Chimpu
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Vecinos de El Ejido armados con barras de hierro atacan a los pagapensiones y destrozan sus locales
ANA TORREGROSA
El Ejido - 07 FEB 2000 - 00:00 CET
exto]
La barbarie racista se apoderó de El Ejido (Almería) este fin de semana durante 24 horas. El asesinato de Encarnación López, de 26 años, el tercero cometido supuestamente por pagapensiones en dos semanas, desató el repruebo y una ola de violencia sin precedentes que se ha cobrado 22 heridos. No hubo, sin embargo, detención alguna. Las concentraciones pacíficas del sábado derivaron por la noche en brutalidad xenófoba: decenas de vecinos arrasaron locales con sello extranjero, como una mezquita, locutorios telefónicos, carnicerías y restaurantes e incendiaron varios coches. El vandalismo duró hasta las cinco de la madrugada, y se recrudeció a lo largo de todo el domingo. Extranjeros, policías, políticos y periodistas han recibido amenazas y ataques. El ministro del Interior ha advertido de que el peso de la ley caerá sobre el presunto malo -un joven bajo tratamiento psiquiátrico- y sobre quienes se toman la justicia por la mano.
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La vigilancia se concentra principalmente en los barrios de Santa María del Águila, donde vivía Encarnación López, de 26 años, apuñalada el sábado supuestamente por un joven jovenlandés, de 20 años, que venía recibiendo tratamiento psiquiátrico en el hospital almeriense de Torrecárdenas, y en Las Norias de Daza, donde reside el detenido. En este último barrio se concentraron los actos más graves de vandalismo.
Sólo el funeral por Encarnación López abrió ayer por la tarde un pequeño paréntesis entre las continuas persecuciones de pagapensiones, apedreamientos, cortes de carreteras, incendios de vehículos y destrozos de negocios y locutorios. Los enfrentamientos más intensos ocurrieron en Las Norias, donde por la mañana se registró también la mayor carga de la policía, que lanzó gases lacrimógenos y pelotas de goma contra unos 300 vecinos armados con bates de béisbol, palos y barras de hierro. Allí mismo se reproducían anoche los ataques: Primero, un centenar de jóvenes con palos incendiaba cinco vehículos al tiempo que profería amenazas y gritos contra los habitantes de la barriada, en su mayoría extranjeros. Luego, incendiaban la puerta y la de derechasda de una casa en cuyo interior había siete personas, entre ellas dos adolescentes. Las víctimas lograron huir saltando desde el primer piso de la vivienda a una furgoneta que la Guardia Civil les había preparado.
El asesinato de Encarnación López y la posterior detención del presunto criminal habían dado paso la víspera a una noche de pánico en la que los pagapensiones fueron objeto de violentas escenas de acoso por parte de numerosos vecinos. La tensión era tal que para dejar clara su desconexión con el crimen, un centenar de marroquíes afincados en Las Norias salió por la mañana a manifestarse contra el apuñalamiento. Llevaban los brazos en alto para indicar que la concentración tenía origen pacífico y se hacía en repulsa por los sucesos de los últimos 15 días. No les dejaron.
Los insultos proferidos contra ellos y las agresiones -les apedrearon y atacaron con palos, barras metálicas y bates- derivaron en una batalla campal en la que tuvieron que intervenir las unidades antidisturbios. Situaciones de tensión similares se vivieron en Santa María del Águila, cuyos accesos permanecieron cortados todo el día y donde los comerciantes del mercadillo donde cayó apuñalada Encarnación López salieron a manifestarse con sus coches dando gritos contra los extranjeros. Anoche, en este barrio, 200 presonas asaltaban y destrozaban de nuevo la sede de la Federación de Mujeres Progresistas y quemaban otros cinco coches.
Refugiados en casas
Durante todo el día, la policía patrulló el pueblo intentado impedir nuevas agresiones, tanto contra los pagapensiones como contra los periodistas. Mientras, los pagapensiones se agrupaban en casas de amigos y familiares en busca de refugio, tal como les habían aconsejado dirigentes de la Asociación de Trabajadores pagapensiones Marroquíes en España (ATIME), que ha anunciado que se personará como acusación particular en el proceso que se abra contra el presunto malo. "Se ha confundido a un criminal con todo un colectivo que lo único que está haciendo es trabajar honradamente", dijo el portavoz de la asociación, Mustapha Mrabet.
El pánico, sin embargo, les desbordaba. Una veintena de personas, entre los que había mujeres y niños, optaba por pasar la noche del domingo al lunes en la comisaría, adonde habían llegado custodiadas por la policía tras ser asaltadas sus viviendas en Santa María.
Según su relato, numerosos asaltantes penetraron en un número indeterminado de casas provistos de palos, cuchillos y piedras e intentaron agredirles tras forzar las puertas de entrada.
Los enfrentamientos habían provocado heridas al menos a 22 personas (siete pagapensiones, nueve policías y seis ejidenses) durante toda la jornada. Tres de ellas seguían ingresadas anoche en el Hospital de Poniente. El parte médico de uno de los pagapensiones indica que sufre fractura de omóplato y varias costillas rotas.
