La Fundación Castañé dona a la universidad de Harvard una parte de su legado. Su presidente lo ofreció a Cultura pero no hubo acuerdo para que se quedara en Madrid
Más de 2.700 documentos sobre los conflictos del siglo XX han sido donados por la Fundación José María Castañé a la Universidad de Harvard. Cartas, telegramas, informes, fotografías de Hitler, Stalin, Churchill, Franco, De Gaulle… Papeles que desvelan aspectos cruciales de la Rusia de los zares y la posterior revolución, las dos guerras mundiales, el Holocausto, la bomba atómica, el desembarco de Normandía, el plan Marshall… Uno de los legados privados más importantes de Europa que será custodiado por la Haughton Library de Boston, tras formalizarsedo su entrega el año pasado sin ninguna contraprestación económica.
Todo se podía haber quedado perfectamente en España. Pero los contactos entre la fundación y el Gobierno del PP para darle un asilo y un cuidado públicos no prosperaron. Las conversaciones a primer nivel con el ministerio de Educación, Cultura y Deporte en tiempos de José Ignacio Wert, que visitó personalmente el archivo, quedaron en nada.
Lo que no parecía recomendable para España resulta perfectamente válido para Harvard. De hecho, tres universidades estadounidenses mostraron su interés por los contenidos de la Fundación Castañé: Princeton, Yale y la institución que finalmente se ha quedado con los documentos. No se trata de todos los fondos de la misma pero sí una buena parte: alrededor del 60%. Otra, la del periodo de la Segunda República, la Guerra Civil y el primer periodo de la dictadura de Franco, ha quedado en manos de la Residencia de Estudiantes y en la propia sede de la institución, en Madrid.
Para Leslie A. Morris, encargada de la Haughton Library de Harvard, “el legado tendrá un impacto significativo en el desarrollo de nuestras colecciones y en la comunidad investigadora internacional, que dispondrán de un acceso fácil a estos importantes documentos”. Harvard mostró un interés inmediato por el contenido de la Fundación Castañé: “Por su gran fortaleza en los conflictos del siglo y muy particularmente la segunda guerra mundial”, añade Morris, encargada de firmar el acuerdo en Madrid.
Una catarsis global
En sus 20 años de funcionamiento, la Fundación ha recopilado todo tipo de materiales referentes a ese periodo de catarsis global. Inició su andadura con la donación personal que depositó su fundador, José María Castañé, empresario aficionado a la historia contemporánea, que a lo largo de su vida ha reunido una impagable colección con manuscritos de Franco, Hitler, Stalin, Mussolini, Churchill o De Gaulle, y con documentos que arrojan luz sobre el funcionamiento de los campos de concentración, diversas matanzas orquestadas por regímenes totalitarios, operaciones como el desembarco de Normandía o el proceso de Núremberg.
En sus bases fundacionales, la Fundación Castañé refleja que su propósito es presentar los acontecimientos trágicos del siglo XX mediante el testimonio de varios objetos que formaron parte de la historia misma, y mediante los mismos, promover los valores de la paz entre los jóvenes y las generaciones futuras. José María Castañé indica que el acuerdo se ha hecho de acuerdo con la legislación española: “Lo único que queríamos era que quedara en manos de una institución de primer orden que garantizara su conservación en las mejores condiciones y su difusión a nivel científico y social sin ninguna compensación económica a cambio”.
Aparte de la donación, Harvard y la Fundación Castañé han alcanzado un acuerdo de colaboración. La sede madrileña retiene una importante cantidad de su fondo. “Pero entre ambas instituciones nos aliaremos para promover el uso de estos materiales a un público global”.
Las conversaciones encaminadas a suscitar el interés por parte del Gobierno español tuvieron lugar en la etapa de José Ignacio Wert como ministro de Educación, Cultura y Deporte. Fue él quien, según fuentes del Ministerio, quiso buscar un lugar adecuado para los documentos. Tras algunos informes de la abogacía del Estado que encontraron trabas administrativas, los contactos se enfriaron. A eso se sumó la propuesta de Castañé de que el conjunto documental fuera a parar al archivo del Museo Nacional Reina Sofía. Al parecer, el Gobierno prefería que formara parte del depósito que existe en Salamanca, muy volcado en la historia del pasado siglo. A partir de entonces, la negociación decayó, aunque desde el Ministerio de Cultura aseguran que en ningún momento hubo ruptura por su parte.
