciones (Emil Boc, 42 años), según sus explicaciones delante de las cámaras. Con todo el ajetreo del relevo, no hubo quien notase las protestas en contra de la tasa auto para los coches second-hand, que se triplicó. Pero la tasa tiene su lado positivo, en el que seguramente pensaron las autoridades: no teniendo manera de pagar, la gente renunciaría a los automóviles - que ya son demasiados para las carreteras rumanas- y pondría su granito de arena a la protección del medio ambiente.
De este modo se ofrecen con galantería dos vías: o se gasta el dinero en coches caros y se pagan también las tasas legales, o bien la gente se sumerge los pies en el fango callejero y acepta con una sonrisa las gotas de agua de los charcos que salpiquen los coches de recesión de los políticos, al pasar por su lado.
Por lo visto, la política tiene un efecto extraño para los que la abracen: les cansa, les altera, les aleja de la gente y sin embargo nadie quiere desprenderse de su abrazo. El baile junto a ella hechiza bastante y, cuanto más alto sea el estrado, más unida tiene que estar la pareja, y más grande es el temor a una caída. La música es tan embriagadora, los premios también y resulta casi imposible, en ese remolino, distinguir los gritos de los espectadores de abajo. Para cada uno, esa música tiene otro significado:unos la componen, unos la cantan o la bailan y hay otros, que sólo la escuchan en sordina y ya no entienden las palabras.
El récord mundial
El alcalde de la capital ha decidido hacer algunas sorpresas a sus conciudadanos, con tal de ganar más popularidad. Después de soñar varios años con este cargo, ahora que lo ha conseguido, sabe exactamente qué es lo que necesita su gente y se lo va a regalar el día 27 de diciembre: el chorizo más largo del mundo, que tendrá unos 2250 metros. Si va a entrar o no en el Guinessbook, aún no se sabe, pero el alcalde ha puesto todo de su parte, y también tiene un plan B, por si acaso: la torta más larga, de unos 140 metros, para que todos hablen de él en tono melifluo, a pesar de los problemas reales que no encuentran solución.
Año nuevo, política ¿nueva?