Vlad_Empalador
Será en Octubre
Una multa de 5.000 euros, estocada final al secado tradicional de congrio de Muxía
MARTA LÓPEZCARBALLO / LA VOZ
· Exclusivo suscriptores
José Manuel Casal
El revés podría suponer la desaparición de una técnica de antes del siglo XV
05 jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Comentar · 3
En su día, a Miguel Diz le dijeron que la multa por haber vulnerado la normativa de seguridad alimentaria en su secadero tradicional de congrio se quedaría en una cantidad meramente «simbólica». Pero ayer por la mañana Sanidade le notificó la cantidad y esta tiene «pouco de simbólica». Deberá pagar 5.001 euros. Esa cuantía, dice el pequeño empresario, podría suponer el abandono de una técnica que lleva empleándose al menos desde el siglo XV y que representa una de las imágenes más icónicas de la localidad: la de los pescados secando al nordés colgados de un entramado de palos de madera.
«Dende o ano pasado teño outro traballo a media xornada porque vía que isto se estaba complicado e que non ía dar para vivir, pero non pensaba que, de ter que pechar, fose por Sanidade», asegura Diz, responsable del último secadero tradicional de Muxía.
Todo comenzó el pasado mes de febrero, a raíz de una inspección que concluyó con la inmovilización de una partida de 65 congrios y con la paralización temporal de la actividad. Entonces, los técnicos alegaron que las instalaciones tenían «paredes con escunchados» y que no disponían de agua caliente, además de que el secado del pescado se hacía al aire libre, «co conseguinte risco de contaminación por perigos físicos, químicos e biolóxicos». Además, declararon que en el suelo había «botellas de cervexa e cabichas de tabaco».
A finales de marzo, dos de las nueve muestras tomadas por Sanidade para ser analizadas en laboratorio arrojaron valores de histamina superiores a los permitidos, con lo cual el departamento autonómico resolvió mantener paralizada la partida de pescado, que en condiciones normales se habría ido en Semana Santa para Calatayud, en donde está la mayor parte de la clientela.
Sanidade sanciona con 5.800 euros el secadero de congrio de Muxía, pero acepta su recurso
CRISTINA VIU
Miguel Diz alegó, pero desde la Xunta resolvieron que el hecho de que se trate de una actividad artesanal y ancestral no basta para pasar por alto lo que consideran «infraccións graves» en materia sanitaria, así que le impusieron al responsable del secadero una multa de 5.001 euros, el importe mínimo para infracciones de carácter grave. Podría recurrir, pero Diz asegura que, además de no tener la certeza de que la Justicia fallase a su favor, perdería el 20 % de descuento que le ofrece Sanidade por «asumir a responsabilidade», que se sumaría a otro 20 % por pago voluntario.
Aun así, le quedaría la sanción en 3.000 euros, que habría que sumar a otros «dous mil e pico» que le costó la partida de pescado que le fue inmovilizada a principios de año. «Pídenme que invista cartos en mellorar as instalacións, pero non me garanten que poida seguir traballando, polo menos con este método. Entón, para que? Levo toda a tempada pensando en que vou facer co secadoiro: unha parte da familia dime que me desfaga del, que non vale a pena seguir manténdoo, pero outra parte dime que o conserve. Eu collino por conservar os clientes e un oficio que, de non ser por min, tería xa desaparecido hai anos. Dóeme na alma ter que deixalo», sostiene Miguel Diz. Y añade: «Isto dá apenas para vivir, e con dous fillos e unha hipoteca, non me podo permitir que me volvan poñer outra multa destas».
Sanidade considera que el proceso debe cumplir la norma, por muy «ancestral» que sea
En su escrito de alegaciones, el empresario sancionado aludió al «valor histórico, etnográfico e inmaterial» del secado tradicional de congrio en Muxía, que, a su parecer, lejos de «ser sancionado e perseguido», debería ser «protexido e auspiciado pola mesma Administración que nos sanciona». Pero Sanidade le contestó que, por muy «ancestral e artesanal» que sea la técnica utilizada, debe en todo momento cumplir con la normativa.
No obstante, dice Diz que existen otros puntos del territorio español en los que también se seca pescado al aire y asegura que, hasta el momento, no ha tenido ningún tipo de problema en materia de seguridad alimentaria. Desesperado, y un tanto decepcionado porque la movilización inicial para proteger esta actividad ha ido decayendo, ha vuelto a contactar con políticos locales en busca de ayuda. «O peor é que, aínda que ao final consiga atoparlle unha solución, ninguén me garante que para entón os meus clientes non teñan atopado outro provedor que lles sirva o produto», lamenta Miguel.
Algo en lo que Sanidade sí cedió fue en lo referido al abuelo del ahora responsable del secadero, que en el momento de la inspección no fue capaz de aportar una serie de explicaciones a los técnicos. El departamento de la Xunta admitió que una persona ajena a la actividad no tiene por qué disponer de cierta documentación y no multó a Diz por ello.