España pierde uno de los grandes archivos históricos del siglo XX | Cultura | EL PAÍS
Más de 2.700 documentos sobre los conflictos del siglo XX han sido donados por la Fundación José María Castañé a la Universidad de Harvard. Cartas, telegramas, informes, fotografías de Hitler, Stalin, Churchill, Franco, De Gaulle… Papeles que desvelan aspectos cruciales de la Rusia de los zares y la posterior revolución, las dos guerras mundiales, el Holocausto, la bomba atómica, el desembarco de Normandía, el plan Marshall… Uno de los legados privados más importantes de Europa que será custodiado por la Haughton Library de Boston, tras formalizarsedo su entrega el año pasado sin ninguna contraprestación económica.
Todo se podía haber quedado perfectamente en España. Pero los contactos entre la fundación y el Gobierno del PP para darle un asilo y un cuidado públicos no prosperaron. Las conversaciones a primer nivel con el ministerio de Educación, Cultura y Deporte en tiempos de José Ignacio Wert, que visitó personalmente el archivo, quedaron en nada.
Lo que no parecía recomendable para España resulta perfectamente válido para Harvard. De hecho, tres universidades estadounidenses mostraron su interés por los contenidos de la Fundación Castañé: Princeton, Yale y la institución que finalmente se ha quedado con los documentos. No se trata de todos los fondos de la misma pero sí una buena parte: alrededor del 60%. Otra, la del periodo de la Segunda República, la Guerra Civil y el primer periodo de la dictadura de Franco, ha quedado en manos de la Residencia de Estudiantes y en la propia sede de la institución, en Madrid.
Para Leslie A. Morris, encargada de la Haughton Library de Harvard, “el legado tendrá un impacto significativo en el desarrollo de nuestras colecciones y en la comunidad investigadora internacional, que dispondrán de un acceso fácil a estos importantes documentos”. Harvard mostró un interés inmediato por el contenido de la Fundación Castañé: “Por su gran fortaleza en los conflictos del siglo y muy particularmente la segunda guerra mundial”, añade Morris, encargada de firmar el acuerdo en Madrid.
Una catarsis global
En sus 20 años de funcionamiento, la Fundación ha recopilado todo tipo de materiales referentes a ese periodo de catarsis global. Inició su andadura con la donación personal que depositó su fundador, José María Castañé, empresario aficionado a la historia contemporánea, que a lo largo de su vida ha reunido una impagable colección con manuscritos de Franco, Hitler, Stalin, Mussolini, Churchill o De Gaulle, y con documentos que arrojan luz sobre el funcionamiento de los campos de concentración, diversas matanzas orquestadas por regímenes totalitarios, operaciones como el desembarco de Normandía o el proceso de Núremberg.
En sus bases fundacionales, la Fundación Castañé refleja que su propósito es presentar los acontecimientos trágicos del siglo XX mediante el testimonio de varios objetos que formaron parte de la historia misma, y mediante los mismos, promover los valores de la paz entre los jóvenes y las generaciones futuras. José María Castañé indica que el acuerdo se ha hecho de acuerdo con la legislación española: “Lo único que queríamos era que quedara en manos de una institución de primer orden que garantizara su conservación en las mejores condiciones y su difusión a nivel científico y social sin ninguna compensación económica a cambio”.
Aparte de la donación, Harvard y la Fundación Castañé han alcanzado un acuerdo de colaboración. La sede madrileña retiene una importante cantidad de su fondo. “Pero entre ambas instituciones nos aliaremos para promover el uso de estos materiales a un público global”.
Las conversaciones encaminadas a suscitar el interés por parte del Gobierno español tuvieron lugar en la etapa de José Ignacio Wert como ministro de Educación, Cultura y Deporte. Fue él quien, según fuentes del Ministerio, quiso buscar un lugar adecuado para los documentos. Tras algunos informes de la abogacía del Estado que encontraron trabas administrativas, los contactos se enfriaron. A eso se sumó la propuesta de Castañé de que el conjunto documental fuera a parar al archivo del Museo Nacional Reina Sofía. Al parecer, el Gobierno prefería que formara parte del depósito que existe en Salamanca, muy volcado en la historia del pasado siglo. A partir de entonces, la negociación decayó, aunque desde el Ministerio de Cultura aseguran que en ningún momento hubo ruptura por su parte.
España pierde uno de los grandes archivos históricos del siglo XX | Cultura | EL PAÍS