El ministro del Interior, Jaime Mayor, apeló a la "serenidad, la calma y la tranquilidad" y advirtió de que la ley "caerá implacablemente tanto sobre el malo como sobre los que se tomen la justicia por su mano y utilicen la violencia en un sentimiento de venganza". "No cabe aplicar la ley de la selva", dijo. Por su parte, el presidente andaluz, el socialista Manuel Chaves, hizo un llamamiento a la serenidad y propuso reforzar las medidas de seguridad asi como "avanzar en todas las medidas encaminadas a
ANA TORREGROSA
El Ejido - 07 FEB 2000 - 00:00 CET
exto]
La barbarie racista se apoderó de El Ejido (Almería) este fin de semana durante 24 horas. El asesinato de Encarnación López, de 26 años, el tercero cometido supuestamente por pagapensiones en dos semanas, desató el repruebo y una ola de violencia sin precedentes que se ha cobrado 22 heridos. No hubo, sin embargo, detención alguna. Las concentraciones pacíficas del sábado derivaron por la noche en brutalidad xenófoba: decenas de vecinos arrasaron locales con sello extranjero, como una mezquita, locutorios telefónicos, carnicerías y restaurantes e incendiaron varios coches. El vandalismo duró hasta las cinco de la madrugada, y se recrudeció a lo largo de todo el domingo. Extranjeros, policías, políticos y periodistas han recibido amenazas y ataques. El ministro del Interior ha advertido de que el peso de la ley caerá sobre el presunto malo -un joven bajo tratamiento psiquiátrico- y sobre quienes se toman la justicia por la mano.
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La vigilancia se concentra principalmente en los barrios de Santa María del Águila, donde vivía Encarnación López, de 26 años, apuñalada el sábado supuestamente por un joven jovenlandés, de 20 años, que venía recibiendo tratamiento psiquiátrico en el hospital almeriense de Torrecárdenas, y en Las Norias de Daza, donde reside el detenido. En este último barrio se concentraron los actos más graves de vandalismo.
Sólo el funeral por Encarnación López abrió ayer por la tarde un pequeño paréntesis entre las continuas persecuciones de pagapensiones, apedreamientos, cortes de carreteras, incendios de vehículos y destrozos de negocios y locutorios. Los enfrentamientos más intensos ocurrieron en Las Norias, donde por la mañana se registró también la mayor carga de la policía, que lanzó gases lacrimógenos y pelotas de goma contra unos 300 vecinos armados con bates de béisbol, palos y barras de hierro. Allí mismo se reproducían anoche los ataques: Primero, un centenar de jóvenes con palos incendiaba cinco vehículos al tiempo que profería amenazas y gritos contra los habitantes de la barriada, en su mayoría extranjeros. Luego, incendiaban la puerta y la de derechasda de una casa en cuyo interior había siete personas, entre ellas dos adolescentes. Las víctimas lograron huir saltando desde el primer piso de la vivienda a una furgoneta que la Guardia Civil les había preparado.
El asesinato de Encarnación López y la posterior detención del presunto criminal habían dado paso la víspera a una noche de pánico en la que los pagapensiones fueron objeto de violentas escenas de acoso por parte de numerosos vecinos. La tensión era tal que para dejar clara su desconexión con el crimen, un centenar de marroquíes afincados en Las Norias salió por la mañana a manifestarse contra el apuñalamiento. Llevaban los brazos en alto para indicar que la concentración tenía origen pacífico y se hacía en repulsa por los sucesos de los últimos 15 días. No les dejaron.
Los insultos proferidos contra ellos y las agresiones -les apedrearon y atacaron con palos, barras metálicas y bates- derivaron en una batalla campal en la que tuvieron que intervenir las unidades antidisturbios. Situaciones de tensión similares se vivieron en Santa María del Águila, cuyos accesos permanecieron cortados todo el día y donde los comerciantes del mercadillo donde cayó apuñalada Encarnación López salieron a manifestarse con sus coches dando gritos contra los extranjeros. Anoche, en este barrio, 200 presonas asaltaban y destrozaban de nuevo la sede de la Federación de Mujeres Progresistas y quemaban otros cinco coches.
Refugiados en casas
Durante todo el día, la policía patrulló el pueblo intentado impedir nuevas agresiones, tanto contra los pagapensiones como contra los periodistas. Mientras, los pagapensiones se agrupaban en casas de amigos y familiares en busca de refugio, tal como les habían aconsejado dirigentes de la Asociación de Trabajadores pagapensiones Marroquíes en España (ATIME), que ha anunciado que se personará como acusación particular en el proceso que se abra contra el presunto malo. "Se ha confundido a un criminal con todo un colectivo que lo único que está haciendo es trabajar honradamente", dijo el portavoz de la asociación, Mustapha Mrabet.
El pánico, sin embargo, les desbordaba. Una veintena de personas, entre los que había mujeres y niños, optaba por pasar la noche del domingo al lunes en la comisaría, adonde habían llegado custodiadas por la policía tras ser asaltadas sus viviendas en Santa María.
Según su relato, numerosos asaltantes penetraron en un número indeterminado de casas provistos de palos, cuchillos y piedras e intentaron agredirles tras forzar las puertas de entrada.
Los enfrentamientos habían provocado heridas al menos a 22 personas (siete pagapensiones, nueve policías y seis ejidenses) durante toda la jornada. Tres de ellas seguían ingresadas anoche en el Hospital de Poniente. El parte médico de uno de los pagapensiones indica que sufre fractura de omóplato y varias costillas rotas.
El ministro del Interior, Jaime Mayor, apeló a la "serenidad, la calma y la tranquilidad" y advirtió de que la ley "caerá implacablemente tanto sobre el malo como sobre los que se tomen la justicia por su mano y utilicen la violencia en un sentimiento de venganza". "No cabe aplicar la ley de la selva", dijo. Por su parte, el presidente andaluz, el socialista Manuel Chaves, hizo un llamamiento a la serenidad y propuso reforzar las medidas de seguridad asi como "avanzar en todas las medidas encaminadas a