MARTA LÓPEZCARBALLO / LA VOZ
· Exclusivo suscriptores
José Manuel Casal
El revés podría suponer la desaparición de una técnica de antes del siglo XV
05 jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Comentar · 3
En su día, a Miguel Diz le dijeron que la multa por haber vulnerado la normativa de seguridad alimentaria en su secadero tradicional de congrio se quedaría en una cantidad meramente «simbólica». Pero ayer por la mañana Sanidade le notificó la cantidad y esta tiene «pouco de simbólica». Deberá pagar 5.001 euros. Esa cuantía, dice el pequeño empresario, podría suponer el abandono de una técnica que lleva empleándose al menos desde el siglo XV y que representa una de las imágenes más icónicas de la localidad: la de los pescados secando al nordés colgados de un entramado de palos de madera.
«Dende o ano pasado teño outro traballo a media xornada porque vía que isto se estaba complicado e que non ía dar para vivir, pero non pensaba que, de ter que pechar, fose por Sanidade», asegura Diz, responsable del último secadero tradicional de Muxía.
Todo comenzó el pasado mes de febrero, a raíz de una inspección que concluyó con la inmovilización de una partida de 65 congrios y con la paralización temporal de la actividad. Entonces, los técnicos alegaron que las instalaciones tenían «paredes con escunchados» y que no disponían de agua caliente, además de que el secado del pescado se hacía al aire libre, «co conseguinte risco de contaminación por perigos físicos, químicos e biolóxicos». Además, declararon que en el suelo había «botellas de cervexa e cabichas de tabaco».
A finales de marzo, dos de las nueve muestras tomadas por Sanidade para ser analizadas en laboratorio arrojaron valores de histamina superiores a los permitidos, con lo cual el departamento autonómico resolvió mantener paralizada la partida de pescado, que en condiciones normales se habría ido en Semana Santa para Calatayud, en donde está la mayor parte de la clientela.
Sanidade sanciona con 5.800 euros el secadero de congrio de Muxía, pero acepta su recurso
CRISTINA VIU
Miguel Diz alegó, pero desde la Xunta resolvieron que el hecho de que se trate de una actividad artesanal y ancestral no basta para pasar por alto lo que consideran «infraccións graves» en materia sanitaria, así que le impusieron al responsable del secadero una multa de 5.001 euros, el importe mínimo para infracciones de carácter grave. Podría recurrir, pero Diz asegura que, además de no tener la certeza de que la Justicia fallase a su favor, perdería el 20 % de descuento que le ofrece Sanidade por «asumir a responsabilidade», que se sumaría a otro 20 % por pago voluntario.
Aun así, le quedaría la sanción en 3.000 euros, que habría que sumar a otros «dous mil e pico» que le costó la partida de pescado que le fue inmovilizada a principios de año. «Pídenme que invista cartos en mellorar as instalacións, pero non me garanten que poida seguir traballando, polo menos con este método. Entón, para que? Levo toda a tempada pensando en que vou facer co secadoiro: unha parte da familia dime que me desfaga del, que non vale a pena seguir manténdoo, pero outra parte dime que o conserve. Eu collino por conservar os clientes e un oficio que, de non ser por min, tería xa desaparecido hai anos. Dóeme na alma ter que deixalo», sostiene Miguel Diz. Y añade: «Isto dá apenas para vivir, e con dous fillos e unha hipoteca, non me podo permitir que me volvan poñer outra multa destas».
Sanidade considera que el proceso debe cumplir la norma, por muy «ancestral» que sea
En su escrito de alegaciones, el empresario sancionado aludió al «valor histórico, etnográfico e inmaterial» del secado tradicional de congrio en Muxía, que, a su parecer, lejos de «ser sancionado e perseguido», debería ser «protexido e auspiciado pola mesma Administración que nos sanciona». Pero Sanidade le contestó que, por muy «ancestral e artesanal» que sea la técnica utilizada, debe en todo momento cumplir con la normativa.
No obstante, dice Diz que existen otros puntos del territorio español en los que también se seca pescado al aire y asegura que, hasta el momento, no ha tenido ningún tipo de problema en materia de seguridad alimentaria. Desesperado, y un tanto decepcionado porque la movilización inicial para proteger esta actividad ha ido decayendo, ha vuelto a contactar con políticos locales en busca de ayuda. «O peor é que, aínda que ao final consiga atoparlle unha solución, ninguén me garante que para entón os meus clientes non teñan atopado outro provedor que lles sirva o produto», lamenta Miguel.
Algo en lo que Sanidade sí cedió fue en lo referido al abuelo del ahora responsable del secadero, que en el momento de la inspección no fue capaz de aportar una serie de explicaciones a los técnicos. El departamento de la Xunta admitió que una persona ajena a la actividad no tiene por qué disponer de cierta documentación y no multó a Diz por ello.
